Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

Los pueblos indígenas y el derecho de pesca consagrado en los tratados

Rochelle Diver y el Jefe Gary Harrison, Indian Treaty Council (Consejo Internacional de Tratados Indios) (CITI) y Grupo de Trabajo de Pesca del CIP, Región de los Grandes Lagos y Alaska respectivamente

El derecho de pesca de los pueblos indígenas se consagró en Estados Unidos y Canadá por medio de los tratados “Nation to Nation” firmados entre los gobiernos coloniales y los pueblos indígenas. Sin embargo, en Alaska, la pesca de arrastre industrial ha aniquilado las poblaciones de salmón, acabando con los ecosistemas que los Pueblos Indígenas han protegido desde hace más de 25.000 años. La colonización reemplazó a la administración sostenible por codicia, pisoteando los derechos de pesca y destruyendo la naturaleza. Los arrastreros diezman los hábitats, matan salmones de forma indiscriminada y llevan a ríos enteros a la extinción, todo ello por el lucro. Esto es genocidio ecológico.

Además, la minería y las centrales de carbón están contaminando los peces con mercurio y otras sustancias químicas y, a la vez, están contaminando a nuestra gente. El 10% de los bebés que nacen en la región de los Grandes Lagos sufren pre-contaminación por mercurio. ¿De qué sirve el derecho a pescar si el pescado es perjudicial para nuestra gente y las generaciones futuras? Los impactos intergeneracionales del mercurio y los eternos productos químicos presentes en nuestros lagos no solo son físicos sino también culturales. Los impactos del mercurio sobre el desarrollo dificultan la capacidad de nuestros hijos de conservar nuestras lenguas, historias y tradiciones.

Apoyar los derechos indígenas es apoyar los derechos humanos y la pesca a pequeña escala. ¡Únase a nosotros en nuestra lucha por un sistema alimentario libre de tóxicos!

Voces desde el campo 2

Los pescadores y las pescadoras de Gaza: un modelo en la lucha por la soberanía alimentaria y la liberación

Saad Ziada, Union of Agricultural Work Committees (Unión de Comités de Trabajadores Agrícolas) (UAWC), Palestina

El sector pesquero de Gaza ha sido totalmente destruido: hablamos de equipos, barcos, almacenes, todo. Antes del 7 de octubre los pescadores ya vivían en condiciones extremadamente precarias como consecuencia del bloqueo, que afectaba al acceso al mar, a los materiales entrantes y a las oportunidades de exportación. Ahora sus medios de subsistencia han sido destruidos y sus vidas y estilos de vida corren serio peligro de desaparecer. Los pescadores que intentaban pescar cerca de la costa en dispositivos flotantes improvisados para evitar morir de hambre han sido asesinados.

Desde el alto el fuego, muchas familias han regresado a sus barrios, pero no han encontrado nada. Solo hemos podido encontrar una embarcación motorizada que sobrevivió a toda la destrucción. Sin embargo, los pescadores se mantienen firmes y están deseosos de reconstruir sus medios de subsistencia, aunque el alto el fuego no ha cumplido sus promesas en cuanto a la entrada de combustible, equipos y otros materiales básicos para reanudar la vida. Incluso las redes son difíciles de conseguir, lo que nos deja pocas opciones para relanzar el sector pesquero. Pero estamos librando una lucha por la existencia, una lucha por la soberanía alimentaria y contra la supresión cultural. Como no podemos hacerlo solos, hacemos un llamamiento al Foro Mundial de Pueblos Pescadores, al Comité Internacional de Planificación (CIP) y a sus miembros, para que exijan la rendición de cuentas por los crímenes cometidos y nos apoyen en la reconstrucción de un sector pesquero de importancia cultural que sirva de modelo en la lucha por la soberanía alimentaria y la liberación.

Voces desde el campo 3

De la abundancia de pescado a la lucha por el sustento: La resiliencia en las comunidades pesqueras de Uganda

Namaganda Rehema, FIAN Uganda y Margaret Nakato, Katosi Women Development Trust

Los antaño prósperos lagos de Uganda se han convertido en lugares de control militarizado. Actualmente los soldados dominan las aguas donde antes los pescadores artesanales trabajaban libremente para mantener sus medios de subsistencia. Los pescadores se esfuerzan por cumplir las nuevas y severas normas pesqueras de 2017, aplicadas con brutalidad por la Unidad de Protección de la Pesca del ejército.

Los militares detienen rutinariamente a los pescadores, destruyen sus barcos y confiscan sus aparejos, actos que perturban a las familias, los mercados y el delicado entramado de los sistemas alimentarios locales. Las mujeres, que procesan el pescado y lo venden, se llevan la peor parte. El pescado ha pasado de ser una fuerza unificadora a un símbolo de desintegración. Lo que fue una fuente abundante y vital de proteínas ahora escasea.

En medio de la penuria, las comunidades pesqueras están respondiendo con acciones colectivas. Han lanzado cartas de petición, han celebrado numerosas reuniones con los responsables políticos y han implicado a los medios de comunicación para sacar a la luz sus luchas, lo que ha dado lugar a avances significativos, como cambios en la ley de pesca. Su lucha es más que una lucha por los recursos; es una lucha por mantener a sus familias, sus comunidades y su cultura.

Frente a la continua militarización, se mantienen firmes en su apuesta por la soberanía alimentaria, negándose a que sus derechos se vean eclipsados. Porque en sus manos está el poder no sólo de pescar, sino de forjar el futuro del lago al que desde hace mucho tiempo llaman hogar. La suya es una lucha por la dignidad, la justicia y el derecho de toda comunidad a proveer sus propios alimentos.

Voces desde el campo 4

Transformación basada en raíces comunitarias   

Claudia Pineda, FIAN Honduras

Honduras es un país centroamericano biodiverso y con comunidades forjadas en la lucha por la sobrevivencia, particularmente en zonas costeras del Golfo de Fonseca. Allí miles de familias que dependen de las especies marinas para la pesca y camaricultura artesanal, sufren por la destrucción de su ecosistema. Son víctimas de la transformación rápida y negativa de su territorio a consecuencia de la contaminación del entorno y de la deforestación de sus bosques de manglar por prácticas de la agroindustria y camaricultura.

Estas comunidades son testigos de cómo estas prácticas basadas en la visión instrumental de la naturaleza tienen efectos socio ambientales, con la reducción y pérdida de medios de vida, y el aumento de la vulnerabilidad frente a los fenómenos climáticos. Ambas situaciones desencadenan la migración y pobreza extrema.

El acceso a la alimentación es uno de los grandes impulsores del desplazamiento interno y la emigración, principalmente a Estados Unidos y España. Este fenómeno deja a las familias con problemas sociales relacionados con cambios en la estructura poblacional, la desintegración familiar y la pérdida de fuerza laboral, por mencionar algunos.

Sin embargo, se multiplican las resistencias ante este modelo; y cada vez más las comunidades pesqueras reclaman el derecho a participar en la definición y control de los sistemas alimentarios. Es así como desde el 2024 se inició la construcción de un modelo de gestión comunitario de sus bienes naturales, basado en saberes y prácticas locales.

Voces desde el campo 5

La invasión de la tilapia Sarotherodon melanotheron: Un gran desastre ecológico en Tailandia

Red de ciudadanos tailandeses afectados por la invasión de la tilapia Sarotherodon melanotheron (19 provincias)

La invasión de la tilapia Sarotherodon melanotheron comenzó en Tailandia en 2010, cuando Charoen Pokphand Foods (CPF) importó la especie de Ghana para criarla en su granja en Samut Songkhram. En un año, esta especie invasora se había extendido a canales públicos y estanques de acuicultura, así como a las provincias cercanas. La especie desbancó agresivamente a la vida acuática autóctona, acabando con camarones, peces, cangrejos y moluscos, lo que provocó pérdidas masivas a los pequeños acuicultores y pescadores costeros. Muchos sufrieron deudas, pérdida de tierras, e incluso llegaron al suicidio.

En 2017, las comunidades afectadas presentaron denuncias ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, revelando el incumplimiento por parte de la CPF de las medidas de protección de la biodiversidad. En 2024, la invasión se había extendido a 19 provincias, amenazando la biodiversidad del lago Songkhla y a los países vecinos. Los ecologistas lo calificaron como «uno de los peores desastres ecológicos de Tailandia».

