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¿Qué innovación se necesita?

Dado que el discurso hegemónico sobre la innovación incluye desde la Agroecología a la biotecnología entre los “enfoques para una agricultura sostenible”, es fundamental reconocer que existen visiones radicalmente divergentes para encarar las crisis mundiales y para definir e implementar procesos y productos innovadores, así como sus actores y beneficiarios centrales.

Las tecnologías, innovaciones y prácticas elegidas hoy determinarán el futuro de los sistemas agroalimentarios [Nos referimos a los diversos elementos que componen los sistemas agroalimentarios (ambiente, personas, insumos, procesos, infraestructura, instituciones, etc.) y al espectro completo desde la pre-producción y la producción hasta el procesamiento, el envasado, el transporte, la distribución, la comercialización, la preparación, el consumo y la gestión de residuos. Este marco también incorpora los insumos y productos asociados a cada una de estas actividades, incluidos los resultados socioeconómicos y ambientales. Basado en GANESAN (2014)] y los medios de vida de los pueblos en todo el mundo. Por lo tanto, es crucial que las y los responsables de la toma de decisiones, las y los productores de alimentos y otros actores se planteen las preguntas adecuadas para guiar sus decisiones.

En ese sentido, la innovación no debe consistir únicamente en ofrecer una tecnología o una caja de herramientas de la cual se selecciona unos pocos elementos, o centrarse únicamente en la productividad. La innovación debe centrarse especialmente en los procesos sociales, económicos, culturales, ecológicos, medioambientales, institucionales, organizativos y de políticas públicas.

Para que una innovación reconfigure los sistemas agroalimentarios y contribuya a su sustentabilidad, debe desarrollarse sobre la base de un enfoque integral y multidisciplinario para un cambio sistémico que impacte positivamente en la vida de los pueblos. Además, innovar para transformar estos sistemas no se trata sólo de introducir innovaciones nuevas, revolucionarias o perturbadoras, así como nuevas necesidades, mercados y espacios de aplicación: implica la adaptación o evolución, y la mejora y/o expansión sustancial de las técnicas y prácticas ya existentes.

Evaluar las innovaciones en los sistemas agroalimentarios es un reto, y requiere el desarrollo de un marco y un conjunto de indicadores, y/o análisis de escenarios, para medir las características de una innovación y sus impactos en la sustentabilidad de estos sistemas, y ayudar a informar opciones y acciones estratégicas. Para contribuir a desarrollar dicho marco, aquí planteamos un conjunto no exhaustivo de 13 criterios interconectados.

i. Dimensiones sociales, económicas e institucionales. Se debe evaluar si las innovaciones:
– promueven la participación popular en la toma de decisiones, la gestión de los bienes naturales y en los procesos de seguimiento y evaluación, asignándole un papel destacado a las y los más vulnerables y marginados.
– construyen la justicia social y económica, fortaleciendo la inclusión económica y la cohesión social para mejorar los medios de vida y reducir activamente las desigualdades, fomentando y consolidando las relaciones y la solidaridad entre las zonas rurales y urbanas y entre las generaciones, y apoyando modelos sociales y públicos de propiedad y gestión.
– contribuyen a erradicar del hambre, garantizando el acceso equitativo y un suministro de alimentos suficiente que a su vez contribuya a reforzar la autosuficiencia alimentaria.
– fomentan el consumo de alimentos diversos, nutritivos e inocuos para dietas saludables, diversificadas, culturalmente apropiadas y sustentables.
– benefician a las y los pequeños productores de alimentos y
las y los trabajadores, creando condiciones de vida dignas, implementando la participación efectiva en la toma de decisiones y reconociendo y preservando sus conocimientos.
– construyen la Justicia de género y respeten la diversidad, reconociendo y valorando el trabajo productivo y reproductivo de las mujeres, promoviendo la igualdad de derechos y acceso a los recursos, y la participación efectiva en la toma de decisiones y contribuyendo a erradicar todas las formas de violencia y opresión contra las mujeres.

