Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

¿Fabricar  o producir alimentos? Europa, nuevos y antiguos OGM, una batalla de más de 30 años

Antonio Onorati, ECVC, Italia

La Unión europea, primer exportador mundial y primer importador mundial de productos agrícolas, posee un sistema agrícola basado en pequeñas explotaciones, de las cuales el 77% tiene un tamaño inferior a 10 hectáreas y el 69% un valor económico de menos de 8000 €. Pero cuatro de las seis empresas que controlan el mercado mundial de semillas son europeas, entre ellas la primera, con un volumen de ventas tres veces mayor que la segunda. El poder de mercado de las empresas en el mercado de las semillas – ya muy concentrado – aumenta cuando pasamos del mercado de semillas  convencionales al de semillas OGM, y de este, al mercado del control de las informaciones genéticas digitalizadas (DSI). En este contexto, la estrategia del movimiento campesino, que comparten igualmente numerosos movimientos medioambientales, no puede sino articularse a varios niveles. Desde la movilización con acciones directas de desobediencia, como la destrucción de las parcelas sembradas de OGM – antiguos o nuevos – hasta la acción jurídica y el recurso a los tribunales, como el recurso ante el Tribunal de Justicia europeo, que actualmente bloquea cualquier intento de no aplicación de la legislación actual sobre los “nuevos”  OGM (NGT, productos con CRISP o mutagénesis asistida in vitro[1]). Pero también la construcción de una legislación útil para proteger el sistema campesino de semillas  e impedir el cultivo de OGM (como en Italia, país cuya agricultura está “desprovista de OGM” desde 2000 o en Francia).

Se trata de una cuestión meramente política: cómo quiere una sociedad que se produzcan sus alimentos. Por eso la movilización debe continuar.

Mas info aquí y aquí.

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Sistemas campesinos de semillas y aplicación de los derechos de los agricultores en el marco jurídico nacional – El caso de Mali

Alimata Traore, COASP – Mali Comité ouest africain semences paysannes, Mali

Nuestras semillas campesinas son reproductibles libremente y gracias a nuestras prácticas y saberes, las seleccionamos y volvemos a sembrar año tras año en nuestros campos. Gracias a su diversidad, las semillas evolucionan y se adaptan a nuestras necesidades, a nuestros campos, a nuestras técnicas. Nuestras semillas campesinas son nuestra identidad,  nuestra vida.

Nuestras organizaciones campesinas han organizado espacios de información y de formación sobre los derechos de los campesinos y campesinas. Tras haber analizado el estado de su incorporación a nuestras leyes nacionales, hemos dialogado con los representantes de nuestro gobierno, con los puntos focales TRFAA (El Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura)y CDB (Convenio sobre Diversidad Biológica).

Conjuntamente creamos en 2017 un marco de concertación nacional con el mandato de que la legislación nacional reconociera los sistemas campesinos de semillas y los derechos de los agricultores y se garantizara su puesta en marcha. Fue presidido por el ministerio de agricultura y con la secretaría de la CNOP (Coordination Nationale des Organisations Paysannes). Las bases de nuestras propuestas eran las siguientes:

1.  Una definición clara de las variedades campesinas (incluidas las tradicionales y locales)

2.  El reconocimiento de las normas específicas que garanticen la calidad de nuestros sistemas campesinos de semillas, y la protección de los saberes campesinos, a través de los derechos colectivos definidos por la comunidad según sus usos y costumbres. 

3.  El derecho de campesinos y campesinas a vender sus semillas campesinas sin obligación de inscripción en el catálogo  oficial.

4.  El derecho de los campesinos y de sus organizaciones a participar en la toma de decisiones con  mecanismos que garanticen la transparencia.

5.  El apoyo y el fortalecimiento de los sistemas campesinos de semillas, de las “casas de las semillas campesinas”[2], de las fiestas y las ferias de las semillas campesinas.  

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Necesitamos diversidad de las razas de ganado para luchar contra futuras pandemias 

Tammi Jonas – Australian Food Sovereignty Alliance

Los agricultores australianos producen el 93% de los alimentos que comemos, a pesar de que exportan alrededor del 70% de lo que cultivan. Se hace hincapié en la exportación en el marco de un discurso moralizante, según el cual la agricultura australiana está “alimentando al mundo”. En cambio, la realidad es que las exportaciones no se dirigen a los países que padecen inseguridad alimentaria generalizada, sino más bien a “los mercados de mayor valor, en economías desarrolladas y a las clases medias de los países en desarrollo”.[3]

Este paradigma productivista ha conducido a una disminución constante de la diversidad de razas en Australia y en el mundo, y en el Norte global, el 90% del ganado pertenece únicamente a seis razas, con un 20% de las razas ganaderas en peligro de extinción.[4] Una disminución de la diversidad de razas implica una pérdida del ganado adaptado a las condiciones locales y a vivir de pastos, pero también el peligro de crear lo que  Rob Wallace llama ‘food for flu’ – porque ‘la cría a gran escala de una sola especie elimina las barreras inmunogénicas que en poblaciones más diversas cortan los focos de transmisión”.[5] La incidencia de la COVID-19 a escala mundial, el virus de la encefalitis japonesa que se extiende hacia el sur de Australia más que nunca, y ahora la amenaza creciente de expansión regional de la fiebre aftosa, hacen más evidente que nunca que debemos dejar de socavar la diversidad genética del ganado y de hacinarlo en condiciones insalubres.   

