Boletín núm. 2 – Editorial

Ganadería industrial

Ilustración, Anna Loveday-Brow

Ganadería industrial: la base del sistema de comida basura.

No hay símbolo más contundente del control casi absoluto que ejerce el sistema agroalimentario mundial (del acaparamiento de tierras a la venta al menudeo de alimentos carísimos), que los criaderos industriales que provocan extensa contaminación y epidemias generalizables en regiones enteras — y una altísima emisión de gases con efecto de invernadero—, por producir la comida que le destinan a los pobres: aglutinado de carnes «baratas», de muy dudosa calidad, cuyos costos en realidad ni se contabilizan. Fueron impuestos a la humanidad sumiéndonos en esta crisis de varias crisis. En la abultada cuenta de calamidades de los criaderos industriales, el monocultivo de soya transgénica con agrotóxicos para alimentar a los animales encarcelados promueve que todo vuelva a los mismos bolsillos a costa del planeta. Pero los pueblos abrimos más y más espacios para intentar entender juntos. Eso es muy subversivo.
Porque en la longevidad de la memoria, producir nuestros propios alimentos, a nuestros modos campesinos, termina siendo nuestra autonomía más primordial, desde donde los pueblos con nuestros modos y saberes permaneceremos, y tal vez consigamos enfriar el planeta, alcanzar la justicia y una vida digna del futuro.

GRAIN

Boletín núm. 3 – Editorial

Semillas campesinas – derechos y poder

Ilustración, Anna Loveday-Brown

El proceso milenario de creación de la diversidad en el campo ha dado lugar al desarrollo de bases jurídicas para asegurar el ejercicio de los derechos colectivos que permiten una continua coevolución. Los Estados-naciones tienen la responsabilidad de determinar cómo se deben utilizar y distribuir los recursos naturales, qué derechos rigen el acceso, uso y control, y quiénes son los titulares de estos derechos.

Hoy en día, las relaciones de poder en el interior de los Estados-naciones y entre los Estados han cambiado la naturaleza de estos derechos, imponiendo Derechos de Propiedad Intelectual a las semillas y tratando de invalidar los derechos colectivos que las comunidades o los campesinos y campesinas han ostentado y que con el tiempo se han convertido en una norma. Ante la violación de los derechos colectivos, como aquellos que garantizaban o aún garantizan el acceso, uso y control de la tierra, el agua y la biodiversidad, es legítimo ejercer actos de autodefensa, aunque estos violen las normas. La recuperación de la autonomía y la soberanía en la gestión de los recursos genéticos por parte de los pequeños productores alimentarios es un instrumento fundamental para adaptar la producción a las necesidades de la población mundial y a los incesantes cambios de los ecosistemas. Y al TIRFAA, esto debe ser explicado.

Antonio Onorati, Presidente de Crocevia y Coordinador internacional del CPI para la Soberanía Alimentaria

Boletín núm. 4 – Editorial

Volatilidad y mercados

Ilustración, Anna Loveday-Brown

Una nueva crisis de precios alimentarios: ha llegado la hora de colocar a las personas en el centro del sistema alimentario. Niveles crónicos y persistentes del hambre en aumento. Una demanda creciente ante recursos renovables al borde del colapso. Patrones de consumo y de desperdicios insostenibles.

Cultivos que se desvían de la alimentación hacia el combustible. Vulnerabilidad extrema. Caos climático. Inestabilidad política y disturbios por los alimentos. Mercados organizados contra la mayoría y a favor de una minoría. Espirales de precios alimentarios…El sistema alimentario dominante no está funcionando. Porque es un sistema adaptado a un mercado en el que el poder adquisitivo es más importante que los derechos, en el que los alimentos, la tierra, el agua y otros recursos se han reducido a meras mercancías. Es un sistema en el que el poder de decisión sobre quién produce qué, cómo, para quién o por quien recae en un puñado de empresas, y en el que se han retirado ostensiblemente las políticas públicas para regular los mercados agrícolas o financieros. Este sistema ahora colisiona con sus propios límites. Hunde a mil millones de productores y consumidores en la pobreza y no acomete las consecuencias ecológicas de un sistema alimentario defectuoso. Aumentan las desigualdades, y se arrebatan los derechos fundamentales a las personas. Ante la segunda crisis grave de precios alimentarios de los últimos tres años, algunos gobiernos han perdido su fe en la capacidad de los mercados internacionales para suministrar los alimentos necesarios.

La comunidad internacional se ve forzada a abordar el problema. Sin embargo, sigue sin reconocer las causas principales de la crisis persistente y sin dar respuestas coordinadas y coherentes que vayan más allá de la defensa de intereses a corto plazo. Ha llegado la hora de colocar a las personas en el centro del sistema alimentario. En un sistema
semejante, se logra el suministro de alimentos gracias a una agricultura ecológica resiliente y de pequeña escala, que produzca alimentos suficientes y necesarios para todos.

Las políticas deberían asentarse en el derecho a la seguridad alimentaria, nutricional y ecológica. Los pequeños productores de alimentos y las Organizaciones de la Sociedad Civil claman por los cambios radicales necesarios mediante la movilización de fuerzas y la contribución al debate para transformar políticas a escala nacional e internacional.

