Voces desde el campo

Proceso Nyéléni 2025

Los Pueblos Indígenas hacia el tercer Foro Global Nyéléni

Saúl Vicente Vázquez, Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, Comité facilitador del CIP

Los Pueblos Indígenas hemos luchado junto con otros movimientos sociales de productores de alimentos a pequeña escala desde 1996, año en que en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de Roma, se lanzó la visión de la Soberanía Alimentaria, una visión basada en los pueblos que se convirtió en una referencia en el debate mundial sobre comercio, alimentación y agricultura. La necesidad de alimentos estables, saludables y asequibles, culturalmente apropiados, producidos principalmente a nivel local, lejos de las políticas neoliberales, la privatización y el libre comercio y la dependencia de los mercados globales, se ha convertido en la referencia clave a nivel mundial para todos los movimientos y organizaciones principales que trabajan en estos temas.

Desde entonces hasta hoy hemos logrado construir un movimiento amplio articulado en el Comité Internacional de Planificación por la Soberanía Alimentaria (CIP), incidiendo en las políticas de la FAO y del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA), mediante la organización autónoma, la movilización y la realización de dos Foros Globales Nyéléni por la Soberanía Alimentaria, alcanzando logros importantes, como son: las Directrices voluntarias sobre tenencia de la tierra (DVGT por sus siglas en inglés); las Directrices voluntarias para lograr la sostenibilidad de la pesca en pequeña escala (Directrices PPE por sus siglas en inglés); la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (UNDRIP); una reforma del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de las Naciones Unidas, junto con la aprobación del Mecanismo de la Sociedad Civil y Pueblos Indígenas para su relación con el CSA; y la adopción de los principios  y los elementos de la agroecología por la FAO y el GANESAN, entre otros. Todos estos acuerdos y políticas internacionales han marcado el camino y ya han comenzado a influir en las políticas e iniciativas públicas nacionales y regionales.

A pesar de estos logros, durante las últimas décadas nos hemos acercado a una encrucijada fundamental. Hay una preocupación cada vez mayor entre la gente que se siente cada vez más amenazada. Los gobiernos hasta ahora no han sido capaces de encontrar respuestas suficientemente contundentes a las preocupaciones de la gente y a los riesgos de múltiples crisis relacionadas con el clima, la biodiversidad y las prácticas extractivas que siguen destruyendo el planeta. Hay una crisis de gobernanza en las Naciones Unidas y a nivel nacional.

Estamos convencidos de que podemos tomar otro rumbo, pero para ello necesitamos urgentemente unir fuerzas para impulsar los cambios necesarios. Tenemos que luchar por la solidaridad económica, la justicia climática y contra la influencia dominante de las empresas transnacionales (ETN) y las grandes empresas tecnológicas.

En este contexto se inscribe la realización del Tercer Foro Global Nyéléni, desde donde nos proponemos construir un movimiento más amplio y fuerte con una plataforma y acciones comunes que puedan marcar la diferencia, impulsando una transformación profunda, un cambio sistémico que permita la participación de la gente, de los movimientos sociales que abogan por la soberanía alimentaria, la democracia participativa, el empoderamiento comunitario, los derechos humanos, la solidaridad, la cooperación entre pueblos y la paz, e impulsar soluciones reales a estas crisis múltiple.

Proceso Nyéléni 2025

Región de Oriente Próximo y Norte de África (NENA por sus siglas en inglés)

Jana Nakhal, Marcha Mundial de las Mujeres

Mientras nos preparamos para el Foro Global Nyéléni 2025,  nuestra región atraviesa una guerra terrorista de Israel, con un genocidio en Gaza, una guerra destructiva en Líbano y continuos ataques en Siria y Yemen, además de una guerra de saqueo de los príncipes del Golfo contra Sudán.

La cantidad y el alcance de las guerras que la región NENA ha sufrido en los últimos 100 años y sigue sufriendo, ha afectado no solo a su soberanía alimentaria, sino a otros derechos de los pueblos de la región.

Esto, sumado a la intervención indirecta y política del norte global, ha hecho que la soberanía alimentaria de la región también haya estado ausente de los programas de la sociedad civil y de las políticas de los Estados. Además, se aborda a través del prisma de la seguridad alimentaria, descartando un enfoque interseccional muy necesario de la cuestión.

En consecuencia, y mientras desarrollamos el proceso Nyéléni, también estamos elaborando una lista de expectativas y esperanzas para el Foro Global Nyéléni. Pensamos que este foro es una oportunidad para que las causas de nuestra región se globalicen y encuentren solidaridad, pero también para aprender de otros contextos y experiencias, y para aportar nuestra cultura local y la herencia de nuestros movimientos decoloniales.

En este sentido, el Foro Global aparece como una oportunidad para nuestra región, y también para otras regiones, de procesar el arraigado carácter interseccional de la soberanía alimentaria, y crear un espacio para el intercambio de conocimientos, el aprendizaje y la radicalización de nuestras concepciones y movimientos.

No cabe duda de que los poderes patriarcales, capitalistas y colonizadores están lanzando nuevas ofensivas terroristas contra los pueblos del Sur global. Y la única forma en que podemos resistirnos es a través de una cosmovisión colectiva de base e interseccional, que plantee como derechos inalienables la soberanía alimentaria, el acceso a los derechos humanos básicos -es decir, el acceso a la vivienda, la tierra y los recursos, la educación, la salud, etc.-, la liberación de los pueblos y las mujeres, y las libertades personales.

Proceso Nyéléni 2025

Región de África

Ali Aii Shatou, IPACC

La consulta regional africana, celebrada en Addis Abeba (Etiopía) en julio de 2024, fue fundamental para enmarcar la posición de África. Los participantes reflexionaron sobre sus sistemas alimentarios, identificaron cuestiones clave y elaboraron una declaración que destaca los siguientes resultados:

Los pequeños productores de alimentos son reconocidos como la columna vertebral de la seguridad alimentaria de África. Es fundamental apoyar a estos productores mediante el acceso a los recursos naturales y el reconocimiento del valor de los conocimientos de los pueblos, para garantizar unos sistemas alimentarios sostenibles.

La agroecología se destacó como una solución clave a los retos interconectados del cambio climático, la degradación de la tierra y la inseguridad alimentaria. Las consultas incidieron en la necesidad de apoyo político para ampliar las prácticas agroecológicas, incluidos los sistemas de semillas resilientes y los métodos agrícolas adaptados al clima.

Se hizo una firme llamada a favor de políticas que empoderen a las mujeres y a los jóvenes en la agricultura. Esto incluye el acceso a los recursos, la promoción de la participación de los jóvenes en la agricultura y la garantía del liderazgo fundamental de las mujeres en los esfuerzos hacia la soberanía alimentaria.

Se consideró indispensable proteger los derechos a la tierra y el agua de pequeños productores, pastores, pescadores y comunidades indígenas, para evitar el acaparamiento de tierras y agua y garantizar que estos recursos sigan siendo la base de la producción alimentaria y la supervivencia cultural.

A pesar de los numerosos resultados positivos, los movimientos por la soberanía alimentaria en África se enfrentan a importantes retos:

Muchos gobiernos africanos siguen alineados con los modelos de agricultura industrial, que priorizan la agricultura orientada a la exportación y socavan los sistemas alimentarios locales.

Las multinacionales de la agroindustria dominan los sistemas alimentarios, impulsando programas con fines lucrativos que dan prioridad a los cultivos modificados genéticamente frente a las variedades locales tradicionales.

Las perturbaciones climáticas amenazan la productividad agrícola, mientras que la migración de las zonas rurales socava la sostenibilidad de la agricultura campesina.

El movimiento africano espera que Nyéléni 2025 sea una plataforma para la defensa de políticas audaces que desafíen las estructuras de poder existentes y promuevan los sistemas alimentarios sostenibles centrados en las personas. Se cuentan entre las principales reivindicaciones: políticas que den prioridad a los pequeños productores, la agroecología y los derechos sobre la tierra y el agua, así como un llamado para acabar con el acaparamiento de tierras y agua y del control corporativo de los sistemas alimentarios.

También se quieren amplificar las voces de los grupos marginados, como las mujeres, los jóvenes y las comunidades indígenas, y  fomentar la solidaridad transfronteriza para abordar retos comunes como el cambio climático y la inseguridad alimentaria.

