Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

Los pueblos indígenas y el derecho de pesca consagrado en los tratados

Rochelle Diver y el Jefe Gary Harrison, Indian Treaty Council (Consejo Internacional de Tratados Indios) (CITI) y Grupo de Trabajo de Pesca del CIP, Región de los Grandes Lagos y Alaska respectivamente

El derecho de pesca de los pueblos indígenas se consagró en Estados Unidos y Canadá por medio de los tratados “Nation to Nation” firmados entre los gobiernos coloniales y los pueblos indígenas. Sin embargo, en Alaska, la pesca de arrastre industrial ha aniquilado las poblaciones de salmón, acabando con los ecosistemas que los Pueblos Indígenas han protegido desde hace más de 25.000 años. La colonización reemplazó a la administración sostenible por codicia, pisoteando los derechos de pesca y destruyendo la naturaleza. Los arrastreros diezman los hábitats, matan salmones de forma indiscriminada y llevan a ríos enteros a la extinción, todo ello por el lucro. Esto es genocidio ecológico.

Además, la minería y las centrales de carbón están contaminando los peces con mercurio y otras sustancias químicas y, a la vez, están contaminando a nuestra gente. El 10% de los bebés que nacen en la región de los Grandes Lagos sufren pre-contaminación por mercurio. ¿De qué sirve el derecho a pescar si el pescado es perjudicial para nuestra gente y las generaciones futuras? Los impactos intergeneracionales del mercurio y los eternos productos químicos presentes en nuestros lagos no solo son físicos sino también culturales. Los impactos del mercurio sobre el desarrollo dificultan la capacidad de nuestros hijos de conservar nuestras lenguas, historias y tradiciones.

Apoyar los derechos indígenas es apoyar los derechos humanos y la pesca a pequeña escala. ¡Únase a nosotros en nuestra lucha por un sistema alimentario libre de tóxicos!

Voces desde el campo 2

Los pescadores y las pescadoras de Gaza: un modelo en la lucha por la soberanía alimentaria y la liberación

Saad Ziada, Union of Agricultural Work Committees (Unión de Comités de Trabajadores Agrícolas) (UAWC), Palestina

El sector pesquero de Gaza ha sido totalmente destruido: hablamos de equipos, barcos, almacenes, todo. Antes del 7 de octubre los pescadores ya vivían en condiciones extremadamente precarias como consecuencia del bloqueo, que afectaba al acceso al mar, a los materiales entrantes y a las oportunidades de exportación. Ahora sus medios de subsistencia han sido destruidos y sus vidas y estilos de vida corren serio peligro de desaparecer. Los pescadores que intentaban pescar cerca de la costa en dispositivos flotantes improvisados para evitar morir de hambre han sido asesinados.

Desde el alto el fuego, muchas familias han regresado a sus barrios, pero no han encontrado nada. Solo hemos podido encontrar una embarcación motorizada que sobrevivió a toda la destrucción. Sin embargo, los pescadores se mantienen firmes y están deseosos de reconstruir sus medios de subsistencia, aunque el alto el fuego no ha cumplido sus promesas en cuanto a la entrada de combustible, equipos y otros materiales básicos para reanudar la vida. Incluso las redes son difíciles de conseguir, lo que nos deja pocas opciones para relanzar el sector pesquero. Pero estamos librando una lucha por la existencia, una lucha por la soberanía alimentaria y contra la supresión cultural. Como no podemos hacerlo solos, hacemos un llamamiento al Foro Mundial de Pueblos Pescadores, al Comité Internacional de Planificación (CIP) y a sus miembros, para que exijan la rendición de cuentas por los crímenes cometidos y nos apoyen en la reconstrucción de un sector pesquero de importancia cultural que sirva de modelo en la lucha por la soberanía alimentaria y la liberación.

