Voces desde el campo

Voces del campo 1 

La vida de los pastores en India durante el bloqueo del COVID19 

Anu Verma, South Asia Pastoralist Alliance & MARAG, India, WAMIP South Asia  

India tiene 34 millones de pastores que gestionan una cabaña ganadera de más de 50 millones de cabezas. La cría de ganado es la segunda ocupación más importante de la India después de la agricultura. Representa una  contribución importante de entre el 8,5% y el 9% al PIB del país. Su contribución es aún más vital ya que el pastoreo es el medio de subsistencia más importante para los pastores sin tierra, así como para los pequeños agricultores marginales y en particular los que viven en zonas montañosas y sujetas a la sequía, donde la producción agrícola no está garantizada. Contribuye significativamente al sustento y la riqueza de las comunidades en cuanto a leche, lana y carne sin necesidad de insumos procedentes del mercado.

En la actualidad, las instituciones pastoriles tradicionales se ven cada vez más amenazadas por los desplazamientos masivos debidos a la intensa competencia de la agricultura, el crecimiento demográfico, el despojo de rebaños y la sequía. Aunque el confinamiento debido al COVID19 ha afectado a todo tipo de gente, el impacto sobre esta población ha sido diferencial. Los pastores del país tienen que enfrentarse a un sistema de control policial muy hostil, incluso de los guardas forestales. En pleno brote, la regulación y el control de sus movimientos se han intensificado durante el momento más crucial, es decir, durante su desplazamiento hacia los pastos de verano. Mientras que algunos gobiernos estatales han permitido sus desplazamientos, como el transporte de productos básicos, los pastores que se fueron a sus granjas quedaron atrapados y sin posibilidad de regresar a sus  rebaños. “No podemos movernos libremente para pastorear con nuestros rebaños ya que la gente teme que seamos portadores del coronavirus.” dice Sumer SIngh Bhatti, propietario de cerca de 200 camellos que pastorean en zonas áridas y desérticas del Rajasthan. 

“A veces nos impiden ir a comprar víveres en las tiendas del pueblo”. Este miedo al coronavirus ha sido fatal para los pastores de camellos, ya que con el calor del verano los pastores perderán la oportunidad de conseguir hierba verde para forraje”, dijo Mool Singh, un pastor de la aldea de Nakrasar, en el distrito de Bikaner, en Rajastán. En marzo de cada año, él  emigra al Punjab para pastorear  la paja del trigo.

Voces del campo 2

El futuro de la trashumancia pacífica en África Occidental

Hindou Oumarou Ibrahim, coordinadora de Peul Indigenous Women y People’s Association of Chad, y miembro del comité ejecutivo de Indigenous Peoples of Africa (IPACC), WAMIP África Central

A los gobiernos no les convienen los pueblos nómadas debido a la gran dificultad de controlarlos. Muchos Estados han decidido valorar más la agricultura en detrimento del pastoreo nómada. Sin embargo, en el Sahel la ganadería representa más de un 40% del PIB de todos los países sahelianos y en el Tchad más de un 20%.

En primer lugar, los pueblos como los peuls, los árabes o los tuaregs no han sido considerados pueblos de pleno derecho tras la colonización, puesto que su estilo de vida distaba del imaginario de desarrollo que el Estado había pensado en establecer. Por este motivo, la mayoría de los pueblos nómadas todavía no tienen acceso a la educación, a la sanidad ni al agua potable…

No obstante, la incertidumbre en torno a los recursos forrajeros de los ecosistemas del Sahel impone a los pastores la utilización de técnicas de ganadería especiales para salvaguardar su capital de producción, es decir, el ganado y los ecosistemas. De hecho, el pastoralismo se basa en la gran aptitud de los ganaderos a la hora de dar valor a los recursos forrajeros espontáneos que se encuentran dispersos en medios heterogéneos.

