Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

Bangladesh un ejemplo de Migración Climática

Golam Sorowor, secretario de Finanzas de BAFLF

Bangladesh es un país densamente poblado, el cual es una clara víctima de la explotación global respecto a los impactos de cambio climático. Estos impactos ya incluyen la rápida expansión de salinidad en el suelo debido a la elevación de los niveles del mar, inundaciones por mareas, mareas de tormenta, incremento de temperaturas, lluvias fuertes, inundaciones repentinas, sequías, deslizamientos de tierra y erosión de ríos.

Las consecuencias del cambio climático son que agricultores y comunidades rurales están experimentando un aumento de la inseguridad de sustento, desnutrición, desempleo, pobreza, tráfico de personas, migración forzada, como también crisis respecto a la tierra, agua y alimento. Más de la mitad del área de Bangladesh está apenas 5 m sobre el nivel del mar. Una suba de 1 m en el nivel del mar sumergiría una quinta parte del país y transformaría a unos 30 millones de personas en “refugiados climáticos”.

El tema refugiados climáticos será uno problema principal en las décadas por venir en Bangladesh.

Muchas de las principales ciudades ya están bajo presión, particularmente la capital Dhaka. En 1974 la población de Dhaka era 177.000; en 2017 llegó a 1.8 millones. En 2035 será 3,5 millones (informe del Banco mundial). Dos mil personas vienen cada día de diferentes partes del país en búsqueda de trabajo y albergue.

Las 10 ciudades más peligrosas del mundo debido al cambio climático incluyen a Dhaka. Los refugiados del clima global enfrentarán fronteras cada vez más protegidas, como es el caso de la India, que está militarizando su frontera con Bangladesh por lo que hoy en día ya se reportan muertes cada mes.

La agricultura en Bangladesh es altamente dependiente de factores climáticos. Un ciclón puede destruir un volumen significativo de la cosecha de estación.

El ciclón Sidr destruyó casi el 95% de los cultivos en distritos costeros cuando se estrelló contra Bangladesh en 2007 (ABD, 2013). El ciclón Aila inundó casi 200.000 acres de tierra de agricultura con agua salada (97.000 acres en Aman están totalmente arruinados y 300.000 personas fueron desplazadas (243.000 hogares han sido completamente devastados.)

Aumento en la salinidad del suelo y temperaturas máximas llevarán a un descenso en el rendimiento del arroz.

Un cambio en la temperatura podría también reducir la producción de papas en más de un 60%,

La inundación repentina de 2017 en Haar rebajó la producción de arroz en más de 15.8 millones de toneladas.

La investigación ha mostrado un 69% de descenso en la producción de arroz en un pueblo costero en 18 años. Alrededor de 1/3 del área de Bangladesh es influenciada por mareas en la Bahía de Bengal.

Para abordar las crisis ambiental y de alimentos, el gobierno promueve agronegocios privados, mayor inversión en semillas, fertilizantes y maquinarias, adoptando semillas híbridas e imponiendo OGM en nombre de la seguridad alimentaria. Bangladesh ya ha liberado el primer cultivo OGM btBrinjal en 2014,: Una papa OGM está en camino y el gobierno anunció planes para la comercialización del primer arroz de ingeniería genética Golden Rice en 2018. Todo esto en lugar de proteger campesinos y apoyar la agricultura agroecológica de pequeña escala.

La estrategia del Banco Mundial y otros donantes internacionales para la “seguridad alimentaria” corporativa es una estrategia riesgosa para la agricultura en el contexto del cambio climático. El verdadero interés detrás de esta política es permitir a las compañías transnacionales de semillas y químicos acceder a mercados agrícolas en Bangladesh. Por lo tanto, es importante promocionar el derecho de los agricultores a las semillas y empoderar comunidades rurales para que puedan proteger sus propios sustentos.

Asegurar la soberanía alimentaria es la mejor alternativa a la política agrícola actual en Bangladesh.

Cambio Climático, Soberanía Alimentaria y Agricultura abarcan cuestiones multidimensionales de política de bienestar humano, manejo ambiental y buena gestión.

Por consiguiente, cualquier estrategia para abordar la Soberanía Alimentaria y Agricultura Sostenible integrando el cambio climático debería considerar medios de subsistencia como componente integral.

