Voces desde el campo 1
Cambo climático y pescadores artesanales
Fatima Majeed, Pakistan Fisherfolk Forum, Ibrahim Haidery, Karachi, Pakistan.
Nuestras vidas como pescadores y pescadoras artesanales se han visto profundamente afectadas por el cambio climático, que ha perturbado la temporada de pesca, aumentando el nivel del mar y reduciendo la disponibilidad de peces. El número de pescadores artesanales ha disminuido, al no poder sostenerse con la pesca como medio de vida. Sobre todo las mujeres, han tenido que ponerse a trabajar en pequeñas fábricas para ganar algo de dinero que las mantenga a ellas y sus familias.
En la mayoría de hogares de las familias de los pescadores artesanales de Pakistán, son las mujeres las que asumen las tareas, como la gestión de los gastos domésticos, la educación de los niños, la salud, y las alegrías y tristezas familiares. Los pescadores artesanales no consumen el pescado que capturan: es su fuente de ingresos. Cuando hay pocas o no hay capturas, su situación es peor que la de los jornaleros. Muchos pescadores artesanales y sus familias no tienen acceso a tres comidas regulares al día. La mayor parte de la comida que hay en la mesa corresponde a lo que los pescadores hayan podido traer a casa ese mismo día.
A través de sus campañas de promoción, el Pakistan Fisherfolk Forum (Foro de pescadores artesanales de Pakistán), que es miembro del Foro Mundial de Pueblos Pescadores, (World Forum of Fisher Peoples o WFFP) y la Red Mundial por el Derecho a la Alimentación y Nutrición (Global Network for the Right to Food and Nutrition), ha abogado por la formulación de una política pesquera sostenible a escala provincial, que mitigue los efectos del cambio climático. Además, demanda el cierre de varias centrales de carbón y embalses en Pakistán, y que se produzca energía renovable respetuosa con el medio ambiente que responde a las necesidades de las comunidades y los pueblos.
Voces desde el terreno 2
He Kai kei aku ringa – Alimentos producidos con mis propias manos (Food provided by my own hands
Moko Morris, Te Waka Kai Ora Aotearoa, afiliación tribal a los Te Ātiawa y Te Aitanga a Mahaki, Aotearoa, Nueva Zelanda.
Inspirado por La Vía Campesina, Te Waka Kai Ora Aotearoa (Autoridad Nacional Maorí Orgánica de Aotearoa) ha desarrollado un sistema indígena de verificación para los alimentos cultivados y producidos con arreglo a los valores tradicionales Maoríes. Hua Parakore– denominación de este sistema de verificación – significa literalmente “producto puro” o “kai atua ”- alimentos de los dioses. Hua Parakore da testimonio de nuestra profunda conexión con la naturaleza y nuestro modo de cuidar los territorios, los ecosistemas y la biodiversidad. Espero que pronto, al atravesar el país, se puedan encontrar con facilidad nuestras señales en las Marae (casas de encuentro) granjas, escuelas, guarderías, proclamando nuestro compromiso de cultivar alimentos con valores indígenas que cuentan nuestra historia y fortalecen la soberanía alimentaria.
Se ha presentado al Parlamento una nueva ley que propone una norma nacional única para los productos ecológicos. El objetivo de esta ley es la promoción del sector ecológico, pero ignora un sistema muy conocido y respetado como el nuestro.
La ley no contiene ninguna norma dirigida a mantener el espíritu de Te Tiriti o Waitangi (Tratado de Waitangi), que se firmó entre la Corona Británica y el pueblo Maorí en 1840 y que obliga al gobierno de Nueva Zelanda a respetar y proteger los derechos del pueblo Maorí. Esto incluye la protección de los derechos de nuestros taonga (tesoros), entre los que se incluyen nuestros territorios, así como Ngā Hua Māori (los productos de la naturaleza) y Kai Atua.
Por ello, la ley actual profundiza en el programa colonizador y niega nuestros derechos. En lugar de reconocer, proteger y promover los sistemas alimentarios indígenas en Aotearoa/Nueva Zelanda que han alimentado a nuestro pueblo durante siglos, respetando la naturaleza, el gobierno promueve un sector de los alimentos ecológicos guiado por intereses comerciales y que creará un paisaje de monocultivos. Seguimos comprometidos con nuestro derecho a la alimentación y a la autodeterminación.
Voces desde el terreno 3
Reconocimiento legal de los sistemas consuetudinarios de tenencia de la tierra en Mali
Massa Koné, Convergencia Maliense contra el Acaparamiento de Tierras.
La ley del Suelo de Mali, Code Domanial et Foncier, en principio reconoce los derechos consuetudinarios de las comunidades a sus tierras, pero estas normas no se aplican en la práctica. Los títulos de propiedad que los inversores malienses e internacionales adquieren a los servicios estatales mediante el abuso de poder, la corrupción, la violencia, etc. prevalecen sobre los derechos de tenencia de las comunidades que han vivido en esas tierras durante muchos años. Después de años de movilización y promoción de base, el gobierno de Malí adoptó una nueva ley sobre tierras agrícolas (Loi sur le Foncier Agricole o LFA por sus siglas en francés) en 2017, acompañada de dos decretos de aplicación en 2018. Aunque el marco jurídico heredado de la era colonial concedía todas las tierras al Estado, la LFA reconoce que hay tierras agrícolas que pertenecen a las comunidades, lo cual es un logro histórico.
La seguridad y gestión de la tenencia de las tierras comunitarias está ahora en manos de las comunidades, a través de las llamadas Commissions foncières locales (comisiones locales de administración de tierras), que se establecen tras debate y validación por parte de las asambleas de los pueblos. Las comisiones se constituyen nombrando a un mínimo de siete personas, entre ellas mujeres, jóvenes y representantes de las diversas actividades agrícolas que se llevan a cabo en el pueblo. Así la tierra deja de estar en manos de unos pocos, es decir, los alcaldes de los pueblos, los líderes territoriales o líderes tradicionales, que eran los únicos responsables de ella. Además, los acuerdos llamados Conventions Locales pour la gestion du foncier et des resources naturelles (acuerdos para la gestión de las tierras y los recursos naturales), base de las normas que deben respetarse, son transcritos de modo colectivo y depositados ante las autoridades administrativas y legales. Las funciones principales de las Comisiones de administración de tierras son tres: (1) la gestión de todos los aspectos relacionados con la tierra; (2) la prevención y gestión de los conflictos; y (3) la expedición de certificados de propiedad de la tierra, que serán legalizados por las autoridades y ofrecen el mismo grado de protección legal que un título de propiedad.
Así pues, la LFA crea un espacio para que las comunidades gestionen sus propios recursos, sobre la base de los derechos colectivos y según las normas definidas por cada comunidad. Ello permite que las comunidades rurales se protejan frente al acaparamiento de tierras y la especulación, y abre espacios para el desarrollo de territorios de agro-ecología campesina. Pero la lucha no acaba aquí. Actualmente los movimientos sociales, las organizaciones campesinas y algunas organizaciones de la sociedad civil están apoyando la aplicación de la ley, en concreto mediante el acompañamiento a la creación de las Comisiones locales de administración de tierras, en un proceso que otorga a las comunidades un papel central. Además, actualmente está en revisión el Code Domanial et Foncier y es necesario proseguir con la movilización para garantizar que se alinee con la ley LFA, en medio de intentos de revertir los logros de la misma por parte de varios actores.