El 13 de enero de 2025, las comunidades afectadas protestaron ante la sede de CPF, exigiendo compensaciones y la restauración del ecosistema. «Este grave problema tiene su origen en las grandes empresas. Exigimos que los criminales medioambientales rindan cuentas y que el Estado aplique leyes estrictas de bioseguridad para salvaguardar la soberanía alimentaria», declaró el Sr. Walop Khunjeng, pescador de Samut Songkhram.

La CPF aún no ha asumido su responsabilidad y en su lugar ha demandado a Biothai, una organización que ha sacado a la luz la crisis. Los expertos advierten de que la piscicultura de sistema abierto puede llegar a ser inviable, lo que obligaría a los pequeños piscicultores a dedicarse a los sistemas cerrados controlados por las empresas de la CPF.

Cuadros

Cuadro 1

Movilización en el Subcomité de Acuicultura

El mes de abril marca un momento crucial para el Grupo de Trabajo sobre Pesca del Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (IPC FWG por sus siglas en inglés), cuando nos movilizamos en Antalya, Turquía, para participar como observadores en el Subcomité de Acuicultura, órgano subsidiario del Comité de Pesca (COFI) de la FAO. Este foro político sirve de plataforma para dar forma a las políticas de acuicultura y a las estrategias de desarrollo. La Mesa está presidida por Turquía y participan en ella representantes de Indonesia, México, Senegal y Estados Unidos. Este espacio exige nuestra atención e incidencia política para contrarrestar la presión para ampliar la acuicultura alineada con la hoja de ruta de la Transformación Azul de la FAO, una amenaza para los pescadores a pequeña escala y la soberanía alimentaria de los pueblos indígenas.

La acuicultura industrial alimenta el acaparamiento de tierras y recursos, desplaza a las comunidades pesqueras y las despoja de sus derechos consuetudinarios y sus medios de vida, al tiempo que acelera la destrucción medioambiental. Este modelo dirigido por las grandes empresas beneficia a unos pocos a expensas de la mayoría, profundizando las desigualdades y socavando nuestra supervivencia.

El Grupo de Trabajo sobre Pesca del Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria demanda un cambio hacia un enfoque basado en los derechos humanos que eleve a los pescadores y pescadoras artesanales como guardianes esenciales de la seguridad alimentaria y la biodiversidad. Instamos a los gobiernos a que apliquen las Directrices Voluntarias para lograr la Sostenibilidad de la Pesca en Pequeña Escala (Directrices PPE) y rechacen los programas impulsados por el mercado. La lucha por la soberanía alimentaria y el papel central de los pescadores a pequeña escala y los pueblos indígenas deben ser la prioridad en estos debates globales.

Cuadro 2

En homenaje a Budi Laksana

Budi Laksana, secretario general de Serikat Nelayan Indonesia (SNI) y miembro destacado del Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP), falleció el 28 de noviembre de 2024 en Brasilia. Había viajado a Brasil para participar con sus compañeros en la 8ª Asamblea General del WFFP, donde encarnó la lucha de la próxima generación por la soberanía alimentaria, antes de sucumbir a un repentino ataque de trombosis.

Budi Laksana desempeñó un papel destacado en la formulación de las Directrices de la ONU para la pesca artesanal, aprobadas por la FAO en 2014, y trabajó incansablemente para su aplicación en Indonesia y más allá. Bajo su liderazgo, la SNI luchó para proteger los territorios y el modo de vida de los pescadores tradicionales frente a los intereses oligárquicos. Siempre estuvo al frente de las marchas y campañas de protesta, denunciando las políticas oligárquicas del gobierno indonesio desde el camión de los altavoces ante las masas.

Originario de una familia de pescadores tradicionales de cangrejos, se opuso firmemente a la acuicultura corporativa y a la pesca industrial, al ver cómo destruían no sólo los medios de subsistencia, sino culturas alimentarias enteras y economías locales. Su visión de los pueblos pescadores se basaba en los principios del derecho soberano sobre los sistemas alimentarios, el conocimiento intergeneracional y la custodia medioambiental. En sus últimos días en la asamblea del WFFP en Brasilia, su espíritu positivo, su camaradería y sus apasionados discursos sobre la soberanía alimentaria infundieron energía y solidaridad entre los más de cien delegados de comunidades de pescadores de cincuenta países.

Budi Laksana defendió el liderazgo de las mujeres, ayudando a poner en marcha la cooperativa de pescadoras Nyimas Kumambang, dirigida por mujeres. Como defensor incondicional de la soberanía alimentaria, situó a las mujeres y su papel en primera línea de toda la cadena de valor de la pesca. Como señaló una dirigente de pescadores que le acompañó en sus últimos días, él «luchó y se negó a someterse a un sistema codicioso y empobrecedor de las pescadoras».

Budi Laksana era un hombre de familia, y deja atrás a su querida esposa y a sus tres hijos de cinco, diez y doce años.

Nuestros pensamientos están con su familia y sus camaradas más cercanos. El espíritu de Budi Laksana seguirá siempre aportando inspiración y fuerza a la lucha de los pueblos pescadores por la soberanía alimentaria.

Camarada Budi Laksana, que tu legado perdure. Rest in power.

Cuadro 3

Para leer, escuchar, mirar y compartir

Destacados

Destacados 1

¡Haciendo frente a la acuicultura industrial!

La producción acuícola mundial se ha triplicado desde principios de este siglo y en la actualidad se consumen más productos alimentarios marinos procedentes de piscifactorías que de pesquerías. Pero estas impresionantes cifras incluyen dos tipos distintos de acuicultura, con resultados muy diferentes para la seguridad alimentaria.

El primer tipo, a pequeña escala, suele consistir en la cría de carpas de agua dulce en el interior o la cría litoral de moluscos en semilibertad. Se trata de especies robustas que exigen poco o ningún alimento u otros insumos, y a menudo se integran con otros cultivos y animales. El rápido crecimiento de este tipo de acuicultura ha sido fundamental para la seguridad alimentaria mundial, con pocos impactos negativos.

El otro tipo es la acuicultura industrial. Se centra en variedades de gambas, salmón y otras especies de «alto valor» que exigen grandes cantidades de piensos comerciales y enormes cantidades de antibióticos, plaguicidas y otros productos químicos contra los brotes de enfermedades. Produce para la exportación y los supermercados, no para los mercados locales, y depende de una mano de obra muy explotada. Asimismo, lo controlan poderosas élites locales y empresas que poseen explotaciones en diferentes zonas geográficas y sus propios molinos de piensos y fábricas de procesado.

Estas grandes empresas destruyen más alimento del que producen. Anualmente, el 15 % de las capturas totales de peces salvajes se trituran y se utilizan como alimento para peces y camarones en granjas industriales. Las explotaciones de acuicultura industrial utilizan hasta 6 kilogramos de pescado salvaje para producir un kilogramo de salmón y 1,5 kilogramos de pescado salvaje para producir un kilogramo de camarones. Los peces salvajes se capturan principalmente en zonas de pesca tradicionales del Sur Global, donde de otro modo proporcionarían alimentos baratos y nutritivos a la población local, mientras que el salmón y el camarón de piscifactoría van destinados principalmente a consumidores pudientes del Norte. Lo que es peor, las grandes empresas construyen sus piscifactorías en zonas tradicionalmente utilizadas por los pescadores y agricultores locales, arrebatándoles las aguas y las tierras que utilizan para la pesca y la agricultura y destruyéndolas rápidamente con contaminación y enfermedades.

Las explotaciones de acuicultura industrial se multiplican y crecen en tamaño, pero también lo hacen los movimientos para detenerlas. Los pescadores y pescadoras artesanales y los trabajadores y trabajadoras de la pesca están liderando acciones en todo el mundo para evitar que las empresas destruyan sus caladeros. El año pasado hubo una reunión de comunidades en Poros, Grecia, para lanzar una campaña internacional, #FishFarmsOut, y unos meses más tarde, el Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP por sus siglas en inglés) lanzó una campaña mundial contra la acuicultura industrial en su VIII Asamblea General, declarando: «La acuicultura industrial NO es pesca; está privatizando, cercando y destruyendo nuestros territorios; desposeyendo a los pueblos pescadores de las tierras y las aguas; contaminando el agua y los ecosistemas costeros con productos químicos peligrosos; impulsando el acaparamiento de océanos y el cambio climático; y contribuyendo a la criminalización y la violencia contra los pueblos pescadores».

La lucha para poner fin a la acuicultura industrial y reconstruir la pesca local y la acuicultura a pequeña escala es fundamental para el movimiento más amplio en favor de la soberanía alimentaria, las condiciones de trabajo dignas y la justicia climática.