Voces desde el campo 3

De la abundancia de pescado a la lucha por el sustento: La resiliencia en las comunidades pesqueras de Uganda

Namaganda Rehema, FIAN Uganda y Margaret Nakato, Katosi Women Development Trust

Los antaño prósperos lagos de Uganda se han convertido en lugares de control militarizado. Actualmente los soldados dominan las aguas donde antes los pescadores artesanales trabajaban libremente para mantener sus medios de subsistencia. Los pescadores se esfuerzan por cumplir las nuevas y severas normas pesqueras de 2017, aplicadas con brutalidad por la Unidad de Protección de la Pesca del ejército.

Los militares detienen rutinariamente a los pescadores, destruyen sus barcos y confiscan sus aparejos, actos que perturban a las familias, los mercados y el delicado entramado de los sistemas alimentarios locales. Las mujeres, que procesan el pescado y lo venden, se llevan la peor parte. El pescado ha pasado de ser una fuerza unificadora a un símbolo de desintegración. Lo que fue una fuente abundante y vital de proteínas ahora escasea.

En medio de la penuria, las comunidades pesqueras están respondiendo con acciones colectivas. Han lanzado cartas de petición, han celebrado numerosas reuniones con los responsables políticos y han implicado a los medios de comunicación para sacar a la luz sus luchas, lo que ha dado lugar a avances significativos, como cambios en la ley de pesca. Su lucha es más que una lucha por los recursos; es una lucha por mantener a sus familias, sus comunidades y su cultura.

Frente a la continua militarización, se mantienen firmes en su apuesta por la soberanía alimentaria, negándose a que sus derechos se vean eclipsados. Porque en sus manos está el poder no sólo de pescar, sino de forjar el futuro del lago al que desde hace mucho tiempo llaman hogar. La suya es una lucha por la dignidad, la justicia y el derecho de toda comunidad a proveer sus propios alimentos.

Voces desde el campo 4

Transformación basada en raíces comunitarias   

Claudia Pineda, FIAN Honduras

Honduras es un país centroamericano biodiverso y con comunidades forjadas en la lucha por la sobrevivencia, particularmente en zonas costeras del Golfo de Fonseca. Allí miles de familias que dependen de las especies marinas para la pesca y camaricultura artesanal, sufren por la destrucción de su ecosistema. Son víctimas de la transformación rápida y negativa de su territorio a consecuencia de la contaminación del entorno y de la deforestación de sus bosques de manglar por prácticas de la agroindustria y camaricultura.

Estas comunidades son testigos de cómo estas prácticas basadas en la visión instrumental de la naturaleza tienen efectos socio ambientales, con la reducción y pérdida de medios de vida, y el aumento de la vulnerabilidad frente a los fenómenos climáticos. Ambas situaciones desencadenan la migración y pobreza extrema.

El acceso a la alimentación es uno de los grandes impulsores del desplazamiento interno y la emigración, principalmente a Estados Unidos y España. Este fenómeno deja a las familias con problemas sociales relacionados con cambios en la estructura poblacional, la desintegración familiar y la pérdida de fuerza laboral, por mencionar algunos.

Sin embargo, se multiplican las resistencias ante este modelo; y cada vez más las comunidades pesqueras reclaman el derecho a participar en la definición y control de los sistemas alimentarios. Es así como desde el 2024 se inició la construcción de un modelo de gestión comunitario de sus bienes naturales, basado en saberes y prácticas locales.

Voces desde el campo 5

La invasión de la tilapia Sarotherodon melanotheron: Un gran desastre ecológico en Tailandia

Red de ciudadanos tailandeses afectados por la invasión de la tilapia Sarotherodon melanotheron (19 provincias)

La invasión de la tilapia Sarotherodon melanotheron comenzó en Tailandia en 2010, cuando Charoen Pokphand Foods (CPF) importó la especie de Ghana para criarla en su granja en Samut Songkhram. En un año, esta especie invasora se había extendido a canales públicos y estanques de acuicultura, así como a las provincias cercanas. La especie desbancó agresivamente a la vida acuática autóctona, acabando con camarones, peces, cangrejos y moluscos, lo que provocó pérdidas masivas a los pequeños acuicultores y pescadores costeros. Muchos sufrieron deudas, pérdida de tierras, e incluso llegaron al suicidio.

