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La Soberanía Alimentaria en vanguardia de un nuevo sistema
Las políticas neoliberales no han cumplido la promesa de crecimiento económico ilimitado, mientras que las inversiones reales han perdido rentabilidad. De ahí la nueva era de financierización de la acumulación de capital, caracterizada por la desmaterialización de la economía, y por las fusiones y adquisiciones de las empresas transnacionales, que ha conducido a una concentración sin precedentes del mercado, para fomentar las nuevas inversiones en I+D (Investigación y Desarrollo) y en (bio)tecnologías. El objetivo es ampliar las fronteras del capitalismo para capturar toda la biodiversidad mundial, hundir los precios de los alimentos y la mano de obra, y reiniciar una expansión económica material.
Para lograr ese objetivo, las empresas transnacionales ejercen una influencia cada vez mayor sobre el sistema de Naciones Unidas para obtener políticas públicas y marcos normativos favorables. El Foro Económico Mundial y las empresas transnacionales están intentando transformar los principios y prácticas de gobernanza de las instituciones de la ONU en la llamada «gobernanza multisectorial», como la esfera de un número reducido de poderosos monopolios privados. La pandemia de la COVID ha puesto de manifiesto el poder de las empresas transnacionales, ya que en muchos países las grandes empresas del sector de la alimentación han recibido apoyo financiero, mientras que lxs productores a pequeña escala se han arruinado y los trabajadores del sector alimentario y agrícola (muchos de ellxs migrantes) se han quedado sin empleo y sin acceso a la alimentación.
El movimiento de la soberanía alimentaria, en el que domina la agroecología, puede estar a la vanguardia, ofreciendo una solución para relanzar la expansión económica material luchando contra el cambio climático, y configurando una nueva sociedad basada en principios igualitarios. De hecho, la FAO reconoció el papel de lxs pequeños productores de alimentos para alimentar al mundo, y están en el centro de las soluciones para mitigar el cambio climático. Hasta ahora, ninguna de las soluciones de mitigación del cambio climático planteadas por el sector empresarial es capaz de afrontar las causas subyacentes y siguen permitiendo que los que más contaminan sigan calentando nuestro planeta. Las raíces de las soluciones reales para acabar con el cambio climático están en el acceso de los pueblos a la tierra, las semillas, y el agua, y su control de las mismas, y la promoción de la agroecología, la restauración de la naturaleza y los paisajes que retienen el agua.
Así pues, tras la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de Roma en 1996, durante la cual La Vía Campesina lanzó su programa en favor de la soberanía alimentaria, se formó el Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (IPC por sus siglas en inglés) y el Foro Nyéléni en 2007, que reunió a los movimientos sociales para acordar un programa común para la Soberanía Alimentaria; y durante el Foro Nyéléni 2015 se acordó una definición común de agroecología para popularizarla en Naciones Unidas; el movimiento de la soberanía alimentaria, por medio del IPC, solicita que se convoque otra cumbre mundial que ponga en contacto el programa de la soberanía alimentaria con otras luchas convergentes en favor de la justicia climática y el cambio de sistema, presentando las alternativas reales al sistema económico y alimentario actual que ya existen, tanto a escala local como internacional, a través de la agroecología y de un sistema económico que incluya: los mercados territoriales; relación directa entre productores y consumidores; cooperativas y mecanismos y políticas de buen gobierno liderados por la comunidad y participativos.
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Comunicar para alimentar: la urgencia de informar sobre la Soberanía Alimentaria
Para ejercer derechos hay que conocerlos. La comunicación alternativa, popular y comunitaria es clave para este agenciamiento, ya que implica construir mensajes desde las organizaciones y movimientos sociales que fortalecen las narrativas propias, sin intermediarios, transmitiendo desde los territorios las luchas, demandas, denuncias, ideas y propuestas para una vida digna, con justicia social, ambiental, económica y de género.
Entre mensajes monopolizados por el agronegocio -que invierten en campañas publicitarias millonarias para lavar su cara y sus culpas, y maquillan de verde los proyectos extractivos que contaminan suelos y cursos de agua-, la comunicación popular se abre paso.
A través de blogs, mensajes en redes sociales y transmisiones vía streaming, las organizaciones sociales, ambientales, feministas, campesinas, indígenas y afro, viven un nuevo auge de apropiación de los medios de comunicación, con las tecnologías (TIC’s) como grandes aliadas.
Algo que define a esta época es la articulación entre varias organizaciones para construir nuevos canales de comunicación y medios propios. Esa unidad en la diversidad, que propiciamos para llevar adelante una agenda política en común, obtiene en las plataformas transmedia un espacio propio donde disputar el sentido con la hegemonía mediática. Y hay audiencias ávidas de verse reflejadas en esos mensajes frescos, construidos desde abajo y a la izquierda, para inspirarse y encontrar una causa de la que sentirse parte.
Sobre los mensajes que abordan temáticas relativas a la construcción y ejercicio de la Soberanía Alimentaria, sean artículos, posteos, reportajes, fotoreportajes o podcast, es necesario seguir acercando historias que hablen de los proyectos emancipatorios que están en marcha en todo el mundo y afrontan persecuciones políticas, la militarización en los territorios y la imposición de paquetes tecnológicos agroindustriales que, aunque se renombren y apelliden «sostenibles», nunca serán sustentables.
En este mundo capitalista y patriarcal, son las mujeres quienes más viven con hambre y sólo el 13% posee tierras aunque, paradójicamente, sean responsables del 60% de la producción de alimentos. Las narrativas sobre Soberanía Alimentaria deben tener a las mujeres como protagonistas ineludibles de los mensajes, mostrar el trabajo territorial que realizan y estimular sus vocerías, como sujetos políticos de la agroecología.
Comunicar qué es la Soberanía Alimentaria, por qué es importante su defensa y construcción desde los territorios, debe integrar la estrategia de los movimientos. Es una herramienta clave para hacer incidencia, no un elemento accesorio.