Para saber más, ver el informe de GRAIN La resistencia contra la acuicultura industrial

Destacados 2

Tribunales de los Océanos, el Agua y los Pueblos Pescadores

Los Tribunales de los Pueblos surgieron después de la Segunda Guerra Mundial, con los tribunales contra los crímenes de guerra en Vietnam como caso emblemático. Desde entonces, estos tribunales se han convertido en herramientas importantes para que la sociedad civil denuncie las injusticias y ejerza presión moral al margen de los sistemas jurídicos oficiales. Suelen iniciarse cuando los tribunales oficiales no protegen los derechos humanos o se niegan a actuar.

Cuando la Society for Nutrition, Education & Health Action (SNEHA) y el Foro de Delhi decidieron planificar una serie de Tribunales de los Pueblos para los pueblos pescadores de India en 2018, no preveían que otros países seguirían el mismo camino. Reconociendo la insuficiencia de los métodos tradicionales, planificaron una serie de Tribunales de los Océanos, el Agua y los Pueblos Pescadores, que se iniciaron en India, Sri Lanka, Tailandia, Indonesia y Bangladesh en 2020. Desde entonces, el Movimento de Pescadores e Pescadoras Artesanais do Brasil (MPP) en Brasil (2022) y Masifundise en Sudáfrica (2024) han celebrado tribunales en sus países, y otras organizaciones están planeando procesos similares.

Como tribunales judiciales no gubernamentales, los Tribunales de los Océanos, el Agua y los Pueblos Pescadores abordan cuestiones críticas, como las violaciones de los derechos humanos, los delitos medioambientales y las injusticias sociales. Son el altavoz de las voces de las comunidades oprimidas y reconocen sus conocimientos y experiencias. Aunque sus veredictos no son legalmente vinculantes, sirven como poderosos foros de justicia y construcción de la solidaridad y cuando fracasa el sistema judicial permiten a los grupos afectados anteponer la verdad al poder.

Michael Fakhri, Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación, reconoció la importancia de los tribunales al escribir:

Hay dos formas diferentes de imaginar nuestros océanos, ríos y lagos. Por un lado están los que tratan a las masas de agua como oportunidades económicas, como una «economía azul», algo que se puede explotar pero que de alguna manera se equilibra con las políticas de sostenibilidad. Prevén administrar las masas de agua a través de mercados e instrumentos financieros. Pensar en estos términos impulsados por el mercado garantizará un mundo plagado de desigualdad y violencia.

Por otro lado, están los que tienen sus vidas entrelazadas con las masas de agua. Los océanos, el agua y los pueblos pescadores son esenciales para los ecosistemas acuáticos y la vida. Ellos entienden los océanos, los ríos y los lagos como elementos clave de lo que son y de su forma de vida. La plena realización de los derechos humanos de los pueblos de los océanos, el agua y los pescadores artesanales es la forma más poderosa de garantizar la buena marcha de las masas de agua del mundo.

El proceso y el veredicto de los Tribunales de los Océanos, el Agua y los Pueblos Pescadores constituyen una de las expresiones más importantes de solidaridad internacional en relación con la vida acuática. Proporcionan una comprensión crucial de lo que está en juego y de lo que debe hacerse para garantizar que nuestras masas de agua sigan siendo fuente de vida.

Aunque los tribunales han aportado profundas pruebas empíricas de los incumplimientos de los Estados en la protección de los derechos humanos de los pueblos pescadores y han tejido redes de solidaridad, las comunidades pesqueras siguen sin haber logrado mejoras materiales para sus vidas. Los veredictos de los jurados contienen el potencial para hacer que los gobiernos se sienten a la mesa en un momento en el que otras estrategias políticas por sí solas parecen insuficientes.

Para saber más: TNI, Tribunales de los Pueblos de los Océanos, de las Aguas y de la Pesca, Cortando las redes del capital y tejiendo redes de solidaridad, y sitio web Tribunales de la Economía Azul en Asia (en inglés)

 

Boletín núm. 59 – Editorial

Oleadas de resistencia: las comunidades pesqueras en defensa de la soberanía alimentaria

Ilustración: Rosine Nsimire (Alliance pour la vie), Alessandro Musetta – Agathe, la matriarca sobre el agua es una publicación digital en técnica mixta que documenta las experiencias de las pescadoras artesanales del lago Kivu, en la República Democrática del Congo (RDC).

En un mundo en pleno cambio, asolado por guerras y oligarcas multimillonarios, los medios de vida de los pescadores y las pescadoras siguen siendo ignorados en los debates políticos. El programa del presidente estadounidense Trump con su lema “drill, baby, drill” (perforar, nena, perforar), el extractivismo mundial, el encierro neoproteccionista de la naturaleza a través de la meta 30X30 (Marco Mundial de Biodiversidad), la expansión de la acuicultura respaldada por los gobiernos y los megaproyectos con fines lucrativos siguen erosionando los territorios y los medios de vida de las comunidades pesqueras.

El auge de la derecha radical ha llevado a algunos gobiernos a reducir o eliminar la ayuda al desarrollo, y la filantropía tiene una mayor influencia a la hora de determinar qué y quién recibe apoyo, lo cual ha degradado aún más las perspectivas de financiación. A su vez, la mayor dependencia de las ONG y los movimientos de pescadores artesanales de la financiación filantrópica puede llevar a la cooptación de los programas políticos de algunas organizaciones y a crear división entre quienes mantienen los principios de la soberanía alimentaria y quienes siguen enfoques dirigidos por los financiadores, como “30X30”, «Alimentos Azules» y «Transformación Azul»[1].

Los movimientos de pescadores y pescadoras artesanales deben unirse para debatir posiciones y tácticas políticas. Tras la decisión del Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CIP) de no respaldar la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, puede ser necesario adoptar posiciones similares con respecto a otras prioridades impuestas. Los movimientos de pescadores artesanales deben establecer sus propias prioridades y configurar activamente la dirección del movimiento más amplio de soberanía alimentaria. El Foro Mundial de Nyéléni, que se celebrará en septiembre de 2025 en Sri Lanka, ofrece esa oportunidad: incluir la pesca en el programa, fomentar la solidaridad con otros pequeños productores de alimentos, trabajadores y trabajadoras del sector alimentario y movimientos climáticos, y avanzar en la lucha por la soberanía alimentaria.

FIAN International, GRAIN, Grupo de trabajo sobre pesca del CIP, TNI, WFF, WFFP


[1] Para más información, consulte la lista de materiales en la página 6.

Voces desde el campo

Proceso Nyéléni 2025

Los Pueblos Indígenas hacia el tercer Foro Global Nyéléni

Saúl Vicente Vázquez, Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, Comité facilitador del CIP

Los Pueblos Indígenas hemos luchado junto con otros movimientos sociales de productores de alimentos a pequeña escala desde 1996, año en que en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de Roma, se lanzó la visión de la Soberanía Alimentaria, una visión basada en los pueblos que se convirtió en una referencia en el debate mundial sobre comercio, alimentación y agricultura. La necesidad de alimentos estables, saludables y asequibles, culturalmente apropiados, producidos principalmente a nivel local, lejos de las políticas neoliberales, la privatización y el libre comercio y la dependencia de los mercados globales, se ha convertido en la referencia clave a nivel mundial para todos los movimientos y organizaciones principales que trabajan en estos temas.

Desde entonces hasta hoy hemos logrado construir un movimiento amplio articulado en el Comité Internacional de Planificación por la Soberanía Alimentaria (CIP), incidiendo en las políticas de la FAO y del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA), mediante la organización autónoma, la movilización y la realización de dos Foros Globales Nyéléni por la Soberanía Alimentaria, alcanzando logros importantes, como son: las Directrices voluntarias sobre tenencia de la tierra (DVGT por sus siglas en inglés); las Directrices voluntarias para lograr la sostenibilidad de la pesca en pequeña escala (Directrices PPE por sus siglas en inglés); la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (UNDRIP); una reforma del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de las Naciones Unidas, junto con la aprobación del Mecanismo de la Sociedad Civil y Pueblos Indígenas para su relación con el CSA; y la adopción de los principios  y los elementos de la agroecología por la FAO y el GANESAN, entre otros. Todos estos acuerdos y políticas internacionales han marcado el camino y ya han comenzado a influir en las políticas e iniciativas públicas nacionales y regionales.

