Boletín núm. 45 – Editorial

Soberanía Alimentaria – Resistencia frente a la apropiación corporativa de nuestros sistemas alimentarios

Este año se cumplen 25 años desde que se lanzó en 1996, durante la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de Roma, el paradigma de la soberanía alimentaria; se trataba de un desafío directo a una seguridad alimentaria basada en el mercado y promovida a través de la Organización Mundial del Comercio (OMC). La soberanía alimentaria reivindica la autonomía y la capacidad de acción de los/las pequeños productores y trabajadores en el ámbito de la alimentación frente al creciente poder de las corporaciones de todo el sector. Desde su lanzamiento, el movimiento por la soberanía alimentaria ha crecido, se ha diversificado y ha dado lugar a numerosas iniciativas para hacer frente a injusticias, desigualdades, abusos de derechos y opresiones históricas y emergentes. Actualmente, el movimiento está a la vanguardia del cambio sistémico real, con millones de personas en todo el mundo que participan y apoyan las economías solidarias, la agroecología, los mercados territoriales, las cooperativas, la defensa de la tierra y los territorios, y los derechos de pequeños productores de alimentos, trabajadores, migrantes, pueblos indígenas, mujeres y personas que viven en crisis prolongadas.

Curiosamente, este año Naciones Unidas convocó una Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios (UNFSS por sus siglas en inglés) que es el polo opuesto a la soberanía alimentaria. La estructura, el contenido, la gobernanza y los resultados de la UNFSS están dominados por actores asociados al Foro Económico Mundial (FEM), así como por funcionarios gubernamentales y de la ONU que creen que para atajar con éxito el hambre, el desempleo, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad es necesaria la participación destacada de las empresas, ya que poseen capital, tecnologías e infraestructuras que superan a la mayoría de las naciones y a todo el sistema de la ONU.

La coincidencia de estos dos momentos muestra claramente ideas radicalmente opuestas sobre los sistemas alimentarios. La Cumbre UNFSS adopta una óptica que sirve a los intereses del sistema alimentario industrial, globalizado y controlado por las corporaciones. Este enfoque profundiza la dependencia de las cadenas de valor mundiales dominadas por las corporaciones y de los mecanismos de mercado y de uso intensivo de capital, marginalizando los derechos humanos e impidiendo la transformación real de los sistemas alimentarios. En cambio, la soberanía alimentaria aborda las causas profundas del hambre y la desnutrición, hace hincapié en el control democrático de los sistemas alimentarios, se enfrenta a las asimetrías de poder y exige cambios económicos, sociales y de gobernanza radicales para construir sistemas alimentarios justos, equitativos y arraigados en el territorio que estén en armonía con la naturaleza, revitalicen la biodiversidad y garanticen los derechos de las personas y las comunidades.

Las corporaciones están utilizando sus considerables recursos para copar la conceptualización y la gobernanza de los sistemas alimentarios a través de la financiación, el comercio, la inversión y las plataformas de múltiples partes interesadas. La UNFSS es un ejemplo peligrosamente típico de multisectorialidad diseñada por las corporaciones, en el que éstas pueden influir en la toma de decisiones públicas al más alto nivel, pero no asumen ningún compromiso de interés público. El proceso de la UNFSS se ha caracterizado por la falta de transparencia en la toma de decisiones y la fuerte implicación de las grandes empresas en todas las partes de su estructura, lo que plantea graves problemas de rendición de cuentas, legitimidad y control democrático de la ONU.

En el último año hemos demostrado nuestra capacidad para movilizarnos entre múltiples grupos de todo el mundo contra la apropiación de los alimentos por parte de las corporaciones y a favor de la soberanía alimentaria. Hemos logrado poner en duda la legitimidad de la Cumbre y hemos impedido que se acuerde formalmente la creación de nuevas instituciones, como un grupo de expertos en sistemas alimentarios. La contramovilización para transformar los sistemas alimentarios organizada del 25 al 28 de julio atrajo a casi 11.000 personas de todo el mundo.

La alimentación es una necesidad básica y un derecho humano: los sistemas alimentarios proporcionan la subsistencia de casi un tercio de la humanidad y están íntimamente relacionados con la salud y los ecosistemas. Por lo tanto, debemos seguir fortaleciendo la convergencia de los movimientos de justicia alimentaria, sanitaria, medioambiental y climática, y enfrentándonos a los sistemas alimentarios corporativos que están destruyendo nuestro planeta y nuestras comunidades.

FIAN y Focus on the Global South

Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

Ilustraciones y tebeos para promover la soberanía alimentaria y los derechos campesinos

“El libro Amrita Bhoomi de Ilustración sobre la agricultura natural explora las experiencias de los agricultores en sus prácticas ecológicas de restauración del suelo y a la vez señala los horrores de la agricultura industrial. A través de nuestro trabajo con los campesinos y los niños de Amrita Bhoomi reunimos historias y aportaciones, usando el ave blanca local y la lombriz de tierra queda constantemente para tejer esas historias.” dicen Chilli y Yeme que han trabajado en este libro: (solamente en la lengua Kannada). «Utilizando símbolos y folclore locales, creamos una historia para enseñar a los niños la importancia de la agroecología y de la agricultura natural como alternativa. Las escuelas de la zona están utilizando este libro y desarrollando pequeños proyectos en torno a él. » añade Chukki Nanjudaswamy de Amrita Bhoomi.

Entretanto, la Confédération Paysanne de France ha creado una novela ilustrada sobre la captura empresarial del sistema de semillas. Damien Houdebine, Secretario Nacional responsable de la producción vegetal, habla del libro La Historia de las semillas: Resistencias a la privatización de lo vivo (en inglés): “Se da mucha publicidad a los debates sobre semillas y OGM pero circula mucha información incorrecta! Queríamos elaborar materiales educativos accesibles dirigidos especialmente a los jóvenes. ¡Pensamos que hemos respondido al reto con este tebeo! Su publicación ha sido un auténtico éxito. ¡Aparece en todos los festivales campesinos y nos acompaña en todas nuestras acciones en favor de la soberanía alimentaria!»

Carlos Julio un artista y militante del MNCI Somos Tierra (Movimiento Nacional Campesino Indígena) de Argentina que ha ilustrado los bocetos de Campesinas con derechos explica: “El mejor elogio que suelo recibir como dibujante es cuando compañeros o compañeras del Movimiento Campesino me dicen “me sentí reflejada o reflejado en ese dibujo”, “expresa nuestras luchas”, “expresa nuestra vida” … Otro elogio que me emociona es cuando me dicen “me hizo reír mucho”. También sé que cuando hacemos materiales de reflexión y debate los dibujos ayudan a cuestionar la realidad, y a hacer llegar un mensaje, más allá de las palabras. Me gustó mucho hacer los dibujos de Campesinas con derechos. Mostrar la vida campesina, hacer brotar una sonrisa, hacer pensar y dialogar. No es poco.

Voces desde el campo 2

Voz Campesina, el papel de las radios comunitarias en la promoción de la soberanía alimentaria

Azul Cordo, Radio Mundo Real

Hace diez años, Radio Mundo Real y la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina) crearon “Voz Campesina”. Es un programa radial que retoma los principales temas del movimiento campesino, sus luchas, desafíos y logros, y garantiza la cobertura de eventos de la CLOC y sus aliados.

Voz Campesina lleva una agenda propia y, a la vez, aporta la perspectiva campesina y popular, anticapitalista, antirracista, anticolonial y feminista sobre otras problemáticas que afectan a todos/as. Por ejemplo, en el último año, brindó análisis sobre la pandemia de COVID-19, entendiendo que es la consecuencia de la crisis sistémica neoliberal que atravesamos desde hace años, con hincapié en las soluciones que el campesinado ya tiene en marcha, como la agroecología y la soberanía alimentaria.

