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Los océanos, la pesca artesanal y el derecho a la alimentación: la resistencia al acaparamiento de océanos

Desde la crisis económica de 2007/8, el mundo académico, las ONG y los movimientos sociales han alertado del surgimiento de una nueva forma de acaparamiento de tierras. Para responder a lo que se ha denominado «convergencia de las crisis» (financiera, alimentaria, climática y energética), las estrategias de acumulación de capital se han ido centrando cada vez más en conseguir el control sobre el uso y los beneficios de los recursos naturales [McMichael, P. 2012. The land grab and corporate food regime restructuing. The
Journal of Peasant Studies. 39 (3-4), 681-701]. En este proceso, todo tipo de actores, desde «empresas y ONG, grupos conservacionistas e industrias mineras, empresas de ecoturismo y el sector militar»[Fairhead et al. 2012. Green Grabbing: a new appropriation of nature? The Journal of Peasant Studies. 39 (2), 237-261, quote from p. 239] han participado de formas distintas en este acaparamiento de recursos. Pese a toda la atención que han captado las dificultades y las luchas de los pueblos campesinos y los pequeños agricultores y agricultoras, hasta no hace mucho las reivindicaciones de los movimientos de pequeños pescadores y pescadoras han pasado desapercibidas, en favor de las principales campañas globales, más centradas en la tierra.

Para ponerle solución a este hecho, en septiembre de 2014 se publicó el informe titulado «El acaparamiento mundial de océanos», firmado por movimientos de pescadores y sus aliados. Según esta publicación, el acaparamiento de los océanos «significa que los potentes actores económicos se han hecho con el control de los procesos de toma de decisiones… y se han adueñado del poder de decidir cómo y con qué fines se deben utilizar, conservar y gestionar los recursos marinos» (p. 3). Desde entonces, el «acaparamiento de océanos» se ha venido empleando como término clave para alertar de las amenazas que penden sobre los pueblos pescadores de todo el mundo. Los dos movimientos internacionales de pescadores, el Foro Mundial de Pescadores y Trabajadores de la Pesca (WFF) y el Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP), han empleado este término para denunciar las presiones que se ejercen a favor de la privatización de los caladeros, las falsas soluciones propuestas a raíz de las negociaciones sobre cambio climático y, más recientemente, los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). El informe inicial sobre acaparamiento de los océanos reflejaba, además, que la influencia de actores de muy diversa índole están provocando el desalojo y el desplazamiento de los pueblos pescadores y sus comunidades en todo el mundo, ya sea desde iniciativas conservacionistas hasta el sector turístico, pasando por la acuicultura a gran escala o por otras industrias extractivas. Además, en reconocimiento a la enorme cantidad de pescadores cuyo modo de vida depende de las masas de agua continentales, los procesos en los que se centra el término «acaparamiento de océanos» incluyen: «aguas continentales, ríos y lagos, deltas, humedales, manglares y arrecifes de coral» (p. 4). El término, según lo emplean estos dos movimientos internacionales de pescadores, pretende hacer hincapié en que «se excluye a los pequeños pescadores del acceso a pesquerías y a otros recursos naturales» (p. 6) de formas muy diversas.

El crecimiento azul

«Cuando se fundaron los movimientos globales de pescadores, la lucha política se centraba sobre todo en el sector pesquero de pequeña escala frente a la industria a gran escala. En la actualidad, los motivos de protesta son mucho más amplios, ya que los pequeños pescadores tienen cada vez menos acceso a los caladeros debido al acaparamiento que las corporaciones están ejerciendo sobre las tierras y las aguas. Los líderes mundiales quieren resolver el cambio climático poniendo en marcha mecanismos que terminan por impedirnos el acceso a los caladeros y que dejan el derecho a la tierra y al agua en manos del mundo empresarial».
– Margaret Nakato, WFF, París COP21

Los movimientos de pescadores y sus aliados han dedicado años a centrar sus esfuerzos en el plano internacional y luchar por la adopción de las Directrices PPE (Directrices Voluntarias para Asegurar la Pesca Sostenible en Pequeña Escala). De forma paralela a este trabajo, que definía visiones alternativas basadas en los derechos humanos, quedaba muy patente que otras fuerzas estaban intentando orientar las cuestiones sobre qué hacer con los caladeros y los recursos pesqueros en una dirección muy distinta [Más información sobre el impacto que ha tenido la implementación de las directrices PPE]. Como se desprende de las palabras de Margaret Nakato, de WFF, con el término «acaparamiento de océanos» los movimientos de pueblos pescadores pretenden visibilizar las múltiples caras de la lucha que están librando. La cuestión ya no se reduce a luchar contra las flotas pesqueras industriales [Sinha, S. 2012. Transnationality and the Indian Fishworkers’ Movement, 1960s-2000. Journal of Agrarian Change. 12 (2-3), 364-389], sino que va mucho más allá.