A pesar de estos logros, durante las últimas décadas nos hemos acercado a una encrucijada fundamental. Hay una preocupación cada vez mayor entre la gente que se siente cada vez más amenazada. Los gobiernos hasta ahora no han sido capaces de encontrar respuestas suficientemente contundentes a las preocupaciones de la gente y a los riesgos de múltiples crisis relacionadas con el clima, la biodiversidad y las prácticas extractivas que siguen destruyendo el planeta. Hay una crisis de gobernanza en las Naciones Unidas y a nivel nacional.

Estamos convencidos de que podemos tomar otro rumbo, pero para ello necesitamos urgentemente unir fuerzas para impulsar los cambios necesarios. Tenemos que luchar por la solidaridad económica, la justicia climática y contra la influencia dominante de las empresas transnacionales (ETN) y las grandes empresas tecnológicas.

En este contexto se inscribe la realización del Tercer Foro Global Nyéléni, desde donde nos proponemos construir un movimiento más amplio y fuerte con una plataforma y acciones comunes que puedan marcar la diferencia, impulsando una transformación profunda, un cambio sistémico que permita la participación de la gente, de los movimientos sociales que abogan por la soberanía alimentaria, la democracia participativa, el empoderamiento comunitario, los derechos humanos, la solidaridad, la cooperación entre pueblos y la paz, e impulsar soluciones reales a estas crisis múltiple.

Proceso Nyéléni 2025

Región de Oriente Próximo y Norte de África (NENA por sus siglas en inglés)

Jana Nakhal, Marcha Mundial de las Mujeres

Mientras nos preparamos para el Foro Global Nyéléni 2025,  nuestra región atraviesa una guerra terrorista de Israel, con un genocidio en Gaza, una guerra destructiva en Líbano y continuos ataques en Siria y Yemen, además de una guerra de saqueo de los príncipes del Golfo contra Sudán.

La cantidad y el alcance de las guerras que la región NENA ha sufrido en los últimos 100 años y sigue sufriendo, ha afectado no solo a su soberanía alimentaria, sino a otros derechos de los pueblos de la región.

Esto, sumado a la intervención indirecta y política del norte global, ha hecho que la soberanía alimentaria de la región también haya estado ausente de los programas de la sociedad civil y de las políticas de los Estados. Además, se aborda a través del prisma de la seguridad alimentaria, descartando un enfoque interseccional muy necesario de la cuestión.

En consecuencia, y mientras desarrollamos el proceso Nyéléni, también estamos elaborando una lista de expectativas y esperanzas para el Foro Global Nyéléni. Pensamos que este foro es una oportunidad para que las causas de nuestra región se globalicen y encuentren solidaridad, pero también para aprender de otros contextos y experiencias, y para aportar nuestra cultura local y la herencia de nuestros movimientos decoloniales.

En este sentido, el Foro Global aparece como una oportunidad para nuestra región, y también para otras regiones, de procesar el arraigado carácter interseccional de la soberanía alimentaria, y crear un espacio para el intercambio de conocimientos, el aprendizaje y la radicalización de nuestras concepciones y movimientos.

No cabe duda de que los poderes patriarcales, capitalistas y colonizadores están lanzando nuevas ofensivas terroristas contra los pueblos del Sur global. Y la única forma en que podemos resistirnos es a través de una cosmovisión colectiva de base e interseccional, que plantee como derechos inalienables la soberanía alimentaria, el acceso a los derechos humanos básicos -es decir, el acceso a la vivienda, la tierra y los recursos, la educación, la salud, etc.-, la liberación de los pueblos y las mujeres, y las libertades personales.

Proceso Nyéléni 2025

Región de África

Ali Aii Shatou, IPACC

La consulta regional africana, celebrada en Addis Abeba (Etiopía) en julio de 2024, fue fundamental para enmarcar la posición de África. Los participantes reflexionaron sobre sus sistemas alimentarios, identificaron cuestiones clave y elaboraron una declaración que destaca los siguientes resultados:

Los pequeños productores de alimentos son reconocidos como la columna vertebral de la seguridad alimentaria de África. Es fundamental apoyar a estos productores mediante el acceso a los recursos naturales y el reconocimiento del valor de los conocimientos de los pueblos, para garantizar unos sistemas alimentarios sostenibles.

La agroecología se destacó como una solución clave a los retos interconectados del cambio climático, la degradación de la tierra y la inseguridad alimentaria. Las consultas incidieron en la necesidad de apoyo político para ampliar las prácticas agroecológicas, incluidos los sistemas de semillas resilientes y los métodos agrícolas adaptados al clima.

Se hizo una firme llamada a favor de políticas que empoderen a las mujeres y a los jóvenes en la agricultura. Esto incluye el acceso a los recursos, la promoción de la participación de los jóvenes en la agricultura y la garantía del liderazgo fundamental de las mujeres en los esfuerzos hacia la soberanía alimentaria.

Se consideró indispensable proteger los derechos a la tierra y el agua de pequeños productores, pastores, pescadores y comunidades indígenas, para evitar el acaparamiento de tierras y agua y garantizar que estos recursos sigan siendo la base de la producción alimentaria y la supervivencia cultural.

A pesar de los numerosos resultados positivos, los movimientos por la soberanía alimentaria en África se enfrentan a importantes retos:

Muchos gobiernos africanos siguen alineados con los modelos de agricultura industrial, que priorizan la agricultura orientada a la exportación y socavan los sistemas alimentarios locales.

Las multinacionales de la agroindustria dominan los sistemas alimentarios, impulsando programas con fines lucrativos que dan prioridad a los cultivos modificados genéticamente frente a las variedades locales tradicionales.

Las perturbaciones climáticas amenazan la productividad agrícola, mientras que la migración de las zonas rurales socava la sostenibilidad de la agricultura campesina.

El movimiento africano espera que Nyéléni 2025 sea una plataforma para la defensa de políticas audaces que desafíen las estructuras de poder existentes y promuevan los sistemas alimentarios sostenibles centrados en las personas. Se cuentan entre las principales reivindicaciones: políticas que den prioridad a los pequeños productores, la agroecología y los derechos sobre la tierra y el agua, así como un llamado para acabar con el acaparamiento de tierras y agua y del control corporativo de los sistemas alimentarios.

También se quieren amplificar las voces de los grupos marginados, como las mujeres, los jóvenes y las comunidades indígenas, y  fomentar la solidaridad transfronteriza para abordar retos comunes como el cambio climático y la inseguridad alimentaria.

Proceso Nyéléni 2025

Región de Asia y el Pacífico

Tammi Jonas, Red Australiana de Soberanía Alimentaria

Sesenta representantes de 12 países y más de 20 movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil mundiales y regionales de toda Asia y el Pacífico se reunieron en Negombo, Sri Lanka, para reflexionar sobre las actuales policrisis causadas por el capitalismo colonial patriarcal, y para construir colectivamente nuestras estrategias con vistas al tercer Foro Global de Nyéléni. Desde los campos y las salas de reunión locales hasta el plenario compartimos historias de lucha y resistencia específicas de Asia y el Pacífico, pero generalizables a todas las regiones del mundo. Ya sea mediante micro-financiación para pequeños agricultores o préstamos del Banco Mundial a Estados soberanos, la deuda aplasta a familias, comunidades y países, apuntalada por las reformas políticas neoliberales introducidas por el FMI en toda la región. El capitalismo del desastre está muy extendido en una región muy afectada por las consecuencias del cambio climático; desde el turismo corporativo que priva a los pescadores del acceso a sus aguas tradicionales, al tiempo que destruye las barreras naturales contra los tsunamis, hasta los megaproyectos de infraestructuras que supuestamente frenan la salinidad provocada por la subida del nivel del mar, inundando así los arrozales de los campesinos.

Del acaparamiento de tierras y agua a la nueva frontera del acaparamiento de carbono y datos, el capitalismo colonial se está trasladando al nivel celular e incluso digital. La lucha por la soberanía alimentaria se fundamenta en el conocimiento, el territorio y la soberanía, haciendo valer los derechos consagrados en la UNDROP (Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales) y la UNDRIP (Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas), que exigen una profunda reestructuración de quién detenta, utiliza y comparte el poder y el conocimiento en los sistemas agroalimentarios, y devuelven el control de los medios de producción a los pueblos indígenas, los dalits, los sin tierra, campesinos y comunidades locales, empezando por la tierra, nuestra madre.

Trabajando con aliados invitados de otros movimientos mundiales dedicados a la salud, la justicia de la deuda, la justicia climática, la economía social y solidaria, el trabajo y las diversidades de género, miramos hacia Nyéléni 2025, activos en nuestro optimismo para trabajar colectivamente por el derecho de todos a alimentos nutritivos y culturalmente determinados, cultivados en armonía con la naturaleza, transformados y distribuidos por nuestras comunidades y dentro de ellas, y gobernados democráticamente por nosotros, para nosotros.