Cada programa busca garantizar la representación de hombres, mujeres, y otros, jóvenes y adultos referentes de la CLOC y de las regiones Suramérica, Centroamérica y Caribe. En los contenidos tienen relevancia las experiencias campesinas para el acceso a la tierra, junto con análisis y denuncias desde los territorios. Amplificar la difusión es un desafío. El programa está disponible en los sitios web de RMR y CLOC y se suma la reproducción en plataformas de podcast.

Voces desde el campo 3

Periódicos campesinos, un ejemplo de Corea del Sur

Jeungsik Shim, editor Principal de KPL News, Corea del Sur

El periódico KPL News es realizado y distribuido por la Liga Campesina de Corea (KPL por sus siglas en inglés). Desde su fundación en 1990, la Liga Campesina coreana se dio cuenta de que necesitaba un medio de comunicación propio. La Liga seguía defendiendo a los campesinos, pero los medios de comunicación no daban eco a las luchas o informaban mal sobre ellas. Finalmente en 2006, la Liga se hizo cargo de una revista semanal especializada en agricultura y lanzó el 25 de septiembre la primera edición del KPL News reorganizado (Han-kuk-nong-jung en coreano).

Se trata de un periódico de tirada semanal especializado en agricultura que cubre las noticias sobre los agricultores y las zonas Rurales. Los periódicos salen el lunes y se publican 4 números mensuales y 48 números al año que se distribuyen entre 30.000 campesinos de todo el país. También tiene una versión online que se actualiza frecuentemente para que los que no reciben la edición impresa puedan leerlo desde cualquier lugar del país.

Voces desde el campo 4

Arpillería, un arte para contar y no olvidar

Blanca Nubia Anaya Díaz, integrante del Movimiento Social en defensa de Ríos Sogamoso y Chucurí, Colombia

El Movimiento Social en defensa de Ríos Sogamoso y Chucurí es un movimiento que nació para resistir la represa de Hidrosogamoso, también es parte del movimiento Ríos Vivos Colombia.
La arpillería es un arte para contar con otro lenguaje lo que hemos vivido. En nuestro afán de visibilizar la problemática y llevar el mensaje a otras cogimos hilos, agujas, retazos y comenzamos a cocer las escenas cotidianas en un yute.

Hacemos estas memorias para que quienes las vean no permitan que los megaproyectos causen estos daños en sus territorios. Plasmamos lo que hemos vivido, por eso en las escenas hay peces muertos y pocos pobladores. Usamos materiales rústicos y apoyamos el trabajo con collage. Queremos mostrarle a la gente lo que perdimos.

La idea es continuar con la arpillería porque es un arte muy bonito. Entre hilos y agujas, vamos charlando, hablando, contando. Cuando empezamos a hacer estas memorias ambientales descubrimos que nuestros muertos no eran gratis, que nuestros desplazados no eran los malos, que todo esto tenía un trasfondo que poco a poco descubrimos y hemos plasmado en los yutes.
Vamos a seguir cociendo porque queremos hacer una memoria para la no repetición, una memoria de la paz. Nosotras luchamos por la paz y nuestras armas son un hilo y una aguja.

Cuadros

Cuadro 1

El boletín Nyéléni facilita una pedagogía de los pueblos en la lucha por la soberanía alimentaria

En 2007 el Foro Nyéléni reunió a representantes de organizaciones y movimientos de pequeños proveedores de alimentos, consumidores y organizaciones de la sociedad civil comprometidos en la lucha por la soberanía alimentaria. Estos participantes compartieron conocimiento, visiones, estrategias y prácticas para transformar sus comunidades, sociedades y economías a través de los principios de la soberanía alimentaria. Estos debates revelaron la riqueza de conocimiento creada continuamente por quienes practican la soberanía alimentaria incluso mientras enfrentaban retos sociales, económicos, medioambientales y políticos. Y también destacaron la centralidad de la soberanía alimentaria como plataforma donde crear alianzas para oponerse al neoliberalismo, capitalismo global, autoritarismo, y todas las formas de injusticia, falta de igualdad y violencia. Los participantes prometieron construir solidaridad dentro y a través de movimientos, géneros, culturas y regiones fortaleciendo la comunicación, educación política, conciencia y aprendizaje entre iguales.

El boletín informativo Nyéléni fue creado pare responder a todos estos compromisos: para dar voz a las prioridades, preocupaciones, experiencias y conocimiento del movimiento de la soberanía alimentaria, y para apoyar el diálogo a través de sectores y actores.

El Boletín fue concebido como una herramienta educativa para contextualizar y explicar temas complejos a los actores del movimiento—especialmente los de las bases y en primera línea—también como vehículo para traer a primer plano las experiencias de aquellos actores. Aunque se invita a investigadores aliados a aportar artículos, el boletín principalmente contiene los análisis y miradas del movimiento. Éstos análisis son completados por testimonios directos de actores de base, información sobre luchas e iniciativas, y material de divulgación de movimientos de todo el mundo. Los miembros del movimiento deciden los temas de cada edición. Los artículos están escritos en un estilo accesible que es fácil de entender y traducir a otras lenguas. El Boletín puede descargarse /leerse on line gratuitamente (en inglés, español y francés) en www.nyéléni.org y todo el contenido puede copiarse libremente.

Cuadro 2

Brasil de Fato: una alternativa de comunicación popular contra la hegemonía de los Mass Media

Brasil de Fato es inaugurado oficialmente el 25 de enero del año 2003 durante el Foro Social Mundial en Porto Alegre con el fin de abrir caminos en la disputa hegemónica en el campo de la comunicación. Desde su creación da cobertura a hechos económicos, políticos; promueve las actividades y luchas de los movimientos sociales de Brasil y América Latina desde un punto de vista de Izquierda, presentando análisis de coyuntura y acontecer nacional e internacional.

Como medio de comunicación alternativo contribuye al análisis y contextualización de otro Brasil. Presenta un Brasil en constante movilización e identifica los escenarios de disputa políticas para crear agenda comunicacional poniendo sobre la mesa temas que los grandes medios ocultan o minimizan de manera intencional. Los medios de comunicación alternativa afirman la visión de otro mundo propuesto por los teóricos de izquierda creando espacio para el abordaje de la crítica y valorización cultural desde las clases populares, trabajadoras que defienda sus intereses políticos y promueva el debate de las ideas. Así mismo Brasil de Fato es un espacio de denuncia comprometido profundamente a una transformación, con una visión de solidaridad internacional, pluralista en las ideas y una fuente de información y reflexión para las y los activistas por la lucha social.

Con medios como Brasil de Fato, se crea una estrategia de comunicación ante la hegemonía comunicacional de los grupos dominantes y poder transformar la agenda política nacional e internacional sumando las voces de los movimientos que luchan por la construcción de otro mundo posible.

Cuadro 3

Canciones campesinas, los portadores de la sabiduría, los recuerdos y la resistencia

Para comprender la historia rica y diversa y la evolución de las prácticas campesinas e indígenas solo hace falta escuchar el infinito folclore y canciones que existen en los pueblos del mundo. En esta sección nos detenemos en dos canciones campesinas de Uganda y Turquía que comunican las luchas locales de los campesinos y los pueblos indígenas.

Icamo Irudu Laki, Uganda (lengua Luo/Lango)

Compuesta durante un periodo de escasez de alimentos por el cambio que se produjo en la comunidad, de los cultivos locales teniendo control sobre las semillas, a los nuevos cultivos introducidos por el gobierno. La cosecha de los nuevos cultivos se vendió a intermediarios a bajo precio, siendo los agricultores incapaces de comprar comida para ellos y sus familias. Los nuevos cultivos hicieron que los agricultores dependieran de los comerciantes de semillas y de las semillas del gobierno, porque no podían guardar, multiplicar y compartir libremente las semillas, habiendo perdido su soberanía. La canción anima a los agricultores a pequeña escala a volver a los vegetales locales que promueven un sistema de semillas gestionado por el agricultor, afrontando la desnutrición y el hambre. La canción cuenta también que cuando comes alimentos locales, es como si te lavaras los dientes, porque son saludables y sin productos químicos. Mientras se canta, las mujeres pronuncian unas palabras sobre sus logros en superar la escasez de alimento en sus hogares utilizando cultivos alimentarios producidos localmente.