Proceso Nyéléni 2025

Región de Asia y el Pacífico

Tammi Jonas, Red Australiana de Soberanía Alimentaria

Sesenta representantes de 12 países y más de 20 movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil mundiales y regionales de toda Asia y el Pacífico se reunieron en Negombo, Sri Lanka, para reflexionar sobre las actuales policrisis causadas por el capitalismo colonial patriarcal, y para construir colectivamente nuestras estrategias con vistas al tercer Foro Global de Nyéléni. Desde los campos y las salas de reunión locales hasta el plenario compartimos historias de lucha y resistencia específicas de Asia y el Pacífico, pero generalizables a todas las regiones del mundo. Ya sea mediante micro-financiación para pequeños agricultores o préstamos del Banco Mundial a Estados soberanos, la deuda aplasta a familias, comunidades y países, apuntalada por las reformas políticas neoliberales introducidas por el FMI en toda la región. El capitalismo del desastre está muy extendido en una región muy afectada por las consecuencias del cambio climático; desde el turismo corporativo que priva a los pescadores del acceso a sus aguas tradicionales, al tiempo que destruye las barreras naturales contra los tsunamis, hasta los megaproyectos de infraestructuras que supuestamente frenan la salinidad provocada por la subida del nivel del mar, inundando así los arrozales de los campesinos.

Del acaparamiento de tierras y agua a la nueva frontera del acaparamiento de carbono y datos, el capitalismo colonial se está trasladando al nivel celular e incluso digital. La lucha por la soberanía alimentaria se fundamenta en el conocimiento, el territorio y la soberanía, haciendo valer los derechos consagrados en la UNDROP (Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales) y la UNDRIP (Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas), que exigen una profunda reestructuración de quién detenta, utiliza y comparte el poder y el conocimiento en los sistemas agroalimentarios, y devuelven el control de los medios de producción a los pueblos indígenas, los dalits, los sin tierra, campesinos y comunidades locales, empezando por la tierra, nuestra madre.

Trabajando con aliados invitados de otros movimientos mundiales dedicados a la salud, la justicia de la deuda, la justicia climática, la economía social y solidaria, el trabajo y las diversidades de género, miramos hacia Nyéléni 2025, activos en nuestro optimismo para trabajar colectivamente por el derecho de todos a alimentos nutritivos y culturalmente determinados, cultivados en armonía con la naturaleza, transformados y distribuidos por nuestras comunidades y dentro de ellas, y gobernados democráticamente por nosotros, para nosotros.

Proceso Nyéléni 2025

Región de América del Norte

Cicely Garrett, Alianza Nacional Negra por la Alimentación y la Justicia (NBFJA)

El movimiento por la soberanía alimentaria en América del Norte es activo, aunque descentralizado y carente de una estructura central de apoyo a la coordinación. A efectos del proceso Global de Nyéléni, la región de América del Norte está formada por algo más que las dos naciones de Canadá y Estados Unidos (EE.UU.). Hay más de 1.200 naciones soberanas indígenas, nativas, metís e inuit que llaman a esta tierra su hogar. Muchas de ellas participan activamente en el movimiento regional por la soberanía alimentaria.

Los movimientos por la soberanía y la justicia alimentarias se enfrentan a una serie de retos cada vez mayores tanto en Canadá como en Estados Unidos, ya que falta en gran medida un enfoque sistémico de la alimentación en la mayoría de los niveles de gobierno, los sectores públicos (por ejemplo, la sanidad y la educación) y la concienciación pública.  En Estados Unidos, en particular, el gobierno ha excluido a miles de familias de la ayuda alimentaria y de otros programas sociales, y las instituciones utilizan la violencia y el encarcelamiento contra las comunidades del movimiento social.

Al mismo tiempo, han surgido señales de una nueva ola de movimientos populares y masivos en pro de #BlackLivesMatter, Justicia Climática y acciones contra Monsanto y otras grandes empresas. Hay alianzas nacionales nuevas y existentes que están fortaleciendo el liderazgo de las familias de la clase trabajadora y las comunidades de color para reclamar sus vidas y sus cuerpos frente al racismo estructural y defender la justicia y la soberanía alimentaria.

Las consultas de Norteamérica tuvieron lugar virtualmente los días 8 y 9 de mayo de 2024, con 125 participantes, incluyendo a miembros de coordinación, personal de apoyo y traductores,  en representación de más de 70 organizaciones, coaliciones, redes, granjas y centros comunitarios de alimentos, basados en las múltiples naciones que componen la Isla de la Tortuga. Aunque muchas conversaciones se centraron en los retos para lograr la justicia de la tierra y la soberanía alimentaria, hubo un gran interés en amplificar las intervenciones estratégicas exitosas y los cambios sistémicos profundos. Hubo un llamamiento renovado y un compromiso con la solidaridad y las acciones transformadoras para construir el poder colectivo. En conjunto, la consulta supuso un comienzo, en cierto modo un catalizador, para continuar la coordinación de camino a la convocatoria presencial del Nyéléni Global en 2025 y después.

Proceso Nyéléni 2025

Región de América Latina y Caribe

Perla Álvarez, CONAMURI/CLOC

En nuestra región, nos propusimos que este proceso Global Nyéléni III, nos ayude a fortalecer el movimiento por la soberanía alimentaria:  a convocar a un amplio movimiento popular, construir nuevas relaciones entre nosotros seres humanos y la naturaleza y entre nosotros mismos, y así podamos dejar esta bella tierra a las nuevas generaciones.

En nuestra Consulta Popular en el mes de febrero 2024 nos llamamos a impulsar nuevas olas de reformas agrarias populares y a avanzar en la ampliación de los sistemas alimentarios agroecológicos para alcanzar soberanía alimentaria y esto, somos conscientes, implica un cambio sistémico.

En nuestra consulta hemos participado una veintena de organizaciones del nivel continental, regional y nacional, de campesinas y campesinos, pueblos indígenas, pescadoras, pescadores, recolectoras, mujeres, jóvenes, movimiento de derechos humanos, justicia climática y salud, entre otros. Nuestros hijos e hijas se merecen un mundo mejor, la posibilidad de una debacle total es más que nunca cierta y cada vez más cercana si no actuamos. Por eso, llamamos a todos los movimientos emergentes, el movimiento por la justicia climática, el movimiento feminista, el movimiento de trabajadores y trabajadoras, las juventudes, la academia comprometida con las luchas de los pueblos, a sumarse a esta convocatoria al Foro Global en la India en 2025.

Nos llamamos a actuar junto con nuestros aliados y aliadas, a exigir de los gobiernos su responsabilidad en asegurar políticas públicas basadas en derechos humanos y en los derechos de la naturaleza, a luchar contra las corporaciones que devastan nuestros territorios, a construir nuevas subjetividades basadas en los aportes feministas y asumir la diversidad como un reto de futuro. Por ello estamos organizando una serie de webinarios abiertos para construir una agenda común.

Aguardamos que el Foro Global concluya con un poderoso llamado a la humanidad, a los gobernantes y las instancias intergubernamentales a actuar con soluciones reales, no falsas soluciones; un llamado a la paz, con justicia social y ambiental, con respeto a la diversidad de la vida y de las personas. Por eso, desde América Latina y Caribe planteamos un nuevo CIRADR+20 (Conferencia Internacional sobre la Reforma Agraria y el Desarrollo Rural), donde tengamos activa y protagónica participación popular.  

Proceso Nyéléni 2025

Región de Europa y Asia Central

Ia Ebralidze, ELKANA

En los últimos años, el movimiento Nyéléni de la región ECA ha dado pasos significativos en Europa Oriental y Asia Central para fomentar la solidaridad entre individuos y organizaciones comprometidos con la soberanía alimentaria y que trabajan para poner en contacto iniciativas agroecológicas locales. La colaboración con la oficina regional de la FAO ha amplificado las voces de la sociedad civil, permitiendo contribuciones significativas a los debates políticos regionales. A pesar de los desafíos de la pandemia, han continuado los esfuerzos de movilización a escala nacional. Sin embargo, teniendo en cuenta que la región se caracteriza por la diversidad de culturas políticas y sociales, de nivel de desarrollo de los países y de sistemas agrícolas, la estrategia de trabajo de Nyéléni en la región aún está en proceso de formación. Una nueva estrategia persigue lograr procesos claros y transparencia dentro de la red para generar confianza e impulsar la acción estratégica.

Desde el punto de vista político, la región se enfrenta a crisis que se entrecruzan: la invasión rusa en Ucrania, los conflictos armados enquistados o en curso en el Cáucaso y Asia Central, así como los efectos de la guerra en Palestina, precedidos por los efectos del cambio climático, especialmente la escasez de agua, y los desastres naturales, que no sólo han provocado la pérdida de miles de vidas, el desplazamiento de millones de personas, la destrucción de infraestructuras civiles y el corte de las cadenas de suministro, sino una enorme desestabilización de toda la región. El auge del autoritarismo y el populismo en toda Europa Oriental y Asia Central, aprovechando las condiciones traumáticas y la fragilidad de las poblaciones, la introducción de las llamadas «leyes de agencia», respaldadas por la Federación Rusa, se traduce en la estigmatización y marginación de las organizaciones de la sociedad civil, incluidas las personas y organizaciones que trabajan por los derechos de los campesinos y los indígenas o por la soberanía alimentaria.