En el contexto del cambio climático, desde la Conferencia Rio+20 ha ido surgiendo una visión contradictoria del denominado «crecimiento azul». Al igual que la versión «verde» pretende hacer con las tierras, el crecimiento azul pretende convertir el cambio climático y la destrucción creciente del medio marino en nuevas oportunidades para la acumulación de capital. En lugar de atajar los motivos subyacentes a las crisis actuales, las únicas «soluciones» que se plantean con el crecimiento azul son soluciones de mercado donde el requisito fundamental es no entrar en conflicto con los intereses empresariales y el poder corporativo; en su lugar, las soluciones no harán sino reforzarlos, dándoles más control sobre los recursos naturales, supuestamente para poder salvarlos. El argumento es que, si queremos resolver el cambio climático, debemos dar más voz a los intereses corporativos para que nos digan cómo gobernar la naturaleza.

Como resultado, una coalición de actores (similar a la que ya está implicada en el acaparamiento verde de tierras, aguas y recursos naturales) formada por estados, instituciones financieras internacionales, coaliciones de empresas trasnacionales, fundaciones filantrópicas y ONG medioambientales internacionales (aunque ubicadas, sobre todo, en EE. UU.) se ha erigido como defensora del «crecimiento azul». Estos actores se han estado reuniendo en encuentros internacionales exclusivos, entre ellos la Cumbre internacional de los océanos que organiza The Economist de forma bianual [«Captura corporativa», Right to Food and Nutrition Watch], para debatir cómo sacar adelante su visión. Aparte de proponer soluciones neoliberales que desembocan en el acaparamiento de recursos, estos eventos también deben verse como un intento de marginar cualquier tipo de solución real que intente atacar la raíz de la «convergencia de crisis», es decir, «la guerra del capitalismo por la tierra»[Consulta el libro de John Bellamy Foster, Brett Clark y Richard York].

La conferencia de la ONU sobre los océanos: acaparamiento disfrazado de «sostenibilidad»

Uno de los acontecimientos clave más recientes en que se ha presionado a favor de la visión del «crecimiento azul» ha sido la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los océanos, celebrada en junio de 2017. En ella, prácticas claramente insostenibles o soluciones falsas ya criticadas por los movimientos de pueblos pescadores como formas de acaparamiento de los océanos, tales como el carbono azul [Para más información sobre el carbono azul, boletín Nyeleni num. 7 y el informe del TNI y de la Indonesian Fisherfolk Union (KNTI)], las actividades extractivas de gran escala (petróleo, gas), las zonas marinas protegidas e incluso la iniciativa china «One Belt, One Road», tan increíblemente destructiva, se han presentado envueltas en el discurso de la sostenibilidad. Todas ellas se han aceptado como herramientas para garantizar el Objetivo de desarrollo sostenible (ODS) 14, que lo que en realidad pretende es «cómo conservar y utilizar con sostenibilidad los océanos, los mares y los recursos marinos para un desarrollo sostenible». En respuesta a este intento de denominar como «sostenibles» unas prácticas que afectarían de forma muy negativa a los pueblos de pescadores a pequeña escala de todo el mundo, WFF y WFFP lanzaron una potente declaración para denunciar los ODS y la Conferencia sobre los océanos. Los ODS, señalan estas organizaciones, «dan prioridad a los intereses económicos de una minoría elitista al tiempo que marginan las voces de los pueblos a los que representamos», y de esta forma «perpetúan y agudizan aún más las desigualdades e injusticias del orden mundial contemporáneo». Asimismo, ignoran por completo la lucha por los derechos humanos y vuelven a trasladar la responsabilidad a los estados: «analizando los ODS, no existe en ellos un compromiso claro con los derechos humanos, y queda muy patente la ausencia del derecho a la alimentación, el derecho al agua y al saneamiento, así como los derechos de las mujeres. En este nuevo escenario, el papel de los estados es, por encima de todo, facilitar la actuación del sector privado y, como mucho, seducirle con «compromisos voluntarios» en el camino hacia un «desarrollo sostenible» que sigue sin concretarse» [Declaración completa].

Los pescadores por la soberanía alimentaria

Los movimientos de pescadores están empleando el concepto de «acaparamiento» frente a esta diversidad de problemas que no deja de aumentar. En contraposición a las soluciones elitistas que insisten en continuar privatizando y mercantilizando los caladeros y los recursos marinos, los movimientos de pescadores están construyendo con otros movimientos de base un contrapoder que lucha por la justicia climática y la soberanía alimentaria [Sobre cómo ha progresado esta «convergencia» en el COP21 de París]. El objetivo de esta «convergencia» de movimientos distintos es vincular las luchas y la resistencia frente al acaparamiento de tierras, aguas, océanos y recursos naturales que, de hecho, se entrecruzan. Para enfrentarse de forma efectiva a esta multitud de acaparamientos, el movimiento por la soberanía alimentaria debe entenderlos en primer lugar y luego movilizarse, organizarse y levantarse contra ellos en común[[Para más información sobre el modelo de producción que defienden los y las pequeños pescadores, y cómo puede considerarse «agroecología en acción», consulta el Cuadro 1 del boletín Nyeleni num. 27].