Los Estados deben modificar la manera de ver a los pueblos nómadas y apreciar su valor medioambiental. La mayoría de las especies de ganado ofrecen múltiples servicios como por ejemplo el suministro de alimentos ricos en proteínas, de abono y de energía. Sin la ganadería sería imposible mitigar la inseguridad alimentaria. En todos nuestros hogares se consume carne y la leche es u complemento alimentario. El pastor intercambia el ganado por el mijo de los agricultores. Finalmente, todos estos elementos hacen girar la economía circular en las comunidades.

Los pastores no representan un problema, sino una solución. Son el pasado, el presente y el futuro.

Voces desde el campo 3

Hacia una red de pastores en Norteamérica , una visión desde la Sierra Tarahumara 

Proyecto “ De la Oveja a la Cobija” y Red del Desierto, Campo Adentro, F. Marso

La vida en las comunidades  Raramuri (Tarahumara), Sierra Madre Occidental, Chihuahua, México, está basada en la agricultura y ganadería de autoconsumo. El pueblo Rarámuri, unas 50.000 personas, sobrevivió al colonialismo en parte por situarse en zonas remotas de la Sierra.   La actividad  está estrechamente ligada a ceremonias y festividades y se desarrolla bajo un esquema organizativo del trabajo basado en ciclos naturales llamados Mawechi. Debido a la orografía irregular, con grandes barrancas y suelos muy pobres, predomina en la zona la ganadería de caprino y ovino. Los procesos de descomposición social que los proyectos extractivistas y de explotación turística, así como la inseguridad generalizada debida a la presencia de mafias de narcotráfico, han hecho que esta actividad disminuya en la zona.

Recientemente ha habido una renovada atención y entusiasmo de jóvenes rarámuri, mayoritariamente mujeres, por continuar con el cuidado de cabras y ovejas, a partir de un manejo extensivo que hace uso de los pastos escasos y dispersos, allí donde el vacuno no puede sostenerse, y en rotación con la milpa aprovechando sus rastrojos y el estiércol como abono. A cambio obtienen carne, leche, cuero y lana, además de ser los animales adultos una especie de “hucha” capitalizable para emergencias.

Se ha conformado en esta zona una asociación de pastoras y tejedoras, que agrupa a 30 mujeres rarámuri, lideradas por la pastora Agripina Viniegra, organizadas para el cuidado de ovejas vinculado a su explotación productiva, fundamentalmente para la creación de textiles de lana. Igualmente la joven Asociación de Criadoras de Ovino Raramuri está aproximándose a pastores de comunidades de los estados de Nuevo León, Coahuila y San Luis Potosí, proponiendo la idea de Red del Desierto. Igualmente se está llevando a cabo una toma de contacto con el pueblo Navajo del Suroeste de EEUU, para reactivar la Región de Norteamérica de WAMIP.

Voces del campo 4

El cambio climático y la industria minera amenazan de extinción a los pastores nómadas de Mongolia

Maamankhuu Sodnom, Asociación de Pastores de Mongolia 

Mongolia tiene una superficie de 1.564.116 km2 y una población de 3,4 millones de personas, de las cuales el 30% practica el pastoralismo. Los pastores mongoles crían sobre todo ovejas, camellos, cabras, ganado vacuno (incluidos los yaks) y caballos.  El 70% de la superficie de Mogolia se destina al pastoreo, la mayor parte de este territorio son estepas y desiertos áridos y semiáridos. En la actualidad, muchos de estos nómadas se están trasladando a las ciudades como resultado de una combinación de factores, entre ellos el cambio climático.

El clima de Mongolia puede ser extremadamente duro incluso en condiciones normales. Hay cuatro estaciones; el invierno es extremadamente frío y la temperatura suele bajar a -45oC y el verano puede llegar a los 45oC. Aquí la primavera es siempre ventosa y las tormentas de polvo son la norma. En los últimos treinta años, el desierto de Gobi, en el sur de Mongolia no ha registrado muchas precipitaciones en verano, lo que ha agravado considerablemente la aridez y ha afectado negativamente a la actividad ganadera.

Los niveles de nieve en invierno y las tormentas de arena en primavera, nunca antes vistos, contribuyeron a agravar la situación preexistente, lo que provocó la aceleración de la desertificación en toda la región. Los mongoles están orgullosos de su cultura pastoril y de su capacidad para subsistir con su ganado incluso en condiciones ambientales extremadamente difíciles, sin embargo, hoy en día los pastores nómadas están amenazados de extinción.