Voces desde el campo 2

La esclavitud moderna de las recolectoras de fresas

Mohammed Hakach, Fédération Nationale du Secteur Agricole, Marruecos

Han sido necesarios más de 10 años para que saliera a la luz la realidad de miles de trabajadoras agrícolas marroquíes. Una realidad marcada por el sufrimiento, el aislamiento, la explotación y los diferentes tipos de acoso. Las mujeres rurales marroquíes son explotadas «legalmente» en el marco de la inmigración llamada «circular», a través de la agencia ANAPEC y bajo la tutela del Ministerio de Trabajo, para trabajar temporalmente en las freseras del sur de España. El calvario de estas mujeres, condenadas a las fresas, comienza con la contratación y termina con las condicionesinclementes de trabajo y estancia. Para ser contratadas, la patronal agraria española exige condiciones que recuerdan al comercio de esclavos de la Isla de Gorea en Senegal. La candidata debe ser joven, madre de hijos menores de 13 años, tener las manos agrietadas, un aspecto rural y una talla adecuada para el tamaño del invernadero. En cuanto a las condiciones de trabajo, de alojamiento y de salario, tanto los relatos de las víctimas, como los reportajes delos medios de comunicación, cuentan lo mismo: se trata de esclavitud moderna. La Fédération Nationale du Secteur  Agricole a través de su Organización de las Mujeres del Sector Agrícola no ha cesado de denunciar los abusos que sufren las trabajadoras agrícolas inmigrantes. La Fédération considera insostenible la situación actual, siendo los primeros responsables el Estado marroquí y el Estado español.

Voces desde el campo 3

Una carta de una madre

Las cartas escritas por migrantes son una fuente valiosa de información sobre su situación, viajes y el abuso que soportan. También son un aspecto importante de literatura de migración. Varias cartas de despedida se han encontrado en los bolsillos de migrantes ahogados en el Mediterráneo o de migrantes angustiados mientras en prisión. Elegimos esta carta enviada por una madre a una asociación de ayuda a migrantes luego de ser separada de su hijo en la frontera de los EEUU.

Soy Claudia. Mi historia inició cuando crucé el rio el 21 de mayo de 2018, este día me agarró migración. Yo venía con mi hijo Kevin, nos tomaron los datos y nos llevaron a la Helera y allí pasamos tres horas y luego nos trasladaron a otro lugar que le dicen a la Perrera. Ahí estuve con mi hijo, él estaba muy preocupado, me decía que no quería esta comida, y que estamos presos. Y el 23 del ese mismo mes me separaron de él con mentiras y esto me dolió mucho porque no me despedí de mi hijo.  Solo le dije que me llevaban a hacer unos exámenes, pero en realidad iba a la corte criminal y supuestamente al regreso de la corte volvíamos a reunirnos con ellos y no fue así. Yo lloraba mucho, sentía que me volvía loca y que faltaba algo en mi vida, no estaba completa. Me trasladaron a Laredo, allí pase 12 días; y luego a Taylor ya tengo 24 días, me negaron mi creíble y voy a ver al juez. Pero no es justo, tanto tiempo mi hijo sigue detenido. Uno viene a este país a pedir asilo, no que lo metan preso como criminal y que te quiten a tu hijo todo este tiempo. Solo hemos hablado tres veces y la última vez me dijo que está triste y que cuando vamos a estar juntos y eso me parte el alma. Queremos justicia y que nos reúnan con nuestros hijos pronto. Somos seres humanos y hay muchas madres sufriendo.

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El Nakba Palestino; un proceso en marcha de desplazamiento y exilio.

Aghsan Albarghouti Unión de Comisiones de Trabajo en Agricultura, Palestina

Setenta largos años han pasado desde la Nakba Palestina de 1948 donde más de 700,000 palestinos fueron forzados a dejar sus tierras, granjas y hogares y buscar refugio en campamentos diseminados a través del West Bank, La Franja de Gaza y países árabes vecinos.

Hoy se cuentan por millones la población de refugiados palestinos y están dispersos en numerosas ciudades alrededor del mundo.

Pasaron 70 años y el Nakba continúa. Continúa mientras miles de palestinos son desplazados por la fuerza de sus tierras y hogares, no solamente en Palestina sino en países vecinos.

Continúa mientras refugiados palestinos en Irak y Siria han sido forzados a dejar sus hogares muchas veces a través de los años. Continúa como un reflejo de las dificultades y duras condiciones bajo las cuales los refugiados viven en el Líbano.

