La Digitalización de la alimentación
El nuevo mundo feliz de la tecnología digital, y sus registros catastrales digitales; edición y secuenciación genómica; sensores en maquinaria agrícola robotizada; robots de recogida de fruta; tecnologías de la cadena de bloques (blockchains)[1] que aseguran la trazabilidad en las cadenas de valor globales; control sanitario permanente del ganado; protección de los derechos de propiedad intelectual (IPR) a través de plataformas digitales; inteligencia artificial aplicada al fitomejoramiento; localización y asignación de derechos de pesca apoyada por satélite; comercio y distribución automatizados; comercio electrónico de productos alimenticios; nutrición y forma física personalizadas a través de Apps de los teléfonos inteligentes, está transformando todos los aspectos de nuestros sistemas alimentarios, para bien y para mal. Esta lista incompleta es solo una pequeña muestra de la gama de aplicaciones de las tecnologías digitales. A lo largo de la década pasada, la digitalización ha ido aumentando su presencia e influencia en la producción, transformación, almacenamiento, envasado, venta al por menor y comercio de los alimentos.
Actores, Iniciativas y Narrativas
Los gobiernos, las empresas y las instituciones políticas presentan la digitalización en alimentación y agricultura como una solución a los principales problemas a los que se enfrenta el mundo. Para las grandes empresas y para los financieros es una gigantesca oportunidad para generar beneficios.
En los últimos diez meses, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha organizado dos reuniones internacionales sobre digitalización y tecnología.[2] En 2018 la “e-agricultura” formaba parte del programa oficial de las conferencias regionales de la FAO para Europa y Asia Central. El Banco Mundial dedicó grupos especiales a la digitalización y tecnología de la cadena de bloques (blockchain) en la administración de la tierra en las conferencias anuales sobre tierra y pobreza.[3] Las mega-fusiones entre las mayores empresas mundiales de semillas y agroquímicos (especialmente la fusión de Bayer y Monsanto) han sensibilizado al público sobre el elevado nivel de concentración empresarial en la cadena alimentaria industrial, y las inversiones masivas de las empresas agroquímicas, de maquinaria agrícola, y de venta minorista de alimentos en big data, y TIC.[4] En varios países, los gigantes del comercio electrónico como Amazon, Uber, Walmart, Alibaba y GRAB han extendido su actividad al comercio minorista de productos alimenticios. La competencia empresarial en materia de comercio minorista de productos alimenticios en India[5] y la batalla por el control de la tecnología 5G entre China y Estados Unidos, demuestran la gran cantidad de dinero en juego en tecnologías e infraestructura digitales.
La reciente promoción de la digitalización procede de una Cuarta Revolución Industrial (4RI) con objetivos empresariales y promovida de modo agresivo en el Foro Económico Mundial (FEM) por las grandes empresas, que la describen como una “fusión de tecnologías que está borrando las fronteras entre las esferas física, digital y biológica.”[6] Aunque la 4RI no se limita a los alimentos, ha sustituido al paradigma de la “revolución verde”, que fue legitimada por la necesidad de aumentar la producción agrícola. Las tecnologías digitales y el big data son aspectos clave del nuevo paradigma, y que facilitan la consolidación del control empresarial sobre el sistema alimentario mundial.
La gama de aplicaciones de la digitalización de la alimentación-agricultura va de algunas relativamente simples, como los drones para la cartografía terrestre y el marketing directo en línea, a otras más complejas, como la agricultura digital. La agricultura digital hace referencia a la integración en un sistema de tecnologías avanzadas (IA, sensores, robótica, drones, etc.), de dispositivos y redes de comunicaciones, y su aplicación a la producción, gestión, transformación y marketing. La narrativa del nuevo paradigma promete una mayor eficiencia en la producción de alimentos y en el uso de recursos y de energía, sostenibilidad, transparencia, precisión y la creación de nuevos mercados y oportunidades económicas. Los países en desarrollo, especialmente en África, son atraídos por el anzuelo de los donantes, las agencias internacionales y las fundaciones empresariales, que prometen que la digitalización les permitirá saltar etapas en el progr, que persiguen beneficios y no objetivos de utilidad pública, las que van a generar la tecnología y la infraestructura para este panorama optimista.
Implicaciones para las personas y para el medio ambiente
Los defensores de la digitalización recalcan sus supuestos beneficios para las personas marginadas y para los pequeños productores: el catastro digital aumentará la seguridad en la tenencia de la tierra: la distribución de derechos de pesca apoyada por satélite garantizará la transparencia y la seguridad para los pescadores artesanales; las cadenas de bloques (blockchain) pondrán en contacto a productores y consumidores, suprimiendo la explotación por parte de los intermediarios; la agricultura digital reducirá los costes de los insumos y aumentará la eficiencia del regadío y la producción. Se presenta en general al comercio electrónico como la vía de entrada a la creación de nuevos mercados y modos de comercializar los productos agrícolas .[7]
Es cierto que los pequeños productores y los grupos marginados pueden beneficiarse enormemente de las tecnologías digitales. Pero no debemos olvidar que estas tecnologías se despliegan en un contexto de grandes desigualdades a escala nacional para el acceso a bienes y servicios esenciales, así como a las tecnologías de la información y digitales (la brecha digital).[8] Mientras no se afronten eficazmente esas desigualdades, las nuevas tecnologías van a reproducir y profundizar los actuales patrones de discriminación. Además, la fabricación y el uso del hardware de TIC/IA (por ej, micro-chips, semiconductores, pantallas de cristal liquido, teléfonos móviles, ordenadores, baterías, etc) tiene graves repercusiones ambientales. Entre ellas está la minería, las emisiones de gases de escape de compuestos volátiles, disolventes y metales en la atmósfera y el agua, el elevado consumo energético, la generación y eliminación de residuos, y las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte y el almacenamiento.