El segundo factor importante que amenaza la supervivencia de su estilo de vida es la industria minera, que ha crecido considerablemente en los últimos 20 años. Sólo en mi provincia hay catorce empresas mineras autorizadas, y Tavan Tolgoi y Oyu Tolgoi son las más grandes. Oyu Tolgoi es una empresa minera de cobre y oro, que ha estado utilizando enormes cantidades de agua de las ya agotadas fuentes subterráneas. En el desierto de Gobi no hay ríos ni lagos, lo que obliga a los pastores a cavar pozos para extraer agua subterránea. Muchos de estos pozos ya se han secado por completo, principalmente porque Oyu Tolgoi utiliza 950l. de agua por segundo. La región era semiárida, pero se está convirtiendo en un desierto a un ritmo alarmante. La empresa minera Tavan Tolgoi explota y exporta carbón a China por pistas de tierra sin asfaltar, destruyendo de modo indiscriminado las tierras de los pastores. Los pastores mongoles han comenzado a protestar, pero carecen de recursos, organización y poder para efectuar cambios significativos, ya que la mayor parte de la economía mongola depende de la exportación de cobre y carbón a China. En la actualidad, estamos librando una ardua batalla para salvar nuestros pastos.

Cuadros

Cuadro 1

Pastores por el clima: ¿ la ganadería siempre es nociva para el planeta

El informe anual publicado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático-IPCC, destaca la importancia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La ganadería, perforaciones petrolíferas y de gas, el fracking, los vertederos, etc. son fuentes principales de emisiones de metano según el IPCC. Pero en el debate público/mediático/político, debemos diferenciar las distintas fuentes para alcanzar un debate más informado y justo sobre la necesaria acción climática. Por ello WAMIP ha llevado a cabo un estudio científico junto con el equipo internacional de investigadores de PASTRES y ha publicado el informe “¿Es la ganadería siempre nociva para el planeta?”[1]

No todos los gases de efecto invernadero son iguales. Mientras que el metano tiene un efecto sobre el calentamiento de corta duración, el CO2 permanece para siempre. Además, las emisiones de los sistemas ganaderos son muy variadas y debemos diferenciar entre sistemas intensivos y extensivos. Los sistemas pastoriles móviles y de ganadería extensiva pueden estar en equilibrio de emisiones de CO2, y sus emisiones de metano no son adicionales pues tienen niveles similares a los de los sistemas de vida silvestre que sustituyen. Sin embargo, la ganadería intensiva es contaminante de CO2 y de metano y por ello desde el movimiento pastoralista estamos a favor de su desmantelamiento y penalización.

Es esencial reducir los gases de efecto invernadero, pero no todas las fuentes son iguales, no es igual el pastoreo, la ganadería industrial o el fracking. Los sistemas de ganadería extensiva dan soporte a un gran número de personas, proporcionando productos animales de alta calidad, y pueden ser beneficiosos para el clima (mejorando la fertilidad de los suelos o previniendo incendios) .

Por tanto, apoyamos la reducción de emisiones al tiempo que atendemos las cuestiones de Justicia Climática y reconocemos al pastoreo y la ganadería extensiva no como parte del problema del cambio climático, sino como parte de la solución[2].

Cuadro 2

Reinventando un modo de vida ancestral: Escuelas de pastores

Frente a la amenaza de desaparición del pastoreo en las zonas de montaña de España, la entidad sin ánimo de lucro Campo Adentro-INLAND inicia en 2004 un sistema de formación teórica y práctica dirigida tanto a personas jóvenes interesadas en el pastoreo como a pastores en activo, posibilitando la integración de nuevos pastores/as y garantizando el relevo generacional. Se ha formado a cientos de personas con unos 70 solicitantes cada año .

Por un lado la escuela forma a personas para que inicien su propio proyecto ganadero con orientación agroecológica, y que desarrollen su actividad con nuevos enfoques de viabilidad económica y de valor añadido al producto.