Thierry Kesteloot, Oxfam-Solidarity

Boletín núm. 5 – Editorial

Nyéléni Europa

Caminamos hacia Krems, marchamos hacia la soberanía alimentaria de los pueblos.
En Europa, más de mil fincas agrícolas, con sus gentes que las hacen posibles, desaparecen cada día. La perdida de biodiversidad cultivada no deja de aumentar. Las mejores tierras están pasando a manos del capital financiero que es el mismo que especulando con los alimentos dispara las crisis de precios alimentarios. La población europea desconfía
cada vez más de un sistema alimentario que periódicamente pone en jaque su salud…
Estas son algunas de las graves consecuencias de un sistema alimentario global basado en un modelo neoliberal insostenible, manejado por transanacionales y mercados financieros. Las políticas agrícolas vigentes en Europa han sido desarrollada siguiendo la estela de las doctrinas de la Organizaciòn Mundial del Comercio. Y, fundamentalmente, la PAC se ha transformado de un mecanismo para garantizar la seguridad alimentaria en el continente a un instrumento sin vocación política, dejando la regulación agraria al albedrío de la pura competencia neo-liberal, donde siempre ganan las multinacionales y siempre pierde el pequeño campesinado de Europa y de otros muchos países. Ya es hora de cambiar, ya es hora de volver a colmar de política la falsa democracia en la que nos encontramos.

Y la Soberanía Alimentaria debe de ser considerada el marco de las políticas agrícolas en Europa y en el Mundo. Los productores y productoras a pequeña escala, con su agricultura campesina -y diga lo que diga la agroindustria- son los únicos que pueden alimentar a la población preservando la riqueza de nuestro planeta para las futuras generaciones.
Mientras la política y los intereses económicos persisten en el camino equivocado, en toda Europa, las ciudadanas y los ciudadanos se organizan para retomar el control de sus sistemas alimentarios y agrícolas: movimientos para la multiplicación de las semillas, organizaciones contra los transgénicos, jóvenes campesinos y campesinas reactivando
el campo, cooperativas de producción-distribución-consumo, son algunas de las muchas alternativas que se construyen desde Europa. El Foro Nyéléni 2011 ofrecerá la posibilidad de una reflexión colectiva sobre estas iniciativas emergentes, y cómo podemos trabajar juntos y juntas más eficazmente. En Austria fortalecermos los pilares con los que construimos el movimiento europeo por la Soberanía Alimentaria.

Javier Sanchez, ECVC y Comité de Pilotaje de Nyéléni Europa

Boletín núm. 9 – Editorial

Acaparamiento de tierras

Ilustración: Anna Loveday-Brow

«Como estemos parados y plantados sobre nuestra tierra, determina la fuerza de los latidos del corazón de nuestros hijos y hijas.» Poolly Koutchak, Unalakleet, Alaska

En abril, el Banco Mundial está organizando de nuevo su conferencia anual sobre la tierra y la pobreza. Será un gran evento que reunirá a la burocracia internacional, representantes de gobiernos, académicos importantes, algunas ONGs y el sector privado. Bajo el título La gobernanza de la tierra es un entorno cambiante, debatirán, entre otros temas,
cómo abordar los desafíos de la gobernanza surgidos de la gran inversión agrícola.
Hablando en plata, cómo puede continuar el sector privado con la apropiación de las tierras y las aguas de los pueblos mientras pretenden que ayudan a los pobres.
También en abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) llevará a cabo un proceso de consulta sobre el mejor uso de los recursos naturales para impulsar los estándares de vida en países en desarrollo. El FMI busca volver a evaluar su asesoramiento político sobre el uso de recursos naturales en el desarrollo debido a la creciente importancia de los
recursos naturales en muchas economías. A pesar de las desastrosas consecuencias, las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) continúan ejerciendo un mandato de facto en la gobernanza internacional de las tierras y los recursos naturales. Este es un papel totalmente ilegítimo. Un pequeño grupo de países ricos que defienden intereses
empresariales y financieros particulares junto con sus tecnócratas que piensan que pueden tomar decisiones sobre nuestras tierras y territorios.

Pero ya empiezan a desafiar este papel dominante: el 9 de marzo, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) completó las negociaciones intergubernamentales de las Directrices voluntarias de la FAO sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional. Con
el éxito de estas negociaciones tras un proceso participativo de casi tres años, el CSA ha demostrado tener la capacidad de reunir negociaciones multilaterales con una participación social amplia para debatir y proponer soluciones a uno de los problemas más urgentes de nuestra época. Las directrices contienen puntos valiosos que ofrecerán ayuda en los esfuerzos de las organizaciones para asegurar el cuidado y el uso de los recursos
naturales para producir alimentos y ayudar a eliminar el hambre abordando las causas principales. El CSA es un nuevo espacio internacional con más normas democráticas que permite que las organizaciones populares desafíen las fórmulas y resoluciones de las IFI.