Las comunidades locales también están experimentando con tecnologías nuevas para reivindicar y fortalecer sus derechos. En Brasil, las mujeres indígenas utilizan drones dentro de sus estrategias para cartografiar y proteger sus territorios. Otras comunidades utilizan imágenes por satélite para vigilar y atraer la atención del público sobre la deforestación por parte de las empresas del agronegocio.[9] En Estados Unidos los pequeños agricultores ven potencial en el uso de sensores, chips (que se han abaratado enormemente en los últimos años) y software de código abierto para suprimir las ventajas de escala que posee la agricultura industrial con respecto a los pequeños productores. En algunos países del sudeste asiático, los pequeños productores venden sus productos agroecológicos a los consumidores a través de la venta minorista en línea.
La rapidez en el desarrollo y la aplicación de las tecnologías digitales tiene implicaciones importantes en las condiciones de vida y de trabajo, en la producción, la interacción social, el comercio, el medio ambiente, las políticas públicas y el buen gobierno. Para formular estrategias para afrontar la digitalización, necesitamos mejorar nuestra propia comprensión y emprender reflexiones y debates críticos.
Confiamos en que las preguntas siguientes impulsarán estos procesos.
- ¿Quiénes son los actores que desarrollan las tecnologías digitales y con qué fines?
- ¿Quién tiene acceso y ejerce control sobre las tecnologías digitales y con qué fines?
- ¿Quién es dueño de la enorme cantidad de datos que todos nosotros generamos a diario y quién tiene derecho a utilizarlos y a extraer beneficios económicos de ellos?
- ¿Cómo deberían supervisarse y evaluarse las aplicaciones y los impactos de las tecnologías digitales? ¿Cómo deberían dirigirse y regularse esas tecnologías para su utilidad pública?
- ¿Cómo deberían evaluarse los riesgos derivados de las tecnologías digitales, y cómo debería controlarse su aplicación?
- ¿Cómo podemos contrarrestar la narrativa dominante que propugna que innovación y tecnología son la misma cosa, para subrayar y promover las innovaciones, prácticas y saberes campesinos e indígenas ?[10]
- ¿Qué relación existe entre las innovaciones, prácticas y saberes campesinos e indígenas y las tecnologías digitales?
- ¿De qué modo podemos utilizar las tecnologías digitales para hacer avanzar la soberanía alimentaria y la agroecología? ¿Cuáles deben ser las tecnologías, bajo qué condiciones y como deberían regularse?
Se trata de cuestiones complejas, y encontrar respuestas requerirá tiempo, energía, reflexión critica y pensamiento creativo. Pero ha llegado el momento de afrontar ese reto.
[1] Ver la definición de blockchains (cadenas de bloques) y demás términos clave en el Glosario de las pág 6 y 7 del informe del grupo ETC, “Bloqueando la cadena. Concentración de la cadena alimentaria industrial. Plataformas Big Data y soluciones de soberanía alimentaria” (en inglés) , 2018
[2] Simposio Internacional sobre innovación agrícola en favor de los agricultores familiares en noviembre de 2018, Seminario Internacional sobre la transformación digital en el sector agrícola en mayo de 2019.
[3] Se están llevando a cabo experiencias piloto en Brasil, Georgia, Ucrania, Suecia, India, Australia, Dubai, Honduras, Estados Unidos y Ghana. Ver: Graglia,J.M., Mellon, C. “Blockchain and Property in 2018: at the end of the beginning”. Ponencia presentada a la Conferencia Anual del Banco Mundial sobre tierra y pobreza en 2018. Disponible en: .
[5] El rostro cambiante del comercio minorista de alimentos en India en Cuando la alimentación se hace inmaterial Afrontar la era digital, 2018
[6] https://www.weforum.org/focus/fourth-industrial-revolution
[7] Ver por ejemplo: http://www.fao.org/3/ca4985en/ca4985en.pdf?utm_source=linkedin&utm_medium=social+media&utm_campaign=faolinkedin.
[8] El Banco Mundial reconoce que existe una brecha triple: rural, de género y digital.
[9] Cuando la tierra se convierte en un activo financiero mundial en Cuando la alimentación se hace inmaterial Afrontar la era digital – 2018
[10] Ver Boletín núm. 36 – Agroecología : innovación real desde y para los pueblos