Mientras tanto, el aumento desmesurado de los precios de los alimentos, la interrupción de las cadenas de suministro y el acceso limitado a recursos esenciales -tierra, agua y mano de obra- están diezmando a los productores locales de alimentos. Estas presiones han intensificado la migración laboral, han marginado a los pequeños agricultores y han agravado la inseguridad alimentaria regional.

Con todo, en medio de estas crisis, la agroecología ha demostrado su importancia crítica. Como sistema agrícola familiar de bajos insumos, la agroecología ofrece una base para la seguridad alimentaria y la resiliencia durante los fenómenos extremos. Los pequeños productores de alimentos, a pesar de los inmensos desafíos, siguen siendo la columna vertebral de los sistemas alimentarios sostenibles. Para apoyarlos, las políticas públicas deben reforzar a la sociedad civil y las organizaciones indígenas, dar prioridad a los derechos humanos, incluir a los grupos vulnerables y fomentar las economías locales.

Cuadros

Cuadro 1

Los debates políticos en la FAO y el CSA se encienden mientras los gobiernos se paralizan

La larga oleada de la pandemia de Covid, la crisis alimentaria y la multiplicidad de conflictos han repercutido sobre el debate político en los espacios de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Las perturbaciones comerciales y sus repercusiones en los sistemas alimentarios han sido objeto de extensos debates en el Comité de Problemas de Productos Básicos (CCP). La mayoría de los países han mantenido el apoyo a las políticas neoliberales, mientras algunas voces aisladas mencionaban los mercados locales como respuesta a la volatilidad y fragilidad del mercado mundial. El Mecanismo para la Sociedad Civil y los Pueblos Indígenas (CSIPM) se ha unido a la nueva línea de trabajo del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) para desarrollar un Plan de Acción que sirva de hoja de ruta para reforzar la difusión e implementación de los documentos políticos acordados por el CSA a escala local, nacional, regional y mundial.

Los movimientos del sector pesquero han planteado en el Comité de Pesca (COFI) esa misma necesidad de implementación, abogando por la implementación de las Directrices para la Pesca en Pequeña Escala a nivel nacional. Otro espacio para promover el programa de la soberanía alimentaria es el Foro Global sobre Agricultura Familiar dentro del Decenio de las Naciones Unidas para la Agricultura Familiar (UNDFF). El Grupo de Trabajo sobre Juventud del CIP participó para dar voz a los jóvenes agricultores y los Pueblos Indígenas y crear un conjunto de herramientas para facilitar el relevo generacional en la agricultura. Mientras tanto, las negociaciones del Tratado sobre Recursos Fitogenéticos (ITPGRFA por sus siglas en inglés) se encuentran en una fase crítica. Al rechazar la regulación de la versión digitalizada de las semillas (DSI), los gobiernos están permitiendo a las empresas saltarse las normas del Tratado, creando espacio para una nueva y enorme oleada de biopiratería a la biodiversidad de los campesinos y los pueblos indígenas. Los próximos años serán cruciales para los movimientos campesinos y de pueblos indígenas, ya que está próxima la convergencia de esfuerzos con vistas a organizar una nueva Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR+20).

Cuadro 2

¡Contrarrestemos la ofensiva corporativa sobre la gobernanza mundial!

Muchos frentes importantes para el movimiento por la soberanía alimentaria

El derecho de las comunidades a cultivar sus alimentos y a alimentarse por sí mismas está cada vez más amenazado, incluso en espacios políticos mundiales como las Naciones Unidas. Las grandes corporaciones y sus aliados políticos se están aprovechando de las guerras, crisis climáticas, crisis de biodiversidad y crisis sociales actuales para dar prioridad al sistema alimentario industrial, en defensa de los beneficios en lugar de las personas.

Los organismos de la ONU que negocian las políticas climáticas (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático – CMNUCC) y de biodiversidad (Convenio sobre la Diversidad Biológica – CDB) están en el ojo del huracán. A lo largo del tiempo, la CMNUCC ha fomentado una oleada de falsas soluciones, como los mercados de carbono, que convierten la naturaleza en ganancias, sin aportar beneficio alguno al clima. También van en aumento las peligrosas tecnologías de geoingeniería que supuestamente «arreglan el clima» a través de la manipulación de la radiación solar o la captura industrial de carbono. Todas estas «soluciones tecnológicas» amenazan con acentuar el acaparamiento de tierras con el riesgo de destruir ecosistemas de los que dependen los productores de alimentos. Aunque el CDB ha demostrado falta de ambición y de poder financiero en la última COP16 de Cali, ha mantenido una moratoria de facto sobre la geoingeniería, gracias a una fuerte movilización de la sociedad civil.

También están entrando en los espacios políticos la digitalización de la agricultura y las tecnologías de IA, que amenazan los derechos de los agricultores, como se ha visto en la reciente Cumbre del Futuro de Naciones Unidas. Es ahora o nunca, se necesita solidaridad y una fuerte resistencia a todos los niveles de poder para poder transformar el sistema alimentario.

Para más información: escuche la miniserie de podcasts “¿Quién controla lo que comemos?, lea Caballos de Troya en los campos: seis preguntas cruciales sobre la digitalización de la cadena alimentaria” – y vea el vídeo animado: El gran hermano llega al campo (disponible en 12 idiomas)

Destacados

Construir un movimiento más fuerte: preparativos para el tercer Foro Global Nyéléni

El concepto de soberanía alimentaria fue lanzado en 1996 en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación para promover un enfoque de los sistemas alimentarios centrado en las personas, dando prioridad a los alimentos producidos localmente, estables, sanos y asequibles, frente a la dependencia de los mercados globales y las políticas neoliberales. En Mali, el Foro Internacional Nyéléni (2007) estableció esta visión como norma mundial, uniendo a movimientos y organizaciones dedicados a la soberanía alimentaria y la justicia social. En 2015, el Foro Internacional Nyéléni sobre Agroecología reforzó esta visión, situando la agroecología campesina, indígena y familiar en el centro de atención de una estrategia para abordar las crisis del clima y la biodiversidad.

A pesar de estos logros, actualmente nos enfrentamos a crisis interconectadas -económicas, sociales, políticas, medioambientales y sanitarias- que están arraigadas en el opresivo sistema capitalista. Estas crisis obligan a un cambio sistémico y transformador que va más allá de lo que ofrecen los marcos existentes. Para lograr este cambio es esencial un movimiento más amplio y fuerte con un programa unificado y una acción coordinada. La expansión del movimiento por la soberanía alimentaria a nuevas voces y perspectivas puede impulsar un cambio de mayor impacto que aborde los retos globales actuales.

A este propósito, el Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CIP) ha iniciado el «proceso Nyéléni», una movilización mundial que se basa en los éxitos de los foros de 2007 y 2015. El proceso Nyéléni, llamado así en honor de las reuniones anteriores, hace un llamamiento a los movimientos sociales de todo el mundo para que se unan en propuestas conjuntas para la transformación sistémica. El proceso celebrará un hito clave en septiembre de 2025 en el III Foro Global Nyéléni en Karnataka, India, brindando una oportunidad única para establecer el programa en aras de sistemas alimentarios justos y sostenibles y de un cambio del sistema. Al fomentar un movimiento inclusivo e interseccional, el proceso Nyéléni pretende inspirar y dirigir esfuerzos globales coordinados hacia un futuro esperanzador y justo.

Los movimientos sociales que abogan por un cambio transformador ya están dando forma al programa de septiembre de 2025, con vistas a impulsar el III Foro Global Nyéléni. Un elemento clave del objetivo político del movimiento Nyéléni es el desarrollo de un programa conjunto de acción política, un paso fundamental hacia la consecución de los principales objetivos del proceso Nyéléni. Este programa conjunto de acción política se centrará en los aspectos clave que han surgido de las consultas regionales de Nyéléni organizadas en 2024 para dar una misma dirección a los movimientos sociales en los próximos años.

En un plano más técnico, la organización anfitriona ultima la logística para la celebración del foro, y las regiones ya están constituyendo las delegaciones que van a asistir al Foro Global, procurando que estén representados todos los sectores, incluso organizaciones o grupos que no forman parte del movimiento de soberanía alimentaria, y respetando criterios interseccionales. Mientras tanto han surgido muchos grupos de trabajo -compuestos por representantes de movimientos sociales y organizaciones de apoyo- que están desarrollando el trabajo con vistas al foro: metodología, comunicación, recaudación de fondos, logística, participación de investigadores, procesos de cuidado y respeto, interpretación y formación política.

Boletín núm. 58 – Editorial

Proceso Nyéléni: cómo elaborar un plan político conjunto para la transformación sistémica

Ilustración: Primer poster (de tres) creado para el foro Nyéléni 2025

En 2007 tuvo lugar en Mali el primer Foro Nyéléni, que reunió a movimientos sociales en pro de la soberanía alimentaria de todo el mundo. En los 17 años transcurridos desde entonces, el movimiento ha ido creciendo y cobrando impulso, defendiendo los derechos colectivos, los derechos humanos y la soberanía alimentaria a todos los niveles. Pero aún queda mucho por hacer.

