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¿Se debería hablar de sobrepesca?

Durante los últimos 20/30 años, la mayoría de los debates acerca de la pesca marítima han girado en torno a la sobrepesca y se ha debatido especialmente en el hemisferio norte. El Banco Mundial y la FAO destacaron en su informe Sunken Billions (Los miles de millones hundidos) de 2008 la sobreexplotación de los océanos a nivel mundial para justificar una mayor adopción de Sistemas de Gestión de Pesca dirigidos por los Estados a nivel internacional, regional y nacional, como parte de las reformas pesqueras a favor de la sostenibilidad. El Objetivo 14 de Desarrollo Sostenible de la ONU exige acabar con la sobrepesca por la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada con una gestión pesquera basada en datos científicos y pide también reducir los subsidios a la pesca. La Organización Mundial del Comercio ha ido más allá en las negociaciones pesqueras para limitar los subsidios a la pesca, con la utilización más flagrante de argumentos medioambientales para asegurar los mercados de las empresas pesqueras occidentales. Así, el concepto de Sobrepesca y la necesidad de una Reforma Pesquera constituyen un concepto dominante a nivel mundial al que deben hacer frente las comunidades pesqueras tradicionales.

El problema no recae en la pesca tradicional a pequeña escala, sino en la pesca industrial y en la mercantilización del pescado. El gran capital creó grandes cadenas de suministro y de valor de productos pesqueros en los países occidentales, que alimentaron la intensificación tecnológica y se centraron en la explotación de una sola especie como los buques atuneros palangreros, arrastreros camaroneros, etc. Los argumentos en contra de la sobrepesca se basan en gran medida en las evaluaciones de stocks de peces y en los modelos de rendimiento máximo sostenible (RMS) que históricamente han evolucionado en la gestión de los recursos hídricos y forestales[1], con una relevancia cuestionable para la pesca. El uso de RMS para restringir la actividad pesquera también se originó en EE. UU. para asegurar el control de las pesquerías en el océano Pacífico en contra de las flotas[2]  japonesas durante la era posterior a la Segunda Guerra Mundial. Esto sirve para mostrar el trasfondo geopolítico histórico del discurso solapado de la sobrepesca y las reformas pesqueras.

En India la tendencia histórica de las políticas pesqueras desde los años 70 ha sido ampliar y explotar los recursos pesqueros más allá de las 12 millas náuticas (denominada pesca de altura) en la Zona Económica Exclusiva (ZEE)[3], para obtener ingresos por exportación y divisas, lo que se promovió como Desarrollo y Modernización de las Pesquerías. Se importaron barcos pesqueros, se fomentaron las empresas conjuntas de empresas indias y multinacionales en los años 70 y se concedieron licencias de pesca directas a los barcos extranjeros para faenar en la ZEE de India en los años 80, que se desregularon todavía más tras las reformas económicas neoliberales de 1991. India fue testigo de las protestas masivas de las comunidades pesqueras en contra de estas políticas encabezadas por el Foro Nacional de Pescadores (National Fishworkers Forum, NFF por sus siglas en inglés), y el gobierno tuvo que retirar la política de concesión de licencias en 1994. A partir del 2004 las políticas de India empezaron a un lenguaje sobre medioambiente explícito, invocando la necesidad de conservar los recursos pesqueros y reanudando la promoción de la tecnología de la pesquería de altura como “desarrollo sostenible”, y abogando a la vez por las reformas pesqueras. El documento del Banco Mundial del 2011 titulado Transiciones por un Desarrollo Sostenible en la Pesca Marítima India estableció un calendario claro para la implementación de las “reformas pesqueras” por fases. En la última década, el Gobierno indio ha argumentado que existe sobrepesca en los mares hasta las 12 millas náuticas, donde se producen demasiados conflictos entre pescadores y promueve las pesquerías de altura intensivas con mucho capital (más allá de las 12 millas náuticas) como una vía de escape. Ha puesto en marcha planes de pesquerías de altura que incluyen a los palangreros y a los buques de red de enmalle de fondo mecanizados y con subsidios que se centran especialmente en las especies de atún y cuyo coste supera los 140.000 $. El gobierno anima al capital privado a invertir en buques nodriza de alta mar, plantas de procesado de productos pesqueros en tierra, así como a la venta online con envíos a domicilio a través de empresas de nueva creación financiadas por capitalistas de riesgo. Se han invertido fondos públicos en infraestructuras de apoyo, como una red de puertos de pesca de altura, seafood parks, etc. en todos los estados costeros. Las iniciativas políticas basadas en la producción, que India emprendió a partir de la década de 1950 con el camarón marino como materia prima principal, se repiten con el atún en esta era de la Economía Azul. Se trata de un caso donde la historia se repite como una tragedia y una farsa.