Proceso Nyéléni 2025

Región de América del Norte

Cicely Garrett, Alianza Nacional Negra por la Alimentación y la Justicia (NBFJA)

El movimiento por la soberanía alimentaria en América del Norte es activo, aunque descentralizado y carente de una estructura central de apoyo a la coordinación. A efectos del proceso Global de Nyéléni, la región de América del Norte está formada por algo más que las dos naciones de Canadá y Estados Unidos (EE.UU.). Hay más de 1.200 naciones soberanas indígenas, nativas, metís e inuit que llaman a esta tierra su hogar. Muchas de ellas participan activamente en el movimiento regional por la soberanía alimentaria.

Los movimientos por la soberanía y la justicia alimentarias se enfrentan a una serie de retos cada vez mayores tanto en Canadá como en Estados Unidos, ya que falta en gran medida un enfoque sistémico de la alimentación en la mayoría de los niveles de gobierno, los sectores públicos (por ejemplo, la sanidad y la educación) y la concienciación pública.  En Estados Unidos, en particular, el gobierno ha excluido a miles de familias de la ayuda alimentaria y de otros programas sociales, y las instituciones utilizan la violencia y el encarcelamiento contra las comunidades del movimiento social.

Al mismo tiempo, han surgido señales de una nueva ola de movimientos populares y masivos en pro de #BlackLivesMatter, Justicia Climática y acciones contra Monsanto y otras grandes empresas. Hay alianzas nacionales nuevas y existentes que están fortaleciendo el liderazgo de las familias de la clase trabajadora y las comunidades de color para reclamar sus vidas y sus cuerpos frente al racismo estructural y defender la justicia y la soberanía alimentaria.

Las consultas de Norteamérica tuvieron lugar virtualmente los días 8 y 9 de mayo de 2024, con 125 participantes, incluyendo a miembros de coordinación, personal de apoyo y traductores,  en representación de más de 70 organizaciones, coaliciones, redes, granjas y centros comunitarios de alimentos, basados en las múltiples naciones que componen la Isla de la Tortuga. Aunque muchas conversaciones se centraron en los retos para lograr la justicia de la tierra y la soberanía alimentaria, hubo un gran interés en amplificar las intervenciones estratégicas exitosas y los cambios sistémicos profundos. Hubo un llamamiento renovado y un compromiso con la solidaridad y las acciones transformadoras para construir el poder colectivo. En conjunto, la consulta supuso un comienzo, en cierto modo un catalizador, para continuar la coordinación de camino a la convocatoria presencial del Nyéléni Global en 2025 y después.

Proceso Nyéléni 2025

Región de América Latina y Caribe

Perla Álvarez, CONAMURI/CLOC

En nuestra región, nos propusimos que este proceso Global Nyéléni III, nos ayude a fortalecer el movimiento por la soberanía alimentaria:  a convocar a un amplio movimiento popular, construir nuevas relaciones entre nosotros seres humanos y la naturaleza y entre nosotros mismos, y así podamos dejar esta bella tierra a las nuevas generaciones.

En nuestra Consulta Popular en el mes de febrero 2024 nos llamamos a impulsar nuevas olas de reformas agrarias populares y a avanzar en la ampliación de los sistemas alimentarios agroecológicos para alcanzar soberanía alimentaria y esto, somos conscientes, implica un cambio sistémico.

En nuestra consulta hemos participado una veintena de organizaciones del nivel continental, regional y nacional, de campesinas y campesinos, pueblos indígenas, pescadoras, pescadores, recolectoras, mujeres, jóvenes, movimiento de derechos humanos, justicia climática y salud, entre otros. Nuestros hijos e hijas se merecen un mundo mejor, la posibilidad de una debacle total es más que nunca cierta y cada vez más cercana si no actuamos. Por eso, llamamos a todos los movimientos emergentes, el movimiento por la justicia climática, el movimiento feminista, el movimiento de trabajadores y trabajadoras, las juventudes, la academia comprometida con las luchas de los pueblos, a sumarse a esta convocatoria al Foro Global en la India en 2025.

Nos llamamos a actuar junto con nuestros aliados y aliadas, a exigir de los gobiernos su responsabilidad en asegurar políticas públicas basadas en derechos humanos y en los derechos de la naturaleza, a luchar contra las corporaciones que devastan nuestros territorios, a construir nuevas subjetividades basadas en los aportes feministas y asumir la diversidad como un reto de futuro. Por ello estamos organizando una serie de webinarios abiertos para construir una agenda común.

Aguardamos que el Foro Global concluya con un poderoso llamado a la humanidad, a los gobernantes y las instancias intergubernamentales a actuar con soluciones reales, no falsas soluciones; un llamado a la paz, con justicia social y ambiental, con respeto a la diversidad de la vida y de las personas. Por eso, desde América Latina y Caribe planteamos un nuevo CIRADR+20 (Conferencia Internacional sobre la Reforma Agraria y el Desarrollo Rural), donde tengamos activa y protagónica participación popular.  

Proceso Nyéléni 2025

Región de Europa y Asia Central

Ia Ebralidze, ELKANA

En los últimos años, el movimiento Nyéléni de la región ECA ha dado pasos significativos en Europa Oriental y Asia Central para fomentar la solidaridad entre individuos y organizaciones comprometidos con la soberanía alimentaria y que trabajan para poner en contacto iniciativas agroecológicas locales. La colaboración con la oficina regional de la FAO ha amplificado las voces de la sociedad civil, permitiendo contribuciones significativas a los debates políticos regionales. A pesar de los desafíos de la pandemia, han continuado los esfuerzos de movilización a escala nacional. Sin embargo, teniendo en cuenta que la región se caracteriza por la diversidad de culturas políticas y sociales, de nivel de desarrollo de los países y de sistemas agrícolas, la estrategia de trabajo de Nyéléni en la región aún está en proceso de formación. Una nueva estrategia persigue lograr procesos claros y transparencia dentro de la red para generar confianza e impulsar la acción estratégica.

Desde el punto de vista político, la región se enfrenta a crisis que se entrecruzan: la invasión rusa en Ucrania, los conflictos armados enquistados o en curso en el Cáucaso y Asia Central, así como los efectos de la guerra en Palestina, precedidos por los efectos del cambio climático, especialmente la escasez de agua, y los desastres naturales, que no sólo han provocado la pérdida de miles de vidas, el desplazamiento de millones de personas, la destrucción de infraestructuras civiles y el corte de las cadenas de suministro, sino una enorme desestabilización de toda la región. El auge del autoritarismo y el populismo en toda Europa Oriental y Asia Central, aprovechando las condiciones traumáticas y la fragilidad de las poblaciones, la introducción de las llamadas «leyes de agencia», respaldadas por la Federación Rusa, se traduce en la estigmatización y marginación de las organizaciones de la sociedad civil, incluidas las personas y organizaciones que trabajan por los derechos de los campesinos y los indígenas o por la soberanía alimentaria.

Mientras tanto, el aumento desmesurado de los precios de los alimentos, la interrupción de las cadenas de suministro y el acceso limitado a recursos esenciales -tierra, agua y mano de obra- están diezmando a los productores locales de alimentos. Estas presiones han intensificado la migración laboral, han marginado a los pequeños agricultores y han agravado la inseguridad alimentaria regional.

Con todo, en medio de estas crisis, la agroecología ha demostrado su importancia crítica. Como sistema agrícola familiar de bajos insumos, la agroecología ofrece una base para la seguridad alimentaria y la resiliencia durante los fenómenos extremos. Los pequeños productores de alimentos, a pesar de los inmensos desafíos, siguen siendo la columna vertebral de los sistemas alimentarios sostenibles. Para apoyarlos, las políticas públicas deben reforzar a la sociedad civil y las organizaciones indígenas, dar prioridad a los derechos humanos, incluir a los grupos vulnerables y fomentar las economías locales.

Cuadros

Cuadro 1

Los debates políticos en la FAO y el CSA se encienden mientras los gobiernos se paralizan

La larga oleada de la pandemia de Covid, la crisis alimentaria y la multiplicidad de conflictos han repercutido sobre el debate político en los espacios de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Las perturbaciones comerciales y sus repercusiones en los sistemas alimentarios han sido objeto de extensos debates en el Comité de Problemas de Productos Básicos (CCP). La mayoría de los países han mantenido el apoyo a las políticas neoliberales, mientras algunas voces aisladas mencionaban los mercados locales como respuesta a la volatilidad y fragilidad del mercado mundial. El Mecanismo para la Sociedad Civil y los Pueblos Indígenas (CSIPM) se ha unido a la nueva línea de trabajo del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) para desarrollar un Plan de Acción que sirva de hoja de ruta para reforzar la difusión e implementación de los documentos políticos acordados por el CSA a escala local, nacional, regional y mundial.