El mundo está sumido en una vorágine sin precedentes, con crisis profundamente arraigadas y coincidentes que nos afectan a todos. Necesitamos un cambio de paradigma para reclamar el derecho a configurar nuestros propios sistemas alimentarios en aras del bienestar de las personas y del planeta.

Por eso instamos a una nueva movilización en el movimiento por la soberanía alimentaria y más allá, para construir nuestra respuesta tanto a escala global como local, y estrechar alianzas con movimientos y organizaciones de justicia climática, antirracismo, salud, trabajo, feminismo y economía social y solidaria. La transformación sistémica es ahora o nunca.

Nosotros,  productores de alimentos a pequeña escala, lanzamos junto con nuestros aliados un nuevo proceso Nyéléni, que invita a movimientos sociales, organizaciones y redes globales a articular una convergencia interseccional hacia propuestas conjuntas para un cambio de sistema. A través de este proceso plurianual hemos reunido a millares de organizaciones de base y a otros aliados en seis regiones del mundo con el fin de debatir y presentar propuestas conjuntas para un cambio de sistema y un programa político sólido para los próximos años. El Foro Global Nyéléni, que se va a celebrar en 2025 en India, será el espacio para la estrategia y la organización, y para dar la salida a esta nueva etapa del movimiento en pro de la soberanía alimentaria.

Comité Internacional de Planificación (CIP) para la soberanía alimentaria

Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

Marruecos: apropiación de la soberanía alimentaria para los mercados

Ali Aznague, Red Siyada

En la región árabe, la agricultura es el centro de las políticas neoliberales que conceden generosas subvenciones financieras a los grandes inversores al tiempo que marginan a los pequeños agricultores. La Organización Mundial del Comercio, las principales instituciones donantes (como el FMI y el Banco Mundial) y los acuerdos amplios de libre comercio han agravado esta situación.

En Marruecos, la política agrícola consta de dos planes estratégicos destinados a fomentar la agricultura comercial y orientada a la exportación: «El Plan Verde (2008/2018)» y «La Generación Verde (2020/2030)». Irónicamente, el gobierno mantiene el concepto de «soberanía alimentaria» pero lo despoja de su contenido político y social. Del mismo modo, las políticas agrícolas de la República Árabe de Egipto, como el artículo 79 de la Constitución de 2014, describen los principios de la soberanía alimentaria; sin embargo, las prácticas reales siguen una lógica de mercado en lugar del potencial emancipador de la soberanía alimentaria.

La situación en la región árabe es cada vez más difícil y compleja debido al aumento de los precios de los alimentos, el resurgimiento de las fuerzas contrarrevolucionarias y la guerra de exterminio israelí contra el pueblo palestino. Por lo tanto, es urgente construir un movimiento agrícola militante contra el hambre y la mercantilización de los alimentos, y aumentar la presión para que se adopten los principios reales de la soberanía alimentaria, no solo en palabras, sino en acciones. El lema principal de la «Red Siyada en la Región Árabe» consiste en establecer relaciones de asociación con los países del Sur Global basadas en la cooperación y en romper con la dependencia alimentaria.

Voces desde el campo 2

Política india de apoyo a los precios

Nandini Jayaram, Asociación de Agricultores del Estado de Karnataka (KRRS), India

En los años 60 India sufrió una escasez de alimentos que llevó al gobierno a adoptar medidas para impulsar la productividad agrícola. En esa época comenzó la política de apoyo a los precios, con la creación en 1965 de la Comisión de Precios Agrícolas, reconstituida posteriormente como Comisión de Costes y Precios Agrícolas (CACP por sus siglas en inglés) en marzo de 1985. Este organismo anuncia el Precio Mínimo de Apoyo (PMA) de 23 cultivos, incluidos los cereales, las legumbres, las semillas oleaginosas y los cultivos comerciales, antes de cada temporada agrícola.

El PMA actúa como red de seguridad para los agricultores, garantizando un precio justo por sus cosechas, incluso si los precios de mercado caen por debajo de un determinado umbral. También persigue incentivar la producción de cultivos clave, evitando la escasez de alimentos básicos. El gobierno adquiere cereales alimentarios al precio PMA para distribuirlos a través del Sistema de Distribución Pública, subvencionando la alimentación de millones de personas. Se trata sin duda de una política que promueve la soberanía alimentaria.

Los movimientos de agricultores exigen desde hace tiempo que la CACP revise los cálculos de costes e incluya los arrendamientos y los intereses de las tierras en propiedad y los activos fijos de capital, y los ajuste a la inflación. También queremos dotar al PMA de una garantía legal que impida las compras por debajo del precio anunciado. En la actualidad, el PMA carece de respaldo legal, lo que obliga a muchos agricultores a vender sus cosechas a precios más bajos debido a la inadecuación de los mecanismos de adquisición y a problemas de acceso al mercado.

Voces desde el campo 3

Ley de orientación agrícola de Malí

Ibrahim Sidibe, CNOP, Malí

Malí regula los mercados de forma general, y para el comercio de productos agrícolas hace recaer esta responsabilidad sobre la Ley de Orientación Agrícola (LOA) y la Política de Desarrollo Agrícola (PDA). Promulgada en 2006, la LOA abarca todas las actividades económicas de los sectores agrícola y peri-agrícola, incluyendo la agricultura, la ganadería, la pesca y la piscicultura, la acuicultura, la apicultura, la caza, la silvicultura, la recolección, la transformación, el transporte, el comercio, la distribución y otros servicios agrícolas, así como sus funciones sociales y medioambientales. Su objetivo es garantizar la soberanía alimentaria y convertirse en el motor de la economía nacional con vistas a garantizar el bienestar de las poblaciones.

La Política de Desarrollo Agrícola se basa en la responsabilidad del Estado, de las colectividades territoriales, de los profesionales de la agricultura, los agricultores y la sociedad civil. Incide en la promoción de la soberanía alimentaria, la reducción de la pobreza rural, la promoción social de las mujeres, los jóvenes y los hombres de las zonas rurales y suburbanas, los partenariados y la creación de mercados comunes dentro de las grandes entidades económicas a escala subregional, regional e internacional. Desde 2008, siguiendo la evolución de los contextos nacionales e internacionales (como la Declaración de París y las nuevas modalidades de ayuda al desarrollo), Malí y sus Socios Técnicos y Financieros se han comprometido formalmente a adoptar un enfoque sectorial para el sector agrícola. Actualmente, las ventas institucionales u organizativas no están formalizadas, y aún estamos en proceso de negociar un marco adecuado.

Voces desde el campo 4

Ley española de la cadena alimentaria

Andoni García, COAG, España

La Ley de la Cadena Alimentaria, aprobada en España en 2013, pretende mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria exigiendo contratos por escrito para los productores con inclusión de los precios. En febrero de 2020 la ley se modificó para incluir la exigencia legal de que los precios pagados a lo largo de la cadena alimentaria, empezando por los agricultores, cubrieran los costes de producción. Este cambio se produjo tras las protestas de las organizaciones agrícolas que exigían precios justos. En diciembre de 2021, la ley se volvió a modificar para incorporar la Directiva de la UE sobre prácticas comerciales desleales así como varias propuestas de COAG, con lo que se consiguieron importantes elementos reguladores dentro del marco político europeo.

Dos instrumentos clave velan por el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria: la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), que recoge denuncias de agricultores y otras entidades, realiza inspecciones sobre abusos en materia de precios, cuestiones contractuales y otros abusos, y el Observatorio de la Cadena Alimentaria, que realiza estudios de precios y costes en toda la cadena de valor de cada producción agrícola y ganadera. La reforma de 2021 también prohíbe la venta a pérdidas por parte de los grandes distribuidores, garantizando que los productos no puedan venderse por debajo del precio de compra. Sin embargo, la ley se enfrenta a limitaciones por las leyes de competencia, que impiden la negociación colectiva de precios, la fijación de precios o la vinculación estricta de los estudios de costes y precios a los contratos. Además, el objetivo de la ley es proteger a cada agricultor y ganadero individualmente, no colectivamente, salvo ciertas excepciones para las cooperativas.

Voces desde el campo 5

Mercados territoriales en Colombia

Juliana Millán, RENAF, Colombia

En RENAF hemos creado una campaña para identificar los mercados territoriales de todo el país, potenciando su visibilidad y su éxito conjunto. El objetivo es comprender y compartir las múltiples formas de funcionamiento de estos diversos mercados, sus diversas formas de asociación y producción, incluida la producción tradicional que no necesita ni utiliza agroquímicos. El acceso a esta información refuerza a los miembros de RENAF y a otros pequeños productores de la región, y también ha facilitado las respuestas colectivas en red ante crisis como la del COVID-19, potenciando los mercados territoriales y permitiendo su supervivencia, y mejorando la diversidad ecológica de los alimentos.