Éste es el primer paso para democratizar los procesos de toma de decisiones relacionadas con la alimentación y la agricultura a nivel internacional.
Abril también es el mes de las luchas campesinas internacionales. La Vía Campesina ha hecho un llamamiento a todos sus miembros y aliados, movimientos de pescadores, organizaciones de trabajadores agrícolas, grupos medioambientales, organizaciones de mujeres y movimientos de justicia social para ofrecer una resistencia popular masiva hacia el acaparamiento de tierras, el control corporativo sobre la tierra y los recursos naturales, y para defender la agricultura familiar a pequeña escala y la producción alimentaria como el modelo más sostenible social, económica y medioambientalmente en cuanto al uso de recursos y al asegurar el derecho a la alimentación a todos y todas. ¡Pasemos a la acción!

Sofia Monsalve, FIAN Internacional

Cuadros

Cuadro 1

Formación agroecológica para la soberanía alimentaria

“Luchamos por una educación que nos enseñe a pensar, no a obedecer”. Paulo Freire

Alimentando el pensamiento crítico

La inmensa mayoría de los jóvenes procedentes del medio rural se ven marginados en todos los aspectos del sistema educativo, y las escasas oportunidades de las que disponen para estudiar se dan en instituciones que reproducen la perspectiva transnacional de la agricultura, un modelo que va en contra de los intereses de las familias de pequeños agricultores. Mientras que las principales universidades continúan expidiendo títulos de lo que denominan “técnicos” o “ingenieros” que se dedican a promover el negocio agrícola, desde 2006 La Vía Campesina ha desarrollado experiencias únicas en formación agroecológica para hombres y mujeres jóvenes, campesinas y campesinos, indígenas, trabajadores rurales y otras personas excluidas por la sociedad, con el fin de que una nueva generación de activistas de la soberanía alimentaria pueda construir satisfactoriamente el sistema alimentario que necesitamos desesperadamente. Estos espacios son el resultado directo de la lucha social, surgidos tras esfuerzos ingentes y movilizaciones en defensa de una educación que dignifique el medio de vida rural, y se basan en una educación popular centrada en los principios filosóficos y pedagógicos que detallamos a continuación:

Principios filosóficos:

La educación a través y para la transformación social; la educación a través y para la diversidad; la educación a través y para el trabajo y la cooperación, y la educación a través y para la sublevación.                                            

Principios teóricos:

Práctica/Teoría/Práctica: la educación popular se basa en el diálogo entre la acción, la reflexión y la acción meditada. La verdadera formación tiene lugar cuando la sociedad experimenta una transformación.

Educación/Aprendizaje: Existe una relación dialéctica y horizontal entre los educadores y los aprendientes, en la que ambos enseñan y aprenden a partir de un diálogo sin jerarquías.

Diálogo de Saberes: solo a través de la diversidad de ideas, perspectivas y propuestas, pueden las personas llegar a entender el mundo que las rodea.

Investigación contextualizada, participativa y basada en la acción: Las investigaciones llevadas a cabo se relacionan de manera directa con las necesidades de los estudiantes, sus familias y comunidades, así como con la lucha por la soberanía alimentaria.

La cosecha

Los espacios de formación agroecológica mencionados anteriormente, que tienen lugar en el marco de La Vía Campesina están empezando a cosechar sus primeros frutos: nuevas experiencias pedagógicas, distintos métodos de diálogo democrático y, lo más importante, hombres y mujeres jóvenes que entienden la soberanía alimentaria como la plataforma necesaria para transformar su realidad. Y, mientras que otros muchos espacios de formación tienen que consolidarse todavía, ya hay cientos de actividades educativas permanentes que se desarrollan en la base de los movimientos sociales rurales. A través de todo el mundo, la juventud formula y responde a la pregunta: ¿qué hemos de hacer para alcanzar la soberanía alimentaria?

Agroecología en acción

Agroecología en acción 1

Reproducción e intercambio de semillas    

Las prácticas históricas de reproducción de semillas en los predios y de intercambio con los vecinos y vecinas constituyen estrategias clave para la soberanía alimentaria y la agroecología, que hacen posible la construcción, el desarrollo y el mantenimiento de sistemas alimentarios diversificados, complejos, autónomos y más resistentes.

La reproducción de semillas permite contar con las cantidades que cada familia o predio necesita, así como plantar en el momento que consideren más apropiado, lo que posibilita integrar en el sistema productivo la dinámica familiar y las condiciones del tiempo. Además, como dice Blanca, integrante de la Red de Semillas Nativas y Criollas de Uruguay: “Cuando producís tu propia semilla, la semilla viene «garantida», porque sabes lo que estás plantando y cuál va a ser su comportamiento.” Como la semilla se ha desarrollado en los predios en un diálogo constante con los/as productores/as y el ambiente, su manejo resulta más sencillo y está mejor adaptada a las condiciones locales, lo que la vuelve más resistente y menos dependiente de insumos.  Las semillas así producidas se pueden plantar con diversos fines: se pueden utilizar para producir alimentos para la familia y la comunidad, para los animales y como abono verde.

Como dice Pablo, también integrante de la Red en el departamento de Tacuarembó, Uruguay: “El intercambio es fundamental porque si un año la pierdes sabes que el vecino o vecina la tiene. De esa forma, la comunidad nunca la pierde del todo. Por eso el trabajo en grupo y en red es fundamental.” En el caso de la Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas, la existencia de 24 grupos locales ha posibilitado recuperar, reproducir e intercambiar semillas en condiciones diversas, enriqueciendo los sistemas productivos agroecológicos.