Igualmente las personas que hayan seguido esta formación se dotan de los conocimientos necesarios para trabajar de forma asalariada en aquellas explotaciones ganaderas que demanden trabajadores, o para la ejecución de servicios ambientales tales como mantenimiento de cortafuegos.

Por otro lado se han ofrecido cursos a pastores en activo, de perfeccionamiento en la elaboración quesera u otras cosas que se demanden así como viajes formativos y de intercambio.

Al módulo teórico le sigue una parte práctica de trabajo con el rebaño-escuela de Campo Adentro INLAND, con una sede en las montañas de Madrid y una en el norte de la península.  Recientemente se han llevado a cabo Escuela de Pastores Junior, para niños/as. Y también un sistema de becas de formación gratuita para migrantes sin papeles interesados en este modo de vida.

 Una vez los alumnos finalizan la teoría y la práctica, han de entregar un proyecto de explotación, que ha sido tutorizado a lo largo del curso.

En este momento, la Escuela pasa a aportar al alumno graduado un acompañamiento y orientación en los trámites y en el posible acceso a la tierra. Es importante tomar un papel activo en la incorporación del estudiante,  promoviendo esquemas de Custodia del Territorio entre los diferentes productores con los que ha ido tomando contacto, fórmulas de transmisión de propiedad bajo arrendamientos etc. en los casos de jubilación anticipada, cesión, formulas de economía social, cooperativismo etc.

Cuadro 3

Género y pastoreo

En 2010, la alianza WAMIP convocó un Encuentro Mundial de Mujeres Pastoras en  Mera (Gujarat), India que reunió a más de 100 mujeres de comunidades pastoriles repartidas por 32 países diferentes para hablar de los miles de problemas que afrontan las pastoras nómadas y semi-nómadas de todo el mundo, y de cómo luchar unidas para solventarlos. 

Las participantes en el Encuentro identificaron cuestiones clave, como los mercados, las normas y los derechos, el medio ambiente; el movimiento social, la educación y la salud, así como una serie de prioridades de actuación, como la representación, la comunicación y la creación de redes, la educación y el desarrollo de capacidades, y la promoción. También seleccionaron representantes para redactar la Declaración de Mera con el fin de informar y apoyar el desarrollo de las políticas de pastoreo, pero también para demostrar el compromiso con la sostenibilidad medioambiental y la protección de la biodiversidad y los recursos comunes para las generaciones futuras.

Desde entonces se ha avanzado en relacionar las luchas de las mujeres pastoras en el seno del marco de las reivindicaciones del movimiento feminista. Las mujeres ganaderas y pastoras en extensivo reivindicamos nuestro valor  dentro del sector y de la sociedad, luchando por ejercer nuestra forma de vida sin desigualdades y constituyen una red de apoyo mutuo como espacio de resistencia y sensibilización. La crisis sanitaria y social producida por la pandemia trajo interminables reflexiones sobre cuidados y trabajos esenciales. Ahora se hace más necesario si cabe reconocer la actividad de las pastoras y ganaderas que desde sus territorios mantienen la vida y ponen en valor el gran potencial y la enorme capacidad de las redes de mujeres para afrontar adversidades. Necesitamos mostrar la labor de estas mujeres de cuidado y reproducción de las bases de la vida, desde el campo y para la sociedad.

Las mujeres ganaderas y pastoras en extensivo defienden, la sororidad exigiendo la abolición de todas las desigualdades sufridas por aquellas que se sienten mujeres en un contexto patriarcal y capitalista. Defienden el derecho a no ser violentadas, agredidas, violadas, asesinadas; a la igualdad salarial, en la toma de decisiones, en el acceso a la tierra, en la distribución de los cuidados; a decidir sobre su forma de vida, sexualidad y reproducción, sea cual sea su edad, origen o ciudadanía; y a ejercer y ser consideradas válidas como agricultoras y ganaderas, y no meras “acompañantes” o “ayudantes” de los hombres con los que trabajan.