En Australia hay un movimiento creciente de pequeños ganaderos que crían razas ganaderas raras y tradicionales para invertir esa tendencia, agrupados en la Alianza Australiana de Soberanía Alimentaria (Australian Food Sovereignty Alliance o AFSA) y cuyos esfuerzos de conservación in situ reciben el apoyo del Rare Breeds Trust of Australia. En un mundo pandémico, las iniciativas de conservación y promoción de la diversidad genética, de especies y de ecosistemas, literalmente salvarán vidas.

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Agroecología, agrosilvicultura y el manejo comunitario de bosques: poderosas herramientas de defensa de los derechos de los pueblos, los medios de sustento y los bienes naturales de los bosques.[6]

Nuie anak Sumok – Asociación de Residentes de Sungai Bur, Sarawak, Malasia (300 words)

Conocida por sus amistades como la Mujer Maravilla, por su ética de trabajo, Nuie anak Sumok lucha por su familia, su comunidad y el medio ambiente produciendo en su parcela al lado de la carretera en Sungai Buri, en el noreste de Sarawak, Malasia.

“Con el grupo de mujeres y la Asociación de Residentes de Sungai Buri en la costa noreste de Sarawak hemos ido fortaleciendo nuestra resistencia frente a la imposición del monocultivo de palma aceitera, a través de la agroecología, la agrosilvicultura y el manejo comunitario de bosques. Con estas prácticas también hemos ido revirtiendo los daños provocados por ese monocultivo y la tala de los bosques, y desafiando al modelo de desarrollo destructivo.

No podemos darnos el lujo de plantar solo un cultivo, tenemos que hacer lo que sea más beneficioso para nosotras/os. Y nadie puede decirnos qué hacer.

Tenemos ají, piña, calabacín, bananos, especies forestales nativas, daung long, … y el bosque nos da semillas, árboles frutales, otros alimentos, agua, madera, combustible, refugio, biodiversidad, miel, medicina y alimento para animales. También materiales para hacer nuestras artesanías. Hacemos todo lo posible para ayudar a la comunidad a plantar especies locales de árboles.

Con organizaciones hermanas de Marudi, Long Miri y Long Pilah establecimos un sistema de intercambio de semillas donde distintos grupos recolectan semillas de su localidad -merbau, jelayan, rattan, engkabang, meranti- y árboles frutales como el durian y langsat, y nuestros viveros se enriquecen.

A través de este trabajo también protegemos nuestros derechos y los de todas las comunidades, así como nuestros medios de sustento y los bienes naturales de los bosques.”

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El IALA a construir y el papel de la agroecología

Aldo González, IALA, Mexico

En la actualidad cada vez más jóvenes (hombres y mujeres) de comunidades indígenas y campesinas tienen la oportunidad de estudiar. Muchos reciben becas y salen de la comunidad a alguna universidad, en la mayoría de los casos la idea de progreso se mete en su cabeza, la ciudad les ofrece modernidad y muchos ya no regresan, la escuela les ha quitado identidad.

Frente a ese panorama las organizaciones que integramos La Vía Campesina en México tomamos la decisión de constituir el Instituto Agroecológico Latinoamericano (IALA-México), con el interés de ir más allá de una simple formación técnica. Desde el IALA nos interesa contribuir al fortalecimiento de las luchas en defensa de los territorios, de la identidad cultural y de la soberanía alimentaria.

Para nosotros la agroecología es una forma de hacer la vida, apoyada en principios que parten del reconocimiento de que existe una diversidad de territorios y éstos generan una diversidad de relaciones culturales entre los seres humanos y la naturaleza. Estos cuidados, de raíz campesina ancestral procuran la sobrevivencia pues se fundamentan en principios comunes que deben tomar en cuenta aspectos ecológicos, culturales y económicos que respeten a la Madre Tierra.

Estas relaciones han generado formas de organización familiar y comunitaria que permiten nuestra sobrevivencia. Por ejemplo, la guelaguetza o guzun que se practica entre los zapotecos de Oaxaca, tiene sus símiles entre muchos pueblos de México y el mundo y se fundamenta en la reciprocidad para hacer la milpa (como se le dice en México a la chacra), construir una casa, hacer la fiesta familiar o comunitaria, etcétera. Desde el IALA nos interesa fortalecer esas formas de organización.

Nuestros sistemas de cultivo, como la agricultura itinerante, mal llamada de “roza, tumba y quema”, son formas de hacer agricultura que se construyeron en el pasado y que es importante reivindiquemos desde la agroecología. El sostenimiento de la vida en el suelo, el reciclamiento de nutrientes, la conservación de energía desde lo local hasta lo global son principios que se han practicado en la agricultura tradicional y que seguiremos impulsando.

Somos herederos, herederas, de una gran biodiversidad, así como de múltiples saberes asociados a ella. Sin embargo, la ciencia elaborada por nuestros pueblos es descalificada por los centros de investigación; a pesar de eso es urgente establecer un diálogo desde nuestros rincones con la ciencia occidental que nos permita sumar para bien de la humanidad los saberes que resguardamos y así generar nuevos conocimientos que se pongan al servicio de las campesinas y campesinos de México y del mundo.


[1] Mas info obre los “nuevos”  OGM aquí.

[2] Las casas de las semillas de África Occidental son lugares donde se recogen y seleccionan semillas, se elaboran fichas de identificación, se almacenan y se mejoran las técnicas de conservación, se intercambian prácticas y se da formación.

[3] Muir 2014: 5

[4] FAO 2019

[5] Wallace, et al. 2021: 195

[6] Más información aquí.