La autonomía no se construye a nivel individual, sino a nivel grupal-comunitario y en el intercambio con otros grupos y comunidades. La práctica del intercambio alimenta además las relaciones entre vecinos y vecinas y el tejido social tanto comunitario, como regional y nacional. Por eso para la Red es tan importante la organización de diversas formas de encuentro a lo largo del año: encuentros de grupos, de referentes grupales a nivel nacional, encuentros regionales; y cada dos años un encuentro nacional de todos y todas los integrantes. Estos encuentros siempre van acompañados de una fiesta o celebración donde se intercambian semillas y saberes.

Lo más importante para dar continuidad a este proceso de co-evolución con las semillas es la permanencia de la gente en el campo. Por ello es fundamental la lucha y la resistencia para que la gente pueda vivir y producir en el campo, en su territorio.

Agroecología en acción 2

Agroecología como modelo de producción

Ramrati Devi es una pequeña agricultora de Gorakhpur, Uttar Pradesh. Su marido fue agricultor, pero como muchos otros agricultores de la India, abandonó su trabajo debido a los bajos rendimientos que generaron pérdidas cosecha tras cosecha. Entonces, Ramrati decidió tomar las riendas. Se convirtió en miembro del Frente de Pequeños Agricultores y Agricultores Marginales, o Laghu Seemant Krishak Morcha, de Uttar Pradesh. Allí aprendió las prácticas de la agroecología. Con las técnicas de la agricultura ecológica ha conseguido cambiar las cosas para su familia. Unas prácticas sencillas, como realizar cultivos múltiples en su explotación de un acre, han producido grandes rendimientos y una gran variedad de alimentos. Cultiva hasta treinta y dos variedades distintas de cultivos, como trigo, mostaza, caña de azúcar, ajo, cilantro, espinacas y patatas, para el consumo diario de su familia.  Los doce miembros de su familia dependen de los alimentos de su explotación.  Ramrati es ahora un modelo a seguir y predica los beneficios de las prácticas agroecológicas.

Además de hacer hincapié en la sostenibilidad del entorno y la inclusión social mediante marcos participativos, los modelos agroecológicos han producido unos resultados económicos impresionantes en cuanto a rendimiento, productividad, nutrición y eficiencia. También contribuyen de forma considerable a la soberanía y la seguridad alimentaria. Los modelos agroecológicos están redefiniendo la relación entre agricultores, agricultura y naturaleza, donde en lugar de máquinas, las familias campesinas trabajan con alegría; en lugar de insumos externos muy costosos, sólo se utilizan insumos de la propia explotación como biopesticidas y biofertilizantes; donde el monocultivo es sustituido por la biodiversidad; y donde las agricultoras tienen un estatus igual al de sus compañeros agricultores, para quienes la siembra, el desherbado, las escardas y las cosechas son sus fortalezas.

La agroecología se está convirtiendo con rapidez en un paradigma agrícola dominante para los pequeños agricultores sin recursos de todo el mundo. Los agricultores están adoptando esta técnica no sólo para su supervivencia, sino también para resistir al modelo agrícola corporativo impulsado mediante la revolución verde, y después, mediante la revolución genética. En esta época de aumento de costes de producción, de adeudamiento y de suicidios a gran escala, los agricultores tienen que decidirse por cambiar sus prácticas agrícolas hacia un modelo holístico y ecológico.  La diversidad de los modelos agroecológicos que se están realizando en la India les ofrece esta opción en forma de Agricultura Natural, Agricultura de Presupuesto Cero, Permacultura, Agricultura Ecológica, Rishi Kheti. No obstante, la agricultura ecológica basada en la agroecología es distinta del modelo agrícola ecológico neoliberal que están fomentando las mismas corporaciones que prosperaron con las tecnologías de la revolución verde, haciendo que el agricultor sea dependiente de insumos externos no sostenibles y costosos.

Es necesario que muchos más agricultores como Ramrati Devi difundan el paradigma agroecológico para vencer a la agricultura neoliberal capitalista y centrada en la exportación, que ha puesto en peligro la supervivencia de millones de agricultores pequeños y marginales en la India y en todo el mundo.

Cuadros

Cuadro 1

Agricultura climáticamente inteligente: el principal eje impulsor de la Economía Verde[1]

Una iniciativa original de la FAO y apoyada por el Banco Mundial, la agricultura climáticamente inteligente (ACI) afirma que “alcanzar la seguridad alimentaria y responder a los retos del cambio climático son dos objetivos que deben alcanzarse juntos” y “es por eso que la agricultura, la pesca y la silvicultura en los países en vías de desarrollo deben someterse a una considerable transformación[2]”.

A nivel superficial, la ACI puede parecer una iniciativa positiva. Pero si observamos los detalles de lo que se considera como ACI, nos damos cuenta de que es, en esencia, un proyecto para cambiar de nombre la agricultura industrial, denominándola “climáticamente inteligente”. La ACI intenta borrar de forma deliberada los límites entre la soberanía alimentaria agroecológica controlada  por campesinos y la agricultura controlada por corporaciones. Por ejemplo, no reconoce que es el sistema alimentario corporativo el que crea las emisiones de dióxido de carbono, ni reconoce la necesidad urgente de separarse por completo de este sistema para orientarse hacia una agroecología basada en el campesinado para resolver la crisis climática.

