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Atrapados por los mercados

El mundo se enfrenta a la tercera crisis alimentaria mundial de los últimos 50 años, que hará aumentar enormemente la inseguridad alimentaria y económica de cientos de millones de personas en todo el mundo. Los últimos informes sobre el estado de la inseguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (informe SOFI, por sus siglas en inglés) atestiguan el fracaso de los esfuerzos mundiales para acabar con el hambre, la desnutrición y la inseguridad alimentaria, que han aumentado desde 2014. 

Los responsables políticos atribuyen esta sombría realidad a la recesión económica provocada por la pandemia de la COVID-19, a la aceleración del cambio climático y a la guerra rusa contra Ucrania. Es evidente que la pandemia ha provocado un aumento alarmante del hambre, la inseguridad alimentaria, la pérdida de empleo y de ingresos, la pobreza y la desigualdad. Pero los informes SOFI muestran los elevados niveles de hambre en el mundo incluso antes del impacto de la pandemia en 2020.  La guerra de Rusia en Ucrania ha perturbado las exportaciones de cereales y las cadenas de suministro de la región del Mar Negro, produciendo una subida desorbitada de los precios de los cereales, la energía, los fertilizantes y otros productos.  Pero los responsables políticos desdeñan el papel que juegan los mercados de materias primas, las empresas del agronegocio y los inversores financieros, que provocan la volatilidad de los precios de los alimentos y la vulnerabilidad de nuestras economías ante crisis alimentarias recurrentes.

Las estructuras de mercado, las normas y los acuerdos comerciales y financieros, son clave para estas crisis recurrentes, porque refuerzan un sistema alimentario industrial mundial dominado por las empresas y permiten la concentración vertical y horizontal del mercado, así como la especulación financiera en los mercados de materias primas. En las últimas décadas, las grandes empresas financieras han invertido en la producción, la transformación, la venta al por menor de materias primas, la tecnología digital agroquímica, la logística (transporte y almacenamiento) y las transacciones de tierras a gran escala, y se han ido convirtiendo en las caras ocultas del acaparamiento de tierras, agua y recursos y de la desposesión rural.

Según Michael Fakhri, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, «… los precios de los alimentos se están disparando, no por un problema de oferta y demanda como tal, sino por la especulación de precios en los mercados de futuros de materias primas». 

Las respuestas nacionales a la crisis han variado en función de las reservas de alimentos, las capacidades de producción, los niveles de endeudamiento y el poder adquisitivo. Los países de renta baja importadores de alimentos afrontan múltiples problemas de gran endeudamiento, depreciación de la moneda, e insuficiencia de fondos e infraestructuras para fomentar la disponibilidad de alimentos producidos localmente. A medida que la guerra se prolonga, más países restringen las exportaciones para satisfacer las necesidades internas, lo cual es comprensible, pero ha contribuido aún más al aumento de los precios de los productos básicos agrícolas.

Las respuestas multilaterales a la crisis han dado prioridad al funcionamiento de las cadenas mundiales de suministro de productos básicos e insumos agrícolas (especialmente fertilizantes), eliminando las prohibiciones/restricciones a la exportación y apoyando una mayor liberalización del comercio y la inversión. No se han propuesto medidas para detener la especulación con los alimentos, regular los mercados agrícolas y desconcentrar los mercados agroalimentarios del dominio de las grandes empresas.

Más información:

FAO, FIDA, UNICEF, PMA y OMS. 2021. El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2021. Transformación de los sistemas alimentarios para que promuevan dietas asequibles y saludables. Roma: FAO.

FAO, FIDA, UNICEF, PMA y OMS. 2022. El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2022. Adaptación de las políticas alimentarias y agrícolas para hacer las dietas saludables más asequibles. Roma: FAO.

Reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en formato Arria sobre Conflictos y Hambre. Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación Michael Fakhri, en inglés, 21 de abril de 2022.

La Crisis Alimentaria Mundial, esta vez , Focus on the Global South, en inglés.

¿Se está viniendo abajo la cadena de valor mundial? Focus on the Global South, en inglés.  

El Multilateralismo favorable a las grandes empresas y la inseguridad alimentaria, Focus on the Global South, en inglés.