La Nakba continúa con la ocupación en desarrollo del West Bank y la Franja de Gaza, con la política Israelí de despojo y demolición de casas, con las guerras que Israel ha estado librando contra los Palestinos que viven en La Franja de Gaza; con los asentamientos que continúan siendo construidos en tierras Palestinas; con agresión de colonos sancionado por el Estado de ocupación y con el intento de atrincherar el control Israelí sobre la ciudad ocupada de Jerusalén y expulsar los habitantes palestinos de la ciudad.

La recientemente promulgada ley estatal de nación de Israel es otro reflejo de  la continuación de la violencia original contra la población Palestina indígena. Esta ley sanciona las siempre existentes políticas de Israel de apartheid y busca deshacerse más la tierra de su población palestina original como continúa realizando el Estado Israel de ocupación.

Claramente, la continuación del Nakba contra el pueblo Palestino dentro y fuera de Palestina necesita acción colectiva y verdadera solidaridad hacia el logro de justicia que incluye el retorno de refugiados a sus hogares, y la libertad de nuestra tierra.

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Crisis y luchas como sobrevivir al muérdago

Foro de pescadores de Pakistán, miembro de WFFP

La palabra “Migrante» es una señal de tragedia, y la lucha de los migrantes por respirar puede compararse a la de un árbol que lucha por sobreponerse al muérdago (Amarbail). Ser un migrante no es un crimen, pero ellos se ven forzados a vivir peor que los reclusos en todo el mundo.

En Karachi hay un número importante de migrantes (especialmente bengalíes y birmanos) que viven cerca del mar en las proximidades de la zona industrial. La mayoría trabajan como obreros en profesiones relacionadas con la pesca. Su crisis comienza por la lucha por obtener una Tarjeta Nacional de Identidad (TNI), un requisito previo para tener acceso oficial a derechos humanos básicos, como la educación, la atención sanitaria y mejores empleos.

La escasez de oportunidades de obtención de ingresos para los pescadores migrantes hace que vivan muy por debajo del umbral de la pobreza en Pakistán. El motivo principal es no tener TNI. No se les permite optar a empleos públicos, ni salir a navegar para pescar. El único medio que les queda de ganarse el pan es trabajar como obreros en los barcos o pelando gambas en sus casas sin ninguna cobertura legal. Su situación el legal les impide obtener salarios dignos. 

La única atención sanitaria a la que tienen acceso es un servicio externo en los hospitales. Sin tarjeta de identidad los hospitales no admiten a los pacientes graves ni pueden recibir sangre de los bancos de sangre.  Los hijos de los migrantes se ven obligados a abandonar la escuela después de la primaria, y en pleno siglo XX son empujados al analfabetismo. Con la introducción de nuevas restricciones en la admisión a las escuelas primarias, incluso sus esperanzas de educación primaria se están desvaneciendo. Esta ley viola radicalmente las obligaciones del estado: «El estado proporcionará educación gratuita y obligatoria a todos los niños «.

Debido a la falta de educación, empleos y otras necesidades básicas, para satisfacer sus necesidades económicas sus jóvenes se involucran en el tráfico de drogas y la delincuencia callejera.

La generación actual de pescadores en Pakistán no está formada por migrantes. Están aquí por la migración de sus antepasados. Al negarse a emitir las tarjetas de identidad, la NADRA (la autoridad nacional responsable de las bases de datos y las inscripciones) parece ir en contra de la ley 1951 de ciudadanía paquistaní, que declara que «toda persona nacida en Pakistán después de la entrada en vigor de esta ley será un ciudadano de Pakistán por nacimiento».

Las comunidades bengalíes consideran que sus vecinos son acogedores y les dan apoyo para resolver problemas cotidianos. La sociedad pakistaní es muy hospitalaria, pero los poderes públicos están negando a los migrantes la posibilidad de integrarse en la sociedad.

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Trabajadores temporeros migrantes en el sur de Italia

Unione Sindicale di Base, Italia

El sindicato italiano Unione Sindicale di Base(USB) tiene como objetivo representar, defender y promover los derechos de los hombres y mujeres trabajadores/as y oponerse a la fragmentación de las luchas de los trabajadores poniendo en contacto y sindicando a los trabajadores en sur territorios.

En Italia, los trabajadores agrícolas temporeros (muchos de los cuales son migrantes procedentes de África y Oriente Medio) se enfrentan a condiciones extremas de explotación, represión y discriminación racial. Esto es instigado por un modelo industrial de producción que depende de la explotación de los trabajadores agrícolas y de los campesinos. En Italia la situación se agrava aún más por una ley de inmigración derechista que obliga a los migrantes a tener un contrato de trabajo para poder obtener un permiso de residencia temporal. Esto crea un mercado negro en el cual los trabajadores migrantes se ven obligados a aceptar condiciones de trabajo inhumanas con la esperanza de no ser deportados.

