Voces desde el campo 1
Las prácticas de recolección reflejan la estrategia de la comunidad por un uso sostenible de la tierra
Somneuk Buddwarn, comunidad Ban-Thap-Heua-Parak-Moo, distrito de Nayok, provincia de Trang, Tailandia
La comunidad Ban-Thap-Heua-Parak-Moo se sitúa en el sur de Tailandia y la mayoría de los residentes locales son familias de granjeros de pequeña escala. La práctica de recoger productos silvestres del bosque es un recurso importante de cara a la supervivencia alimentaria y supone un ingreso complementario. Según la estación, los productos más comunes que se pueden encontrar en el bosque son la pakria (un tipo de alubia), distintos tipos de setas, miel y brotes de bambú.
Las prácticas de recolección reflejan la estrategia de la comunidad por un uso sostenible de la tierra y su gobernanza, y los habitantes tienen que respetar y acatar las regulaciones y normas a la hora de recoger los productos silvestres del bosque. En esta comunidad, el territorio se gobierna a través de la propiedad colectiva. La mayoría del territorio se dedica al cultivo de multicereales sin usar productos químicos y se destina al consumo local y a los mercados. El monocultivo no se tolera en los residentes locales y grandes extensiones se destinan al cultivo de árboles que los autóctonos puede utilizar para sus casas o para cubrir otras necesidad y evitar así la explotación ilegal de los bosques locales.
Según Somneuk, la sostenibilidad social y ecológica es relevante en el uso de la tierra y el bosque, y durante muchas décadas las comunidades locales en la zona han demostrado que la gente puede vivir en armonía con los bosques y la naturaleza. Pero les preocupan las percepciones negativas que los funcionarios estatales tienen, pues creen que los habitantes del pueblo no pueden coexistir con el bosque y la naturaleza.
Escudándose en este prejuicio, el gobierno trata de separar a las comunidades locales de la naturaleza, tal y como resulta evidente en el plan modelo del bosque nacional que el gobierno militar introdujo poco después del golpe de Estado de 2014. El plan permite a las autoridades gubernamentales que confisquen las tierras de los habitantes locales y que desahucien a dichos habitantes sin necesidad de un proceso justo. Un reto urgente para el pueblo de Ban-Thap-Heua-Parak-Moo es que los funcionarios estatales se den cuenta y sean conscientes de qué entienden las comunidades locales por sostenibilidad y que su estilo de vida es armonioso con la naturaleza.
Voces desde el campo 2
«No significa no»
Jefe Joseph Chio Johnson, del Consejo de Mayores, clan Jogbah, distrito número 4, condado de Grand Bassa, Liberia
Durante los últimos tres años mi pueblo y yo nos hemos reunido con la empresa Equatorial Palm Oil (EPO) para debatir su plan de hacerse con nuestro terreno y convertirlo en una plantación de aceite de palma. Nos hemos reunido más de veinticinco veces y todas y cada una de las veces hemos dicho ‘No’ a su petición de nuestra tierra. Nos reunimos con su Excelencia la presidenta Ellen Johnson Sirleaf en 2014 y le rogamos que le dijese a la empresa que nos dejase en paz.
La empresa ha proseguido con las reuniones e insiste en que entreguemos nuestra tierra. El 3 de noviembre de 2015 les dijimos que no queríamos reunirnos más con ellos: para nosotros ‘No significa no’. La empresa dice que quiere ayudarnos a que nos ‘desarrollemos’. Pero cuando paso por su plantación veo que la gente allí no vive ni trabaja en mejores condiciones que nosotros. Veo cómo sus hijos lavan la ropa sucia en el arroyo y veo cómo sus mujeres cogen agua del arroyo cercano para cocinar con ella. La mayoría de la gente vive en cabañas de paja; algunos viven en casa con tejado de metal.
Estoy contento de que todavía tengamos nuestra tierra. Nosotros cultivamos nuestra propia comida. Con nuestra tierra siempre tendremos nuestra libertad y nuestra dignidad. No quiero su desarrollo, el que dejaría a mi pueblo y a mí sin tierra.
Fotos y más información (incluida una petición para ayudar al clan Jogbah para proteger su territorio) disponibles aquí.
Voces desde el campo 3
Ley Montoro, ¿sentencia para la vida en los pueblos?
