Voces desde el campo
Voces desde el campo 1
Las mujeres juegan un papel fundamental
Evangeline Gonzales, Alianza Progresista de Pescadores in Filipinas (PANGISDA-Women), Filipinas
En la actualidad, un tercio de los agricultores (34,3%) y los pescadores (34%) se consideran pobres. Esta situación se ve agravada por el autoritarismo de la administración Duterte. El gobierno abusa física, emocional y mentalmente de quienes se oponen a las políticas de Duterte, como lo demuestra el número de líderes comunitarios que han sido asesinados, torturados, criminalizados e intimidados durante esta administración. La supresión de nuestro derecho a la alimentación, nuestro derecho a la libertad de expresión y nuestro derecho a una vida pacífica refleja el fascismo de la administración Duterte.
Tenemos que superar el miedo creado por el régimen tiránico del actual gobierno. Las mujeres juegan un papel fundamental. Tienen la habilidad, el saber y la fuerza para contribuir a la lucha contra el autoritarismo y el fascismo. Bajo la dictadura de Marcos, la gente superó su miedo y se unió en la lucha para derrocar al gobierno fascista. Muchos fueron asesinados, encarcelados y fueron víctimas de desaparición forzada. Para luchar contra la dictadura de Marcos, necesitábamos una organización comunitaria hecha de forma paciente, perseverante, prudente y decidida, y concientizar para construir solidaridad y resistencia.
Necesitamos fomentar la solidaridad y la resistencia contra las leyes y políticas contrarias al pueblo, que agravan la pobreza y las dificultades que experimentamos. Una acción concreta para defender la soberanía alimentaria es oponerse a políticas como la Ley de Arancelación del Arroz y a los llamados proyectos de desarrollo como la reclamación de la Bahía de Manila. También deberíamos compartir y popularizar los saberes, prácticas y sistemas de los pueblos sobre la gestión de los recursos naturales. Debemos apoyar la producción local y ayudar a enriquecer los valores y principios de la soberanía alimentaria. Creemos firmemente que las mujeres se pondrán de pie, lucharán y combatirán por comida en la mesa para sus familias, por comida para sus comunidades, por el derecho de los pueblos a la alimentación, por la soberanía alimentaria y por el futuro.
Voces desde el campo 2
Caminando la unidad popular para resistir al conservadurismo y construir la soberanía alimentaria
Francisca «Pancha» Rodriguez, ANAMURI, Chile
La Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Chile (ANAMURI) ha sido durante décadas parte de la primera línea de la resistencia al neoliberalismo, pero también de la construcción de articulación social y popular para avanzar hacia la soberanía de su pueblo. Décadas de construcción de organización y movimiento, a través de la formación política y la profundización de propuestas en alianza con diversos sectores populares para revertir los desastres del «milagro» chileno.
El «Chile despertó» de hoy no se explica sin el proceso de articulación popular recorrido durante la última década. Desde las movilizaciones estudiantiles de 2011, pasando por la plataforma de resistencia al TPP que permitió transmitir al común de la gente las implicancias del TPP en nuestro derecho a la alimentación y por ende entender que defensa de nuestra Soberanía Alimentaria no solo es un asunto del campesinado sino de todo el pueblo organizado.
La reacción popular tan fuerte a la opresión es hija de ese proceso de acumulación política y la Soberanía Alimentaria, como proyecto anti sistema que confronta al conservadurismo cultural, político y religioso, es una herramienta central para poder trabajar la soberanía popular desde un lugar concreto y diferente para las mayorías.
Voces desde el campo 3
Los principios de la democracia, base del derecho de los pueblos a la alimentación
Suraphon Songruk, Federación de Campesinos del Sur de Tailandia (SPFT) – Surat Thani, Tailandia
Los principios de la democracia son la base del derecho de los pueblos a la alimentación. Por el contrario, si un país está gobernado por un régimen autoritario, las personas se ven privadas de las libertades políticas y civiles, así como de los derechos económicos, sociales y culturales, incluido el derecho a la alimentación. En este contexto, los poderes político y económico se concentran en manos de un régimen autoritario u oligárquico que mantiene el monopolio de la producción y los sistemas alimentarios. El autoritarismo corroe los derechos de los pueblos y el control sobre sus tierras, bosques y agua como fuentes de alimentos. Las personas pierden entonces su derecho a acceder a los alimentos y a definir sus propios sistemas alimentarios.