Exigimos un medio rural habitable, con servicios básicos garantizados para todxs: salud, educación, transporte público, cultura, atención a personas con dependencia, acceso a la tierra, vivienda digna y servicios de prevención de la violencia de género accesibles.

Como mujeres pastoras reclamamos un ecologismo que nos considere como elementos activos en el territorio, aliadas de la biodiversidad y garantes de los entornos naturales. La ganadería extensiva es esencial para el mantenimiento de los ecosistemas, mantenimiento forestal, prevención de incendios y mejora de pastos, así como para la lucha por la soberanía alimentaria. Todo ello desde una forma feminista de trabajar, poniendo el bienestar de nuestros rebaños y el territorio que habitamos por delante de los resultados económicos, centrando la forma de tratarlos desde el cuidado y el respeto a sus necesidades, una relación de cuidados que se extiende hasta las personas que alimentamos con la carne, la leche o los productos lácteos que producimos.

En un marco capitalista y ultraliberal nos hacen creer que ya no es necesario reclamar derechos, que el mundo rural es un bien de consumo, y que el trabajo en el medio rural y cómo se afronta desde la ganadería y el pastoreo en extensivo no es productivo y no tiene futuro. Las mujeres rurales son el presente, y serán el futuro. Serán cada vez más y más fuertes. Las mujeres estamos y estaremos en primera línea.

Cuadro 4

WAMIP sobre el Año Internacional de los pastos y el pastoreo – (IYRP por sus siglas en inglés)

Hace unos años, algunas entidades que trabajan en la ecología de los pastizales (como la Universidad de Arizona, el ILRI, etc.) lanzaron la idea de hacer una campaña para declarar el Año 2026 como Año de las Naciones Unidas de los Pastos. Más organizaciones se adhirieron y se propuso que el año incluyera también el reconocimiento de los pastores como custodios de los pastos.  Este año, 38 países y 300 organizaciones apoyan el IYRP. El Gobierno de Mongolia presentó la candidatura de declaración del IYRP en una sesión abierta de la reunión del Comité de Agricultura  de la FAO, en octubre de 2018 en Roma y la propuesta fue aprobada sin reservas. Desde entonces, la propuesta también ha sido aprobada por el Consejo y la Conferencia de la FAO.  La votación final se llevará a cabo en la Asamblea General de la ONU en otoño de 2021.

Como organizaciones de base que componen la alianza global de WAMIP, expresamos nuestro apoyo a la iniciativa que reclama un Año Internacional de los Pastos y el Pastoreo como se indica en la carta dirigida al Gobierno de Mongolia.

Desde su lanzamiento en el seno de varias redes, compuestas principalmente por investigadores en praderas y pastizales y entidades medioambientales, hemos acogido con satisfacción la incorporación del elemento crucial de los pueblos pastores como los más afectados por las políticas que rigen los pastos y cuidadores efectivos de los mismos desde hace milenios.

Hemos sido testigos de cómo este llamamiento ha recabado un enorme apoyo por parte de un amplio abanico de organizaciones, como podemos ver en el creciente número de miembros que se han unido a las RISG a nivel mundial y en las regiones definidas.  Para una buena consecución de este esfuerzo sería importante asegurarse de que en todos los materiales y declaraciones se incluya una definición abierta de lo que se considera pastos: no sólo praderas, sino también bosques y tierras de cultivo después de la cosecha.  Tan importante como la definición de los pastos es la conectividad entre ellos: las vías pecuarias y la trashumancia del ganado y los derechos de movilidad efectivos son cruciales para garantizar el uso sostenible de los pastos.

En cuanto a la gobernanza del proceso del IYRP, nos gustaría abrir un proceso y un grupo de trabajo específico para examinar cómo se están constituyendo y funcionan las RISG en cada región, teniendo en cuenta las redes de pastores existentes y su reconocimiento y centralidad en el proceso. Es importante asegurar que los pastores se sitúen en la presidencia y copresidencia de cada RISG regional, pendiente de determinar de acuerdo con WAMIP.

Por ejemplo, que cualquier decisión o medida relacionada con el IYRP se lleve a cabo con un proceso de consultas y acuerdo previo de los representantes de los pastores.