La ACI pone la agricultura en manos del agronegocio, e incluso le premia por ello. Varios de los principales agronegocios como Monsanto (OGM), Yara (fertilizante) y Walmart (gigante minorista) están todos apoyando la ACI. Monsanto está afirmando que la agricultura genéticamente modificada es climáticamente inteligente porque ayuda a la agricultura de no laboreo y a la tolerancia a la sequía. Sin embargo, como ya sabemos por experiencia desde hace décadas, los OGM aumentan el uso de agrotóxicos, promueven una agricultura corporativa y, además, no ha producido ni una sola característica útil para la adaptación al cambio climático.

Asimismo, la ACI apoya a que la agricultura forme parte de los programas de compensación de carbono, que supondrá otro factor más para la expropiación de terrenos a los pequeños productores de alimentos, sobre todo en el Sur Global. Además, carga injustamente a quienes son más vulnerables a la crisis climática[3], pero que menos han contribuido a ella, con su mitigación, ampliando también el mercado del carbono y su uso para especulación financiera[4].

La ACI intenta enmascarar y ocultar la necesidad de una reforma agraria auténtica. También oculta y miente sobre el problema de la escasez de tierras y de recursos naturales.  La tierra y los recursos naturales son muy escasos únicamente para los campesinos y los pequeños agricultores a causa de los acaparamientos que llevan a cabo las corporaciones[5].  Muchos gobiernos consideran interesante la ACI y están tomando parte en sus iniciativas. Movilicémonos para detenerles.


[1] Ver el Boletín Nyéléni número 10, de junio de 2012, sobre la Economía verde.

[2] http://www.fao.org/climate-smart-agriculture/72610/en

[3] Carta abierta de la sociedad civil sobre la alianza global por la agricultura climaticamente inteligente, septiembre 2014

[4] y [5] Via Campesina (septiembre 2014) Desenmascarando la Agricultura Climáticamente Inteligente

Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

Las prácticas de recolección reflejan la estrategia de la comunidad por un uso sostenible de la tierra

Somneuk Buddwarn, comunidad Ban-Thap-Heua-Parak-Moo, distrito de Nayok, provincia de Trang, Tailandia

La comunidad Ban-Thap-Heua-Parak-Moo se sitúa en el sur de Tailandia y la mayoría de los residentes locales son familias de granjeros de pequeña escala. La práctica de recoger productos silvestres del bosque es un recurso importante de cara a la supervivencia alimentaria y supone un ingreso complementario. Según la estación, los productos más comunes que se pueden encontrar en el bosque son la pakria (un tipo de alubia), distintos tipos de setas, miel y brotes de bambú.

Las prácticas de recolección reflejan la estrategia de la comunidad por un uso sostenible de la tierra y su gobernanza, y los habitantes tienen que respetar y acatar las regulaciones y normas a la hora de recoger los productos silvestres del bosque. En esta comunidad, el territorio se gobierna a través de la propiedad colectiva. La mayoría del territorio se dedica al cultivo de multicereales sin usar productos químicos y se destina al consumo local y a los mercados. El monocultivo no se tolera en los residentes locales y grandes extensiones se destinan al cultivo de árboles que los autóctonos puede utilizar para sus casas o para cubrir otras necesidad y evitar así la explotación ilegal de los bosques locales.

Según Somneuk, la sostenibilidad social y ecológica es relevante en el uso de la tierra y el bosque, y durante muchas décadas las comunidades locales en la zona han demostrado que la gente puede vivir en armonía con los bosques y la naturaleza. Pero les preocupan las percepciones negativas que los funcionarios estatales tienen, pues creen que los habitantes del pueblo no pueden coexistir con el bosque y la naturaleza.

Escudándose en este prejuicio, el gobierno trata de separar a las comunidades locales de la naturaleza, tal y como resulta evidente en el plan modelo del bosque nacional que el gobierno militar introdujo poco después del golpe de Estado de 2014. El plan permite a las autoridades gubernamentales que confisquen las tierras de los habitantes locales y que desahucien a dichos habitantes sin necesidad de un proceso justo. Un reto urgente para el pueblo de Ban-Thap-Heua-Parak-Moo es que los funcionarios estatales se den cuenta y sean conscientes de qué entienden las comunidades locales por sostenibilidad y que su estilo de vida es armonioso con la naturaleza.

Voces desde el campo 2

«No significa no»


Jefe Joseph Chio Johnson, del Consejo de Mayores, clan Jogbah, distrito número 4, condado de Grand Bassa, Liberia

Durante los últimos tres años mi pueblo y yo nos hemos reunido con la empresa Equatorial Palm Oil (EPO) para debatir su plan de hacerse con nuestro terreno y convertirlo en una plantación de aceite de palma. Nos hemos reunido más de veinticinco veces y todas y cada una de las veces hemos dicho ‘No’ a su petición de nuestra tierra. Nos reunimos con su Excelencia la presidenta Ellen Johnson Sirleaf en 2014 y le rogamos que le dijese a la empresa que nos dejase en paz.

