Latín América y Caribe – Alianza
Las noches son sagradas para la reunión de mi pueblo Kuna en Panamá, allí nos nutrimos de la historia oral, de las luchas de otros pueblos por su libre-determinación, allí nos abrazamos con el universo y nos organizamos para la Defensa de la Madre Tierra. Nyeleni es la Asamblea de los Pueblos por la soberanía alimentaria, compartimos las luchas globales, nos nutrimos con la fuerza de los pueblos y los abrazos de hermanas y hermanos de otros continentes. Los problemas siguen siendo los mismos desde hace más de 500 años, la lucha por la vida, el agua, el territorio, tienen otros nombres y otras formas, pero sigue siendo los mismos problemas en donde cada generación debe enfrentarlas con nuevas estrategias y tácticas. El proceso de Nyeleni es una oportunidad de articulación entre diversas organizaciones enfocadas a la defensa de la Madre Tierra y de la soberanía alimentaria de los pueblos. Ahora resulta sumamente importante tejer alianzas y el trabajo organizativo ante la amenaza de megaproyectos y proyectos extractivos asimismo para definir rutas para sobrellevar los impactos de la COVID 19.
Como toda noche estrellada con luna o sin luna, con el mar agitado y las tormentas que se aproximan, las aldeas Kunas debaten como solucionar algún problema social, cultural o espiritual, de la misma manera el proceso de Nyeleni es un momento en el tiempo para reunir a las hormigas del mundo, cantar, danzar, soñar, comprender que formamos parte de la Madre Tierra, de la abuela mar, del abuelo sol y nos llaman desde sus caracoles para entablar conversación alrededor del fuego entre movimientos sociales y Pueblos Indígenas para organizarnos en la defensa de la Madre Tierra.
Europa y Asia Central – Nyéléni ECA
Nuestro mundo, incluida Europa y Asia Central, está viéndose afectado por una serie de crisis interrelacionadas: conflictos armados y malestar social relacionados con la crisis humanitaria causada por la guerra y la inestabilidad política en muchas zonas de nuestra región. Se trata de una crisis económica que se manifiesta en el aumento de los precios de los alimentos y la energía, y en una mayor vulnerabilidad provocada por la pérdida de empleo, la dificultad de acceso a alimentos sanos y asequibles, la pandemia de la COVID 19 que no remite y la crisis climática constante. La última crisis, provocada por la guerra en Ucrania, que afecta tanto a las personas como al territorio, y repercute sobre las políticas de seguridad alimentaria en la región y fuera de ella. Esta crisis nos ha mostrado el nivel de resiliencia de las comunidades locales y la importancia de los sistemas alimentarios locales, así como el papel central del espacio Nyéléni, que permite que diferentes grupos se unan en solidaridad y trabajen en políticas relacionadas con nuestras luchas.
Al igual que Nyéléni, la legendaria campesina maliense que trabajaba la tierra y alimentaba a su pueblo, los pequeños productores de alimentos de Ucrania (agricultores, ganaderos y pescadores por igual), luchan con valentía para continuar alimentando en tiempos de guerra a las comunidades de su país, que incluso ha asistido a la destrucción de su banco nacional de semillas. Se escribe muy poco sobre esto, y se les presta muy poco apoyo.
La guerra también contribuye a agravar los problemas a más largo plazo, como el cambio climático. La mayoría de las mujeres y los niños de distintas regiones son desplazados internos o han buscado refugio en países europeos. Al mismo tiempo, en Rusia, se sigue reprimiendo a los defensores de los derechos humanos y de los pueblos indígenas.
El proceso de Nyéléni implica, por un lado, influir en las políticas públicas a todos los niveles, y por otro, crear movimientos sociales independientes. Los movimientos sociales de las distintas circunscripciones se reúnen a través de este trabajo en apoyo intersectorial. El proceso también incluye un enfoque más amplio, más intersectorial y muy necesario para abordar las profundas y múltiples crisis económicas, sociales y medioambientales en todo el mundo.