La soberanía alimentaria promueve los derechos humanos y la dignidad. Los movimientos populares pueden utilizar legítimamente este concepto como medio, estrategia y objetivo para reunir a personas y movimientos de ideas afines con el fin de ampliar su poder de negociación. Los pueblos pueden utilizar la soberanía alimentaria para proteger sus territorios y recursos como fuentes de producción de alimentos. Es un concepto progresivo que fortalece las luchas de los pueblos. Asegura que la gente tenga alimentos seguros y crea un sistema respetuoso con el medio ambiente.
La soberanía alimentaria es el principio fundamental de la soberanía del pueblo. La construcción de la soberanía alimentaria es el punto de partida para que la gente se libere del control privado de los alimentos. Finalmente, la soberanía alimentaria permite a los movimientos populares y a los pequeños agricultores resistir al autoritarismo.
Voces desde el campo 4
Empresas privadas y ejército trabajan juntos
Sr. Suon Sorn, pueblo Ou Kansaeng, comunidad de Samraong, municipio de Samraong, provincia de Oddar Meanchey, Camboya
La dictadura política ha implementado un orden que permite al ejército asentarse en los bosques comunitarios, usando como justificación el conflicto en la frontera thailandesa-jemer. El ejército despeja los bosques y vende las tierras a oficiales de alto rango del gobierno, empresas privadas y otros grupos privilegiados. Estas personas robal el bosque, las fuentes de agua y los sistemas de alimentación local a las comunidades, menoscabando su derecho a la alimentación. En la estructura de gobierno de Camboya, el poder central y el control reside en el ejército, y es muy difícil para la gente hacer frente a los militares. Los problemas y los asuntos de la comunidad son ignorados por el gobierno y se violan los derechos de los pueblos a la alimentación, la tierra, el agua y los recursos naturales.
Las empresas privadas y el ejército trabajan juntos: las empresas dan dinero a los militares; los militares protegen a las empresas. Si seguimos dependiendo de estas empresas, nos enfrentaremos al desastre. La soberanía alimentaria es importante para apoyar y fortalecer nuestras comunidades, y resistir lo que imponen militares y empresas. Las empresas venden productos agrícolas que no son seguros, como fertilizantes, semillas y otros insumos. Tenemos que volver a la forma natural y ecológica. Si no apoyamos a las empresas, éstas no tendrán beneficios y no podrán apoyar a los militares. Podemos empezar a pequeña escala, construir comunidades basadas en la solidaridad y el intercambio, y contribuir a cambiar el sistema a partir de nuestras comunidades. La sociedad civil y las comunidades camboyanas pueden pensar que «soberanía» es un término complicado de entender al principio, pero la educación popular, la formación, el intercambio de conocimientos y los debates sobre los principios y valores de la soberanía alimentaria atraerán a más personas al movimiento.
Voces desde el campo 5
Agricultura en Palestina: pilar de perseverancia y soberanía
Joseph Schechla y Murad al-Husani de la Red por los Derechos a la Vivienda y a la Tierra (HLRN), Palestina
El campesino palestino es la primera línea de resistencia frente la ocupación y la colonización, mucho más efectiva que una pobre negociación. Cabe destacar que la mayoría de las tierras agrícolas (67%) de la Ribera Occidental de Palestina están clasificadas como «área C», según los Acuerdos de Oslo. Esas tierras se encuentran, en su totalidad, bajo el control directo de la ocupación militar. Allí, los ocupantes buscan concentrar a los palestinos en centros urbanos, llamados áreas A (los restos del estado palestino), con el objetivo de evitar su presencia en las tierras.
Las fuerzas israelíes emiten órdenes militares que sustituyen el derecho soberano – violando la Convención de La Haya (Artículo 43) – y obstaculizando todos los aspectos del sector agrícola, evitando que los palestinos tengan acceso a sus tierras y las cultiven. Esto causa la deserción y el abandono de las tierras agrícolas, tras lo cual Israel impone el pretexto «legal» que las tierras están «inexplotadas». Este bloqueo legal provoca que la propiedad de la tierra sea devuelta al «estado» ocupante. Las siguientes estadísticas muestran la magnitud y la intensidad del ataque de la ocupación Israelí contra la agricultura indígena:
Esto muestra claramente la astucia de la ocupación para suprimir la agricultura como forma eficaz de resistencia contra la colonización. Por lo tanto, son las manos firmes de los campesinos las que plantan las emblemáticas aceitunas en los territorios ocupados de Palestina, y sus pies los que les dan fertilidad a las tierras. El aliento de los campesinos da brillo y sabor a sus frutos, ya que el vínculo simbiótico del agricultor palestino con la tierra le ha conferido su identidad indeleble.