La empresa ha proseguido con las reuniones e insiste en que entreguemos nuestra tierra. El 3 de noviembre de 2015 les dijimos que no queríamos reunirnos más con ellos: para nosotros ‘No significa no’. La empresa dice que quiere ayudarnos a que nos ‘desarrollemos’. Pero cuando paso por su plantación veo que la gente allí no vive ni trabaja en mejores condiciones que nosotros. Veo cómo sus hijos lavan la ropa sucia en el arroyo y veo cómo sus mujeres cogen agua del arroyo cercano para cocinar con ella. La mayoría de la gente vive en cabañas de paja; algunos viven en casa con tejado de metal.
Estoy contento de que todavía tengamos nuestra tierra. Nosotros cultivamos nuestra propia comida. Con nuestra tierra siempre tendremos nuestra libertad y nuestra dignidad. No quiero su desarrollo, el que dejaría a mi pueblo y a mí sin tierra.

Fotos y más información (incluida una petición para ayudar al clan Jogbah para proteger su territorio) disponibles aquí.

Voces desde el campo 3

Ley Montoro, ¿sentencia para la vida en los pueblos?

Daniel Boyano Sotillo, Colectivo El Huerto del Pozo, España

La Ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local, conocida como Ley Montoro, en vigor desde el 1 de enero de 2014 sin el diálogo y consenso previo con las Administraciones afectadas, tendrá un efecto devastador sobre las poblaciones y los territorios rurales en España.

La crisis rural actual ahora se agudiza con esta ley que fomenta el expolio y expropiación encubierta del patrimonio de los Ayuntamientos, las Entidades Locales Menores, los Concejos Abiertos* y Juntas Vecinales, verdaderos ejemplos de democracia real. Los Concejos Abiertos por ejemplo son formas de organización social para administrar los recursos naturales utilizados de vecinos y vecinas. Estos consejos no se parecen ni al Estado ni al mercado, sino que han regulado de manera comunitaria, asamblearia y directa los sistemas de recursos durante largos periodos.

Debido a esta nueva ley, los montes públicos, los bienes comunales, forestales, aguas, sus potencialidades cinegéticas, micológicas y madereras serán administrados por las Diputaciones Provinciales a través de Consorcios de Gestión que ya se están articulando en los entornos de las Grandes Empresas constructoras y de servicios en busca exclusivamente del beneficio económico. Son 4 millones de Has rurales a nivel nacional por las que el Gobierno calcula recaudar 21.000 millones de Euros. Asimismo se estima que esta ley destruirá el tejido económico local, como traerá consigo 200.000 empleos menos en el conjunto de España rural.

Por todo ello, porque se lo debemos a nuestros antepasados, a la sociedad, a la naturaleza, y por nuestros propios valores morales; la sociedad civil organizada debe luchar contra este autoritarismo. Consideramos también que se debe garantizar la continuidad de las Entidades Locales Menores y su patrimonio, así como los Concejos Abiertos, Juntas Vecinales, y las Mancomunidades voluntarias de servicios, que garantizan la participación de la sociedad mediante democracia directa.

*Más sobre el Consejo Abierto aquí.
Firma contra la Ley Montoro aquí.
Campaña Este pueblo no se vende, aquí.

Voces desde el campo 4

Los habitantes del pueblo respetan unas normas colectivas

La señora Kusuma Kampin, comunidad Huaykontha, distrito de Lom Sak, provincia de Phetchabun, Tailandia

«Sabemos qué, cuándo y cómo recolectar del bosque. En general recogemos distintos tipos de setas durante la temporada de lluvias, brotes de bambú al principio de la temporada de lluvia y gusanos de bambú y vegetales locales en verano», explica Kusuma cuando se le pregunta por las prácticas de recogida de productos del bosque local.
Recoger productos forestales es todavía una fuente importante de alimento y supervivencia para los lugareños de la comunidad Huaykontha. Se trata eminentemente de alimento y de un pequeño ingreso en la economía familiar. No hay «reglas» escritas con relación a las prácticas de recolección, pero todos los lugareños tienen que respetar ciertas normas colectivas, por ejemplo: no recoger todos los brotes de bambú y dejar por lo menos uno para que siga creciendo; hacer agujeros en el bambú para extraer los gusanos, pero no cortarlo.

Huaykontha está situada en una zona polémica en la que los funcionarios del gobierno han acusado a los lugareños de invasión ilegal y tener asentamientos en el bosque, pero los autóctonos alegan que llevan viviendo allí desde mucho tiempo antes de que dicho terreno se declarase reserva. Desde el golpe de estado militar de mayo de 2014, los lugareños han sido sometidos cada vez más a amenazas e intimidación por parte de los funcionarios estatales. Estos han tratado de limitar el acceso de los lugareños a la tierra y a su explotación, especialmente de las tierras agrícolas, y han introducido duras penas para la recolección de productos silvestres del bosque. Sin embargo, debido a la alta cohesión de la comunidad y a las medidas de precaución (incluyendo una vigilancia regular del desplazamiento de los funcionarios en la zona), los autóctonos pueden seguir llevando a cabo sus prácticas tradicionales.