CIP – Región de África
Mientras los gobiernos nacionales y el sector privado, a través de la introducción de fertilizantes, plaguicidas, fungicidas y herbicidas químicos, continúan estrechando el espacio de los agricultores familiares para producir lo que comen y comer lo que producen, esto está destruyendo el medio ambiente. Los procesos Nyéléni apoyan la promoción de enfoques agroecológicos que fomentan una producción alimentaria socialmente aceptable, económicamente viable y respetuosa con el medio ambiente, que también protegen el entorno natural. Con esta visión, se fomenta la conservación de la biodiversidad y su protección. El proceso, además, desincentiva que los poderes corporativos puedan inundar nuestros mercados territoriales con alimentos baratos y con comida que pone en riesgo la salud de nuestras familias, además de perjudicar el medio ambiente. La soberanía alimentaria no puede alcanzarse cuando los alimentos, la tierra, las semillas, el pescado y el ganado están en manos de las grandes corporaciones.
El proceso Nyéléni ayuda a evitar la privatización y la mercantilización de las semillas nativas que tiene lugar con la introducción y el uso de OMG, ya sean nuevos o viejos conocidos, en nuestro sistema agrícola y alimentario. Seguimos enfrentándonos al acaparamiento de tierras por parte de grandes corporaciones, a la captura de nuestros mercados territoriales por parte de las empresas y a los desafíos planteados por el cambio climático y otros factores externos como la COVID 19 y otros conflictos.
Creemos que el proceso Nyéléni puede ayudar a los movimientos sociales sobre el terreno a reforzar y fomentar la colaboración y la participación en los diálogos políticos regionales donde se deciden los cambios en las políticas públicas nacionales. Estimular los movimientos y el carácter intersectorial de las luchas puede ayudar a fomentar la justicia agraria, la agroecología y los mercados territoriales. Juntos podemos reforzar la defensa de la tierra, las semillas y el agua para los pequeños productores de alimentos.
CIP Región MENA
En la región del norte de África, la soberanía alimentaria se entiende normalmente como una herramienta de democratización que puede suponer un importante apoyo para la inclusión de las demandas de las poblaciones rurales en relación con las diversas amenazas identificadas. En este caso, la contaminación del agua, la privatización de las tierras rurales y la mercantilización de nuestros alimentos. En cambio, en la región de Oriente Medio, la soberanía alimentaria se ve más desde una perspectiva política, sobre todo por las aspiraciones de los pueblos a la liberación de los territorios ocupados y/o parcialmente ocupados. El nuevo contexto exige hoy, más que nunca, una sinergia entre el discurso y la práctica de la soberanía alimentaria para que los principios se pongan en práctica en el trabajo diario de los actores implicados en la producción, distribución y consumo de alimentos.
Cabe señalar que en las pasadas reuniones de Nyéléni se presentó una visión estratégica en aras de la soberanía alimentaria que reconoce la contribución de las mujeres a la agricultura campesina, pero estos documentos no tienen en cuenta la cuestión de las relaciones de género.
Por otra parte, la soberanía alimentaria debe entenderse como un proyecto político polifacético en constante evolución, cuya sustancia variará probablemente según el tipo de actores colectivos que la reclamen. En este sentido, el proceso Nyéléni puede apoyar a los movimientos sociales de la región MENA para fortalecer la convergencia entre movimientos de diferentes circunscripciones. Esto es clave para garantizar el desarrollo de las capacidades de los movimientos sociales a través de la capacitación de los jóvenes y líderes de los movimientos en torno a la soberanía alimentaria.
CIP Asia y Pacífico
Asia y el Pacífico, donde vive el 60% de la población mundial, se enfrenta a una multitud de problemas en materia de soberanía alimentaria.
En todo el mundo, más de 2.500 millones de pequeños agricultores, pastores, pueblos forestales y pescadores artesanales cultivan, recolectan y cosechan alimentos para el consumo humano. Estos sistemas alimentarios localizados constituyen la base de nuestra nutrición, ingresos, economías y cultura en toda Asia y en el mundo.