Versión original en Luo/Lango

ICAMO IRUDU LAKI
Icamo irudu laki X3
Can dek rac
Gin omio lango camo ajonga doo
Can dek rac

Nen ibot Joci gi doo
Can dek rac
Gin omio lango camo ajonga doo
Can dek rac

Traducción

COME Y LÁVATE LOS DIENTES
Come vegetales locales y lávate los dientes X3
La escasez de alimento es mala
Por eso los Langis* comen vegetales locales sin falsear ni freir
La escasez de alimento es mala

Míralo desde los de Joci**
La escasez de alimento es mala
Por eso los Langis* comen vegetales locales sin falsear ni freir
La escasez de alimento es mala

*El pueblo Langis procede de la subregión de Lango al norte de Uganda, y se dedica mayoritariamente al cultivo y el ganado.
** Joci es el nombre de la persona/vecino que tiene problemas de escasez de alimentos en casa. Puede sustituirse por el nombre de cualquier miembro de la comunidad que tiene problemas de escasez de alimentos.

İşkencedere’den (Eşkincidere) elime kalan bir çakıl taşı, Turquía

Esta canción fue compuesta durante la resistencia del pueblo Ikızdere contra una empresa privada con vínculos estrechos con el gobierno y un historial negativo de destrucción ambiental y de tierras. La empresa, con la ayuda de un decreto presidencial, está destruyendo actualmente el valle de İşkencedere para hacer una cantera, necesaria para la construcción de un puerto en İkizdere, Rize. Los habitantes del pueblo de Ikızdere, liderados por mujeres campesinas, se pusieron en marcha para detener la destrucción de su valle vigilándolo y acudiendo a los tribunales en busca de una orden de prohibición. Las mujeres están en primera línea defendiendo sus tierras y los derechos de la naturaleza. La gente está vigilando los árboles, usando la montaña y las pistas forestales, ya que las carreteras están bloqueadas por los militares.

Versión original en turco

İşkencedere’den (Eşkincidere) elime kalan bir çakıl taşı

Bir gün Boğacak seni anaların gözyaşı
Hep bulanık akıyor İşkencedereleri

İki tabur askerle beklersin dozerleri
Ben köyümde büyüdüm
Bilmiyorum şehri
Vermedin insanlara, dozer kadar değeri

Traducción

Tengo en la mano un guijarro de Eşkencidere.

Un día os ahogareis en las lágrimas de las madres.

El Eşkencidere corre turbio ahora.
Ustedes ponen dos batallones de soldados esperando a las excavadoras.
Yo nací en un pueblo, no conozco la ciudad.
¡Ustedes valoran más a las excavadoras que a las personas!

Cuadro 4

Escuela de Comunicación de la CLOC-Vía Campesina

La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina) realizó en 2020 la V Escuela Continental de Comunicación como parte de su proceso de formación técnica, política e ideológica, con propósito organizativo. Luego de varias ediciones realizadas en diversos países, siempre para comunicadoras/es de las organizaciones que integran la CLOC y aliados históricos, la Escuela de 2020 fue virtual.

La CLOC es una articulación continental que agrupa a organizaciones campesinas, indígenas, afrodescendientes y de mujeres de 21 países de América Latina y el Caribe.

La V Escuela permitió estudiar el contexto actual de la disputa en la comunicación; por un lado, como instrumento de manipulación utilizado por el imperialismo contra los países progresistas y el movimiento social, y por otro lado, como una herramienta popular para la construcción y fortalecimiento del movimiento campesino. Así mismo, se logró profundizar en la concepción del internacionalismo y sus implicaciones en las luchas populares.

Durante el proceso las/os comunicadoras/es conocieron y evaluaron el trabajo actual de comunicación de la CLOC a nivel continental, como estrategia contra la hegemonía en la lucha de clases, y a favor de la soberanía alimentaria, la reforma agraria y la agroecología.

La V Escuela organizó también talleres prácticos con facilitadoras/es expertas/os y militantes de organizaciones de la CLOC y aliadas, como ALBA Movimientos, la Jornada Continental por la Democracia y Contra el Neoliberalismo, Radio Mundo Real, Código Sur, y comunicadoras/es de ex gobiernos progresistas, como el del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.

Con estos talleres las/os comunicadoras/es fortalecieron capacidades en áreas como la fotografía, video, audio, diseño gráfico, redes sociales, boletines y comunicación interna.

“Fue un importante espacio de intercambio de saberes y actualización de conocimientos, ante la gran actividad que desarrollamos como militantes y comunicadoras/es de las organizaciones. Las expectativas en términos generales se llenaron, aunque nunca es suficiente cuando se trata de mejorar para aportar a la gran batalla de las ideas en el escenario comunicacional”. Participante de la V Escuela de Comunicación de la CLOC.

El riquísimo proceso de formación en la comunicación popular en esta V Escuela dejó muchos aprendizajes, desafíos y sobre todo a un colectivo que va creciendo en sueños y esperanzas transformadoras, fortalecido en el espíritu revolucionario e internacionalista.

Comunicar para construir, para transformar.
¡Desde nuestros territorios unidad, lucha y resistencia, por el socialismo y la soberanía de nuestros pueblos!

Destacados

Destacados

El papel de las comunicaciones populares rurales en las luchas de los pueblos

La comunicación es una herramienta fundamental para todas las luchas, pero se hace imprescindible en aquellas que se encuentran dispersas territorialmente. La lucha campesina puede tener distancias físicas de miles de kilómetros entre personas, pero es una sola lucha. La comunicación popular en el medio rural tiene diversos roles: transmitir conocimiento, resistir a los medios corporativos, reconocer a otras comunidades, llegar donde los medios hegemónicos no llegan, trabajar desde la solidaridad, aportar a la educación popular y sostener la lucha.

Conversamos sobre comunicación popular y rural con: Viviana Catrileo, dirigenta de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Chile (ANAMURI), que es parte de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-La Vía Campesina); Elizabeth Mpofu, coordinadora general de La Vía Campesina, desde Zimbabwe; Anuka De Silva, del Movimiento por la Tierra y la Reforma Agrícola de Sri Lanka (MONLAR, por sus siglas en inglés), integrante del Comité de Coordinación Internacional de La Vía Campesina (ICC, también por sus siglas en inglés), y del medio de comunicación campesino Visura Radio.

“Las comunicaciones rurales populares existen en muchas formas diferentes y se basan en nuestras tradiciones como campesinos e indígenas. Estas incluyen canciones campesinas, místicas, pinturas, arte, danza, entre otras cosas”, cuenta Elizabeth Mpofu sobre el rol de la comunicación hacia adentro de las comunidades. Estas comunicaciones tienen su clave en el traspaso intergeneracional con diversos objetivos: “no solo para afirmar nuestra identidad y pertenencia, sino también para perpetuar nuestra armonía con la madre tierra, nuestra fuente de vida, nuestra gratitud por nuestras fuentes de alimentación, y para preservar la dignidad y el respeto por la humanidad”.

Contar historias de lucha y de resistencia, traspasar enseñanzas y aprendizajes sobre las formas de organización y sociedades, se hace esencial. Especialmente, dice Viviana Catrileo, en tiempos en que “la modernidad y las concepciones capitalistas de desarrollo han venido pulverizando el valor de la vida multidimensional en nuestros territorios y sus diversidades culturales y espirituales, ligadas a la filosofía del ’kvme mogen’ o vivir bien en su máxima expresión”.