Daniel Boyano Sotillo, Colectivo El Huerto del Pozo, España
La Ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local, conocida como Ley Montoro, en vigor desde el 1 de enero de 2014 sin el diálogo y consenso previo con las Administraciones afectadas, tendrá un efecto devastador sobre las poblaciones y los territorios rurales en España.
La crisis rural actual ahora se agudiza con esta ley que fomenta el expolio y expropiación encubierta del patrimonio de los Ayuntamientos, las Entidades Locales Menores, los Concejos Abiertos* y Juntas Vecinales, verdaderos ejemplos de democracia real. Los Concejos Abiertos por ejemplo son formas de organización social para administrar los recursos naturales utilizados de vecinos y vecinas. Estos consejos no se parecen ni al Estado ni al mercado, sino que han regulado de manera comunitaria, asamblearia y directa los sistemas de recursos durante largos periodos.
Debido a esta nueva ley, los montes públicos, los bienes comunales, forestales, aguas, sus potencialidades cinegéticas, micológicas y madereras serán administrados por las Diputaciones Provinciales a través de Consorcios de Gestión que ya se están articulando en los entornos de las Grandes Empresas constructoras y de servicios en busca exclusivamente del beneficio económico. Son 4 millones de Has rurales a nivel nacional por las que el Gobierno calcula recaudar 21.000 millones de Euros. Asimismo se estima que esta ley destruirá el tejido económico local, como traerá consigo 200.000 empleos menos en el conjunto de España rural.
Por todo ello, porque se lo debemos a nuestros antepasados, a la sociedad, a la naturaleza, y por nuestros propios valores morales; la sociedad civil organizada debe luchar contra este autoritarismo. Consideramos también que se debe garantizar la continuidad de las Entidades Locales Menores y su patrimonio, así como los Concejos Abiertos, Juntas Vecinales, y las Mancomunidades voluntarias de servicios, que garantizan la participación de la sociedad mediante democracia directa.
*Más sobre el Consejo Abierto aquí.
– Firma contra la Ley Montoro aquí.
– Campaña Este pueblo no se vende, aquí.
Voces desde el campo 4
Los habitantes del pueblo respetan unas normas colectivas
La señora Kusuma Kampin, comunidad Huaykontha, distrito de Lom Sak, provincia de Phetchabun, Tailandia
«Sabemos qué, cuándo y cómo recolectar del bosque. En general recogemos distintos tipos de setas durante la temporada de lluvias, brotes de bambú al principio de la temporada de lluvia y gusanos de bambú y vegetales locales en verano», explica Kusuma cuando se le pregunta por las prácticas de recogida de productos del bosque local.
Recoger productos forestales es todavía una fuente importante de alimento y supervivencia para los lugareños de la comunidad Huaykontha. Se trata eminentemente de alimento y de un pequeño ingreso en la economía familiar. No hay «reglas» escritas con relación a las prácticas de recolección, pero todos los lugareños tienen que respetar ciertas normas colectivas, por ejemplo: no recoger todos los brotes de bambú y dejar por lo menos uno para que siga creciendo; hacer agujeros en el bambú para extraer los gusanos, pero no cortarlo.
Huaykontha está situada en una zona polémica en la que los funcionarios del gobierno han acusado a los lugareños de invasión ilegal y tener asentamientos en el bosque, pero los autóctonos alegan que llevan viviendo allí desde mucho tiempo antes de que dicho terreno se declarase reserva. Desde el golpe de estado militar de mayo de 2014, los lugareños han sido sometidos cada vez más a amenazas e intimidación por parte de los funcionarios estatales. Estos han tratado de limitar el acceso de los lugareños a la tierra y a su explotación, especialmente de las tierras agrícolas, y han introducido duras penas para la recolección de productos silvestres del bosque. Sin embargo, debido a la alta cohesión de la comunidad y a las medidas de precaución (incluyendo una vigilancia regular del desplazamiento de los funcionarios en la zona), los autóctonos pueden seguir llevando a cabo sus prácticas tradicionales.
La llegada de foráneos para recolectar productos silvestres del bosque también supone una preocupación para la comunidad Huaykontha. Los foráneos recolectan con un objetivo comercial y lo hacen de una forma destructiva que degrada y agota el bosque, y además proporcionan a los funcionarios estatales la justificación para acusar a los residentes de las comunidades de destruir el bosque e imponer así las duras penas. Según Kusuma, «esta gente viene y va, pero nosotros vivimos en la comunidad, sus prácticas nos ocasionan muchos problemas. El papel del Estado debería ser el de proteger y apoyar el estilo de vida y la supervivencia de los lugareños, pero no lo hacen. Siempre creen que nosotros somos los criminales. Nunca tratan de entender que nuestro modo de vida es sostenible, ese es el problema».