Según la Constitución de India, la pesca está catalogada como materia estatal, que depende del gobierno provincial. En la última década, varios estados costeros han modificado sus respectivas leyes estatales de regulación de la pesca marítima. El gobierno indio también ha intentado legislar para regular la pesca marítima en la ZEE de India, la última vez con el proyecto de ley de pesca marítima de India del 2021 durante el confinamiento por la COVID. A esto se opusieron el NFF y la comunidad pesquera en general. Este ha introducido un sistema de gobernanza de registros de embarcaciones, licencias de pesca con normas estrictas y amplios poderes para los funcionarios encargados de aplicar las normas. En general, supone un ataque a las instituciones de gobernanza consuetudinarias no reconocidas, así como a la separación constitucional de poderes entre los gobiernos de la Unión y de los estados, promoviendo a la vez las instituciones de seguridad y defensa marítimas. La «reforma pesquera» en India representa la centralización y la militarización de la gobernanza pesquera, que aleja aún más el poder de la población.

En el contexto de la Economía Azul, el capital terrestre está expandiendo e intensificando cada vez más sus tentáculos sobre los recursos costeros y marinos con diferentes componentes industriales que incluyen los puertos, el transporte marítimo, las zonas económicas costeras, los hidrocarburos en alta mar, el turismo, la desalinización, las energías renovables, etc. En el marco de la gran narrativa de la Economía Azul, la pesca marítima se contempla como un sector industrializado de aguas profundas. Las consecuencias inevitables son la criminalización y la desposesión constante de los pescadores tradicionales de los bienes comunes costeros y oceánicos. El objetivo de la economía azul es, en última instancia, vaciar los mares de los pescadores de captura marina y dejar paso a estos sectores.

En conclusión, el debate sobre la sobrepesca se ha centrado en los recursos pesqueros. Considera los recursos pesqueros como meras mercancías que hay que explotar y regular a través de herramientas tecno-gerenciales dirigidas por el Estado. En cambio, la relación de las comunidades pesqueras tradicionales con la costa y el mar es de hogar y de la pesca como un medio de vida. La lucha contra el debate de la sobrepesca no se limita a reclamar una parte de los recursos pesqueros mundiales para los pescadores. Va más allá del «derecho a pescar», puesto que se trata de reclamar nuestra condición de administradores de las costas y los océanos. Los pescadores no reclaman los mares como un bien suyo, sino que pertenecen al mar. El lema del Foro Mundial de los Pueblos Pescadores, «Nosotros somos el océano», surge de este espíritu de pertenencia. Los pescadores no pueden permitir que se les arrebate esta pertenencia mediante mitologías intelectuales como la sobrepesca.


[1] Naveen Namboothri and Madhuri Ramesh. «Maximum sustainable yield: a myth and its manifold effects.» Economic and Political Weekly 53, no. 41 (2018): 58-63.

[2] Liam and Alejandro Colas.» Capitalism and the sea: the maritime factor in the making of the modern world». Verso Books, 2021.

[3] La zona económica exclusiva (ZEE) es un área donde los Estados soberanos tienen jurisdicción sobre los recursos.

Boletín núm. 47 – Editorial

Pescadores artesanales: Luchas y movilizaciones

Ilustración: Cara Penton, @CaraPenton

Las Naciones Unidas ha declarado el año 2022 como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales (AIPAA 2022) para resaltar la importancia de la pesca y acuicultura artesanal.

Durante los últimos diez años y todavía más desde la pandemia, han proliferado las iniciativas sobre la economía azul. En 2021, la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de la ONU anticipó el concepto de «Alimentos Azules», que hace referencia principalmente a la acuicultura. En 2021 el Comité de Pesca de la FAO adoptó medidas sin precedentes para avanzar en la acuicultura, creando así la «Declaración de Shanghái» redactada por WorldFish, actores de la industria y partes interesadas.