Voces desde el campo 6

Sistema canadiense de gestión de suministros

Cathy Holtslander, Sindicato Nacional de Agricultores, Canadá

El sistema canadiense de gestión de la oferta proporciona estabilidad en los sectores de los productos lácteos, las gallinas ponedoras (huevos), los pollos de engorde, los pavos y los huevos para incubar, controlando la cantidad producida, evitando la escasez e impidiendo que las importaciones a bajo precio hagan dumping en el mercado canadiense. Una fórmula de fijación de precios transparente y basada en los costes de producción garantiza a los ganaderos unos ingresos justos. Como resultado, Canadá no experimenta grandes fluctuaciones de la oferta ni los precios – ni la necesidad de subvenciones masivas del gobierno a los agricultores.

Las explotaciones siguen teniendo un tamaño pequeño o moderado, sobre todo si se compara con el de estos productos en Estados Unidos. Dentro del marco legislativo federal se establecen las normas provinciales, y cada producto básico posee su  junta provincial de comercialización, dirigida por agricultores elegidos para ello. La gestión de la oferta permite a los agricultores invertir en equipos, formación, cría de animales, genética y gestión de la tierra de cara al futuro, al tiempo que les exige producir la cantidad adecuada de producto en el momento oportuno y cumpliendo las normas de calidad.

El sistema también aísla a los productos lácteos, los huevos y las aves de corral de las fluctuaciones del tipo de cambio y otras perturbaciones que afectan a los sectores del sistema agroalimentario orientados a la exportación y dependientes de las importaciones. También evita competir por los mercados de agricultores de otros países que suministran alimentos a sus propias poblaciones.

El sistema es objeto de ataques frecuentes de las naciones productoras de leche dependientes de la exportación (EE.UU., Europa, Nueva Zelanda, Australia, Argentina), para acceder al mercado canadiense. Dentro de Canadá, el sistema sufre los ataques de los actores empresariales, no solo para forzar que se pague a los agricultores precios por debajo del coste de producción (lo que beneficia a los fabricantes de alimentos), sino para tener una moneda de cambio para obtener concesiones para otros sectores en las negociaciones comerciales.

Algunos pequeños agricultores que comercializan directamente desearían que el sistema fuera más flexible. Para mejorar su capacidad de hacer frente a estos retos, las juntas de gestión de la oferta pueden mejorar y ampliar los mecanismos dirigidos a los nuevos participantes para facilitar el acceso a las cuotas de producción, y fomentar sistemas de producción alternativos que promuevan la renovación, la resistencia y la respuesta a los deseos de diversidad de los consumidores, así como desarrollar un “enfoque basado en tres criterios” en las fórmulas de fijación de precios de los costes de producción, para evitar la externalización de los costes medioambientales y sociales.  

Cuadros

Cuadro 1

Un sistema comercial cuya prioridad sean los derechos de los campesinos, la colaboración y no la competencia

En el pasado se han realizado esfuerzos para construir un sistema comercial equitativo y basado en el desarrollo. Un ejemplo notable es la Carta de La Habana, que pretendía garantizar el pleno empleo y la industrialización nacional, en el orden comercial internacional de posguerra. Trató de establecer normas globales para el comercio, la inversión, los servicios y las prácticas empresariales y laborales. Sin embargo, sufrió la presión de los lobbies empresariales y de Estados Unidos, y fue abandonada y sustituida por el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), que acabó convirtiéndose en la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Otra iniciativa importante es el Sistema Mundial de Preferencias Comerciales (SMPC), establecido hace más de tres décadas por el Grupo de los 77, una coalición de países en desarrollo. El SMPC persigue impulsar el comercio entre los países en desarrollo. A finales de 2022, Brasil ratificó los compromisos contraídos en el marco del SGMC, lo que reavivó el interés internacional por el acuerdo, que ahora sólo necesita una ratificación para entrar en vigor. Sin embargo, estas iniciativas se ven a menudo limitadas por el marco neoliberal imperante, que se centra en promover el comercio de productos agroindustriales y bienes manufacturados de alta intensidad tecnológica.

Lo esencial ahora es un marco alternativo que incida en la cooperación y la colaboración en lugar de la competencia, y en la solidaridad en lugar de las sanciones. Este marco debe apoyar las economías rurales, permitir que prosperen sistemas alimentarios diversos y garantizar que los derechos de los campesinos, los pueblos indígenas, los trabajadores -tanto de las zonas rurales como urbanas- y los migrantes, ocupen un lugar central en el comercio transnacional.

Cuadro 2

Breve historia de las juntas de comercialización agraria

El desmantelamiento de las juntas públicas de comercialización ha sido uno de los principales rasgos del cambio en la política agraria, que ha pasado de un desarrollo dirigido por el Estado a otro dirigido por el mercado.

Históricamente, el historial de las juntas de comercialización ha sido desigual. Muchas de ellas eran de carácter extractivo, utilizadas por los gobiernos para exprimir los excedentes de sus poblaciones agrícolas y contener los salarios urbanos a través de la restricción de los precios de los alimentos básicos. Esto se debe al contexto geopolítico particular en el que surgieron muchas de ellas en los años sesenta y setenta, una época en la que las estrategias de desarrollo favorecían en gran medida la industrialización. Las juntas de comercialización también han sido utilizadas por regímenes corruptos y autoritarios como medio para consolidar el poder mediante la colocación de cargos políticos en sus Consejos.

A pesar de algunos de estos defectos, las juntas de comercialización desempeñaron funciones valiosas. Muchas veces fueron un instrumento importante para garantizar la distribución de alimentos básicos. Por ejemplo, la antigua agencia de comercialización de granos de México, CONASUPO (siglas de Compañía Nacional de Subsistencias Populares), ofrecía un precio de compra oficial para los granos de la canasta básica, que amortiguaba las oscilaciones del mercado internacional y la competencia subvencionada. Las juntas de comercialización siguen funcionando en varios países, sobre todo en el África subsahariana, donde se encargan de la mayor parte de la comercialización y distribución de los cultivos de exportación.

Las críticas que suelen hacerse a las juntas de comercialización también deben sopesarse con las alternativas. Los monopolios estatales en los sistemas de comercialización agrícola han sido sustituidos en gran medida por las prácticas oligopolistas de los comerciantes y minoristas multinacionales de alimentos. Por lo tanto, existe un amplio margen para reflexionar (de nuevo) sobre los puntos fuertes y débiles de las juntas públicas de comercialización.

Más información aqui.

Cuadro 3

Repensar la regulación de los mercados agrícolas para la transición agroecológica en Europa

La oleada de protestas de agricultores que ha recorrido Europa en los últimos meses, en Bélgica, Francia, Países Bajos, Alemania, Italia, Grecia, Polonia, Rumanía y Lituania, entre otros, ha puesto en marcha nuevos llamamientos a replantear el enfoque europeo de la regulación de los mercados agrícolas y alimentarios.

Aunque las políticas, preocupaciones y demandas concretas varían de un país a otro, todas estas protestas responden al extraordinario desfase entre precios y costes que los agricultores están sufriendo: en 11 países de la UE, los precios pagados a los agricultores cayeron más de un 10% entre 2022 y 2023. La precariedad económica que sufren los agricultores debe situarse en el contexto de la crisis estructural a largo plazo de la agricultura europea.

Es evidente que el marco político actual de la UE, en particular la Política Agrícola Común (PAC), no ha sido capaz de hacer frente a la magnitud del reto actual de garantizar precios justos y rentas dignas para los agricultores. Esto no siempre ha sido así. Antes, la PAC desplegaba toda una panoplia de instrumentos destinados a mantener precios relativamente altos y estables para los agricultores productores de alimentos considerados estratégicos, a fin de garantizar una producción suficiente para cubrir las necesidades alimentarias de las poblaciones europeas y precios razonables para los consumidores. A partir de 1992, para cumplir los compromisos del Acuerdo sobre la Agricultura de la Organización Mundial del Comercio, casi todos estos instrumentos fueron abandonados,  y los instrumentos de regulación del mercado fueron sustituidos por ayudas directas a la renta de los agricultores. Con el tiempo, estas ayudas se supeditaron al cumplimiento de un número cada vez mayor de normas.

¿Qué lecciones pueden extraerse de los éxitos y fracasos de las políticas de regulación de los mercados agrícolas en el pasado, en Europa y en otros lugares del mundo, para reconstruir la PAC sobre la base de la soberanía alimentaria y permitir la transición agroecológica?

Esta cuestión clave será el tema central de una conferencia pionera que se celebrará bajo el título «Repensar la regulación de los mercados agrícolas para la transición agroecológica en Europa», organizada por la Coordinadora Europea Vía Campesina con otros socios. Programada para los días 3 y 4 de marzo de 2025 en Bruselas, la conferencia reunirá a académicos, campesinos y pequeños y medianos agricultores de toda Europa para promover la construcción conjunta del conocimiento al servicio de una nueva PAC adecuada a sus fines.