La llegada de foráneos para recolectar productos silvestres del bosque también supone una preocupación para la comunidad Huaykontha. Los foráneos recolectan con un objetivo comercial y lo hacen de una forma destructiva que degrada y agota el bosque, y además proporcionan a los funcionarios estatales la justificación para acusar a los residentes de las comunidades de destruir el bosque e imponer así las duras penas. Según Kusuma, «esta gente viene y va, pero nosotros vivimos en la comunidad, sus prácticas nos ocasionan muchos problemas. El papel del Estado debería ser el de proteger y apoyar el estilo de vida y la supervivencia de los lugareños, pero no lo hacen. Siempre creen que nosotros somos los criminales. Nunca tratan de entender que nuestro modo de vida es sostenible, ese es el problema».

Voces desde el campo 5

Aprendí a ser el portavoz del bosque

Jean François Mombia Atuku, Coordinador General RIAO, República Democrática del Congo

Pasé mi más tierna infancia en el río Congo. Me encantaba coger mi canoa y pasar de una orilla a otra. Y como los niños del bosque, conocía los árboles y las distintas plantas. Conocía hasta el más nimio detalle del río.

Me encantaba el río, pero también el bosque; por eso quiero defenderlo ante las amenazas que plantean las empresas de todo tipo que trabajan con las más absoluta impunidad en mi país, la República Democrática del Congo. Aprendí a hablar en nombre del bosque cuando trabajaba para las comunidades Pygmy en el pueblo de Boteka.
En todas las provincias bañadas por el Congo existe una gran presión sobre los recursos naturales, y las comunidades se enfrentan a amenazas serias a la hora de poner alimentos sobre la mesa de sus casas. Las empresas destruyen los bosques y los campos y especies muy nutritivas, como las orugas, van camino de extinguirse. Aún así estas orugas son la base de la alimentación de estas comunidades y desempeñan un papel cultural relevante en sus vidas.

La gente en nuestros pueblos vive principalmente de la agricultura, pero en los últimos años, se ha vuelto muy difícil la práctica de la agricultura dado que se ha robado mucha tierra a nuestras comunidades para entregársela a multinacionales como Unilever y Feronia. Tenemos que recuperar esta tierra o será aún más difícil alimentar a nuestra gente. La lucha de RIAO y de sus miembros es muy importante para parar las desigualdades y poner fin al colonialismo en los campos de la RDC.

Voces desde el campo 6

Los bosques no se reducen a plantar y talar, hay más

Vincent Magnet, Nature sur un Plateau, Limousin, Francia

Me llamo Vincent, tengo 40 años y trabajo como voluntario en una asociación local, Nature sur le Plateau. Esta trabaja en la meseta de Millevaches, una colina de granito de tamaño medio. Tiene pocos habitantes y está situada en el centro de Francia. Nuestro territorio tiene mucho bosque (54%).

Los bosques de árboles han reemplazado a los páramos como resultado del éxodo rural. Estos bosques de árboles toman dos formas: árboles caducifolios han brotado rápidamente y se han plantado monocultivos de vastas masas de árboles perennes (coníferas). Actualmente, se está llevando a cabo un masivo desmonte en ambos casos.

Existe un desconocimiento general sobre los bosques de árboles y los bosques en general, así como sobre la manera en que gestionarlos adecuadamente. Nuestra asociación propuso a los funcionarios locales que se asignase a la asociación una zona de cuatro hectáreas de bosque de coníferas públicas durante un periodo largo de tiempo. De esta menare se podría gestionar de distintas maneras y, a través de ellas, mostrar a la población local que los bosques de árboles no se reducen únicamente a plantar y cosechar.

Existen muchos argumentos a favor de tener bosques de árboles continuos, mixtos (caducifolios y perennes) sin que se produzca una tala sistemática total:

• Desde un punto de vista ecológico, al talar árboles viejos de aquí y de allí mantenemos el bosque como está y preservamos su biodiversidad. El pequeño espacio libre que se genera en el bosque lo rellenan rápidamente los árboles jóvenes que crecen por debajo. Se ha demostrado que los bosques perennes mixtos y estratificados son mucho más resilientes ante los distintos riesgos are (tormentas, plagas, sequías, enfermedades).

• Desde un punto de vista económico, siempre resulta más rentable cortar talar árboles viejos y de mayor calidad. El volumen de árbol incrementa a un ritmo superior en la segunda mitad de su vida y el material es de mejor calidad. Sin la tala completa, los bosques no tienen que volver a crecer desde cero cada vez, por lo que se produce madera de forma continua y permanente.

• Por último, desde un punto de vista social, el colectivo de asesoramiento de bosques de árboles crea muchos puestos de trabajo que se aceptan bien y además también se pagan bien. La creación de empleo en las industrias locales vinculadas a la Madera también puede generar rápidamente auténtica riqueza local mientras se preserva la calidad y la diversidad de los ecosistemas forestales.

Cuadros

Cuadro 1

¿Por qué son los comunales relevantes para la soberanía alimentaria?