En el sur de Italia, especialmente en las regiones de Puglia, Basilicata y Calabria, los trabajadores temporeros migrantes se dedican principalmente a la recogida de cítricos, tomates y aceitunas, dependiendo de la temporada. Viven hacinados en condiciones inhumanas, hacinados en campamentos, fábricas abandonadas y cobertizos. Trabajan por dos euros por hora en condiciones extremas y están sujetos a violencia e intimidación. Una de las últimas víctimas fue un sindicalista y trabajador maliense de 29 años de edad, Soumalia Sacko, asesinado en la llanura de Gioia Tauro cerca de Reggio Calabria. Soumalia estaba buscando tejas para las chozas con dos compatriotas cuando le dispararon en la cabeza. 

Este trágico acontecimiento llevó ala USB a organizar múltiples movilizaciones en varias ciudades italianas para exigir justicia y reivindicar los derechos de los trabajadores. Los medios de comunicación nacionales dieron cobertura a esta historia, que propició el inicio de conversaciones entre la USB y los Ministerios de Agricultura y de Trabajo.

Los trabajadores, al igual que los campesinos, son el último eslabón de la cadena de producción y a menudo los agricultores se ven obligados a explotar a los trabajadores porque están atrapados en el engranaje de producción.

La posición innovadora presentada por USB y la vía Campesina, apoyados por Crocevia, no toma partido ni por los campesinos ni por los trabajadores, sino que reúne a ambos grupos y los une en la lucha contra un modelo de producción que, al explotar a los campesinos y negarles unos ingresos dignos, conduce a la explotación de los trabajadores temporeros migrantes.

Soumahoro Aboubakar dice: «Reclamamos que se reconozcan y respeten los derechos de los trabajadores, hombres y mujeres, sin importar el color de la piel. En esta llanura en Calabria, como en muchos otros territorios, los hombres y mujeres trabajadores han decidido romper las cadenas de la explotación, porque creen que todos juntos podremos  hacer valer nuestros derechos, y divididos no iremos a ninguna parte, especialmente en un contexto de «campaña del odio» permanente y sistemática.

Cuadros

Cuadro 1

Carta abierta al Foro Global de Migración y Desarrollo

A la sociedad civil,

A las instituciones multilaterales

Y a los movimientos de migrantes y refugiados:

El Colectivo Nyeleni, que promueve la soberanía alimentaria como alternativa para enfrentar la actual debacle de la migración, recoge con esperanzas las iniciativas de la sociedad civil y las proposiciones de las instituciones multilaterales para encontrarle una salida que en principio garantice la integridad humana y los derechos plenos de las y los migrantes y refugiados. Es en este sentido que manifestamos nuestra preocupación por el rumbo que ha tomado el proceso del llamado Compacto Global para la Migración, que se formalizará en Marruecos los días 10 y 11 de diciembre. Pero además presentamos nuestro posicionamiento frente a dicho proceso junto con nuestras propuestas.

Nos preocupa que el Compacto Global para la Migración se ha distanciado del tema crucial de los derechos humanos de las y los migrantes y refugiados. Efectivamente, el Compacto menciona algunos rasgos de la crisis de la migración, con eufemismos como el de “las necesidades de los migrantes en situaciones de vulnerabilidad” y “del respeto, protección y goce de los derechos humanos de todos los migrantes” pero al mismo tiempo “promoviendo la seguridad y prosperidad de nuestras comunidades”. Es decir, respeto a sus derechos, pero por encima la seguridad doméstica y la economía.

Esto es muy grave sobre todo en estos momentos que la crisis de la migración se ha convertido en una tragedia como no habíamos presenciado en la historia actual. La separación de familias en la frontera de México y Estados Unidos y el confinamiento niños y niñas migrantes en campos de concentración en Texas, así como la imparable muerte de refugiados, principalmente niños, mujeres y ancianos en el mar Mediterráneo, los ataques violentos racistas y fascistas en las principales urbes del mundo y muchas más acciones anti-migrantes a lo largo y ancho del planeta, están arrastrando a la civilización a niveles de deshumanización y barbaridad que nos remiten a los momentos más obscuros del pasado inmediato.