Cuando se apruebe el IYRP, será necesario poner en marcha acciones sobre el mismo desde ahora hasta 2026, acciones que deberían acordarse y estar basadas en las preocupaciones y prioridades de los movimientos pastoriles, puesto que en este momento es crucial el empoderamiento de las capacidades de gestión de la coordinación pastoril a escala regional.


[1]  El informe está disponible en : https://wamipglobal.com/2021/09/26/pastoralist-movements-takes-part-in-the-report-are-livestock-bad-for-the-planet/

[2] WAMIP trasladó una delegación internacional de nómadas a Glasgow para participar en las negociaciones oficiales COP26 así como en las movilizaciones, incluyendo una acción con ovejas, y lanzó un comunicado.

Destacados

Destacados 1

La digitalización, la agroindustria y el movimiento pastoralista

Uno de los principales efectos de la globalización es la pérdida de control local, regional y nacional sobre la toma de decisiones económicas y políticas, un poder que se ha trasladado a manos de actores globalizados. Al mismo tiempo vemos cómo el capital financiero global está cada vez más escondido y clandestino. Dentro de esta misma dinámica de globalización, los factores que afectan a los sistemas alimentarios, tales como la gestión del territorio, la regulación de precios o las normativas fitosanitarias, están siendo determinados cada vez más por actores internacionales. Este proceso de dislocación del poder soberano tiene muchos efectos sobre la ganadería extensiva y el pastoreo.

Los proyectos extractivistas, la privatización de la tierra o la demarcación de áreas naturales excluyendo a comunidades locales, son algunos de los principales problemas para los pequeños productores de alimentos ya que los despojan de sus territorios.

Paralelamente, existe un impulso por parte del mercado de generar economías de escala:  macrogranjas con miles de cabezas de animales, y una gran concentración en la cadena alimentaria en ganadería porcina y avícola. Este modelo de ganadería explota a personas, animales y entorno, transformando la labor de cuidado de la ganadería a pequeña escala, bajo la lógica industrial. La robotización avanza a pasos agigantados: máquinas de ordeño, de alimentación, de limpieza de establos…, todo ello para aumentar el volumen de producción, mientras los precios de productos como la leche o los corderos son cada vez menores e insumos como el pienso, suben. Esta imposición del capitalismo de “crece o muere” acaba con el sector lácteo y la ganadería familiar, y sólo unos pocos pueden sobrevivir.

Organizaciones como el Foro Económico Mundial (FEM) o el Consejo Mundial de Negocios para el Desarrollo Sostenible, que representan intereses corporativos, tienen cada vez más fuerza en la ONU. Esto quiere decir que nos enfrentamos a un escenario donde la gobernanza pública mundial está siendo privatizada. Prueba de ello es como el FEM ha influido en la ONU en tanto que sponsor oficial del Foro de Sistemas Alimentarios de la ONU o UNFFS lo cual ha suscitado el rechazo y boicot por parte de los movimientos de productores del alimento.

Adicionalmente, este poder excesivo que el capital financiero ejerce sobre la economía real se está profundizando con la digitalización. En el ámbito de la alimentación, la digitalización repercute en la gestión del territorio y el manejo de recursos naturales. Las aplicaciones geo-satelitales cada vez tienen un rol más importante en la toma de decisiones. Los nuevos Eco-Esquemas de la PAC obligarán a que cada rebaño tenga GPS en un 30% de los animales. Anteriormente la UE también quiso imponer chips identificativos para cada animal. Estos procesos tienen toda una serie de consecuencias negativas para las organizaciones vinculadas a la soberanía, ya que las excluyen de la toma de decisiones. Cuestiones de manejo territorial pasan a ser digitalizadas mientras, en las zonas rurales, la conectividad es muy precaria. Las implicaciones que tiene este cambio de la matriz tecnológica se unen además a la brecha digital y problemas de financiación.