En 2017, las comunidades afectadas presentaron denuncias ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, revelando el incumplimiento por parte de la CPF de las medidas de protección de la biodiversidad. En 2024, la invasión se había extendido a 19 provincias, amenazando la biodiversidad del lago Songkhla y a los países vecinos. Los ecologistas lo calificaron como «uno de los peores desastres ecológicos de Tailandia».

El 13 de enero de 2025, las comunidades afectadas protestaron ante la sede de CPF, exigiendo compensaciones y la restauración del ecosistema. «Este grave problema tiene su origen en las grandes empresas. Exigimos que los criminales medioambientales rindan cuentas y que el Estado aplique leyes estrictas de bioseguridad para salvaguardar la soberanía alimentaria», declaró el Sr. Walop Khunjeng, pescador de Samut Songkhram.

La CPF aún no ha asumido su responsabilidad y en su lugar ha demandado a Biothai, una organización que ha sacado a la luz la crisis. Los expertos advierten de que la piscicultura de sistema abierto puede llegar a ser inviable, lo que obligaría a los pequeños piscicultores a dedicarse a los sistemas cerrados controlados por las empresas de la CPF.

Cuadros

Cuadro 1

Movilización en el Subcomité de Acuicultura

El mes de abril marca un momento crucial para el Grupo de Trabajo sobre Pesca del Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (IPC FWG por sus siglas en inglés), cuando nos movilizamos en Antalya, Turquía, para participar como observadores en el Subcomité de Acuicultura, órgano subsidiario del Comité de Pesca (COFI) de la FAO. Este foro político sirve de plataforma para dar forma a las políticas de acuicultura y a las estrategias de desarrollo. La Mesa está presidida por Turquía y participan en ella representantes de Indonesia, México, Senegal y Estados Unidos. Este espacio exige nuestra atención e incidencia política para contrarrestar la presión para ampliar la acuicultura alineada con la hoja de ruta de la Transformación Azul de la FAO, una amenaza para los pescadores a pequeña escala y la soberanía alimentaria de los pueblos indígenas.

La acuicultura industrial alimenta el acaparamiento de tierras y recursos, desplaza a las comunidades pesqueras y las despoja de sus derechos consuetudinarios y sus medios de vida, al tiempo que acelera la destrucción medioambiental. Este modelo dirigido por las grandes empresas beneficia a unos pocos a expensas de la mayoría, profundizando las desigualdades y socavando nuestra supervivencia.

El Grupo de Trabajo sobre Pesca del Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria demanda un cambio hacia un enfoque basado en los derechos humanos que eleve a los pescadores y pescadoras artesanales como guardianes esenciales de la seguridad alimentaria y la biodiversidad. Instamos a los gobiernos a que apliquen las Directrices Voluntarias para lograr la Sostenibilidad de la Pesca en Pequeña Escala (Directrices PPE) y rechacen los programas impulsados por el mercado. La lucha por la soberanía alimentaria y el papel central de los pescadores a pequeña escala y los pueblos indígenas deben ser la prioridad en estos debates globales.

Cuadro 2

En homenaje a Budi Laksana

Budi Laksana, secretario general de Serikat Nelayan Indonesia (SNI) y miembro destacado del Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP), falleció el 28 de noviembre de 2024 en Brasilia. Había viajado a Brasil para participar con sus compañeros en la 8ª Asamblea General del WFFP, donde encarnó la lucha de la próxima generación por la soberanía alimentaria, antes de sucumbir a un repentino ataque de trombosis.

Budi Laksana desempeñó un papel destacado en la formulación de las Directrices de la ONU para la pesca artesanal, aprobadas por la FAO en 2014, y trabajó incansablemente para su aplicación en Indonesia y más allá. Bajo su liderazgo, la SNI luchó para proteger los territorios y el modo de vida de los pescadores tradicionales frente a los intereses oligárquicos. Siempre estuvo al frente de las marchas y campañas de protesta, denunciando las políticas oligárquicas del gobierno indonesio desde el camión de los altavoces ante las masas.