Los movimientos del sector pesquero han planteado en el Comité de Pesca (COFI) esa misma necesidad de implementación, abogando por la implementación de las Directrices para la Pesca en Pequeña Escala a nivel nacional. Otro espacio para promover el programa de la soberanía alimentaria es el Foro Global sobre Agricultura Familiar dentro del Decenio de las Naciones Unidas para la Agricultura Familiar (UNDFF). El Grupo de Trabajo sobre Juventud del CIP participó para dar voz a los jóvenes agricultores y los Pueblos Indígenas y crear un conjunto de herramientas para facilitar el relevo generacional en la agricultura. Mientras tanto, las negociaciones del Tratado sobre Recursos Fitogenéticos (ITPGRFA por sus siglas en inglés) se encuentran en una fase crítica. Al rechazar la regulación de la versión digitalizada de las semillas (DSI), los gobiernos están permitiendo a las empresas saltarse las normas del Tratado, creando espacio para una nueva y enorme oleada de biopiratería a la biodiversidad de los campesinos y los pueblos indígenas. Los próximos años serán cruciales para los movimientos campesinos y de pueblos indígenas, ya que está próxima la convergencia de esfuerzos con vistas a organizar una nueva Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR+20).

Cuadro 2

¡Contrarrestemos la ofensiva corporativa sobre la gobernanza mundial!

Muchos frentes importantes para el movimiento por la soberanía alimentaria

El derecho de las comunidades a cultivar sus alimentos y a alimentarse por sí mismas está cada vez más amenazado, incluso en espacios políticos mundiales como las Naciones Unidas. Las grandes corporaciones y sus aliados políticos se están aprovechando de las guerras, crisis climáticas, crisis de biodiversidad y crisis sociales actuales para dar prioridad al sistema alimentario industrial, en defensa de los beneficios en lugar de las personas.

Los organismos de la ONU que negocian las políticas climáticas (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático – CMNUCC) y de biodiversidad (Convenio sobre la Diversidad Biológica – CDB) están en el ojo del huracán. A lo largo del tiempo, la CMNUCC ha fomentado una oleada de falsas soluciones, como los mercados de carbono, que convierten la naturaleza en ganancias, sin aportar beneficio alguno al clima. También van en aumento las peligrosas tecnologías de geoingeniería que supuestamente «arreglan el clima» a través de la manipulación de la radiación solar o la captura industrial de carbono. Todas estas «soluciones tecnológicas» amenazan con acentuar el acaparamiento de tierras con el riesgo de destruir ecosistemas de los que dependen los productores de alimentos. Aunque el CDB ha demostrado falta de ambición y de poder financiero en la última COP16 de Cali, ha mantenido una moratoria de facto sobre la geoingeniería, gracias a una fuerte movilización de la sociedad civil.

También están entrando en los espacios políticos la digitalización de la agricultura y las tecnologías de IA, que amenazan los derechos de los agricultores, como se ha visto en la reciente Cumbre del Futuro de Naciones Unidas. Es ahora o nunca, se necesita solidaridad y una fuerte resistencia a todos los niveles de poder para poder transformar el sistema alimentario.

Para más información: escuche la miniserie de podcasts “¿Quién controla lo que comemos?, lea Caballos de Troya en los campos: seis preguntas cruciales sobre la digitalización de la cadena alimentaria” – y vea el vídeo animado: El gran hermano llega al campo (disponible en 12 idiomas)

Destacados

Construir un movimiento más fuerte: preparativos para el tercer Foro Global Nyéléni

El concepto de soberanía alimentaria fue lanzado en 1996 en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación para promover un enfoque de los sistemas alimentarios centrado en las personas, dando prioridad a los alimentos producidos localmente, estables, sanos y asequibles, frente a la dependencia de los mercados globales y las políticas neoliberales. En Mali, el Foro Internacional Nyéléni (2007) estableció esta visión como norma mundial, uniendo a movimientos y organizaciones dedicados a la soberanía alimentaria y la justicia social. En 2015, el Foro Internacional Nyéléni sobre Agroecología reforzó esta visión, situando la agroecología campesina, indígena y familiar en el centro de atención de una estrategia para abordar las crisis del clima y la biodiversidad.

A pesar de estos logros, actualmente nos enfrentamos a crisis interconectadas -económicas, sociales, políticas, medioambientales y sanitarias- que están arraigadas en el opresivo sistema capitalista. Estas crisis obligan a un cambio sistémico y transformador que va más allá de lo que ofrecen los marcos existentes. Para lograr este cambio es esencial un movimiento más amplio y fuerte con un programa unificado y una acción coordinada. La expansión del movimiento por la soberanía alimentaria a nuevas voces y perspectivas puede impulsar un cambio de mayor impacto que aborde los retos globales actuales.

A este propósito, el Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CIP) ha iniciado el «proceso Nyéléni», una movilización mundial que se basa en los éxitos de los foros de 2007 y 2015. El proceso Nyéléni, llamado así en honor de las reuniones anteriores, hace un llamamiento a los movimientos sociales de todo el mundo para que se unan en propuestas conjuntas para la transformación sistémica. El proceso celebrará un hito clave en septiembre de 2025 en el III Foro Global Nyéléni en Karnataka, India, brindando una oportunidad única para establecer el programa en aras de sistemas alimentarios justos y sostenibles y de un cambio del sistema. Al fomentar un movimiento inclusivo e interseccional, el proceso Nyéléni pretende inspirar y dirigir esfuerzos globales coordinados hacia un futuro esperanzador y justo.

Los movimientos sociales que abogan por un cambio transformador ya están dando forma al programa de septiembre de 2025, con vistas a impulsar el III Foro Global Nyéléni. Un elemento clave del objetivo político del movimiento Nyéléni es el desarrollo de un programa conjunto de acción política, un paso fundamental hacia la consecución de los principales objetivos del proceso Nyéléni. Este programa conjunto de acción política se centrará en los aspectos clave que han surgido de las consultas regionales de Nyéléni organizadas en 2024 para dar una misma dirección a los movimientos sociales en los próximos años.

En un plano más técnico, la organización anfitriona ultima la logística para la celebración del foro, y las regiones ya están constituyendo las delegaciones que van a asistir al Foro Global, procurando que estén representados todos los sectores, incluso organizaciones o grupos que no forman parte del movimiento de soberanía alimentaria, y respetando criterios interseccionales. Mientras tanto han surgido muchos grupos de trabajo -compuestos por representantes de movimientos sociales y organizaciones de apoyo- que están desarrollando el trabajo con vistas al foro: metodología, comunicación, recaudación de fondos, logística, participación de investigadores, procesos de cuidado y respeto, interpretación y formación política.

Boletín núm. 58 – Editorial

Proceso Nyéléni: cómo elaborar un plan político conjunto para la transformación sistémica

Ilustración: Primer poster (de tres) creado para el foro Nyéléni 2025

En 2007 tuvo lugar en Mali el primer Foro Nyéléni, que reunió a movimientos sociales en pro de la soberanía alimentaria de todo el mundo. En los 17 años transcurridos desde entonces, el movimiento ha ido creciendo y cobrando impulso, defendiendo los derechos colectivos, los derechos humanos y la soberanía alimentaria a todos los niveles. Pero aún queda mucho por hacer.

El mundo está sumido en una vorágine sin precedentes, con crisis profundamente arraigadas y coincidentes que nos afectan a todos. Necesitamos un cambio de paradigma para reclamar el derecho a configurar nuestros propios sistemas alimentarios en aras del bienestar de las personas y del planeta.

Por eso instamos a una nueva movilización en el movimiento por la soberanía alimentaria y más allá, para construir nuestra respuesta tanto a escala global como local, y estrechar alianzas con movimientos y organizaciones de justicia climática, antirracismo, salud, trabajo, feminismo y economía social y solidaria. La transformación sistémica es ahora o nunca.

