Cuadros

Cuadro 1

El Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) en México

«Libre comercio, violencia, impunidad y derechos de los pueblos»

El TPP nació como Tribunal Russell para juzgar los crímenes de Estados Unidos en Vietnam. Después juzgó a las dictaduras en el Cono Sur y se convirtió en «tribuna permanente» donde los pueblos expresan en sus propios términos los agravios sufridos, se reconocen como sujetos de su proceso y denuncian a los responsables de su caos y sufrimiento.

En México el TPP se instaló en 2011 a petición de cientos de organizaciones campesinas, obreras y de la sociedad civil que acusan al Estado mexicano por el delito de desvío de poder: favorecer sistemáticamente a las empresas mientras impide que la gente logre la justicia con todo su aparato jurídico y económico.

El desvío de poder se dirime en siete procesos derivados del orden impuesto con el libre comercio: violencia contra los trabajadores; violencia contra los migrantes; censura y violencia contra los medios de comunicación; devastación ambiental; violencia contra el maíz y la autonomía de los pueblos; violencia de género; guerra sucia e impunidad.

En la autonomía de los pueblos, el reclamo es el despojo de las posibilidades de subsistencia, cuyo corazón es el maíz, alimento vital y núcleo de la defensa territorial. Quizá es la primera vez que un jurado internacional asume la integralidad del ataque y las complejas relaciones entre el despojo, la soberanía alimentaria, la expulsión migratoria y el acaparamiento de los territorios y bienes comunes. El TPP recomendó al gobierno de México que se salga del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. De no hacerlo serán imposibles la soberanía nacional y la autonomía; que prohíba el maíz transgénico por atentar contra una matriz civilizatoria plena de futuro. Determinó que México viola el Estatuto de Roma por genocidio, y visibilizó en lo internacional los abusos del gobierno contra los pueblos.

El TPP abre espacios de diálogo y vinculación y donde los agraviados sistematizan su experiencia y recuperen su centralidad como sujetos. Alienta las luchas y fomenta la sensación de logro y aplomo, al abrir campo para la expresión de los agravios en un entorno de confianza en su palabra, con referencias y términos propios.

Cuadro 2

Atlas de justicia medioambiental

El atlas de justicia medioambiental es un atlas de mapas temáticos y regionales que cubren los conflictos socio-ambientales en todo el mundo. La mayoria de los casos cubiertos por el atlas se centran en situaciones en las que las comunidades se movilizan y luchan por la justicia medioambiental.


Algunos aspectos destacados del proceso de cartografía:
1. Los conflictos ecológicos van en aumento por todo el mundo, espoleados por la demanda de materiales alimentada sobre todo por la pequeña parte más rica de la población mundial. Las más afectadas son las comunidades pobres y marginalizadas. (…).
2. Se acrecientan las formas clásicas y nuevas de extracción (fracking, servicios de los ecosistemas). Esta búsqueda de recursos se centra mayoritariamente en los últimos ecosistemas intactos del planeta, que muchas veces albergan a pueblos indígenas y comunidades de subsistencia.
3. La actual ola de acotamientos está conduciendo a una temeraria e irreparable destrucción del medio ambiente, incluso a la contaminación y agotamiento del agua, la degradación del suelo, y la liberación de materias tóxicas peligrosas; también a la pérdida del control comunitario sobre los recursos necesarios para su sostenimiento. (…)
4. Estas injusticias medioambientales conllevan la implicación de una red heterogénea de actores, no solo los actores de las corporaciones que ya trabajan en la inversión de capitales a gran escala, sino nuevos actores financieros. (…) La resistencia de los pueblos está emergiendo. Las comunidades están luchando para recuperar el control sobre sus propios recursos y hacer valer su derecho a un medio ambiente saludable. Las formas de acción no solo utilizan los medios formales, como recursos ante los tribunales, presión sobre los gobiernos y referéndums, y la movilización informal, sino también las protestas callejeras, bloqueos y ocupación de tierras.
5. Las compañías siguen disfrutando de una impunidad corporativa generalizada con respecto a los abusos sobre el medio ambiente y los derechos humanos. Las compañías continúan con sus actividades en medio de fuertes protestas ciudadanas, a veces recurriendo a fuerzas de seguridad privada y a la connivencia de los gobiernos para aplastar la resistencia. Esta creciente persecución y la violenta puesta de los activistas medioambientales en el punto de mira está menoscabando los derechos humanos (Boletín Nyéléni núm. 14: Derechos y represión).
6. Una mayor rendición de cuentas de las empresas, en lugar de la responsabilidad corporativa voluntaria, y la reducción del consumo, son el único modo de impedir la extensión de los conflictos ecológicos por todas partes. Es fundamental que los grupos de ciudadanos continúen la vigilancia y la movilización.
7. Entre historias de devastación y contaminación del medio ambiente, hay muchos casos de victorias de la justicia medioambiental (…). La resistencia popular de las comunidades afectadas es fundamental para avanzar hacia una economía más equitativa y sostenible.