Voces desde el campo 5
Aprendí a ser el portavoz del bosque
Jean François Mombia Atuku, Coordinador General RIAO, República Democrática del Congo
Pasé mi más tierna infancia en el río Congo. Me encantaba coger mi canoa y pasar de una orilla a otra. Y como los niños del bosque, conocía los árboles y las distintas plantas. Conocía hasta el más nimio detalle del río.
Me encantaba el río, pero también el bosque; por eso quiero defenderlo ante las amenazas que plantean las empresas de todo tipo que trabajan con las más absoluta impunidad en mi país, la República Democrática del Congo. Aprendí a hablar en nombre del bosque cuando trabajaba para las comunidades Pygmy en el pueblo de Boteka.
En todas las provincias bañadas por el Congo existe una gran presión sobre los recursos naturales, y las comunidades se enfrentan a amenazas serias a la hora de poner alimentos sobre la mesa de sus casas. Las empresas destruyen los bosques y los campos y especies muy nutritivas, como las orugas, van camino de extinguirse. Aún así estas orugas son la base de la alimentación de estas comunidades y desempeñan un papel cultural relevante en sus vidas.
La gente en nuestros pueblos vive principalmente de la agricultura, pero en los últimos años, se ha vuelto muy difícil la práctica de la agricultura dado que se ha robado mucha tierra a nuestras comunidades para entregársela a multinacionales como Unilever y Feronia. Tenemos que recuperar esta tierra o será aún más difícil alimentar a nuestra gente. La lucha de RIAO y de sus miembros es muy importante para parar las desigualdades y poner fin al colonialismo en los campos de la RDC.
Voces desde el campo 6
Los bosques no se reducen a plantar y talar, hay más
Vincent Magnet, Nature sur un Plateau, Limousin, Francia
Me llamo Vincent, tengo 40 años y trabajo como voluntario en una asociación local, Nature sur le Plateau. Esta trabaja en la meseta de Millevaches, una colina de granito de tamaño medio. Tiene pocos habitantes y está situada en el centro de Francia. Nuestro territorio tiene mucho bosque (54%).
Los bosques de árboles han reemplazado a los páramos como resultado del éxodo rural. Estos bosques de árboles toman dos formas: árboles caducifolios han brotado rápidamente y se han plantado monocultivos de vastas masas de árboles perennes (coníferas). Actualmente, se está llevando a cabo un masivo desmonte en ambos casos.
Existe un desconocimiento general sobre los bosques de árboles y los bosques en general, así como sobre la manera en que gestionarlos adecuadamente. Nuestra asociación propuso a los funcionarios locales que se asignase a la asociación una zona de cuatro hectáreas de bosque de coníferas públicas durante un periodo largo de tiempo. De esta menare se podría gestionar de distintas maneras y, a través de ellas, mostrar a la población local que los bosques de árboles no se reducen únicamente a plantar y cosechar.
Existen muchos argumentos a favor de tener bosques de árboles continuos, mixtos (caducifolios y perennes) sin que se produzca una tala sistemática total:
• Desde un punto de vista ecológico, al talar árboles viejos de aquí y de allí mantenemos el bosque como está y preservamos su biodiversidad. El pequeño espacio libre que se genera en el bosque lo rellenan rápidamente los árboles jóvenes que crecen por debajo. Se ha demostrado que los bosques perennes mixtos y estratificados son mucho más resilientes ante los distintos riesgos are (tormentas, plagas, sequías, enfermedades).
• Desde un punto de vista económico, siempre resulta más rentable cortar talar árboles viejos y de mayor calidad. El volumen de árbol incrementa a un ritmo superior en la segunda mitad de su vida y el material es de mejor calidad. Sin la tala completa, los bosques no tienen que volver a crecer desde cero cada vez, por lo que se produce madera de forma continua y permanente.
• Por último, desde un punto de vista social, el colectivo de asesoramiento de bosques de árboles crea muchos puestos de trabajo que se aceptan bien y además también se pagan bien. La creación de empleo en las industrias locales vinculadas a la Madera también puede generar rápidamente auténtica riqueza local mientras se preserva la calidad y la diversidad de los ecosistemas forestales.