AIPAA también da a conocer la pesca artesanal. Algunas personas prefieren el término pesca a pequeña escala, pero sea cual sea el término utilizado, esta constituye la forma de vida que proporciona alimento e ingresos a más de cien millones de personas en todo el mundo. No obstante, se está produciendo un progresivo acaparamiento de los territorios y los recursos de los pescadores: desde el programa de la economía azul que se extiende desplazando a las personas en nombre de la conservación (Zonas Marinas Protegidas, ZMP) hasta inversiones a gran escala en piscicultura,  la expansión de puertos para favorecer un mayor comercio internacional, hasta las voladuras y perforaciones sin precedentes para extraer petróleo y gas, son ejemplos de desarrollo contemporáneo que sigue despojando a las comunidades pesqueras. Esperamos que AIPAA sea el año para que los pescadores de todo el mundo aumenten su resistencia y movilice a las masas para solicitar la restitución y la regeneración de la naturaleza.

Transnational Institute y FIAN International

Boletín núm. 0 – Editorial

Tierra

Ilustración, Damien Glez para Afronline

¡Buenos vientos para el boletín Nyéléni!
Tras el Foro Internacional por la Soberanía Alimentaria llevado a cabo en Mali en febrero del 2007, los movimientos sociales que dieron luz a esta iniciativa han decidido crear una herramienta de comunicación e intercambio con el objetivo de continuar con la lucha por la soberanía alimentaria y defender los derechos de grupos desfavorecidos como los campesinos y campesinas, pescadores, pueblos indígenas y todos aquellos que viven del pastoreo.
La situación de estos grupos continúa en deterioro debido a las continuas amenazas de un capitalismo cada vez más inhumano. A los ya existentes problemas de la época actual se les puede añadir una nueva ola de acaparamiento de tierras, realidad que el Banco Mundial ha intentado legitimar en su último informe. Es por lo tanto urgente que los movimientos sociales se reagrupen para reforzar alianzas y así poder hacer frente todas aquellas ofensas del neoliberalismo que hasta ahora no han tenido precedentes en la historia de la humanidad.
Este boletín tiene como objetivo aportar un grano de arena al edificio de resistencia que se construirá para poder enfrentarse a las empresas transnacionales, al Banco Mundial y a sus aliados. Instamos a todas las organizaciones y movimientos comprometidos con la lucha por la soberanía alimentaria a que se embarquen con nosotros en este gran viaje.

Ibrahim Coulibali, presidente de CNOP (Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas de Mali) y miembro del Comité Coordinador Internacional de Vía Campesina

Boletín núm. 1 – Editorial

Cambio climático

Ilustración, Anna Loveday-Brow

¡Juntos crearemos miles de Cancún por el cambio!
El diálogo internacional se encuentra paralizado a causa de la incapacidad de los países industrializados para asumir su responsabilidad histórica, pero nuestros movimientos siguen adelante con soluciones reales para el cambio climático. En todo el mundo, campesinos y campesinas, pescadores y pescadoras, pastores, pastoras y pueblos indígenas están articulando y adoptando soluciones: sociedades que no se basan en el alto consumo de combustibles fósiles, que protegen los bosques y que ejercen la soberanía alimentaria. Cada vez se unen a ellos más movimientos de comunidades y trabajadores del mundo industrializado, que reconocen el daño que el consumo excesivo y el control de las corporaciones empresariales han causado a su bienestar. El hecho de que estas cuestiones vayan a ser trasladadas de Cochabamba a Cancún da fe de la fuerza, integridad y cohesión de los movimientos por la justicia
climática y la soberanía alimentaria. Pero también habrá que afrontar verdaderos retos. Se han puesto sobre la mesa propuestas que podrían socavar la capacidad de la gente para realizar los cambios urgentes que se necesitan. Los proyectos de compensación REDD (Reducción de Emisiones de Carbono causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques), el MDL (Mecanismo para un Desarrollo Limpio) y la geoingeniería son soluciones inconsistentes que han surgido a causa de las grandes empresas que se están apropiando del debate climático. Esta edición del boletín pone de relieve la necesidad que tenemos de tomar el futuro de nuestro planeta en nuestras manos. ¡Juntos podemos crear miles de Cancún por el cambio!

Kirtana Chandrasekaran, Coordinadora del programa de Soberanía Alimentaria, Amigos de la Tierra Internacional

Boletín núm. 2 – Editorial

Ganadería industrial

Ilustración, Anna Loveday-Brow

Ganadería industrial: la base del sistema de comida basura.