Por el contrario, como lo señala el mismo título del Compacto, “Por la Migración Segura, Ordenada y Regulada”, la respuesta de los estados es de carácter convenenciero para favorecer al capital. Dicho de otra forma, es la oportunidad para los estados, sobre todos los más poderosos, para generar una fuerza de trabajo barata y dócil para la acumulación de riqueza y capital. Tal y como el sistema echó a las espaldas de las y a los migrantes la crisis financiera del 2008, hora se pretende convertir la tragedia de la migración en una oportunidad para aumentar la rentabilidad de los de arriba.

Preocupante es además la diferenciación entre migrantes y refugiados, para quienes proponen formas diferentes de tratarlos. Este encubre el hecho de que la expulsión de migrantes de sus tierras por cuestiones económicas o desastres climáticos y la expulsión de los refugiados por las guerras de ocupación y de saqueo, obedecen a causas estructurales del mismo sistema. Se pierde de vista entonces a esas fuerzas responsables de la migración, o éxodo por las causas que sean, que son las que tenemos que identificar para enfrentar las causas estructurales.

En fin, no solamente expresamos nuestras preocupaciones, pero también estamos dispuestos a   plantear propuestas para encontrar una salida al drama de la migración.

Una de éstas es la de fortalecer la lucha por la soberanía alimentaría para que la gente no tenga que abandonar su pueblo para que su familia coma y sobreviva. Esto implica, naturalmente, pugnar por una carta de los derechos de los campesinos y políticas públicas de reformas agrarias y populares por parte de los estados. Así mismo, involucra detener el acaparamiento y especulaciones de la tierra y los recursos naturales de los pueblos y especialmente detener las guerras de ocupación de territorios.

Tenemos más propuestas que queremos presentar a la sociedad civil y a las instituciones multilaterales y lo haremos seguramente.

La Vía Campesina se hará presente en diciembre en Marruecos, durante la formalización del Compacto Global para la Migración, con el fin de publicitar estas preocupaciones y nuestras propuestas. La delegación estará encabezada por nuestras hermanas y hermanos de la Región MENA (Mediterráneo y Norte de África) y una delegación internacional de nuestras regiones, y al frente estará la organización hermana FNSA (Fédératione Nationale du Secteur Agricole). 

Esperamos llevar nuestro mensaje a todas y a todos los que nos quieran escuchar y que estén preocupados por el Compacto Global para la Migración y que estén más bien interesados en un pacto global para la solidaridad frente a la debacle de la migración causada por el capital.

Cuadro 2

La carta de Manden

Los Estados miembros de la ONU se preparan para votar la Declaración de los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales en septiembre, en Nueva York. Pero una de las primeras declaraciones de los derechos fundamentales fue la Carta de Manden, proclamada por la tribu de cazadores Manliké, en 1222, en Malí. La declaración cumplía la función de constitución pero tenía validez universal ya que se dirigía a todo mundo. Garantizaba la aboliciónde la esclavitudy del hambre, así como el respecto a la vida humana y a la igualdad. En el año 2009, la Carta de Manden fue inscrita en Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Algunos extractos de la Carta son:

Preámbulo

Manden fue fundado en el entendimiento, el amor, la libertad yla fraternidad. Esto significa que en Manden no puede haber discriminación étnica ni racial. Fue el objetivo de nuestro combate.

Artículo 1 – Los cazadores declaran: toda vida humana es una vida. Es cierto que una vida llega a la existencia antes que otra. Pero una vida no es más «antigua» ni más respetable que otra. Al igual que una vida tampoco es superior a otra.

Artículo 5 – Los cazadores declaran: el hambre no es una buena cosa. La esclavitud tampoco lo es. Son las peores calamidades que pueden suceder en este bajo mundo. Mientras conservemos el carcaj y el arco, el hambre no matará a nadie más en Manden. Si por azar el hambre volviera a asolarnos, la guerra no destruirá nunca más poblados para conseguir en ellos esclavos.

Artículo 7 – El hombre, como individuo, se nutre de alimentos y bebidas. Pero su «alma», su espíritu, vive de tres cosas: ver lo que quiere ver, decir lo que quiere decir y hacer lo que quiere hacer. En consecuencia, los cazadores declaran: a partir de ahora, todos son dueños de su persona y cada uno es libre de sus actos. Este es el juramento de Manden, que todo el mundo lo oiga.

Destacados

Visión global de la migración

«En estado salvaje, el ser humano se traslada en busca de agua y frutas para alimentarse, pero también para huir de animales feroces y preservar su vida. El hombre se mueve para sobrevivir. Con el descubrimiento de los primeros objetos, comienza la primera etapa de la evolución de nuestra raza. Ahora, el ser humano se mueve para organizar su alimentación (caza, pesca, recolección) pero también lo hace para protegerse de rivalidades internas».