La gobernanza misma de la digitalización es privada, no existe un organismo dedicado a regular este nuevo campo de disputa. El movimiento de soberanía alimentaria está creando alianzas con movimientos que trabajan sobre el tema tecnológico, ya que en el presente y futuro próximo, este es uno de los terrenos donde tenemos que hacer valer nuestros derechos y nuestra soberanía. Sin duda faltan todavía muchos mecanismos y estructuras de democratización. Luchamos por una estructura tecnológica pública internacional.

No basta con ejercer la soberanía a nivel local o nacional, sino que hay que organizarse para actuar también globalmente, con una estrategia política que busca la participación en Instituciones públicas internacionales para democratizar estos espacios y poder influir en ellas. Este proceso permitiría hacer frente a los desafíos de la globalización y la acumulación desaforada de riqueza.

Destacados 2

Ambientalismo y pastoreo, una aparente contraposición

En septiembre de este año se celebró en Marsella el congreso de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), una poderosa organización que reúne a las principales ONGs de conservación del medio ambiente.  Ese mismo mes, indígenas y productores de diferentes lugares del mundo se reunían bajo el lema “Nuestra tierra, nuestra naturaleza, por la descolonización de la conservación de la naturaleza”, representando una reinterpretación alternativa de cómo y por quién se lleva a cabo la custodia del entorno. La UICN no ha estado libre de cuestionamiento. Al igual que organizaciones centrales a la misma, como WWF o Sierra Club, que han sido acusadas de prácticas abusivas sobre pueblos indígenas, y de racismo.

 Hace unos años WAMIP denunciaba como en  un informe de la propia UICN sobre medidas para “ proteger la naturaleza “en la región de Ngorongoro ( Tanzania) , se aconsejaba “ retirar las comunidades pastoriles del lugar”. En pocos días el ejercito desalojaba de forma violenta a miles de personas del entorno que pastorearon durante milenios,  para dejar paso a nuevos hoteles y safaris turísticos.

El modelo de conservación con más poder económico y predominante en el imaginario colectivo es la conservación fortaleza. Este modelo se basa en la creencia errónea y racista de que la mejor manera de proteger la biodiversidad es a través de la creación de áreas protegidas donde se suprima la influencia humana. Su filosofía es que las poblaciones indígenas empeoran la pérdida de biodiversidad y la degradación ambiental, a pesar de la falta de evidencia científica e histórica y las amplias pruebas en contra.

Este modelo es defendido por algunas ONG internacionales y transnacionales como WWF, WCS o African Parks, se está extendiendo a nivel mundial, y apuntala el argumentario para la creación de parques naturales sin tener en cuenta el conocimiento y experiencia de pastoras/es y ciudadanía rural.

Los orígenes del modelo de conservación fortaleza son coloniales y racistas. Desde 1970 se han creado más de 1900 parques o áreas protegidas, la mayoría de los cuales se encuentran en el Sur Global. Actualmente, se está impulsando desde cumbres como el Congreso de la UICN el llamado 30×30, un plan para convertir el 30% del planeta en Áreas Protegidas.

Desde un posicionamiento crítico dentro del ambientalismo se denuncia y lucha activamente contra estas falsas medidas que lejos de presentar soluciones ante la situación actual de urgencia climática y social, reproducen los intereses del sistema económico imperante, basado en la explotación de recursos finitos de un planeta ya hace tiempo colapsado que, como demuestran la evidencia científica y experiencia humana, no solo es insostenible sino que es culpable directo del caos climático y la injusticia social derivada.

Las únicas soluciones sostenibles, justas y reales no responden a intereses capitalistas, coloniales y racistas. Las soluciones reales ante el caos climático dependen de la humanidad, de nuestra característica diversidad y particularmente de los pueblos indígenas y otras comunidades locales y su derecho a la tierra; dado que son diversos pueblos indígenas quienes protegen en sus territorios el 80% de las zonas más biodiversas del planeta.

Necesitamos un modelo de conservación de la naturaleza que coloque los cuidados, la diversidad y los derechos humanos en el centro, y confronte las verdaderas causas del caos climático: el sobreconsumo y la explotación de recursos liderados por el norte global y su industria mayoritariamente.