No hay símbolo más contundente del control casi absoluto que ejerce el sistema agroalimentario mundial (del acaparamiento de tierras a la venta al menudeo de alimentos carísimos), que los criaderos industriales que provocan extensa contaminación y epidemias generalizables en regiones enteras — y una altísima emisión de gases con efecto de invernadero—, por producir la comida que le destinan a los pobres: aglutinado de carnes «baratas», de muy dudosa calidad, cuyos costos en realidad ni se contabilizan. Fueron impuestos a la humanidad sumiéndonos en esta crisis de varias crisis. En la abultada cuenta de calamidades de los criaderos industriales, el monocultivo de soya transgénica con agrotóxicos para alimentar a los animales encarcelados promueve que todo vuelva a los mismos bolsillos a costa del planeta. Pero los pueblos abrimos más y más espacios para intentar entender juntos. Eso es muy subversivo.
Porque en la longevidad de la memoria, producir nuestros propios alimentos, a nuestros modos campesinos, termina siendo nuestra autonomía más primordial, desde donde los pueblos con nuestros modos y saberes permaneceremos, y tal vez consigamos enfriar el planeta, alcanzar la justicia y una vida digna del futuro.

GRAIN

Boletín núm. 3 – Editorial

Semillas campesinas – derechos y poder

Ilustración, Anna Loveday-Brown

El proceso milenario de creación de la diversidad en el campo ha dado lugar al desarrollo de bases jurídicas para asegurar el ejercicio de los derechos colectivos que permiten una continua coevolución. Los Estados-naciones tienen la responsabilidad de determinar cómo se deben utilizar y distribuir los recursos naturales, qué derechos rigen el acceso, uso y control, y quiénes son los titulares de estos derechos.

Hoy en día, las relaciones de poder en el interior de los Estados-naciones y entre los Estados han cambiado la naturaleza de estos derechos, imponiendo Derechos de Propiedad Intelectual a las semillas y tratando de invalidar los derechos colectivos que las comunidades o los campesinos y campesinas han ostentado y que con el tiempo se han convertido en una norma. Ante la violación de los derechos colectivos, como aquellos que garantizaban o aún garantizan el acceso, uso y control de la tierra, el agua y la biodiversidad, es legítimo ejercer actos de autodefensa, aunque estos violen las normas. La recuperación de la autonomía y la soberanía en la gestión de los recursos genéticos por parte de los pequeños productores alimentarios es un instrumento fundamental para adaptar la producción a las necesidades de la población mundial y a los incesantes cambios de los ecosistemas. Y al TIRFAA, esto debe ser explicado.

Antonio Onorati, Presidente de Crocevia y Coordinador internacional del CPI para la Soberanía Alimentaria

Boletín núm. 4 – Editorial

Volatilidad y mercados

Ilustración, Anna Loveday-Brown

Una nueva crisis de precios alimentarios: ha llegado la hora de colocar a las personas en el centro del sistema alimentario. Niveles crónicos y persistentes del hambre en aumento. Una demanda creciente ante recursos renovables al borde del colapso. Patrones de consumo y de desperdicios insostenibles.

Cultivos que se desvían de la alimentación hacia el combustible. Vulnerabilidad extrema. Caos climático. Inestabilidad política y disturbios por los alimentos. Mercados organizados contra la mayoría y a favor de una minoría. Espirales de precios alimentarios…El sistema alimentario dominante no está funcionando. Porque es un sistema adaptado a un mercado en el que el poder adquisitivo es más importante que los derechos, en el que los alimentos, la tierra, el agua y otros recursos se han reducido a meras mercancías. Es un sistema en el que el poder de decisión sobre quién produce qué, cómo, para quién o por quien recae en un puñado de empresas, y en el que se han retirado ostensiblemente las políticas públicas para regular los mercados agrícolas o financieros. Este sistema ahora colisiona con sus propios límites. Hunde a mil millones de productores y consumidores en la pobreza y no acomete las consecuencias ecológicas de un sistema alimentario defectuoso. Aumentan las desigualdades, y se arrebatan los derechos fundamentales a las personas. Ante la segunda crisis grave de precios alimentarios de los últimos tres años, algunos gobiernos han perdido su fe en la capacidad de los mercados internacionales para suministrar los alimentos necesarios.

La comunidad internacional se ve forzada a abordar el problema. Sin embargo, sigue sin reconocer las causas principales de la crisis persistente y sin dar respuestas coordinadas y coherentes que vayan más allá de la defensa de intereses a corto plazo. Ha llegado la hora de colocar a las personas en el centro del sistema alimentario. En un sistema
semejante, se logra el suministro de alimentos gracias a una agricultura ecológica resiliente y de pequeña escala, que produzca alimentos suficientes y necesarios para todos.