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Cinco soluciones reales a la crisis alimentaria en África  

La llegada de los primeros europeos a las costas africanas sembró la semilla de la crisis alimentaria. Decenas de millones de africanos fueron llevados al Caribe para procesar productos básicos, principalmente azúcar. Antes de la llegada de los europeos, África tenía un sistema socioeconómico y alimentario bien gobernado y próspero. Durante el colonialismo, el objetivo pasó a ser la extracción de materias primas africanas para alimentar la industrialización europea. Esto limitó la producción de África a unos pocos productos básicos de exportación, impidiendo la diversificación de los sistemas agrícolas orientados al desarrollo local y los mercados regionales. Con la independencia, la deuda contraída a través de inversiones impulsadas por los donantes, los programas de ajuste estructural del FMI y una mayor dependencia de los recursos externos, incluidos los alimentos, ha obstaculizado los mecanismos internos de autoorganización y crecimiento.

La COVID y la guerra de Rusia en Ucrania han agravado la crisis alimentaria de África. Los costes de los alimentos, los insumos agrícolas y el combustible se han disparado. ¿Cómo saldrá África de este atolladero? ¿Cómo puede África producir suficientes alimentos nutritivos y sanos, salvaguardando al mismo tiempo su cultura alimentaria y garantizando la justicia en su sistema alimentario sin perjudicar al medio ambiente?

Afrontando la narrativa

Debemos desacreditar la narrativa de la revolución verde, que contempla el sistema alimentario africano únicamente a través del prisma de la productividad. Según este relato, la solución está en aumentar la producción de alimentos ricos en calorías, principalmente tres cereales, maíz, arroz y trigo, mediante un mayor uso de agroquímicos tóxicos y semillas híbridas/OMG, asignando grandes extensiones de tierra a la agroindustria. Más que aumentar la productividad, esto perjudica la seguridad alimentaria, el medio ambiente, agrava la deficiencia nutricional y erosiona las culturas alimentarias y los derechos humanos. ¡Hay que acabar con esto!

Adoptar la agroecología

Múltiples informes de investigación y visitas personales sobre el terreno a explotaciones agrícolas gestionadas en armonía con la naturaleza -combinando los conocimientos locales con la ciencia de vanguardia- han demostrado que es posible producir alimentos más nutritivos sin perjudicar al medio ambiente. La agroecología responde a las numerosas crisis a las que nos enfrentamos tanto a nivel humano como planetario. Para evitar el desastre, África debería adoptar la agroecología.

Reducción de la deuda

La carga de la deuda agrava el hambre y restringe gravemente la inversión agrícola en África. Sólo unos pocos países han asignado el 10% de su PIB a la agricultura. Treinta y tres países africanos forman parte de los Países Menos Adelantados, y la mayoría están fuertemente endeudados. Los gobiernos africanos se están hundiendo en la deuda por la crisis climática y están invirtiendo préstamos condicionados en falsas soluciones de adaptación. Según Naciones Unidas, los países podrían pagar 168.000 millones de dólares más en los próximos diez años por ese tipo de programas de adaptación.  Debemos abogar por la reducción y la reestructuración de la deuda.

Una política alimentaria adecuada

Necesitamos una política alimentaria a escala continental y nacional y sistemas de gobernanza que den prioridad a una dieta sana y sostenible para todos. Esto garantizará la coherencia de las políticas y establecerá una estructura de gobernanza para su aplicación. El tipo adecuado de política alimentaria da prioridad a las personas sobre los beneficios, combate el dumping alimentario y promueve el cultivo y consumo de alimentos locales saludables.

Apoyo a los mercados territoriales y a las iniciativas agroecológicas

El paisaje africano tiene infinidad de mercados territoriales. Para muchas comunidades pequeñas, hacen las veces de centros económicos, culturales y políticos. Estos centros deben construirse para promover la gastronomía local y luchar contra las crisis. Durante la COVID 19, muchas comunidades rurales dependían de los mercados territoriales. En paralelo con esto, debemos ayudar a los crecientes emprendedores agroecológicos a encontrar soluciones para hacer llegar alimentos sanos a los consumidores y proporcionar empleo a millones de jóvenes africanos, en su mayoría mujeres y niñas.

El legado colonial y el control de nuestro sistema alimentario por parte de las élites no desaparecerán por desearlo. Debemos organizarnos, definir nuestra estrategia y luchar por el cambio. El movimiento debe proponer soluciones, centrarse en la transición agroecológica y demostrar su eficacia. Para hacer frente a la crisis alimentaria, el movimiento debe promover la producción y el consumo de alimentos sanos.

Sólo la soberanía alimentaria, que promueve la autosuficiencia y el control local, puede ayudarnos a evitar la inminente catástrofe alimentaria.