Cómo las plataformas multilaterales y otras plataformas internacionales afectan a la soberanía alimentaria
Ilustración: Andrea Medina para el Grupo ETC, facebook.com/andreammedinagraphic/
Para muchos gobiernos y responsables políticos, los alimentos ya no se consideran un derecho sino una mercancía. La gobernanza alimentaria mundial sirve cada vez más a los intereses empresariales, mediante acuerdos favorables al mercado y a las empresas que se han normalizado en un amplio abanico de instituciones multilaterales. Se comercia con los medios de vida de las personas y la naturaleza a través de acuerdos económicos y financieros que benefician a las empresas y a las élites de distintos sectores y países, pero que amenazan las condiciones necesarias para la soberanía alimentaria de los pueblos. Esta amenaza se ve ahora agravada por los enfoques basados en soluciones tecnológicas empresariales a las crisis del cambio climático y la biodiversidad.
En este número del boletín Nyéléni, describimos el modo en que las tendencias de las plataformas multilaterales y otras plataformas internacionales están repercutiendo en la soberanía alimentaria, que será decisivo para el futuro de la alimentación y la autodeterminación de los pueblos. Desgranamos los diferentes procesos en los que se están perpetuando intercambios injustos y promoviendo conceptos opacos.
Mientras los foros de comercio e inversión siguen promoviendo los sistemas alimentarios industriales y las cadenas de suministro mundiales, proliferan las llamadas “soluciones basadas en la naturaleza” (NBS, por sus siglas en inglés), que ocultan nuevas formas de mercantilizar la naturaleza, los territorios y los medios de vida. Cuando a cambio de una remuneración monetaria se asigna a la tierra, el suelo, el agua, los bosques y la biodiversidad una tarea imposible, como es compensar la contaminación causada por industrias de otros lugares, se abre un nuevo frente de cercamiento de los bienes comunes, que se hace posible, se mide y se controla con las nuevas tecnologías. Todas estas situaciones se caracterizan por la apropiación empresarial de los programas políticos y económicos, extendiéndose e incrustándose en las instituciones multilaterales a través del multilateralismo. Un buen ejemplo de ello es la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de 2021 y la posterior creación de un Centro de Coordinación de Sistemas Alimentarios de la ONU, que pretende apropiarse del proceso de debates sobre gobernanza alimentaria. El debate en torno a los datos sobre seguridad alimentaria y nutrición en el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) es un ejemplo más, impulsado nada menos que por la Fundación Bill y Melinda Gates. Está claro que debemos movilizarnos colectivamente y resistir en una escala aún mayor y más coordinada que nunca para hacer frente a estas tendencias y revertirlas en toda una serie de foros multilaterales y de “negociación”.
Grupo ETC, FIAN Internacional, Focus on the Global South