Para Anuka De Silva los medios populares son necesarios porque las comunidades no tienen espacios en los medios masivos de comunicación y muchas veces tampoco tienen acceso a ellos. “Realmente necesitamos construir un grupo solidario de medios de comunicación fuertes para la lucha del pueblo”, dice.

La comunicación popular conecta personas, une luchas, promueve solidaridad y traspasa las fronteras. Desde la experiencia de La Vía Campesina, Mpofu cuenta que el lema de ese inmenso movimiento mundial, “Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza”, se ha visto materializado gracias a los medios ciudadanos y comunitarios que en sus palabras “han creado una red de solidaridad global y construido alianzas”. “A través de la conciencia creada por los medios alternativos, hemos podido crecer y conectar los puntos de nuestras luchas para construir el movimiento por la soberanía alimentaria”, agrega Mpofu. Desde Sri Lanka, Visura Radio comparte conocimiento de agricultores y agricultoras, problematiza temas como la salud y el impacto ambiental, y cuenta historias que muestran la posibilidad y los beneficios de construir una realidad más vivible. Este es su aporte para fortalecer y construir soberanía alimentaria.

Ninguna iniciativa que desafíe al poder está libre de dificultades y riesgos. De Silva nos cuenta: “tenemos un gobierno militar aquí, están tratando de controlarnos, hemos sufrido alguna amenaza a la seguridad”. Catrileo también repara sobre ello: “Soñar y comunicar desde la vereda anti hegemónica es cada vez más peligroso y más difícil cuando somos los pueblos empobrecidos y saqueados quienes pretendemos hacer nuestra comunicación alternativa al modelo neoliberal”. “La criminalización de la protesta social recae también en los medios y sus comunicadores/as populares porque constituye a la vez una amenaza para el orden establecido”, añade la campesina chilena.

Del mismo modo, es un gran desafío sostener la independencia económica y la falta de recursos materiales. La gestión del tiempo y la insuficiente cantidad de personas para asumir tareas (muchas veces no hay recursos para salarios) también son cuestiones a las que deben sobreponerse los medios populares para continuar su trabajo.

La comunicación es parte de un todo. En palabras de Mpofu, es un ingrediente más de lo que será el plato final. “La Vía Campesina es como una olla que cocina, y combina y mezcla los diferentes ingredientes para convertirse en una buena comida sabrosa y saludable, en la que el comensal puede identificar los ingredientes individuales mientras disfruta de la comida integral. Así es como La Vía Campesina le da importancia a las comunicaciones rurales populares: abraza la diversidad para construir una voz colectiva”.

En esta diversidad encontramos la intersección de luchas, la necesidad de una comunicación popular, rural y con perspectiva feminista. “Ese feminismo que busca reivindicar a las mujeres en la lucha histórica de los pueblos y sus revoluciones es una invitación a sumar las voces que han estado en el anonimato y la marginación de siglos patriarcales”, asegura Catrileo. Subraya, además, el cruce con lo territorial. “Las luchas campesinas y populares en las que nos enmarcamos las mujeres tienen expresiones claras en los territorios, en el cuidado, respeto por la madre tierra y la defensa de la biodiversidad que sustenta el equilibrio de la naturaleza”.

Las comunicaciones populares rurales son claves en la lucha de los pueblos. Acompañan, construyen, difunden y unen las luchas, a la vez que enseñan a vivir de otras formas. Dice Mpofu: “cada vez que nos reunimos como La Vía Campesina, cantamos, bailamos, hacemos místicas e intercambiamos información de una manera que no promueve la competencia entre integrantes, sino que los complementa”.

Boletín núm. 44 – Editorial

La comunicación de la soberanía alimentaria : Cultura de los pueblos y educación popular

Ilustración: Chille y Yemee de la escuela de agroecología Amrita Bhoomi en India.

La soberanía alimentaria, entre las múltiples ideas que abarca, también trata sobre la defensa de los miles de millones de diversidades que existen en este planeta, y es una celebración de los millones de prácticas, gustos, culturas y costumbres. Un pilar importante en esta lucha por la soberanía alimentaria es el papel que juegan las culturas populares rurales, de campesinos y campesinas, pescadores, granjas familiares y pueblos indígenas. Éstas comunidades son los herederos de una rica y diversa tradición de comunicación oral y visual, ya sea en la forma de folklore, leyendas, cuentos, proverbios, canciones, murales y más. Estas variadas formas de comunicación son también las historias documentadas de las luchas y la supervivencia humanas.

Sin embargo, esta diversidad hoy está amenazada. Al mismo tiempo que el complejo agro-industrial impulsa una visión homogénea y singular del sistema agroalimentario mundial, el complejo internacional-empresarial-mediático también ha resultado en una forma única centralizada de comunicación. Actualmente, un puñado de empresas controlan gran parte de de lo que leemos o vemos y el modo en que las personas acceden a la información.

A pesar de los retos, pueblos y comunidades organizadas alrededor del mundo están enfrentándose a esta marginalización de la cultura de los pueblos. La edición actual del Boletín Nyéléni se centra en enfoques populares impulsados por la comunidad, con su amplia variedad captando inspiración de símbolos, contexto y cultura locales. Explora cómo estos enfoques son parte de la pedagogía entre campesinos y campesinas, agricultores a pequeña escala, pueblos indígenas y pescadores, cruciales para la formación política y educación popular y un elemento esencial de nuestra lucha por la soberanía alimentaria.

Amigos de la Tierra Internacional, Radio Mundo Real y La Vía Campesina

Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

Cambo climático y pescadores artesanales

Fatima Majeed, Pakistan Fisherfolk Forum, Ibrahim Haidery, Karachi, Pakistan.

Nuestras vidas como pescadores y pescadoras artesanales se han visto profundamente afectadas por el cambio climático, que ha perturbado la temporada de pesca, aumentando el nivel del mar y reduciendo la disponibilidad de peces. El número de pescadores artesanales ha disminuido, al no poder sostenerse con la pesca como medio de vida. Sobre todo las mujeres, han tenido que ponerse a trabajar en pequeñas fábricas para ganar algo de dinero que las mantenga a ellas y sus familias.

En la mayoría de hogares de las familias de los pescadores artesanales de Pakistán, son las mujeres las que asumen las tareas, como la gestión de los gastos domésticos, la educación de los niños, la salud, y las alegrías y tristezas familiares. Los pescadores artesanales no consumen el pescado que capturan: es su fuente de ingresos. Cuando hay pocas o no hay capturas, su situación es peor que la de los jornaleros. Muchos pescadores artesanales y sus familias no tienen acceso a tres comidas regulares al día. La mayor parte de la comida que hay en la mesa corresponde a lo que los pescadores hayan podido traer a casa ese mismo día.

A través de sus campañas de promoción, el Pakistan Fisherfolk Forum (Foro de pescadores artesanales de Pakistán), que es miembro del Foro Mundial de Pueblos Pescadores, (World Forum of Fisher Peoples o WFFP) y la Red Mundial por el Derecho a la Alimentación y Nutrición (Global Network for the Right to Food and Nutrition), ha abogado por la formulación de una política pesquera sostenible a escala provincial, que mitigue los efectos del cambio climático. Además, demanda el cierre de varias centrales de carbón y embalses en Pakistán, y que se produzca energía renovable respetuosa con el medio ambiente que responde a las necesidades de las comunidades y los pueblos.

Voces desde el terreno 2

He Kai kei aku ringa – Alimentos producidos con mis propias manos (Food provided by my own hands

Moko Morris, Te Waka Kai Ora Aotearoa, afiliación tribal a los Te Ātiawa y Te Aitanga a Mahaki, Aotearoa, Nueva Zelanda.