ii. Aspectos ambientales. Se debe evaluar si las innovaciones:
– son eficaces, reduciendo al mínimo la pérdida de alimentos, los desechos y el transporte que interviene en la producción y distribución de alimentos, así como los efectos ambientales conexos mediante sistemas alimentarios localizados o re-localizados.
– contribuyen la justicia energética, al considerar los sistemas y tipos de producción, distribución y consumo de energía para crear, desplegar y operar la innovación, minimizando los impactos sociales y ambientales de la energía y asegurando un acceso justo y suficiente a la misma.
– contribuyen la justicia ambiental, considerando: los impactos ambientales a corto y largo plazo derivados su uso, más allá de su vida útil; su capacidad de preservar la biodiversidad y el agua; e incluyendo los aspectos laborales de la innovación en la producción de alimentos y los problemas de las y los trabajadores agrícolas migrantes.
– contribuyen la justicia climática, encarando las causas estructurales del cambio climático debidas a los sistemas agroalimentarios, para fortalecer la resiliencia de los pueblos frente a futuras crisis.

iii. Aspectos del proceso de implementación. Se debe evaluar si las innovaciones:
– estarán disponibles y asequibles, para todas las personas e instituciones a todos los niveles y en todos los territorios.
– son útiles, usables y sostenibles en el tiempo, al ser eficaces a corto y largo plazo en el cumplimiento de la tarea para la que está prevista.
– tienen efecto multiplicador, para lograr su adopción generalizada a todos los niveles y en todos los territorios, con impacto positivo.

Para que una innovación sea considerada social, cultural, ambiental, política y económicamente aceptable, debería tener en cuenta y cumplir al menos la mayoría, si no todos, estos criterios.
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Porque apoyar a la Agroecología

La Agroecología es un enfoque de múltiples dimensiones, basado en el conocimiento y los modos de vida de los campesinos y los pueblos indígenas, que se fundamenta en sus respectivos entornos natural, social y cultural [Para saber más sobre Agroecología consulte el Boletín Nyéléni núm. 20 ]. Se trata de un concepto vivo que sigue evolucionando a medida que se adapta a realidades únicas y diversas. Proporciona un marco coherente que conceptualiza estas practicas y sus efectos (y el modo en que se refuerzan mutuamente), y una comprensión holística de nuestro lugar en los ciclos naturales y del modo en que los sistemas alimentarios deben adaptarse a los sistemas bioculturales de los que dependen al tiempo que los restauran.

Incluye una visión a largo plazo y va más allá de la producción agrícola porque abraza y transforma todo el sistema alimentario. Es una herramienta de lucha y resistencia para la construcción de la Soberanía Alimentaria de los pueblos (MST – en portugués). Convoca a cambios de paradigma en múltiples frentes, incluyendo en investigación, consumo, y normativa, con el fin de lograr la Soberanía Alimentaria para las comunidades rurales y urbanas. Por todo el mundo, la Agroecología garantiza la diversidad de alimentos y culturas alimentarias adaptados a sus respectivos medios social y natural.

Además, existen datos convincentes con respecto a la capacidad de la Agroecología de aumentar de modo significativo los rendimientos para los que más los necesitan, a saber, los productores marginalizados de alimentos que subsisten en regiones que dependen de la lluvia, sin que se necesiten infraestructuras onerosas e intensivas en recursos como el regadío y las semillas de las multinacionales.

Los productores de alimentos a pequeña escala, especialmente el campesinado y la agricultura familiar, son los primeros innovadores en agricultura y lo han sido desde hace miles de años. Son los principales diseñadores de los sistemas agrícolas agroecológicos, incluidos los agroforestales y los que han integrado el ganado con los cultivos y los árboles, y los principales fitomejoradores del mundo. En comparación con ellos la contribución de las instituciones de investigación y del sector privado es minúscula. Especialmente cuando consideramos los sistemas agroecológicos y las variedades de cultivos y las razas de ganado adaptados a las condiciones locales. Los procesos de innovación que deben recibir apoyo son estos procesos de iniciativa y desarrollo campesino, así como los procesos Campesino a Campesino que estimulan la innovación agrícola y la puesta en común de resultados.

Existen innumerables métodos agrícolas basados en la ecología que ha desarrollado no menos del 75% de los dos mil millones de productores a pequeña escala, en su mayoría mujeres, en los 500 millones de pequeñas explotaciones agrícolas que alimentan al 70 – 80% del mundo. La mayoría de los alimentos que se consumen actualmente procede de los 2,1 millones de variedades de plantas cultivadas por los campesinos. En conclusión, la Agroecología es el enfoque innovador que debe recibir apoyo; una Agroecología que practican los productores de alimentos a pequeña escala, que son los que la han mantenido durante milenios y que se atienen a sus principios.

Para más información:
Innovaciones para sistemas agrícolas y alimentarios sustentables
La Agroecología en una encrucijada, Boletín Nyéléni núm. 28