Nosotros,  productores de alimentos a pequeña escala, lanzamos junto con nuestros aliados un nuevo proceso Nyéléni, que invita a movimientos sociales, organizaciones y redes globales a articular una convergencia interseccional hacia propuestas conjuntas para un cambio de sistema. A través de este proceso plurianual hemos reunido a millares de organizaciones de base y a otros aliados en seis regiones del mundo con el fin de debatir y presentar propuestas conjuntas para un cambio de sistema y un programa político sólido para los próximos años. El Foro Global Nyéléni, que se va a celebrar en 2025 en India, será el espacio para la estrategia y la organización, y para dar la salida a esta nueva etapa del movimiento en pro de la soberanía alimentaria.

Comité Internacional de Planificación (CIP) para la soberanía alimentaria

Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

Marruecos: apropiación de la soberanía alimentaria para los mercados

Ali Aznague, Red Siyada

En la región árabe, la agricultura es el centro de las políticas neoliberales que conceden generosas subvenciones financieras a los grandes inversores al tiempo que marginan a los pequeños agricultores. La Organización Mundial del Comercio, las principales instituciones donantes (como el FMI y el Banco Mundial) y los acuerdos amplios de libre comercio han agravado esta situación.

En Marruecos, la política agrícola consta de dos planes estratégicos destinados a fomentar la agricultura comercial y orientada a la exportación: «El Plan Verde (2008/2018)» y «La Generación Verde (2020/2030)». Irónicamente, el gobierno mantiene el concepto de «soberanía alimentaria» pero lo despoja de su contenido político y social. Del mismo modo, las políticas agrícolas de la República Árabe de Egipto, como el artículo 79 de la Constitución de 2014, describen los principios de la soberanía alimentaria; sin embargo, las prácticas reales siguen una lógica de mercado en lugar del potencial emancipador de la soberanía alimentaria.

La situación en la región árabe es cada vez más difícil y compleja debido al aumento de los precios de los alimentos, el resurgimiento de las fuerzas contrarrevolucionarias y la guerra de exterminio israelí contra el pueblo palestino. Por lo tanto, es urgente construir un movimiento agrícola militante contra el hambre y la mercantilización de los alimentos, y aumentar la presión para que se adopten los principios reales de la soberanía alimentaria, no solo en palabras, sino en acciones. El lema principal de la «Red Siyada en la Región Árabe» consiste en establecer relaciones de asociación con los países del Sur Global basadas en la cooperación y en romper con la dependencia alimentaria.

Voces desde el campo 2

Política india de apoyo a los precios

Nandini Jayaram, Asociación de Agricultores del Estado de Karnataka (KRRS), India

En los años 60 India sufrió una escasez de alimentos que llevó al gobierno a adoptar medidas para impulsar la productividad agrícola. En esa época comenzó la política de apoyo a los precios, con la creación en 1965 de la Comisión de Precios Agrícolas, reconstituida posteriormente como Comisión de Costes y Precios Agrícolas (CACP por sus siglas en inglés) en marzo de 1985. Este organismo anuncia el Precio Mínimo de Apoyo (PMA) de 23 cultivos, incluidos los cereales, las legumbres, las semillas oleaginosas y los cultivos comerciales, antes de cada temporada agrícola.

El PMA actúa como red de seguridad para los agricultores, garantizando un precio justo por sus cosechas, incluso si los precios de mercado caen por debajo de un determinado umbral. También persigue incentivar la producción de cultivos clave, evitando la escasez de alimentos básicos. El gobierno adquiere cereales alimentarios al precio PMA para distribuirlos a través del Sistema de Distribución Pública, subvencionando la alimentación de millones de personas. Se trata sin duda de una política que promueve la soberanía alimentaria.

Los movimientos de agricultores exigen desde hace tiempo que la CACP revise los cálculos de costes e incluya los arrendamientos y los intereses de las tierras en propiedad y los activos fijos de capital, y los ajuste a la inflación. También queremos dotar al PMA de una garantía legal que impida las compras por debajo del precio anunciado. En la actualidad, el PMA carece de respaldo legal, lo que obliga a muchos agricultores a vender sus cosechas a precios más bajos debido a la inadecuación de los mecanismos de adquisición y a problemas de acceso al mercado.

Voces desde el campo 3

Ley de orientación agrícola de Malí

Ibrahim Sidibe, CNOP, Malí

Malí regula los mercados de forma general, y para el comercio de productos agrícolas hace recaer esta responsabilidad sobre la Ley de Orientación Agrícola (LOA) y la Política de Desarrollo Agrícola (PDA). Promulgada en 2006, la LOA abarca todas las actividades económicas de los sectores agrícola y peri-agrícola, incluyendo la agricultura, la ganadería, la pesca y la piscicultura, la acuicultura, la apicultura, la caza, la silvicultura, la recolección, la transformación, el transporte, el comercio, la distribución y otros servicios agrícolas, así como sus funciones sociales y medioambientales. Su objetivo es garantizar la soberanía alimentaria y convertirse en el motor de la economía nacional con vistas a garantizar el bienestar de las poblaciones.

La Política de Desarrollo Agrícola se basa en la responsabilidad del Estado, de las colectividades territoriales, de los profesionales de la agricultura, los agricultores y la sociedad civil. Incide en la promoción de la soberanía alimentaria, la reducción de la pobreza rural, la promoción social de las mujeres, los jóvenes y los hombres de las zonas rurales y suburbanas, los partenariados y la creación de mercados comunes dentro de las grandes entidades económicas a escala subregional, regional e internacional. Desde 2008, siguiendo la evolución de los contextos nacionales e internacionales (como la Declaración de París y las nuevas modalidades de ayuda al desarrollo), Malí y sus Socios Técnicos y Financieros se han comprometido formalmente a adoptar un enfoque sectorial para el sector agrícola. Actualmente, las ventas institucionales u organizativas no están formalizadas, y aún estamos en proceso de negociar un marco adecuado.

Voces desde el campo 4

Ley española de la cadena alimentaria

Andoni García, COAG, España

La Ley de la Cadena Alimentaria, aprobada en España en 2013, pretende mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria exigiendo contratos por escrito para los productores con inclusión de los precios. En febrero de 2020 la ley se modificó para incluir la exigencia legal de que los precios pagados a lo largo de la cadena alimentaria, empezando por los agricultores, cubrieran los costes de producción. Este cambio se produjo tras las protestas de las organizaciones agrícolas que exigían precios justos. En diciembre de 2021, la ley se volvió a modificar para incorporar la Directiva de la UE sobre prácticas comerciales desleales así como varias propuestas de COAG, con lo que se consiguieron importantes elementos reguladores dentro del marco político europeo.

Dos instrumentos clave velan por el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria: la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), que recoge denuncias de agricultores y otras entidades, realiza inspecciones sobre abusos en materia de precios, cuestiones contractuales y otros abusos, y el Observatorio de la Cadena Alimentaria, que realiza estudios de precios y costes en toda la cadena de valor de cada producción agrícola y ganadera. La reforma de 2021 también prohíbe la venta a pérdidas por parte de los grandes distribuidores, garantizando que los productos no puedan venderse por debajo del precio de compra. Sin embargo, la ley se enfrenta a limitaciones por las leyes de competencia, que impiden la negociación colectiva de precios, la fijación de precios o la vinculación estricta de los estudios de costes y precios a los contratos. Además, el objetivo de la ley es proteger a cada agricultor y ganadero individualmente, no colectivamente, salvo ciertas excepciones para las cooperativas.

Voces desde el campo 5

Mercados territoriales en Colombia

Juliana Millán, RENAF, Colombia

En RENAF hemos creado una campaña para identificar los mercados territoriales de todo el país, potenciando su visibilidad y su éxito conjunto. El objetivo es comprender y compartir las múltiples formas de funcionamiento de estos diversos mercados, sus diversas formas de asociación y producción, incluida la producción tradicional que no necesita ni utiliza agroquímicos. El acceso a esta información refuerza a los miembros de RENAF y a otros pequeños productores de la región, y también ha facilitado las respuestas colectivas en red ante crisis como la del COVID-19, potenciando los mercados territoriales y permitiendo su supervivencia, y mejorando la diversidad ecológica de los alimentos.

Voces desde el campo 6

Sistema canadiense de gestión de suministros

Cathy Holtslander, Sindicato Nacional de Agricultores, Canadá

El sistema canadiense de gestión de la oferta proporciona estabilidad en los sectores de los productos lácteos, las gallinas ponedoras (huevos), los pollos de engorde, los pavos y los huevos para incubar, controlando la cantidad producida, evitando la escasez e impidiendo que las importaciones a bajo precio hagan dumping en el mercado canadiense. Una fórmula de fijación de precios transparente y basada en los costes de producción garantiza a los ganaderos unos ingresos justos. Como resultado, Canadá no experimenta grandes fluctuaciones de la oferta ni los precios – ni la necesidad de subvenciones masivas del gobierno a los agricultores.