Las políticas deberían asentarse en el derecho a la seguridad alimentaria, nutricional y ecológica. Los pequeños productores de alimentos y las Organizaciones de la Sociedad Civil claman por los cambios radicales necesarios mediante la movilización de fuerzas y la contribución al debate para transformar políticas a escala nacional e internacional.

Thierry Kesteloot, Oxfam-Solidarity

Boletín núm. 5 – Editorial

Nyéléni Europa

Caminamos hacia Krems, marchamos hacia la soberanía alimentaria de los pueblos.
En Europa, más de mil fincas agrícolas, con sus gentes que las hacen posibles, desaparecen cada día. La perdida de biodiversidad cultivada no deja de aumentar. Las mejores tierras están pasando a manos del capital financiero que es el mismo que especulando con los alimentos dispara las crisis de precios alimentarios. La población europea desconfía
cada vez más de un sistema alimentario que periódicamente pone en jaque su salud…
Estas son algunas de las graves consecuencias de un sistema alimentario global basado en un modelo neoliberal insostenible, manejado por transanacionales y mercados financieros. Las políticas agrícolas vigentes en Europa han sido desarrollada siguiendo la estela de las doctrinas de la Organizaciòn Mundial del Comercio. Y, fundamentalmente, la PAC se ha transformado de un mecanismo para garantizar la seguridad alimentaria en el continente a un instrumento sin vocación política, dejando la regulación agraria al albedrío de la pura competencia neo-liberal, donde siempre ganan las multinacionales y siempre pierde el pequeño campesinado de Europa y de otros muchos países. Ya es hora de cambiar, ya es hora de volver a colmar de política la falsa democracia en la que nos encontramos.

Y la Soberanía Alimentaria debe de ser considerada el marco de las políticas agrícolas en Europa y en el Mundo. Los productores y productoras a pequeña escala, con su agricultura campesina -y diga lo que diga la agroindustria- son los únicos que pueden alimentar a la población preservando la riqueza de nuestro planeta para las futuras generaciones.
Mientras la política y los intereses económicos persisten en el camino equivocado, en toda Europa, las ciudadanas y los ciudadanos se organizan para retomar el control de sus sistemas alimentarios y agrícolas: movimientos para la multiplicación de las semillas, organizaciones contra los transgénicos, jóvenes campesinos y campesinas reactivando
el campo, cooperativas de producción-distribución-consumo, son algunas de las muchas alternativas que se construyen desde Europa. El Foro Nyéléni 2011 ofrecerá la posibilidad de una reflexión colectiva sobre estas iniciativas emergentes, y cómo podemos trabajar juntos y juntas más eficazmente. En Austria fortalecermos los pilares con los que construimos el movimiento europeo por la Soberanía Alimentaria.

Javier Sanchez, ECVC y Comité de Pilotaje de Nyéléni Europa

Boletín núm. 9 – Editorial

Acaparamiento de tierras

Ilustración: Anna Loveday-Brow

«Como estemos parados y plantados sobre nuestra tierra, determina la fuerza de los latidos del corazón de nuestros hijos y hijas.» Poolly Koutchak, Unalakleet, Alaska

En abril, el Banco Mundial está organizando de nuevo su conferencia anual sobre la tierra y la pobreza. Será un gran evento que reunirá a la burocracia internacional, representantes de gobiernos, académicos importantes, algunas ONGs y el sector privado. Bajo el título La gobernanza de la tierra es un entorno cambiante, debatirán, entre otros temas,
cómo abordar los desafíos de la gobernanza surgidos de la gran inversión agrícola.
Hablando en plata, cómo puede continuar el sector privado con la apropiación de las tierras y las aguas de los pueblos mientras pretenden que ayudan a los pobres.
También en abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) llevará a cabo un proceso de consulta sobre el mejor uso de los recursos naturales para impulsar los estándares de vida en países en desarrollo. El FMI busca volver a evaluar su asesoramiento político sobre el uso de recursos naturales en el desarrollo debido a la creciente importancia de los
recursos naturales en muchas economías. A pesar de las desastrosas consecuencias, las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) continúan ejerciendo un mandato de facto en la gobernanza internacional de las tierras y los recursos naturales. Este es un papel totalmente ilegítimo. Un pequeño grupo de países ricos que defienden intereses
empresariales y financieros particulares junto con sus tecnócratas que piensan que pueden tomar decisiones sobre nuestras tierras y territorios.