Los comunales hacen referencia a formas de riqueza, capacidades, espacios y recursos que se usan, manejan y gobiernan de forma colectiva para el beneficio de muchos. En ellos se incluyen, por ejemplo, tierras de cultivo, humedales, bosques, pastos, laderas de colinas, arroyos, ríos, lagos, la costa y recursos vinculados. Las tierras de cultivo y de pasto pueden gestionarse de forma comunitaria, a pesar de los derechos de las familias a parcelas específicas de terreno, que se reconocen y se respetan como tales. También hay derechos de pasto para pastores. De forma semejante, los pescadores a pequeña escala no poseen zonas litorales, pesca o lechos marinos, pero estos bienes comunales son cruciales para su supervivencia. Los comunales a menudo están determinados culturalmente, y en muchas comunidades se contemplan las semillas, los alimentos silvestres y las hierbas, los peces, los animales y el conocimiento tradicional como bienes comunales. En cualquier parte del mundo, las comunidades agrícolas, silvícolas, pescadoras, marinas, nómadas e indígenas han desarrollado y puesto en práctica sistemas de compartir, regir de forma colectiva sus bienes comunales naturales y regenerarlos.

Los bienes comunales son fundamentales para la soberanía alimentaria. Los comunales no comprenden únicamente «recursos» físicos, sino que son igualmente relevantes las relaciones sociopolíticas entre las distintas comunidades productoras de comida y el valioso conocimiento sobre los hábitats, los recursos genéticos, las rutas migratorias (para peces y ganado), la capacidad de adaptación ante los desastres y los imprevistos, etc. Como salvadoras de semillas y bibliotecas andantes de conocimiento sobre la biodiversidad local y los sistemas alimentarios, a menudo las mujeres están conectadas más íntimamente a los bienes comunales que los hombres. Cuando los comunales se destruyen o se privatizan, la población local pierde el acceso a los entornos relevantes para buscar comida, cosechar, pastar, cazar, pescar y regenerar la biodiversidad. Los pueblos indígenas bien pierden por complete sus dominios ancestrales o tienen que seguir unas restricciones severas en relación a qué pueden recolectar de los bosques, los campos y el agua.

Los bienes comunales se ven amenazados constantemente por la minería, la extracción de petróleo y gas, la agricultura industrial, las presas y los regímenes de propiedad privada (también conocidos como «enclosures» [recintos/cercados]). Los bosques, pastos y humedales se convierten en monocultivos industriales o en propiedades de lujo; las fuentes de agua se desvían para alimentar el turismo, la energía y las industrias manufactureras; y el comercio-tratos de inversión proporcionan a las empresas el acceso a la biodiversidad y al conocimiento, permitiendo la biopiratería y socavando la autonomía de los pueblos indígenas y de las mujeres. Los recursos naturales se mercantilizan y se privatizan, se desmantelan las arraigadas prácticas locales del uso de los recursos de la comunidad y su gobernanza, y se niega el acceso de las comunidades a los propios ecosistemas que ellas mismas han alimentado y que las mantienen.

Hoy en día, las amenazas de los comunales se ven exponencialmente aumentadas por las crisis alimentaria, financiera y climática. Los estados, las empresas y las instituciones financieras las esgrimen como oportunidades, buscan aumentar su control sobre la riqueza natural. El mayor riesgo lo corren las tierras, los bosques, el agua, así como los recursos genéticos y el conocimiento, que tienen un gran valor a la hora de producir comida, regenerar la biodiversidad, garantizar la fertilidad del suelo y preservar la vida. Defender los comunales es una estrategia crucial para construir la soberanía alimentaria.

Cuadro 2

Productos forestales en Camboya

Las comunidades rurales en la provincia de Pursat, Camboya, se han organizado para proteger sus bosques, tierras de cultivo, arroyos, estanques y tierras comunales de las plantaciones de la agricultura industrial, las presas y la extracción de madera llevada a cabo en los últimos veinte años. Protegerlos es crucial para proteger la biodiversidad de la que dependen sus vidas y su subsistencia.

Aunque cultivan arroz y vegetales, y crían aves de corral y ganado, gran parte de su comida, de sus plantas y hierbas medicinales, y de sus utensilios domésticos provienen de los bosques locales, de las masas de agua y de los bienes comunales. La dieta tradicional rural está muy vinculada a los productos temporada y muy ligada a las prácticas culturales que se concibieron para proteger el entorno local y reforzar la solidaridad de la comunidad. Las inundaciones estacionales y los cambios medioambientales generan distintos tipos de peces, vegetales, frutos, setas, brotes y hierbas, que están disponibles a lo largo del año. La pesca, la recolección de frutos silvestres, setas, brotes de bambú, hierbas y atrapar insectos comestibles y arañas sigue siendo un recurso común para cubrir las necesidad alimentarias de la familia. Los productos silvícolas también son importantes para su empleo en el hogar y para los ingresos del mismo, por ejemplo, el bambú, el mimbre, la miel, la resina y el azúcar de palma.

En algunas zonas, los residentes locales identificaron 18 tipos de frutos silvestres, cuatro clases de resina, 13 tipos de setas, 36 clases de raíces/hierbas/vides, y 14 tipos de flores/brotes/hojas silvestres. Además, también identificaron seis variedades de árboles de madera dura de gran valor y 13 variedades de árboles ordinarios que pueblan los bosques en sus áreas. Según la gente local, todas las variedades de árboles naturales, plantas y hierbas o céspedes (como el bambú) son esenciales para nutrir el ecosistema y son fundamentales para mantener y regenerar la biodiversidad.