Las explotaciones siguen teniendo un tamaño pequeño o moderado, sobre todo si se compara con el de estos productos en Estados Unidos. Dentro del marco legislativo federal se establecen las normas provinciales, y cada producto básico posee su  junta provincial de comercialización, dirigida por agricultores elegidos para ello. La gestión de la oferta permite a los agricultores invertir en equipos, formación, cría de animales, genética y gestión de la tierra de cara al futuro, al tiempo que les exige producir la cantidad adecuada de producto en el momento oportuno y cumpliendo las normas de calidad.

El sistema también aísla a los productos lácteos, los huevos y las aves de corral de las fluctuaciones del tipo de cambio y otras perturbaciones que afectan a los sectores del sistema agroalimentario orientados a la exportación y dependientes de las importaciones. También evita competir por los mercados de agricultores de otros países que suministran alimentos a sus propias poblaciones.

El sistema es objeto de ataques frecuentes de las naciones productoras de leche dependientes de la exportación (EE.UU., Europa, Nueva Zelanda, Australia, Argentina), para acceder al mercado canadiense. Dentro de Canadá, el sistema sufre los ataques de los actores empresariales, no solo para forzar que se pague a los agricultores precios por debajo del coste de producción (lo que beneficia a los fabricantes de alimentos), sino para tener una moneda de cambio para obtener concesiones para otros sectores en las negociaciones comerciales.

Algunos pequeños agricultores que comercializan directamente desearían que el sistema fuera más flexible. Para mejorar su capacidad de hacer frente a estos retos, las juntas de gestión de la oferta pueden mejorar y ampliar los mecanismos dirigidos a los nuevos participantes para facilitar el acceso a las cuotas de producción, y fomentar sistemas de producción alternativos que promuevan la renovación, la resistencia y la respuesta a los deseos de diversidad de los consumidores, así como desarrollar un “enfoque basado en tres criterios” en las fórmulas de fijación de precios de los costes de producción, para evitar la externalización de los costes medioambientales y sociales.  

Cuadros

Cuadro 1

Un sistema comercial cuya prioridad sean los derechos de los campesinos, la colaboración y no la competencia

En el pasado se han realizado esfuerzos para construir un sistema comercial equitativo y basado en el desarrollo. Un ejemplo notable es la Carta de La Habana, que pretendía garantizar el pleno empleo y la industrialización nacional, en el orden comercial internacional de posguerra. Trató de establecer normas globales para el comercio, la inversión, los servicios y las prácticas empresariales y laborales. Sin embargo, sufrió la presión de los lobbies empresariales y de Estados Unidos, y fue abandonada y sustituida por el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), que acabó convirtiéndose en la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Otra iniciativa importante es el Sistema Mundial de Preferencias Comerciales (SMPC), establecido hace más de tres décadas por el Grupo de los 77, una coalición de países en desarrollo. El SMPC persigue impulsar el comercio entre los países en desarrollo. A finales de 2022, Brasil ratificó los compromisos contraídos en el marco del SGMC, lo que reavivó el interés internacional por el acuerdo, que ahora sólo necesita una ratificación para entrar en vigor. Sin embargo, estas iniciativas se ven a menudo limitadas por el marco neoliberal imperante, que se centra en promover el comercio de productos agroindustriales y bienes manufacturados de alta intensidad tecnológica.

Lo esencial ahora es un marco alternativo que incida en la cooperación y la colaboración en lugar de la competencia, y en la solidaridad en lugar de las sanciones. Este marco debe apoyar las economías rurales, permitir que prosperen sistemas alimentarios diversos y garantizar que los derechos de los campesinos, los pueblos indígenas, los trabajadores -tanto de las zonas rurales como urbanas- y los migrantes, ocupen un lugar central en el comercio transnacional.

Cuadro 2

Breve historia de las juntas de comercialización agraria

El desmantelamiento de las juntas públicas de comercialización ha sido uno de los principales rasgos del cambio en la política agraria, que ha pasado de un desarrollo dirigido por el Estado a otro dirigido por el mercado.

Históricamente, el historial de las juntas de comercialización ha sido desigual. Muchas de ellas eran de carácter extractivo, utilizadas por los gobiernos para exprimir los excedentes de sus poblaciones agrícolas y contener los salarios urbanos a través de la restricción de los precios de los alimentos básicos. Esto se debe al contexto geopolítico particular en el que surgieron muchas de ellas en los años sesenta y setenta, una época en la que las estrategias de desarrollo favorecían en gran medida la industrialización. Las juntas de comercialización también han sido utilizadas por regímenes corruptos y autoritarios como medio para consolidar el poder mediante la colocación de cargos políticos en sus Consejos.

A pesar de algunos de estos defectos, las juntas de comercialización desempeñaron funciones valiosas. Muchas veces fueron un instrumento importante para garantizar la distribución de alimentos básicos. Por ejemplo, la antigua agencia de comercialización de granos de México, CONASUPO (siglas de Compañía Nacional de Subsistencias Populares), ofrecía un precio de compra oficial para los granos de la canasta básica, que amortiguaba las oscilaciones del mercado internacional y la competencia subvencionada. Las juntas de comercialización siguen funcionando en varios países, sobre todo en el África subsahariana, donde se encargan de la mayor parte de la comercialización y distribución de los cultivos de exportación.

Las críticas que suelen hacerse a las juntas de comercialización también deben sopesarse con las alternativas. Los monopolios estatales en los sistemas de comercialización agrícola han sido sustituidos en gran medida por las prácticas oligopolistas de los comerciantes y minoristas multinacionales de alimentos. Por lo tanto, existe un amplio margen para reflexionar (de nuevo) sobre los puntos fuertes y débiles de las juntas públicas de comercialización.

Más información aqui.

Cuadro 3

Repensar la regulación de los mercados agrícolas para la transición agroecológica en Europa

La oleada de protestas de agricultores que ha recorrido Europa en los últimos meses, en Bélgica, Francia, Países Bajos, Alemania, Italia, Grecia, Polonia, Rumanía y Lituania, entre otros, ha puesto en marcha nuevos llamamientos a replantear el enfoque europeo de la regulación de los mercados agrícolas y alimentarios.

Aunque las políticas, preocupaciones y demandas concretas varían de un país a otro, todas estas protestas responden al extraordinario desfase entre precios y costes que los agricultores están sufriendo: en 11 países de la UE, los precios pagados a los agricultores cayeron más de un 10% entre 2022 y 2023. La precariedad económica que sufren los agricultores debe situarse en el contexto de la crisis estructural a largo plazo de la agricultura europea.

Es evidente que el marco político actual de la UE, en particular la Política Agrícola Común (PAC), no ha sido capaz de hacer frente a la magnitud del reto actual de garantizar precios justos y rentas dignas para los agricultores. Esto no siempre ha sido así. Antes, la PAC desplegaba toda una panoplia de instrumentos destinados a mantener precios relativamente altos y estables para los agricultores productores de alimentos considerados estratégicos, a fin de garantizar una producción suficiente para cubrir las necesidades alimentarias de las poblaciones europeas y precios razonables para los consumidores. A partir de 1992, para cumplir los compromisos del Acuerdo sobre la Agricultura de la Organización Mundial del Comercio, casi todos estos instrumentos fueron abandonados,  y los instrumentos de regulación del mercado fueron sustituidos por ayudas directas a la renta de los agricultores. Con el tiempo, estas ayudas se supeditaron al cumplimiento de un número cada vez mayor de normas.

¿Qué lecciones pueden extraerse de los éxitos y fracasos de las políticas de regulación de los mercados agrícolas en el pasado, en Europa y en otros lugares del mundo, para reconstruir la PAC sobre la base de la soberanía alimentaria y permitir la transición agroecológica?

Esta cuestión clave será el tema central de una conferencia pionera que se celebrará bajo el título «Repensar la regulación de los mercados agrícolas para la transición agroecológica en Europa», organizada por la Coordinadora Europea Vía Campesina con otros socios. Programada para los días 3 y 4 de marzo de 2025 en Bruselas, la conferencia reunirá a académicos, campesinos y pequeños y medianos agricultores de toda Europa para promover la construcción conjunta del conocimiento al servicio de una nueva PAC adecuada a sus fines.

Más información sobre la conferencia aqui.