Más información sobre la conferencia aqui.

Destacados

Destacado 1

Ya es hora de cambiar nuestro modo de comerciar a nivel mundial

Los movimientos sociales, entre ellos La Vía Campesina, han luchado desde su creación contra el libre comercio, en particular contra la OMC, uniendo a organizaciones campesinas de todo el mundo. Nos hemos movilizado en ciudades como Seattle, Cancún, Hong Kong, Buenos Aires y Ginebra. Estas luchas han contribuido significativamente a la crisis actual de la OMC, que se encuentra estancada desde los acuerdos de Doha de 2001.

A pesar de estas victorias, el libre comercio sigue perjudicando al campesinado mundial. El Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC de 1995 sigue autorizando las agresivas políticas comerciales de Estados Unidos y la UE, al tiempo que criminaliza la regulación de los mercados y el apoyo a los pequeños productores de muchos países del Sur. Además, han proliferado los tratados de libre comercio (TLC) bilaterales y regionales, que: han exacerbado la destrucción de la regulación del mercado y han abierto los mercados a las importaciones agroindustriales (incluidos los cultivos transgénicos); han promovido normas más estrictas sobre la propiedad intelectual (ADPIC+), incluida la ejecución con sistemas de sanción penal a los infractores; y han consolidado el control empresarial sobre la tierra mediante el desmantelamiento de la propiedad colectiva de la tierra. Todo ello ha reforzado el control de las empresas transnacionales sobre los sistemas alimentarios y ha agravado la pobreza de los campesinos.

Desde 1995, la dependencia del comercio agrícola internacional ha ido en aumento. No obstante, hay que recordar que esta dependencia sigue siendo muy relativa, ya que sólo el 15% de la producción mundial de alimentos pasa por los mercados internacionales. Sin embargo, las demandas formuladas por los representantes de La Vía Campesina para que los gobiernos abandonen la OMC son sistemáticamente rechazadas, incluso por parte de aquellos que comparten nuestros valores. Los gobiernos consideran impensable y potencialmente desastroso romper los lazos con el comercio internacional.

En junio de 2022, durante las manifestaciones contra la OMC en Ginebra, los movimientos sociales pusieron de manifiesto la extrema fragilidad de la institución. Los países del Sur siguen protestando contra las normas comerciales injustas, en particular el Acuerdo sobre la Agricultura. Este proceso ha sido liderado por India, que defiende su modelo de regulación del mercado. En medio de intensos conflictos geopolíticos, aumentan las críticas al orden comercial dominado por Occidente. Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos, en Ginebra se acordó, aunque por la mínima,  mantener la OMC. la Directora General de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, intenta salvar la institución con propuestas de reforma.  Sin embargo, la reforma de la OMC está condenada al fracaso por sus propias contradicciones internas, y tarde o temprano desaparecerá. Los movimientos sociales deben contribuir a su desaparición proponiendo un nuevo marco para el comercio internacional que los países puedan adoptar sin miedo al aislamiento. Esta alternativa ofrecería un sistema más equitativo en beneficio de las poblaciones mundiales.

El objetivo es crear una herramienta de debate y de negociación para los gobiernos, especialmente los del Sur, descontentos con las normas injustas de la OMC, animándoles a negociar un nuevo marco comercial internacional. Para lograrlo, este proceso y nuestras propuestas deben ser bien comprendidos y apoyados por las organizaciones campesinas y de pequeños agricultores y sus aliados. El proceso debe ser inclusivo, con un lenguaje accesible y una formación interna intensiva.

La Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y de otras personas que trabajan en zonas rurales (UNDROP) sirve de profunda inspiración para este trabajo. Esta no solo respondió a un proceso interno dentro de La Vía Campesina para construir una herramienta apoyada por las organizaciones campesinas a nivel mundial, sino que fue un proceso diplomático con la participación de instituciones (como el Consejo de Derechos Humanos para UNDROP, la UNCTAD, la FAO y otros para el marco del comercio internacional) y de Estados (Bolivia tuvo un papel clave en UNDROP). La Asamblea General de las Naciones Unidas tardó 17 años en aprobar el UNDROP. Igualmente este trabajo sobre el comercio llevará tiempo. Somos campesinos, la paciencia y la resistencia son nuestras señas de identidad, y no nos asusta el largo recorrido.

Es esencial un marco de comercio internacional basado en la soberanía alimentaria. Debemos construirlo, paso a paso desde abajo, convenciendo a los gobiernos y a las instituciones de la ONU de que ha llegado el momento de crear un comercio internacional por y para el pueblo.

Destacado 2

Mercados territoriales: Cadenas alimentarias que construyen comunidades más fuertes

Más allá del enorme poder y visibilidad de las cadenas alimentarias empresariales, los mercados de proximidad desempeñan en realidad un papel vital. Alejados de los focos empresariales, y con mucho menos apoyo y recursos, alimentan a gran parte del mundo y han demostrado ser mucho más resistentes a las crisis y las conmociones.

Un nuevo informe publicado por IPES-Food revela que los mercados y las cadenas alimentarias locales impulsan la seguridad alimentaria y la resiliencia, proporcionan alimentos nutritivos a las poblaciones más pobres, apoyan los medios de subsistencia, protegen el medio ambiente y fortalecen las comunidades. Entre los «mercados territoriales» existe una amplia gama de realidades en todo el mundo, desde mercados públicos a vendedores ambulantes, cooperativas, agricultura urbana, cocinas comunitarias, venta directa en línea y muchos más.

Aunque la agroindustria utiliza más de dos tercios de la tierra y los recursos agrícolas, y sigue pretendiendo que alimenta al mundo, los datos muestran que fuera de las cadenas empresariales se suministran enormes volúmenes de alimentos frescos, a menudo directos al consumidor: En el África subsahariana y Asia los pequeños agricultores y las explotaciones familiares producen el 80% de los alimentos, mientras que las cadenas mundiales sólo representan entre el 15% y el 20% del consumo total de alimentos. En Dhaka (Bangladesh), más de 400 mercados alimentan cada día a más de 25 millones de personas, y el 95% de los pobres urbanos de esta ciudad compran la mayor parte de sus alimentos en estos mercados de alimentos frescos. En México, los mercados al aire libre y tradicionales representan la mitad de toda la fruta y verdura que se vende al por menor: en Kenia, Zambia y Nicaragua, supera el 90%.

En contraposición con esto, hemos asistido en los últimos tiempos a la pandemia, la invasión de Ucrania, y la escalada de las crisis climáticas que conducen al caos de la cadena de suministro, la volatilidad de los precios de los alimentos, los estantes vacíos, y un aumento de los niveles de hambre. En tiempos de crisis, las cadenas alimentarias empresariales tienden a romperse, mientras que el suministro localizado de alimentos ofrece una solución mucho más adaptable y equitativa. Además, los mercados territoriales apoyan los medios de subsistencia de millones de pequeños productores y nutren culturas alimentarias sólidas y tradiciones terapéuticas diversas de forma más sostenible. Reúnen a la gente, abren espacios para la educación popular y fortalecen el tejido social. En todo el mundo está creciendo el interés por la variedad de vibrantes sistemas de aprovisionamiento de alimentos que existen más allá de las cadenas alimentarias globales y del control empresarial.

Sin embargo, los mercados territoriales están aportando estos beneficios a contracorriente de políticas y condiciones económicas desfavorables. En todo el mundo, la inversión y el apoyo gubernamental se han desviado hacia la agricultura industrial de exportación, el comercio mundial y las infraestructuras a gran escala. Mientras tanto, los mercados informales y los vendedores ambulantes carecen de servicios básicos como agua potable e instalaciones sanitarias, teniendo que afrontar normas sanitarias e higiénicas inadecuadas y orientadas a las empresas, así como al riesgo de cierres violentos y desalojos. A menudo, los mercados mayoristas se han visto privados de inversiones públicas. 

A escala global no se cubre el 70% de las necesidades de financiación de los pequeños agricultores, y en África menos del 10% tiene acceso al crédito formal. Al no disponer de instalaciones de almacenamiento adecuadas, se ven obligados a vender a precios bajos cuando hay exceso de oferta en el mercado. Los compradores institucionales, como escuelas y hospitales, carecen de capacidad de procesamiento in situ, lo que les obliga a recurrir a grandes empresas para suministrarse.

Está claro que es urgente invertir en los mercados territoriales. También existe un enorme potencial de fomento y apoyo de estos mercados por parte de los gobiernos, para que se conviertan en una piedra angular de la seguridad alimentaria, las economías vibrantes y la resiliencia climática en los próximos años.

Más información en el nuevo informe de IPES-Food : Alimentos con los pies en la tierra

Boletín núm. 57 – Editorial

Un nuevo marco comercial basado en la soberanía alimentaria 

Ilustración: Marcia Miranda

El orden comercial internacional actual fue establecido con el fin de apoyar la expansión de las empresas transnacionales y mantener el control de las potencias coloniales sobre los recursos naturales del mundo.