Originario de una familia de pescadores tradicionales de cangrejos, se opuso firmemente a la acuicultura corporativa y a la pesca industrial, al ver cómo destruían no sólo los medios de subsistencia, sino culturas alimentarias enteras y economías locales. Su visión de los pueblos pescadores se basaba en los principios del derecho soberano sobre los sistemas alimentarios, el conocimiento intergeneracional y la custodia medioambiental. En sus últimos días en la asamblea del WFFP en Brasilia, su espíritu positivo, su camaradería y sus apasionados discursos sobre la soberanía alimentaria infundieron energía y solidaridad entre los más de cien delegados de comunidades de pescadores de cincuenta países.

Budi Laksana defendió el liderazgo de las mujeres, ayudando a poner en marcha la cooperativa de pescadoras Nyimas Kumambang, dirigida por mujeres. Como defensor incondicional de la soberanía alimentaria, situó a las mujeres y su papel en primera línea de toda la cadena de valor de la pesca. Como señaló una dirigente de pescadores que le acompañó en sus últimos días, él «luchó y se negó a someterse a un sistema codicioso y empobrecedor de las pescadoras».

Budi Laksana era un hombre de familia, y deja atrás a su querida esposa y a sus tres hijos de cinco, diez y doce años.

Nuestros pensamientos están con su familia y sus camaradas más cercanos. El espíritu de Budi Laksana seguirá siempre aportando inspiración y fuerza a la lucha de los pueblos pescadores por la soberanía alimentaria.

Camarada Budi Laksana, que tu legado perdure. Rest in power.

Cuadro 3

Para leer, escuchar, mirar y compartir

Destacados

Destacados 1

¡Haciendo frente a la acuicultura industrial!

La producción acuícola mundial se ha triplicado desde principios de este siglo y en la actualidad se consumen más productos alimentarios marinos procedentes de piscifactorías que de pesquerías. Pero estas impresionantes cifras incluyen dos tipos distintos de acuicultura, con resultados muy diferentes para la seguridad alimentaria.

El primer tipo, a pequeña escala, suele consistir en la cría de carpas de agua dulce en el interior o la cría litoral de moluscos en semilibertad. Se trata de especies robustas que exigen poco o ningún alimento u otros insumos, y a menudo se integran con otros cultivos y animales. El rápido crecimiento de este tipo de acuicultura ha sido fundamental para la seguridad alimentaria mundial, con pocos impactos negativos.

El otro tipo es la acuicultura industrial. Se centra en variedades de gambas, salmón y otras especies de «alto valor» que exigen grandes cantidades de piensos comerciales y enormes cantidades de antibióticos, plaguicidas y otros productos químicos contra los brotes de enfermedades. Produce para la exportación y los supermercados, no para los mercados locales, y depende de una mano de obra muy explotada. Asimismo, lo controlan poderosas élites locales y empresas que poseen explotaciones en diferentes zonas geográficas y sus propios molinos de piensos y fábricas de procesado.

Estas grandes empresas destruyen más alimento del que producen. Anualmente, el 15 % de las capturas totales de peces salvajes se trituran y se utilizan como alimento para peces y camarones en granjas industriales. Las explotaciones de acuicultura industrial utilizan hasta 6 kilogramos de pescado salvaje para producir un kilogramo de salmón y 1,5 kilogramos de pescado salvaje para producir un kilogramo de camarones. Los peces salvajes se capturan principalmente en zonas de pesca tradicionales del Sur Global, donde de otro modo proporcionarían alimentos baratos y nutritivos a la población local, mientras que el salmón y el camarón de piscifactoría van destinados principalmente a consumidores pudientes del Norte. Lo que es peor, las grandes empresas construyen sus piscifactorías en zonas tradicionalmente utilizadas por los pescadores y agricultores locales, arrebatándoles las aguas y las tierras que utilizan para la pesca y la agricultura y destruyéndolas rápidamente con contaminación y enfermedades.