Inspirado por La Vía Campesina, Te Waka Kai Ora Aotearoa (Autoridad Nacional Maorí Orgánica de Aotearoa) ha desarrollado un sistema indígena de verificación para los alimentos cultivados y producidos con arreglo a los valores tradicionales Maoríes. Hua Parakore– denominación de este sistema de verificación – significa literalmente “producto puro” o “kai atua ”- alimentos de los dioses. Hua Parakore da testimonio de nuestra profunda conexión con la naturaleza y nuestro modo de cuidar los territorios, los ecosistemas y la biodiversidad. Espero que pronto, al atravesar el país, se puedan encontrar con facilidad nuestras señales en las Marae (casas de encuentro) granjas, escuelas, guarderías, proclamando nuestro compromiso de cultivar alimentos con valores indígenas que cuentan nuestra historia y fortalecen la soberanía alimentaria.

Se ha presentado al Parlamento una nueva ley que propone una norma nacional única para los productos ecológicos. El objetivo de esta ley es la promoción del sector ecológico, pero ignora un sistema muy conocido y respetado como el nuestro.

La ley no contiene ninguna norma dirigida a mantener el espíritu de Te Tiriti o Waitangi (Tratado de Waitangi), que se firmó entre la Corona Británica y el pueblo Maorí en 1840 y que obliga al gobierno de Nueva Zelanda a respetar y proteger los derechos del pueblo Maorí. Esto incluye la protección de los derechos de nuestros taonga (tesoros), entre los que se incluyen nuestros territorios, así como Ngā Hua Māori (los productos de la naturaleza) y Kai Atua.

Por ello, la ley actual profundiza en el programa colonizador y niega nuestros derechos. En lugar de reconocer, proteger y promover los sistemas alimentarios indígenas en Aotearoa/Nueva Zelanda que han alimentado a nuestro pueblo durante siglos, respetando la naturaleza, el gobierno promueve un sector de los alimentos ecológicos guiado por intereses comerciales y que creará un paisaje de monocultivos. Seguimos comprometidos con nuestro derecho a la alimentación y a la autodeterminación.

Voces desde el terreno 3

Reconocimiento legal de los sistemas consuetudinarios de tenencia de la tierra en Mali

Massa Koné, Convergencia Maliense contra el Acaparamiento de Tierras.

La ley del Suelo de Mali, Code Domanial et Foncier, en principio reconoce los derechos consuetudinarios de las comunidades a sus tierras, pero estas normas no se aplican en la práctica. Los títulos de propiedad que los inversores malienses e internacionales adquieren a los servicios estatales mediante el abuso de poder, la corrupción, la violencia, etc. prevalecen sobre los derechos de tenencia de las comunidades que han vivido en esas tierras durante muchos años. Después de años de movilización y promoción de base, el gobierno de Malí adoptó una nueva ley sobre tierras agrícolas (Loi sur le Foncier Agricole o LFA por sus siglas en francés) en 2017, acompañada de dos decretos de aplicación en 2018. Aunque el marco jurídico heredado de la era colonial concedía todas las tierras al Estado, la LFA reconoce que hay tierras agrícolas que pertenecen a las comunidades, lo cual es un logro histórico.

La seguridad y gestión de la tenencia de las tierras comunitarias está ahora en manos de las comunidades, a través de las llamadas Commissions foncières locales (comisiones locales de administración de tierras), que se establecen tras debate y validación por parte de las asambleas de los pueblos. Las comisiones se constituyen nombrando a un mínimo de siete personas, entre ellas mujeres, jóvenes y representantes de las diversas actividades agrícolas que se llevan a cabo en el pueblo. Así la tierra deja de estar en manos de unos pocos, es decir, los alcaldes de los pueblos, los líderes territoriales o líderes tradicionales, que eran los únicos responsables de ella. Además, los acuerdos llamados Conventions Locales pour la gestion du foncier et des resources naturelles (acuerdos para la gestión de las tierras y los recursos naturales), base de las normas que deben respetarse, son transcritos de modo colectivo y depositados ante las autoridades administrativas y legales. Las funciones principales de las Comisiones de administración de tierras son tres: (1) la gestión de todos los aspectos relacionados con la tierra; (2) la prevención y gestión de los conflictos; y (3) la expedición de certificados de propiedad de la tierra, que serán legalizados por las autoridades y ofrecen el mismo grado de protección legal que un título de propiedad.

Así pues, la LFA crea un espacio para que las comunidades gestionen sus propios recursos, sobre la base de los derechos colectivos y según las normas definidas por cada comunidad. Ello permite que las comunidades rurales se protejan frente al acaparamiento de tierras y la especulación, y abre espacios para el desarrollo de territorios de agro-ecología campesina. Pero la lucha no acaba aquí. Actualmente los movimientos sociales, las organizaciones campesinas y algunas organizaciones de la sociedad civil están apoyando la aplicación de la ley, en concreto mediante el acompañamiento a la creación de las Comisiones locales de administración de tierras, en un proceso que otorga a las comunidades un papel central. Además, actualmente está en revisión el Code Domanial et Foncier y es necesario proseguir con la movilización para garantizar que se alinee con la ley LFA, en medio de intentos de revertir los logros de la misma por parte de varios actores.

Cuadros

Cuadro 1

La misma historia con nuevas amenazas: la digitalización de tierras en Indonesia

La aplicación de las tecnologías digitales a la gobernanza de la tierra va en aumento por todo el planeta. Los defensores de la digitalización alegan promueve la eficiencia de la administración de la tierra y proporciona una mayor seguridad en la tenencia de la tierra (ver la Hoja Informativa Nyéléni sobre Digitalización). Mediante la utilización de imágenes de satélite digitales, drones, bases de datos electrónicas y tecnología de cadena de bloques, las tierras se cartografían, se catalogan y se registran, se almacenan los datos relativos a las mismas y se facilitan las transferencias de propiedad. Normalmente, estas tecnologías son impulsadas por proyectos financiados por donantes poderosos, cuyo fin principal es consolidar la privatización y mercantilización de las tierras y atraer las inversiones empresariales.

El Programa para Acelerar la Reforma Agraria en Indonesia (One Map Project), financiado por el Banco Mundial, es un buen ejemplo. Se trata de un programa de 240 millones de dólares USA adoptado en 2018, que se centra en un cartografiado generalizado de las tierras y los bosques, así como en un registro de la propiedad de la tierra y la expedición de títulos de propiedad individuales. Los datos y mapas se incorporan a un registro catastral y catastro digital, llamado e-Land. Según el Banco Mundial, e-Land proporcionará acceso a la información sobre tenencia no solo al público y las agencias del gobierno, sino también a “bancos comerciales, mediadores del mercado inmobiliario y tasadores de tierras”. Por definición, el proyecto persiste en las políticas del Banco Mundial en Indonesia y en otros lugares de impulso a los mercados inmobiliarios y creación de un entorno facilitador de los negocios.

Las organizaciones campesinas, como Serikat Petani Indonesia (SPI) señalan el hecho de que el proyecto no resuelve los principales problemas de tenencia de la tierra en Indonesia, a saber, la concentración extrema de la propiedad de la tierra y la falta de protección de los derechos tradicionales sobre los bosques. A menudo las comunidades indígenas y campesinas son excluidas de los mapas digitales oficiales. Por ello, la SPI y las comunidades locales están elaborando sus propios mapas con la ayuda de herramientas digitales como GPS, para impugnar los mapas oficiales y las reclamaciones de tierras por parte de las empresas, y reivindicar sus derechos. Así pues, en lugar de apoyar la reforma agraria, el proyecto ha abierto un nuevo frente para las comunidades y organizaciones sociales: la lucha por los datos digitales.