La Organización Mundial del Comercio, el FMI, el Banco Mundial y los acuerdos de libre comercio han sido utilizados para desmantelar las políticas nacionales que garantizaban la soberanía de los pueblos sobre los recursos nacionales y los mercados locales. Por este motivo,  esta edición del Boletín Nyéléni analiza el impacto del actual sistema de comercio mundial sobre las políticas nacionales, especialmente las que garantizan precios justos para los productores y consumidores de alimentos.

Estamos luchando por reconstruir la soberanía alimentaria, es decir, por cambiar el sistema de comercio mundial y permitir que los países desarrollen políticas que garanticen medios de vida dignos para todas las personas, en particular para los pequeños productores de alimentos. Precios mínimos de apoyo, inversiones en existencias públicas, gestión de la oferta, compra pública de alimentos, etc.: hay muchos ejemplos inspiradores de políticas públicas que aseguran unos ingresos justos a la población rural, garantizando un debate democrático, que no quede en manos de los «mercados», sobre el modo de organizar nuestros sistemas alimentarios.

Esta edición del Boletín Nyéléni exige acabar con el modelo explotador de expansión del capital a través de los acuerdos de libre comercio. En ella se explora la urgente necesidad de romper la hegemonía del libre comercio y construir una alternativa que defienda la solidaridad, el internacionalismo y respete la diversidad, la autonomía y la soberanía alimentaria de naciones y comunidades.

La Vía Campesina, Grupo ETC,  Transnational Institute

Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

Herman Kumara, Coordinador Nacional, NAFSO; Secretario General, del Foro Mundial de los Pueblos Pescadores (WFFP)

La crisis climática se está utilizando como una oportunidad para que los intereses creados propaguen falsas soluciones como el carbono azul, las llamadas «soluciones basadas en la naturaleza», los diques, la agenda 30×30, los canjes de deuda por océanos y otros. Con estas falsas soluciones, los agricultores, pescadores, pueblos indígenas y campesinos se ven desplazados de sus tierras, masas de agua y bosques originales, desposeídos de sus derechos consuetudinarios de tenencia, y se enfrentan a la perturbación de su pacífica convivencia con la naturaleza.  Reclamamos cautela contra la adopción de soluciones climáticas ineficaces como 30×30, los créditos de carbono, las Áreas Marinas Protegidas (AMP) y la Planificación Espacial Marina (PEM).

En su lugar, la atención debería centrarse en restaurar los legítimos derechos de tenencia tradicionales, consuetudinarios o indígenas de las comunidades pesqueras y redistribuir tales derechos allí donde hayan sido vulnerados. Los pescadores se encuentran entre los grupos más vulnerables durante las tempestades y ciclones y entre las víctimas de la crisis climática, ya que a menudo trabajan en aguas abiertas y están expuestos a los elementos. Es importante que el Estado proporcione sistemas de alerta temprana más accesibles y operaciones de búsqueda y rescate para garantizar la seguridad de los pescadores durante estos fenómenos. Los Estados deben dar prioridad a las soluciones climáticas centradas en la comunidad y basadas en los conocimientos y prácticas ecológicas tradicionales de las comunidades de pescadores a pequeña escala, en lugar de enfoques tecnocráticos y basados en el mercado como los diques,  el carbono azul y las soluciones de créditos de carbono para la conservación. El WFFP está luchando contra esta tendencia mediante el fortalecimiento de las campañas que buscan educar y advertir a los responsables políticos y a las comunidades contra las falsas soluciones y, en su lugar, presionar por soluciones reales que se desarrollen en consulta con las comunidades afectadas.

Voces desde el campo 2

Presentación de Tom Goldtooth IEN ante el Foro Permanente de las Naciones Unidas sobre los Pueblos Indígenas, abril de 2024

El año pasado solicitamos una sesión especial [del foro permanente de los pueblos indígenas de la ONU] para abordar las falsas soluciones climáticas, la economía verde y sus impactos sobre los pueblos indígenas. Esta petición incluía una moratoria sobre todas las actividades relacionadas con las falsas soluciones hasta que los pueblos indígenas afectados, desde el sur hasta el norte, puedan investigar a fondo los impactos y hacer las demandas oportunas…

Llevo colaborando con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático desde 1998. Nuestra red ha recopilado más de 20 años de pruebas irrefutables que demuestran que los mercados de carbono, la fijación de precios y los mecanismos de compensación del carbono no reducen las emisiones en origen.

Los mercados de carbono proporcionan el resquicio legal del que muchos de ustedes nos han hablado. Proporcionan un resquicio que la industria de los combustibles fósiles necesita para continuar con la extracción, la combustión y con una economía extractiva fósil que está destrozando la armonía de la madre tierra y del padre cielo. Hace tiempo que deberíamos haber exigido una moratoria permanente sobre las falsas soluciones que se están negociando en el artículo 6 del acuerdo [climático] de París. La CMNUCC tiene como objetivo finalizar estas negociaciones este año, después de 2 décadas en las que los contaminadores se han beneficiado causando violaciones de los derechos humanos, acaparamiento de tierras, divisiones y explotando a los Pueblos indígenas a través de los mercados de carbono y REDD plus«.

Vea todo el evento aquí.

Voces desde el campo 3

Extracto de la Declaración del Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria en la COP 15 (Conferencia de las Partes) del Convenio sobre la Diversidad Biológica, diciembre de 2022

[…] Esta es la primera COP sobre biodiversidad desde que se ratificó la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos (UNDROP), y los productores de alimentos a pequeña escala deberían ser respetados como titulares de derechos haciendo referencia a la UNDROP y a la UNDRIP (Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas) conjuntamente en el nuevo Marco Global de Biodiversidad y en el CDB (Convenio sobre la Diversidad Biológica). Cada vez que los gobernantes no respetan los derechos humanos y colectivos de los mejores custodios de la biodiversidad, incumplen su deber de proteger la biodiversidad.

Nos sentamos en estas reuniones como gente de la tierra, para la tierra, escuchando los llamados debates sobre la tierra y la vida, preguntándonos qué ocurrirá si seguís separando a la gente de la naturaleza con falsas soluciones. ¿Qué es la Naturaleza para cada uno de los aquí presentes?

Algunos proponen la DSI (Información de Secuencia Digital) para salvar la biodiversidad, como si se pudiera desmaterializar a nuestra Madre y recomponerla con la esperanza de que funcione mejor. Convertir la naturaleza en capital es cualquier cosa menos «vivir en armonía con la naturaleza». Las «soluciones basadas en la naturaleza» que se debaten aquí y en la COP sobre el clima ponen a la naturaleza en un libro de contabilidad y luego la venden a los contaminadores a expensas de la biodiversidad, la tierra y los derechos de los pueblos indígenas, los pequeños productores de alimentos y las comunidades locales.

Nos sentamos en estas salas para ser testigos de la codicia de un puñado de grandes países exportadores y sus empresas, que pretenden destruir 30 años de acuerdos multilaterales. Es fácil entender por qué los más poderosos y los menos responsables prefieren fijar objetivos hacia un supuesto «mundo positivo para la naturaleza» antes que hablar de la Madre Tierra. No hace falta encerrar la tierra lejos de sus cuidadosos custodios, como se propone en el objetivo 30×30, sino protegerla de la codicia empresarial y estatal […].

Cuadros

Cuadro 1

La Iniciativa africana de mercados de carbono

La Iniciativa Africana de Mercados de Carbono (ACMI) pretende «ayudar a dar forma y aprovechar el potencial de los mercados de carbono en África». Su comité directivo presume de lo más granado entre los partidarios de los combustibles fósiles, las grandes empresas tecnológicas y la agroindustria, como la Fundación Gates, que promueve la agricultura industrial y los transgénicos en África, y el Fondo Bezos para la Tierra de la multinacional Amazon. La ACMI afirma que «con unos créditos de carbono valorados en unos 2.000 millones de dólares en todo el mundo y con un potencial de crecimiento de 5 a 50 veces para 2030, los mercados de carbono de alta integridad podrían proporcionar importantes beneficios a la población africana y ser una fuente fundamental de financiación climática para el continente». Sin embargo, reconocen que «existe un gran escepticismo ante la posibilidad de que los créditos se utilicen para el lavado verde, una excusa para seguir contaminando» y que «algunas personas se preguntan si los créditos de carbono, en particular los grandes proyectos de uso de la tierra, están provocando que los africanos pierdan sus tierras para facilitar que los países ricos sigan contaminando, lo que hace temer una forma de recolonización en África».

A pesar de estas sorprendentes confesiones y de la falta de respuestas reales, la ACMI sigue adelante con su intento de ampliar y fomentar la aceptación de los mercados de carbono en todo el continente. Sin embargo, esta presión va en contra del principio de responsabilidad y justicia históricas, que exige que la financiación de la lucha contra el cambio climático se financie con fondos públicos de los gobiernos de los países desarrollados y no refuerce la espiral de la deuda en África.