Las explotaciones de acuicultura industrial se multiplican y crecen en tamaño, pero también lo hacen los movimientos para detenerlas. Los pescadores y pescadoras artesanales y los trabajadores y trabajadoras de la pesca están liderando acciones en todo el mundo para evitar que las empresas destruyan sus caladeros. El año pasado hubo una reunión de comunidades en Poros, Grecia, para lanzar una campaña internacional, #FishFarmsOut, y unos meses más tarde, el Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP por sus siglas en inglés) lanzó una campaña mundial contra la acuicultura industrial en su VIII Asamblea General, declarando: «La acuicultura industrial NO es pesca; está privatizando, cercando y destruyendo nuestros territorios; desposeyendo a los pueblos pescadores de las tierras y las aguas; contaminando el agua y los ecosistemas costeros con productos químicos peligrosos; impulsando el acaparamiento de océanos y el cambio climático; y contribuyendo a la criminalización y la violencia contra los pueblos pescadores».

La lucha para poner fin a la acuicultura industrial y reconstruir la pesca local y la acuicultura a pequeña escala es fundamental para el movimiento más amplio en favor de la soberanía alimentaria, las condiciones de trabajo dignas y la justicia climática.

Para saber más, ver el informe de GRAIN La resistencia contra la acuicultura industrial

Destacados 2

Tribunales de los Océanos, el Agua y los Pueblos Pescadores

Los Tribunales de los Pueblos surgieron después de la Segunda Guerra Mundial, con los tribunales contra los crímenes de guerra en Vietnam como caso emblemático. Desde entonces, estos tribunales se han convertido en herramientas importantes para que la sociedad civil denuncie las injusticias y ejerza presión moral al margen de los sistemas jurídicos oficiales. Suelen iniciarse cuando los tribunales oficiales no protegen los derechos humanos o se niegan a actuar.

Cuando la Society for Nutrition, Education & Health Action (SNEHA) y el Foro de Delhi decidieron planificar una serie de Tribunales de los Pueblos para los pueblos pescadores de India en 2018, no preveían que otros países seguirían el mismo camino. Reconociendo la insuficiencia de los métodos tradicionales, planificaron una serie de Tribunales de los Océanos, el Agua y los Pueblos Pescadores, que se iniciaron en India, Sri Lanka, Tailandia, Indonesia y Bangladesh en 2020. Desde entonces, el Movimento de Pescadores e Pescadoras Artesanais do Brasil (MPP) en Brasil (2022) y Masifundise en Sudáfrica (2024) han celebrado tribunales en sus países, y otras organizaciones están planeando procesos similares.

Como tribunales judiciales no gubernamentales, los Tribunales de los Océanos, el Agua y los Pueblos Pescadores abordan cuestiones críticas, como las violaciones de los derechos humanos, los delitos medioambientales y las injusticias sociales. Son el altavoz de las voces de las comunidades oprimidas y reconocen sus conocimientos y experiencias. Aunque sus veredictos no son legalmente vinculantes, sirven como poderosos foros de justicia y construcción de la solidaridad y cuando fracasa el sistema judicial permiten a los grupos afectados anteponer la verdad al poder.

Michael Fakhri, Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación, reconoció la importancia de los tribunales al escribir:

Hay dos formas diferentes de imaginar nuestros océanos, ríos y lagos. Por un lado están los que tratan a las masas de agua como oportunidades económicas, como una «economía azul», algo que se puede explotar pero que de alguna manera se equilibra con las políticas de sostenibilidad. Prevén administrar las masas de agua a través de mercados e instrumentos financieros. Pensar en estos términos impulsados por el mercado garantizará un mundo plagado de desigualdad y violencia.