Pero ya empiezan a desafiar este papel dominante: el 9 de marzo, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) completó las negociaciones intergubernamentales de las Directrices voluntarias de la FAO sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional. Con
el éxito de estas negociaciones tras un proceso participativo de casi tres años, el CSA ha demostrado tener la capacidad de reunir negociaciones multilaterales con una participación social amplia para debatir y proponer soluciones a uno de los problemas más urgentes de nuestra época. Las directrices contienen puntos valiosos que ofrecerán ayuda en los esfuerzos de las organizaciones para asegurar el cuidado y el uso de los recursos
naturales para producir alimentos y ayudar a eliminar el hambre abordando las causas principales. El CSA es un nuevo espacio internacional con más normas democráticas que permite que las organizaciones populares desafíen las fórmulas y resoluciones de las IFI.

Éste es el primer paso para democratizar los procesos de toma de decisiones relacionadas con la alimentación y la agricultura a nivel internacional.
Abril también es el mes de las luchas campesinas internacionales. La Vía Campesina ha hecho un llamamiento a todos sus miembros y aliados, movimientos de pescadores, organizaciones de trabajadores agrícolas, grupos medioambientales, organizaciones de mujeres y movimientos de justicia social para ofrecer una resistencia popular masiva hacia el acaparamiento de tierras, el control corporativo sobre la tierra y los recursos naturales, y para defender la agricultura familiar a pequeña escala y la producción alimentaria como el modelo más sostenible social, económica y medioambientalmente en cuanto al uso de recursos y al asegurar el derecho a la alimentación a todos y todas. ¡Pasemos a la acción!

Sofia Monsalve, FIAN Internacional

Cuadros

Cuadro 1

Formación agroecológica para la soberanía alimentaria

“Luchamos por una educación que nos enseñe a pensar, no a obedecer”. Paulo Freire

Alimentando el pensamiento crítico

La inmensa mayoría de los jóvenes procedentes del medio rural se ven marginados en todos los aspectos del sistema educativo, y las escasas oportunidades de las que disponen para estudiar se dan en instituciones que reproducen la perspectiva transnacional de la agricultura, un modelo que va en contra de los intereses de las familias de pequeños agricultores. Mientras que las principales universidades continúan expidiendo títulos de lo que denominan “técnicos” o “ingenieros” que se dedican a promover el negocio agrícola, desde 2006 La Vía Campesina ha desarrollado experiencias únicas en formación agroecológica para hombres y mujeres jóvenes, campesinas y campesinos, indígenas, trabajadores rurales y otras personas excluidas por la sociedad, con el fin de que una nueva generación de activistas de la soberanía alimentaria pueda construir satisfactoriamente el sistema alimentario que necesitamos desesperadamente. Estos espacios son el resultado directo de la lucha social, surgidos tras esfuerzos ingentes y movilizaciones en defensa de una educación que dignifique el medio de vida rural, y se basan en una educación popular centrada en los principios filosóficos y pedagógicos que detallamos a continuación:

Principios filosóficos:

La educación a través y para la transformación social; la educación a través y para la diversidad; la educación a través y para el trabajo y la cooperación, y la educación a través y para la sublevación.                                            

Principios teóricos:

Práctica/Teoría/Práctica: la educación popular se basa en el diálogo entre la acción, la reflexión y la acción meditada. La verdadera formación tiene lugar cuando la sociedad experimenta una transformación.

Educación/Aprendizaje: Existe una relación dialéctica y horizontal entre los educadores y los aprendientes, en la que ambos enseñan y aprenden a partir de un diálogo sin jerarquías.

Diálogo de Saberes: solo a través de la diversidad de ideas, perspectivas y propuestas, pueden las personas llegar a entender el mundo que las rodea.

Investigación contextualizada, participativa y basada en la acción: Las investigaciones llevadas a cabo se relacionan de manera directa con las necesidades de los estudiantes, sus familias y comunidades, así como con la lucha por la soberanía alimentaria.

La cosecha

Los espacios de formación agroecológica mencionados anteriormente, que tienen lugar en el marco de La Vía Campesina están empezando a cosechar sus primeros frutos: nuevas experiencias pedagógicas, distintos métodos de diálogo democrático y, lo más importante, hombres y mujeres jóvenes que entienden la soberanía alimentaria como la plataforma necesaria para transformar su realidad. Y, mientras que otros muchos espacios de formación tienen que consolidarse todavía, ya hay cientos de actividades educativas permanentes que se desarrollan en la base de los movimientos sociales rurales. A través de todo el mundo, la juventud formula y responde a la pregunta: ¿qué hemos de hacer para alcanzar la soberanía alimentaria?