Boletín núm. 46 – Editorial

Presentando el mensaje de las comunidades de pastores, una voz del campo

Ilustración de Fernando Garcia Dory, European Shepard Network / WAMIP

Más de la mitad de la superficie de la Tierra son praderas y pastizales. Durante miles de años las comunidades pastoriles han domesticado animales y gestionado el ecosistema de forma sostenible, produciendo diversas culturas y sistemas alimentarios, adaptados y resilientes. Siempre ha habido una coexistencia del pastoralismo y la biodiversidad asociada.

El pastoralismo se basa en un uso extensivo del territorio, a veces de praderas, pero también bosques y tierras de cultivo después de las cosechas, tierras marginales y otros espacios que muchas veces son inadecuados para la agricultura. 

Entre 200 y 500 millones de personas practican el pastoralismo a nivel mundial, en entornos muy variables, en todos los países del mundo, desde las tierras áridas del África subsahariana hasta el Círculo Polar Ártico. 

Nuestro modo de vida ha existido desde tiempos inmemoriales, evolucionando junto con el paisaje. Pero hoy en día, el pastoralismo está más amenazado que nunca por la industrialización forzada de la ganadería. Tenemos que detener la pérdida de tierras de pastoreo, el “acaparamiento de tierras” y las restricciones a la movilidad que impiden mantener un sistema de pastoreo viable. Actualmente estamos definiendo una posible campaña sobre los Derechos de los Pastores. 

Nuestra identidad y nuestra cultura están siendo erosionadas por políticas que no integran, ni entienden, ni siquiera reconocen suficientemente la existencia del pastoralismo. El escaso rendimiento económico y la falta de reconocimiento hacen que en algunas zonas los pastores jóvenes se vean forzados a dejar nuestro modo de vida o cambiar a formas de agricultura más intensivas.  Estamos promoviendo una sección “Jóvenes” del WAMIP (Alianza Mundial de Pueblos Indígenas en movimiento, por sus siglas en inglés), ya que a menudo los jóvenes tienen dificultades para acceder a la tierra.

La adopción de las decisiones políticas se produce tras consultar poco o nada a las comunidades locales. Somos los usuarios tradicionales de la tierra pero se nos excluye sistemáticamente de las decisiones sobre la gestión de las tierras, incluso sobre la reintroducción o la gestión de predadores salvajes o la definición de zonas de conservación de la naturaleza. Las exigencias burocráticas, sesgadas hacia la producción ganadera intensiva, imponen a los pastores un papeleo enorme y poco realista. 

Pero estamos organizándonos en federaciones en Europa y en todo el mundo, desarrollando redes regionales y obteniendo reconocimiento internacional de instituciones importantes.  Nos esforzamos por defender los intereses de los productores locales e incrementar nuestra representación política. Estamos creando centros de investigación en colaboración con instituciones científicas, formando a los jóvenes y reforzando nuestras competencias.  

WAMIP es una alianza de comunidades de pastores y de pueblos indígenas móviles en todo el mundo, y nuestro espacio común para preservar nuestras formas de vida, obtener nuestros medios de subsistencia y nuestra identidad cultural, para gestionar de forma sostenible los recursos de propiedad común y obtener el pleno respeto de nuestros derechos. Como movimiento de base independiente, trabajamos junto con otras organizaciones de la sociedad civil para influir en los responsables políticos a nivel nacional, regional e internacional, y en organismos supranacionales como la ONU y organizaciones subsidiarias como la FAO, el CDB, etc.

Luchamos contra esas tendencias y mantenemos nuestro modo de vida innovando y mejorando continuamente. Usamos razas locales para adaptarnos a un medio ambiente cambiante. Tratamos de aumentar la toma de conciencia de los consumidores y de venderles directamente. Utilizamos los nuevos medios para promover las tradiciones culturales locales y organizamos eventos festivos. Algunos de nosotros han negociado contratos para prevenir incendios, mantener los paisajes patrimoniales, y prestar otros servicios medioambientales. Somos embajadores del patrimonio cultural local, de la producción sostenible y la soberanía alimentaria.

European Shepherds Network