Cuadro 2

Acaparamiento de tierras de la economía verde   

Para 2030, Shell pretende compensar 120 megatoneladas (Mt) de emisiones al año, lo que representa aproximadamente el 85% de las emisiones anuales de CO2 de todos los ciudadanos y empresas de los Países Bajos. En agosto de 2022, Shell participaba o había participado en 30 proyectos de compensación «basados en la naturaleza», en 17 países. Un análisis de la trayectoria de Shell hacia el objetivo de 1,5 grados muestra que es esencialmente la misma que su trayectoria hacia los 2 grados, pero con un plan añadido de «ampliar extensamente las soluciones basadas en la naturaleza», concretamente plantando árboles en una «superficie cercana a la de Brasil». Cuando Shell planta árboles, a menudo sólo planta una especie. Suelen ser eucaliptos de crecimiento rápido, que pueden dañar la biodiversidad de la zona circundante. Se necesita mucha tierra para compensar las emisiones de Shell. La tierra que eligen suele estar situada en el Sur global. Para ello, se utilizan tierras (agrícolas) pertenecientes a comunidades locales, lo que puede provocar violaciones de los derechos humanos y escasez de alimentos.

Más información aquí y aquí.

Cuadro 3

¿Qué es la agricultura del carbono y por qué es una solución falsa? 

La agricultura del carbono es un sistema de compensación por el que se paga a los agricultores para que capturen carbono con el fin de compensar las emisiones de carbono de una empresa, un país o un particular. Los sistemas de agricultura del carbono consisten en pagar a los agricultores para que apliquen prácticas agrícolas «climáticamente inteligentes» que supuestamente aumentan la cantidad de carbono almacenado en sus explotaciones. El cambio de prácticas se utiliza para verificar la creación de créditos de carbono que se venden a empresas o gobiernos a través de los «mercados de carbono». Aunque los compradores siguen emitiendo gases de efecto invernadero, afirman haber «compensado» esas emisiones. La demanda de compensaciones va en aumento: 82 países y el 44% de las 2000 mayores empresas del mundo se han comprometido a «cero emisiones netas». La mayoría de los sistemas de agricultura de carbono se basan en el carbono almacenado en los árboles mediante la agrosilvicultura y las plantaciones forestales, pero cada vez hay más sistemas de «cultivo de carbono en el suelo».

Las compensaciones de carbono del suelo son peligrosas para la justicia climática y la soberanía alimentaria porque…

Las compensaciones de carbono en el suelo aumentan el afianzamiento de semillas y productos agroquímicos insostenibles controlados por las empresas. Los sistemas a menudo fomentan o exigen prácticas agrícolas específicas que dependen de semillas y productos agroquímicos patentados, como el uso de plagicidas esoecíficos para controlar las malas hierbas en lugar de la labranza. Los algoritmos y la maquinaria agrícola digital necesarios para obtener créditos de carbono pueden requerir variedades de cultivos y prácticas específicas para funcionar.

Las compensaciones de carbono del suelo son una excusa para acaparar datos, aumentando el poder de las corporaciones alimentarias y tecnológicas que controlan las plataformas digitales que supervisan y comercializan los créditos de carbono del suelo.

Los regímenes de carbono en el suelo impulsan la consolidación y mecanización de las explotaciones, lo que supone una ventaja para las explotaciones más grandes, que pueden adoptar más fácilmente la tecnología y las prácticas y, además, generar grandes cantidades de créditos de carbono.

Los regímenes de agricultura de carbono aceleran la pérdida de conocimientos agrícolas tradicionales al enseñar que las prácticas tradicionales degradan el suelo y al encerrar a los agricultores en contratos que exigen prácticas «climáticamente inteligentes».

No todo el carbono es igual. El supuesto «carbono es carbono» que subyace a las compensaciones ignora la violencia, las consecuencias para la salud y los daños económicos y socioecológicos creados localmente en torno a las minas, la extracción de combustibles fósiles y las granjas industriales. Además, el carbono biológico del suelo no puede compensar la liberación de carbono fósil.

Los sistemas de compensación desvían la atención de las soluciones reales y desplazan las subvenciones públicas de la agroecología a la agricultura del carbono.

Cuadro 4

Hundir algas para arreglar el clima: una nueva oleada de falsas soluciones

Mientras la Tierra arde, los inversores siguen encontrando formas nuevas y cada vez más inverosímiles de aumentar los beneficios sin reducir las emisiones de carbono. Los océanos están ahora en la línea de fuego: una nueva industria de algas -o «macroalgas»- está invadiendo costas y mares al amparo del Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático. A mediados de 2023 había más de 1.300 empresas dedicadas a las algas marinas comerciales, incluidas más de 200 empresas de nueva creación.

La nueva gran promesa lucrativa de la llamada «revolución de las algas» es vender créditos de carbono, fingiendo que las algas industriales capturan carbono. Aunque todavía no existe un mercado formal de carbono para el cultivo de algas, empresas industriales como Canopy Blue, The Seaweed Company y Running Tide ya están vendiendo compensaciones de carbono a empresas en el mercado voluntario.

Sin embargo, sus promesas no se cumplen. En primer lugar, las algas no capturan mucho carbono. Una vez hechas las cuentas, parece que los ecosistemas industriales de algas son en realidad emisores netos de CO2. Por tanto, el aumento de las superficies de algas industriales podría provocar más CO2 en la atmósfera, no menos.

En segundo lugar, el desarrollo de monocultivos marinos y el uso de insumos químicos podrían causar daños a los ecosistemas existentes que capturan carbono de forma natural y proporcionan medios de vida a las comunidades locales. Los riesgos potenciales de las plantaciones de algas incluyen la sombra sobre el lecho marino, las praderas marinas y las algas naturales, la alteración de las corrientes oceánicas locales, la contaminación de la diversidad genética y el robo de nutrientes vitales al plancton, afectando no sólo a los ecosistemas marinos sino también a los medios de vida costeros.

Por último, los financieros del carbono se sienten atraídos por el océano por su enorme tamaño, presentado como una inmensa mina de oro sin explotar. Pero los océanos no están vacíos. Las granjas industriales de algas tendrían que ocupar una parte importante de las costas mundiales, lo que privaría a las comunidades locales de sus derechos a vivir y trabajar en todas esas zonas costeras.

En tierra, la expansión de los monocultivos lleva décadas destruyendo los bosques y a sus habitantes. Si no ponemos fin urgentemente a la llamada «revolución de las algas», las plantaciones industriales de algas seguirán el mismo curso, destruyendo los ecosistemas marinos y marginando aún más a las comunidades costeras.

Para saber más, puede leer «El espejismo de las algas. El cultivo industrial de algas no enfría el clima y daña la naturaleza».

Cuadro 5

El proceso Nyéléni, hacia un foro mundial de la soberanía alimentaria 2025

Voces de nuestros aliados

Mariam Mayet, Centro Africano para la Biodiversidad, acbio.org.za

Del 10 al 11 de junio de 2023, representé al Centro Africano para la Biodiversidad (ACB), como parte del movimiento mundial por la soberanía alimentaria, en una reunión de activistas de movimientos sociales convocada por el Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria en Roma, Italia.

El principal objetivo de mi participación fue contribuir a la construcción de nuevas estrategias para transformar el sistema global hacia la justicia económica, social, de género, racial, climática y medioambiental, para informar y co-crear el Proceso Nyéléni. Se mantuvieron intensos debates sobre la necesidad de abordar y generar conjuntamente discursos en las intersecciones de las crisis de la biodiversidad, el cambio climático, la agricultura y los sistemas alimentarios, especialmente en el Sur Global, y de reforzar las alternativas al capitalismo, que nos está llevando a todos hacia el ecocidio.

Reflexionamos sobre el impacto de la pandemia de la COVID-19,  que en particular ha acelerado los procesos de desintegración del proyecto capitalista a través de: el fuerte aumento de la desigualdad en todo el mundo; la decadencia económica, la precariedad y la vulnerabilidad; el autoritarismo y el fascismo; el racismo; el feminicidio; y el conflicto y el malestar social. Nos comprometemos con el Proceso Nyéléni por ser fundamental para apoyar la resistencia activa contra la invasión extractivista/capitalista, que se basará en el análisis crítico y la reflexión continuos, y en la deconstrucción y el cuestionamiento de las narrativas empresariales y falsas sobre la transformación.

Entendemos perfectamente que el capitalismo, aunque agonizante, está de hecho redoblando la extracción y la desposesión -buscando voraz y constantemente nuevas fronteras que explotar-, especialmente en África, rica en recursos biológicos y minerales. La reunión de Roma representó un importante punto de partida para el Proceso Nyéléni, que se considera una oportunidad para fortalecer y apoyar espacios democráticos y progresistas arraigados en organizaciones y redes democráticas de masas, que impulsen la transformación sistémica del sistema alimentario mundial.