Cuadro 2

Gestión comunitaria del bosque para la salvaguarda de la biodiversidad y el clima

La gestión comunitaria del bosque es una herramienta extremadamente eficaz para la salvaguarda del bosque. La utilización de la biodiversidad por parte de los pueblos indígenas y otros pueblos de los bosques se basa a menudo en el conocimiento ancestral, y promueve la biodiversidad de los bosques en los que viven. Un ejemplo, es el caso de los pueblos indígenas Ngobe de la región Sur de Costa Rica y norte de Panamá: tejen fibras forestales y sus sombreros y cestos son de gran calidad. Utilizan una amplia variedad de fibras de palmera y lianas del bosque: una mujer Ngobe puede usar y conocer decenas de plantas forestales con las que elaborar distintos productos tejidos. Así, para sus cestas rústicas de larga duración, usan lianas de “cucharilla”, para sus sombreros rápidos y rústicos usan lianas de “estrella”, para los sombreros elegantes usan fibras procedentes de tres o cuatro palmeras del sotobosque. Preguntamos a una de las mujeres qué ocurrirá si agotan las lianas y las palmeras. Nos contesta: ¡No! Cortamos las lianas en luna menguante para que no se sequen cuando las entretejemos, y únicamente recogemos algunas hojas de las palmeras y sólo durante la fase adecuada de la luna, y durante la temporada de lluvias organizamos un festival de las lianas y toda la comunidad participa con los jóvenes recogiendo del bosque las lianas que usamos”.

Los sistemas agro-forestales de los pueblos Bribri y otros pueblos indígenas de Costa Rica son verdaderos vergeles, que incorporan una rica variedad de frijoles, calabazas, distintas variedades de banano y cacao, maíz, arroz y una amplia gama de especies arbóreas que de modo sabio y preciso regulan la luz del sistema. Integran el conocimiento ancestral con los bosques primarios, formando un impresionante marco de biodiversidad y agro-diversidad. Además, no sorprende que un estudio que analizó más de 500 experiencias de gestión del “patrimonio común” llegara a la conclusión de que “muchos de estos grupos mostraron rasgos fundamentales para la mejora del bienestar del grupo y obtuvieron resultados beneficiosos, tanto en términos económicos como de mejora de recursos, entre ellos las cuencas hidrográficas, los bosques y la gestión de plagas”.

Más información: Baltodano J. Y Rojas I. 2008. Los Ngobes y el Bosque. Asociación de Comunidades Ecologistas La Ceiba- Amigos de la Tierra.CR. 64 pp. www.coecoceiba.org
Pretty J., 2003. Social Capital and the Collective Management of Resources Sciencie #302, Dic 2003, 1912-1913 (Capital social y gestion colectiva de los recursos)

Destacados

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De la reforma agraria a los derechos de los pueblos pasando por los territorios: una breve historia de la lucha de los pueblos por los recursos naturales

La lucha por la tierra ha sido un pilar del movimiento de soberanía alimentaria desde su aparición en la década de 1990. En esa época, las organizaciones de campesinos y campesinas y de los sin tierra de diferentes regiones del mundo se movilizaban contra la concentración de tierras en pocas manos y las grandes explotaciones agrícolas (a veces denominadas latifundios), que a menudo eran herencia de la época colonial[1]. En 1999, La Vía Campesina lanzó una Campaña Mundial para la Reforma Agraria (GCAR) con el fin de fomentar políticas de distribución de la tierra basadas en los derechos humanos y oponerse a los enfoques que promovían que los mercados eran la mejor manera de asignar la tierra a los usuarios más «eficientes» y a los usos productivos. Las demandas de los movimientos rurales de   una reforma agraria integral también cobraron fuerza a nivel internacional y culminaron, en 2006, con la declaración final de la Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR) [2].

Hacia finales de la década de 2000, dos importantes acontecimientos cambiaron el marco de las disputas por la tierra. En primer lugar, el movimiento de soberanía alimentaria se reunió en el Foro Mundial de Soberanía Alimentaria en Sélingué (Malí). Diversos grupos de pequeños productores de alimentos, como comunidades indígenas, pastores y pescadores artesanales participaron en aquella histórica reunión. Estas organizaciones tenían historias y preocupaciones diferentes a las de algunas de las organizaciones de campesinos y sus exigencias no se centraban necesariamente en la reforma agraria. La noción de «territorios» surgió del debate como un marco más holístico, capaz de captar la estrecha y multifacética relación que las diversas comunidades y pueblos tienen con su entorno natural, incluidas las tierras de cultivo, el agua, la pesca, los pastizales y los bosques. En segundo lugar, la crisis de precios de los alimentos y la crisis financiera, que comenzaron en 2008, desencadenaron una nueva oleada de acaparamiento de tierras, que también afectó a regiones que hasta entonces no habían sufrido altos niveles de concentración de tierras (por ejemplo, el África occidental). Esta nueva fiebre por la tierra fue recibida con una feroz resistencia por parte de las comunidades y las organizaciones de pequeños productores de alimentos en defensa de sus territorios, incluidos sus sistemas de tenencia colectiva y consuetudinaria. En 2011 se reunieron de nuevo en Sélingué  organizaciones de todo el mundo en una Conferencia Internacional de Campesinos para detener el acaparamiento de tierras. Esto marcó un momento importante en la creación de un movimiento mundial contra el acaparamiento de tierras, basado en las exigencias de reforma agraria, aunque también reconoció con más fuerza las demandas de los movimientos y los grupos que no se sentían cómodos con el lenguaje de la reforma agraria. En 2016, los movimientos sociales y sus aliados se reunieron en la Conferencia Internacional sobre la Reforma Agraria en Marabá, Brasil, donde aprobaron el concepto de Reforma Agraria Popular, inicialmente propuesto por La Vía Campesina Brasil y que integra las demandas de distribución de la tierra en políticas más amplias para transformar la economía y la sociedad, incluyendo a los trabajadores urbanos. [3]

La apropiación de tierras a nivel mundial volvió a situar a la tierra en un lugar prominente de la agenda internacional. Entre otras cosas, dio un nuevo impulso a la iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para elaborar un documento internacional de referencia sobre la gobernanza de los recursos naturales. Las organizaciones de pequeños productores de alimentos reunidas en el Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CIP) lideraron la participación de la sociedad civil en las negociaciones que tuvieron lugar en el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA). En 2012, se aprobaron las Directrices sobre la gobernanza responsable de la tierra, la pesca y los bosques (Directrices sobre la tenencia). Basadas en la CIRADR (Conferencia Internacional sobre reforma agraria y desarrollo rural), dichas directrices aclaran las obligaciones de los Estados, a saber, respetar, proteger y garantizar todos los derechos de tenencia legítimos (sean o no reconocidos legalmente), dando prioridad a los grupos más marginados. Además, contienen disposiciones para la protección de los sistemas de tenencia consuetudinaria, así como para la restitución y la redistribución. [4]  Las Directrices sobre la tenencia se complementaron en 2014 con las Directrices para garantizar la pesca sostenible a pequeña escala, que también hacen hincapié en el carácter colectivo de los derechos de muchas comunidades. [5]

Estas directrices internacionales han brindado a las organizaciones sociales la oportunidad de avanzar en sus luchas a nivel local, nacional y regional. Han logrado considerables avances en varios países y han presionado para que se reconozca internacionalmente y de manera explícita el derecho humano a la tierra para la población rural. Esto se logró finalmente en 2018 con la adopción de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales (2018)[6], que complementa la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas y el Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo. Sin embargo, las Directrices sobre tenencia de la tierra también fueron adoptadas por actores que consideran la tierra y los recursos naturales conexos sobre todo como un activo económico y financiero globalizado. En este contexto, «derechos seguros de tenencia de la tierra» o «seguridad de tenencia» implica otorgar derechos de propiedad exclusivos, por lo general en forma de títulos de propiedad individuales. La Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra (ILC por sus siglas en inglés) es una emblemática manifestación de un enfoque que considera que los proyectos de «inversión» relacionados con la tierra son necesarios, reconociendo al mismo tiempo que es preciso paliar el impacto negativo sobre la población local. La inclusión de la tierra en el Programa de Desarrollo Sostenible de 2030 y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se ha producido en este marco.