La pandemia de la COVID 19 está exacerbando los problemas preexistentes a la seguridad alimentaria, como los impactos del cambio climático, los riesgos de catástrofes, la disminución de los recursos naturales y la degradación del medio ambiente, el uso de OMG, los cambios en los perfiles demográficos y laborales, y el déficit de infraestructuras, entre otros. En el contexto del crecimiento demográfico, la creciente urbanización y los cambios en la cadena de valor de los alimentos y la industria alimentaria, el debate sobre la soberanía alimentaria es crucial.
La pérdida de la capacidad de autonomía y autodeterminación de la población local es una consecuencia directa de la expansión del modelo industrial y heterónomo de desarrollo basado en la producción de mercancías. Nosotros, como CIP, tenemos que afirmar y promover colectivamente los principios y políticas que constituyen la soberanía alimentaria y rechazar los que pretenden insertar aún más los intereses corporativos en nuestros sistemas alimentarios.
La noción de «soberanía alimentaria» quizá se entienda mejor como un proceso de transformación que busca recrear el ámbito democrático y regenerar una diversidad de sistemas alimentarios autónomos basados en la equidad, la justicia social y la sostenibilidad ecológica.
La equidad de género y el respeto a las voces de los más pobres y marginados siguen siendo retos urgentes para el movimiento de la soberanía alimentaria y la sociedad civil en general. El proceso Nyéléni puede fortalecer las organizaciones de mujeres, hombres y jóvenes, de los pueblos indígenas, de los agricultores, de los pastores, de los pueblos forestales, de los migrantes, de los trabajadores rurales y de los pescadores, entre otros.
CIP – Región de Norteamérica
Los días 5 y 12 de abril de 2022, la Alianza por la Soberanía Alimentaria de Estados Unidos (USFSA) organizó dos consultas en línea para la región de América del Norte (Estados Unidos y Canadá) como parte del proceso Nyéléni. En estas conversaciones participaron voces muy diversas de pequeños productores de alimentos, organizaciones de trabajadores rurales, pueblos indígenas y nativos, activistas académicos y organizaciones de la sociedad civil con e fin de debatir sobre el futuro del movimiento por la soberanía alimentaria y establecer prioridades comunes para hacer frente a las crisis interrelacionadas del sistema alimentario de esta región.
Durante los dos últimos años, la COVID 19 ha puesto al descubierto la fragilidad de las cadenas de valor alimentarias sumamente concentradas de las empresas en Norteamérica, con ganaderos y agricultores que se ven obligados a tirar la leche y destruir las cosechas, trabajadores que enferman por falta de equipos de protección y por la connivencia de las empresas, y el aumento de la inseguridad alimentaria en las comunidades marginadas. Estos problemas, junto con las movilizaciones contra la injusticia racial y el impacto que la crisis climática está teniendo sobre las comunidades rurales, han dado forma a nuevas oportunidades para la solidaridad entre agricultores y trabajadores, la organización sindical, la sensibilización y la inversión en sistemas alimentarios locales resilientes, y la acción política sobre la equidad y la justicia en el sector agrario. En este contexto, los participantes en la consulta hicieron hincapié en la necesidad de organizar el acceso a la tierra, desmantelar los monopolios corporativos, fomentar la agroecología y el derecho a la alimentación, así como reforzar la soberanía de los pueblos indígenas, todo ello desde un enfoque anticapitalista, de justicia racial, antiimperialista y feminista radical.
Desde el primer foro que se celebró en Malí en 2007, las declaraciones políticas y las relaciones surgidas a raíz de Nyéléni han dado forma a la dirección y la fuerza del movimiento por la soberanía alimentaria en Norteamérica, así como a las acciones solidarias fuera de la región. A medida que se desarrolla este trabajo colectivo, el proceso de Nyéléni ofrece un foro dinámico para reforzar el poder rural dentro de nuestras comunidades y con otras distintas, promoviendo los principios de la soberanía alimentaria en nuestros sistemas alimentarios locales y en los espacios políticos internacionales.