Por otro lado, están los que tienen sus vidas entrelazadas con las masas de agua. Los océanos, el agua y los pueblos pescadores son esenciales para los ecosistemas acuáticos y la vida. Ellos entienden los océanos, los ríos y los lagos como elementos clave de lo que son y de su forma de vida. La plena realización de los derechos humanos de los pueblos de los océanos, el agua y los pescadores artesanales es la forma más poderosa de garantizar la buena marcha de las masas de agua del mundo.

El proceso y el veredicto de los Tribunales de los Océanos, el Agua y los Pueblos Pescadores constituyen una de las expresiones más importantes de solidaridad internacional en relación con la vida acuática. Proporcionan una comprensión crucial de lo que está en juego y de lo que debe hacerse para garantizar que nuestras masas de agua sigan siendo fuente de vida.

Aunque los tribunales han aportado profundas pruebas empíricas de los incumplimientos de los Estados en la protección de los derechos humanos de los pueblos pescadores y han tejido redes de solidaridad, las comunidades pesqueras siguen sin haber logrado mejoras materiales para sus vidas. Los veredictos de los jurados contienen el potencial para hacer que los gobiernos se sienten a la mesa en un momento en el que otras estrategias políticas por sí solas parecen insuficientes.

Para saber más: TNI, Tribunales de los Pueblos de los Océanos, de las Aguas y de la Pesca, Cortando las redes del capital y tejiendo redes de solidaridad, y sitio web Tribunales de la Economía Azul en Asia (en inglés)

 

Boletín núm. 59 – Editorial

Oleadas de resistencia: las comunidades pesqueras en defensa de la soberanía alimentaria

Ilustración: Rosine Nsimire (Alliance pour la vie), Alessandro Musetta – Agathe, la matriarca sobre el agua es una publicación digital en técnica mixta que documenta las experiencias de las pescadoras artesanales del lago Kivu, en la República Democrática del Congo (RDC).

En un mundo en pleno cambio, asolado por guerras y oligarcas multimillonarios, los medios de vida de los pescadores y las pescadoras siguen siendo ignorados en los debates políticos. El programa del presidente estadounidense Trump con su lema “drill, baby, drill” (perforar, nena, perforar), el extractivismo mundial, el encierro neoproteccionista de la naturaleza a través de la meta 30X30 (Marco Mundial de Biodiversidad), la expansión de la acuicultura respaldada por los gobiernos y los megaproyectos con fines lucrativos siguen erosionando los territorios y los medios de vida de las comunidades pesqueras.

El auge de la derecha radical ha llevado a algunos gobiernos a reducir o eliminar la ayuda al desarrollo, y la filantropía tiene una mayor influencia a la hora de determinar qué y quién recibe apoyo, lo cual ha degradado aún más las perspectivas de financiación. A su vez, la mayor dependencia de las ONG y los movimientos de pescadores artesanales de la financiación filantrópica puede llevar a la cooptación de los programas políticos de algunas organizaciones y a crear división entre quienes mantienen los principios de la soberanía alimentaria y quienes siguen enfoques dirigidos por los financiadores, como “30X30”, «Alimentos Azules» y «Transformación Azul»[1].

Los movimientos de pescadores y pescadoras artesanales deben unirse para debatir posiciones y tácticas políticas. Tras la decisión del Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CIP) de no respaldar la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, puede ser necesario adoptar posiciones similares con respecto a otras prioridades impuestas. Los movimientos de pescadores artesanales deben establecer sus propias prioridades y configurar activamente la dirección del movimiento más amplio de soberanía alimentaria. El Foro Mundial de Nyéléni, que se celebrará en septiembre de 2025 en Sri Lanka, ofrece esa oportunidad: incluir la pesca en el programa, fomentar la solidaridad con otros pequeños productores de alimentos, trabajadores y trabajadoras del sector alimentario y movimientos climáticos, y avanzar en la lucha por la soberanía alimentaria.

FIAN International, GRAIN, Grupo de trabajo sobre pesca del CIP, TNI, WFF, WFFP


[1] Para más información, consulte la lista de materiales en la página 6.