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Tierra y territorios hoy en día: nuevos desafíos y luchas más amplias

Si bien la tierra y los recursos naturales se han vuelto a incluir como cuestiones fundamentales en la agenda mundial, la desposesión de comunidades y poblaciones ha alcanzado nuevas cotas. Hoy en día, las luchas de los movimientos sociales por los territorios deben adaptarse a un nuevo contexto que se caracteriza por una serie de acontecimientos:

  • Financierización: La crisis financiera que comenzó en 2008/09 ha puesto de manifiesto el gran poder del capitalismo financiero y también la consiguiente desposesión y destrucción de los medios de vida en comunidades de todo el mundo. Las transacciones de tierras y todo tipo de proyectos de «inversión» (agricultura industrial, infraestructura, etc.) se gestionan a través de redes de inversión opacas, paraísos fiscales y centros financieros extraterritoriales. Los nuevos instrumentos financieros, como los derivados, permiten nuevas formas de extracción de riqueza y especulación por parte de actores corporativos y financieros[7].  La financierización ha llegado acompañada de nuevos niveles de concentración del control de los territorios en manos de unos pocos actores poderosos (por ejemplo, la empresa de agronegocio Olam, con sede en Singapur, posee y gestiona más de 3 millones de hectáreas de tierras y bosques en todo el mundo), y además pone en tela de juicio las reivindicaciones tradicionales de la reforma agraria, como la exigencia de distribuir las tierras en desuso. Esto se debe a que el valor de la tierra como activo financiero está desvinculado de su uso y a la tierra que produce se le dan otros usos para generar rentabilidad financiera. Esto también se aplica a los bosques y océanos, que se han convertido en activos para diversos planes de mitigación del cambio climático en el marco de las denominadas economías «verde y azul». Como consecuencia de la financierización, el control efectivo de la tierra y de otros recursos naturales está cada vez más en manos de actores financieros que no son necesariamente visibles para las comunidades y pueblos afectados. Entre ellos figuran fondos de pensiones, fondos de inversión, bancos, compañías de seguros y empresas de gestión de activos como BlackRock, la mayor empresa financiera del mundo. Por consiguiente, la lucha por la tierra y los territorios debe abordar también cuestiones de justicia financiera, como el cese de la evasión fiscal, el cierre de los paraísos fiscales y el fin de los flujos financieros ilícitos.
  • Digitalización: Las tecnologías digitales desempeñan un papel fundamental a la hora de convertir tierras, zonas de pesca y bosques en activos globalizados y, por consiguiente, son un elemento fundamental de la financierización. Los gobiernos, las instituciones internacionales y el sector empresarial promueven la digitalización como un nuevo «remedio mágico» que servirá para lograr una gestión más eficiente de los recursos naturales y garantizar la seguridad de la tenencia para las comunidades. Si bien los movimientos en pro de la soberanía alimentaria y las organizaciones de pequeños productores de alimentos aún tienen que debatir en qué medida se pueden utilizar las tecnologías digitales de manera emancipadora, es evidente que el programa de digitalización que impulsan las empresas no hace sino perpetuar las desigualdades estructurales y los desequilibrios de poder.[8]
  • Auge del autoritarismo y crisis de la democracia: Las luchas de los movimientos sociales y las comunidades indígenas se encuentran cada vez sometidas a mayor presión por los regímenes autoritarios, racistas y chovinistas que tratan de apropiarse de la demanda de tierras para sus propios fines, por un lado, y los nuevos niveles de apropiación de los espacios de gobernanza por parte de las empresas, por otro. Como consecuencia de estos acontecimientos, se ha llegado a un nivel alarmante de erosión de los derechos humanos y la democracia a nivel nacional e internacional, y por eso las ideas fundamentales que enmarcan las exigencias sobre tierras y las campañas han cambiado. En el plano internacional, un mayor poder empresarial, la incapacidad de las instituciones de las Naciones Unidas para proporcionar asesoramiento útil y de confianza ante las diversas crisis y el aumento del autoritarismo de la derecha han provocado una profunda crisis del sistema multilateral de las Naciones Unidas. Todo ello ha tenido graves repercusiones en la puesta en marcha de los logros importantes antes mencionados. [9]
  • Convergencia de las luchas agrarias y ecológicas: Actualmente, el mundo se enfrenta a una profunda crisis ecológica que se manifiesta con mayor fuerza a través del calentamiento global (provocado por el hombre) y en la drástica pérdida de diversidad biológica. Evidentemente, esta crisis tiene importantes consecuencias para la soberanía alimentaria. Los movimientos agrícolas y las luchas por la tierra y los territorios deben recoger estas cuestiones de manera más amplia. Una demostración de la pertinencia de las cuestiones ecológicas en nuestros días es el hecho de que los debates relevantes sobre la tierra se han alejado de los espacios «tradicionales» de gobernanza de la tierra y tienen lugar, cada vez más, en otros foros, como los relacionados con el cambio climático, la biodiversidad, la degradación de la tierra y los suelos, etc.[10]  Aunque las organizaciones de pequeños productores de alimentos han logrado integrar parcialmente las Directrices sobre la tenencia de la tierra, las Directrices del Marco Estratégico y el UNDROP en algunos de los principales debates relacionados con el tema, el marco normativo de las cuestiones relativas a la tierra sigue siendo muy limitado. Por ejemplo, algunos de los grupos de la sociedad civil que han participado activamente en cuestiones climáticas y sobre diversidad biológica se centran en exigencias específicas y limitadas, como las salvaguardias para proteger los derechos de las comunidades indígenas o la formalización de los derechos de las comunidades sobre la tierra. Las organizaciones de pequeños productores de alimentos que luchan por la soberanía alimentaria no están (aún) bien representadas en estos foros, dominados por ONGs especializadas y sus conocimientos «expertos». Las organizaciones de pequeños productores de alimentos del CIP luchan actualmente por un reconocimiento más amplio del papel de la población rural como guardianes de los ecosistemas que necesitan un control efectivo de sus territorios.
  • Incidencia en el modelo de producción: En la actualidad, los debates más intensos sobre seguridad alimentaria se centran en la necesaria transformación del sistema alimentario y de la agroecología. Teniendo en cuenta la profunda crisis de legitimidad del modelo del agronegocio, claramente insostenible, los movimientos sociales y las OSC han conseguido grandes avances, especialmente en el CSA[11] y la FAO[12]. La tierra y los territorios son fundamentales en estos debates, pero rara vez se les concede la importancia que merecen en este contexto. Además, a pesar de la crisis de legitimidad del agronegocio, hasta ahora se han producido pocos cambios reales. El agronegocio propone una agricultura climáticamente inteligente y el uso de nuevas tecnologías (biológicas y digitales) como supuestas soluciones diseñadas para aumentar su poder. El agronegocio se ha servido de la crisis ocasionada por la COVID y de las limitaciones que ha supuesto para los movimientos sociales y las organizaciones de las comunidades indígenas en cuanto a su capacidad de movilización. Así, el agronegocio ha aprovechado el momento para consolidar su poder en muchos países[13] y en la narrativa dominante a nivel internacional. [14]  
  • La pandemia de la COVID-19 y las respuestas: Aunque la crisis provocada por la pandemia, y las respuestas de los gobiernos ante la misma, han desvelado las profundas desigualdades de nuestras sociedades y la profunda crisis del sistema alimentario industrial, los debates y las medidas de respuesta se han centrado en gran medida en los aspectos sanitarios. Aunque se ha reconocido ampliamente que las actividades extractivas, incluido el agronegocio, son responsables de la destrucción de los ecosistemas, y que ésta conduce a la emergencia de nuevos patógenos, las respuestas internacionales y nacionales se han centrado en salvar a las grandes empresas y en mantener las cadenas de valor mundiales.  Algunas organizaciones campesinas han establecido el vínculo con la concentración de la tierra, reclamando reformas redistributivas como parte de su respuesta frente a la crisis, a la recesión económica y a la escalada de desigualdades que probablemente acarreará,[15] pero todavía no ha habido una respuesta amplia por parte del movimiento de la soberanía alimentaria sobre el modo de incorporar la tierra y los territorios en el orden posterior a la pandemia.

En esta época de grandes perturbaciones y cambios, es importante revivir y resituar (al menos parcialmente) las luchas por la tierra  y los territorios en el nuevo contexto. Esto exigirá construir a partir de las “viejas” estrategias y a la vez buscar nuevas vías adaptadas a las circunstancias actuales. Durante los últimos años han empezado a surgir convergencias más amplias de las luchas por la soberanía alimentaria, los derechos de las mujeres y la justicia ambiental, social y financiera, que ponen en contacto en modos nuevos movimientos y demandas, y podrían conducir a nuevas estrategias de generación de poder  para lograr un cambio sistémico.  En algunos países, la  “emergencia“ COVID  ha promovido la solidaridad y la organización local, combinándose ayuda directa y acciones de apoyo con demandas políticas orientadas hacia un cambio transformador. 

El momento actual proporciona una oportunidad  importante de reflexión profunda, colectiva y orientada a la acción, porque ha expuesto más claramente que nunca las inmensas injusticias y desigualdades de los sistemas alimentario y económico actuales.  También es un momento de reconfiguración de las relaciones de poder que va a determinar la medida en que los movimientos sociales y la movilización de los pueblos van a ser capaces de hacer avanzar el programa político de la soberanía alimentaria.  


[1]              En muchos países, durante casi toda la segunda mitad del siglo XX ha formado parte de las luchas sociales la organización contra la concentración de tierras y para exigir la redistribución de la tierra. Por ejemplo, numerosos movimientos revolucionarios en Asia, incluso después de la descolonización, giraban en torno a la tierra.

[2]              Disponible aquí.

[3]              La Declaración final de esta Conferencia aquí.

[4]              Ver las Directrices sobre tenencia. El Grupo de Trabajo del CIP sobre tierras y territorio ha elaborado un Manual para las comunidades, con el fin de orientar a las organizaciones de base en el uso de este instrumento internacional.

[5]              Puede consultarse aquí.

[6]              Puede consultarse aquí, véanse en particular los artículos 5 y 17.

[7]              Para más información, aquí.

[8]              Para más información, consultar el boletín Nyéléni num. 37 sobre Digitalización del sistema alimentario.

[9]              Un ejemplo es la Cumbre sobre el Sistema Alimentario prevista para 2021 y cuyo proceso orientado a los intereses corporativos han denunciado más de quinientas asociaciones de todo el mundo. Ver aquí.

[10]            Esto ha ocurrido al mismo tiempo que la FAO ha renunciado en gran medida a su liderazgo en las cuestiones relativas a la tierra y no tiene una estrategia clara para la aplicación de las Directrices sobre la tenencia de la tierra en consonancia con la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (UNDROP). De esta manera, se deja la puerta abierta para que otros actores asuman el papel principal, como el Banco Mundial y las plataformas de múltiples partes interesadas, como la CDI.

[11]            El Comité de Seguridad Alimentaria y Nutricional participa actualmente en dos importantes procesos normativos a este respecto: 1) las negociaciones sobre las Directrices voluntarias sobre sistemas alimentarios y nutrición; y 2) la elaboración de recomendaciones de políticas sobre enfoques agroecológicos y otros enfoques innovadores.

[12]            Tras la celebración de dos simposios/conferencias internacionales y una serie de simposios regionales de la FAO, el Consejo de la FAO (órgano ejecutivo de la FAO) aprobó oficialmente los Diez Elementos de la Agroecología en diciembre de 2019.

[13]            Entre los ejemplos más flagrantes se encuentra el hecho de que se permitan los organismos genéticamente modificados (OGM) en Ecuador y Bolivia y la creciente deforestación en Brasil.

[14]            Ver, por ejemplo aquí.

[15]            Ver, por ejemplo el Plan de emergencia del MST para la reforma agraria popular.

Boletín núm. 43 – Editorial

Soberanía alimentaria en tiempos de pandemia

Ilustración: Trabajadores y trabajadoras agrícolas – Recolectores de frutas y verduras – Retrato de trabajadores esenciales #6, por Carolyn Olson.

Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la COVID-19 como emergencia de salud pública de importancia internacional el 30 de enero de 2020, pocas personas imaginaban el grado de devastación que la enfermedad iba a provocar en todo el mundo, o cuánto tiempo duraría. A medida que el rumbo mortal de la COVID-19 pasaba de un país a otro, quedó patente que las acciones o inacciones de los gobiernos, así como los contextos sociales, políticos y económicos eran tan responsables como el virus del impacto que desencadenaban.

La pandemia de la COVID-19 no da muestra alguna de desaparecer: los contagios siguen en aumento en numerosos países, y están surgiendo nuevas cepas más contagiosas del virus SARS-COV-2. Las ansiadas vacunas han comenzado ya a distribuirse, aunque posiblemente queden fuera del alcance de la mayoría de los países durante meses o incluso años, debido al “apartheid de vacunas”. A pesar de las limitaciones en la disponibilidad de las vacunas, provocada por los plazos que son necesarios para los ensayos y la producción, muchos países ricos han adquirido suministros suficientes de vacunas para inmunizar a sus poblaciones al menos dos veces, y están respaldando el control monopolístico de las vacunas por parte de las empresas farmacéuticas a través de derechos de propiedad intelectual legalmente exigibles en la Organización Mundial del Comercio.

En esta edición del Boletín Nyéléni presentamos extractos de documentación e investigaciones realizadas por profesionales y defensores de la soberanía alimentaria, sobre todo la sección Voces desde los Territorios: de la COVID-19 a la transformación radical de nuestros sistemas alimentarios, preparada por el Mecanismo de la Sociedad Civil y de los Pueblos Indígenas (MSC) para las relaciones con el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial. En cada extracto se incluyen los enlaces a los informes/artículos completos correspondientes.

Focus on the Global South y Amigos de la Tierra Internacional.

Boletín núm. 41 – Editorial

Mucho más que tierra – Territorios y Soberanía Alimentaria

Ilustración de Luisa Rivera / www.luisarivera.cl

La tierra ha sido siempre un bien muy codiciado. El control de la tierra y de los recursos ligados a la misma, ilustran las relaciones de poder en un país o región y son un indicador de las injusticias sociales existentes. Esos recursos, que han estado en el corazón del movimiento por la soberanía alimentaria desde sus inicios, al mismo tiempo son fundamentales para los derechos, los medios de subsistencia y la identidad de los pequeños productores de alimentos.

Este número del Boletín Nyéléni es la segunda edición de este año dedicada al tema de la tierra. En los antecedentes históricos analizamos cómo han evolucionado las disputas relacionadas con la tierra en los últimos decenios, comenzando por las demandas para reformar la agricultura hacia un marco más amplio, que reivindique la estrecha y polifacética relación de los pueblos y las comunidades con sus territorios.

A pesar de los constantes desafíos que plantea la lucha de los pueblos por la tierra, en este número celebramos importantes victorias y destacamos la ingeniosidad de las comunidades de todo el mundo para hacer valer sus derechos y gestionar sus territorios. Las organizaciones sociales están encontrando maneras de incluir en sus luchas ciertos problemas emergentes, como por ejemplo los desafíos del cambio climático y las tecnologías digitales. Ante la digitalización agresiva, la financierización y el autoritarismo, así como del creciente solapamiento de las cuestiones agrarias y ecológicas, señalamos la necesidad de que los movimientos intensifiquen y reorienten sus estrategias.
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