Con estas palabras, Mamadou Cissokho, describe la resistencia de los campesinos en África Occidental, en un foro, en enero de 2018, y recalca la responsabilidad que tenemos todos y cada uno frente a la tragedia de las migraciones.

¡Desplazarse para alimentarse y sobrevivir!

Sea cual sea el continente, actualmente, las mismas causas producen los mismos efectos, con una magnitud inédita. El cambio climático arroja a las carreteras del exilio a millones de refugiados del África subsahariana, del sur de Asia e incluso de América Latina, pues la tierra ya no da alimento (sequía del suelo y pozos, destrucción de cultivos por reiteradas catástrofes naturales…). Los desequilibrios políticos, a menudo dirigidos por intereses neocoloniales e imperialistas, sumen a países y regiones enteras en  situaciones de inseguridad extrema, en conflictos y guerras de las cuales muchos intentan escapar (Centroamérica, Yemen, Siria, Sahel…). Dichas situaciones se agravan cuando el hambre asecha y se ponen en riesgo inminente a las poblaciones, como es el caso de Yemen. Sin embargo, es necesario, además, reconocer de manera urgente la responsabilidad del capitalismo desenfrenado y globalizado en el empobrecimiento y hundimiento de comunidades indígenas y campesinas de todo el mundo, producto del acaparamiento de tierras y la violación de los derechos consuetudinarios, la explotación, las normas y restricciones de acceso a los mercados,… Los acuerdos de asociación económica y demás tratados de librecambio, verdaderas traducciones y repeticiones de la ley del más fuerte, contribuyen significativamente al desarraigo físico y cultural de las poblaciones.

Además, en ese contexto, tan duro, hace falta recordar hasta qué punto la resistencia padece todo tipo de represión extrema y sangrienta, a manos del estado y la policía. 

«Los pueblos con escritura (los europeos) nos legaron manuscritos históricos en los cuales confirmaron haber hallado personas supuestamente  «sin alma», haber arrasado con todo [¿o todos?] lo que encontraron y haberlo vendido con total libertad. » (M. Cissokho)

¡Robo de tierras, destrucción de cultivos alimentarios y populares!

Este desarraigo encuentra su máxima expresión en el caso marroquí. Con el propósito de abastecer de tomates y otros cítricos, a bajo costo, a los mercados europeos, el Estado marroquí con el beneplácito de las instituciones europeas, facilitó, en la década de los noventa, la implantación de inversionistas españoles, franceses, holandeses (…) para expulsar a las familias campesinas instaladas en tierras supuestamente reales, en la región de Souss Massa Drah.  Estas empresas, además, tuvieron fácil acceso al recurso hídrico y a las instalaciones de riego como así también a las ayudas agrícolas otorgadas por el Estado.  La escasez de mano de obra era tal que todo se organizó para que miles de pequeños agricultores que vivían en las montañas del Atlas abandonaran las tierras familiares y se unieran a la base de producción agroindustrial. El fenómeno de explotación extrema y pauperización de dichos trabajadores nacionales, desarraigados, no solo perdura, sino que además empuja a hombres y mujeres a partir hacia horizontes cada vez más lejanos e inciertos.

Al mismo tiempo, los cultivos de subsistencia y los cultivos tradicionales (como es el caso del maíz, un ingrediente básico en la cocina marroquí) fueron abandonados forzosamente para servir mejor los intereses de la exportación y del capitalismo salvaje.

Se trata de una situación equiparable a la que padecen otras poblaciones del mundo.

Inseguridad alimentaria

Este hecho general se profundiza aún más con las condiciones de acogida de las poblaciones desplazadas. Los debates actuales en torno del Pacto Global, el proyecto de pacto mundial sobre la migración objeto de negociación actual en NNUU, pone de manifiesto el cinismo y la actitud criminal de los grandes tomadores de decisiones. No solo la represión en las fronteras adopta formas inhumanas en franca violación de la Convención de Derechos Humanos, sino que además los Estados «occidentales» desvían o supeditan la ayuda para el desarrollo a la puesta en marcha de controles fronterizos (es decir un refuerzo del dispositivo policial) en los países de origen.

¡Debemos preocuparnos! El cinismo y el rechazo de acoger dignamente a refugiados políticos, económicos, climáticos (…) supone la concentración de dichas poblaciones desfavorecidas en grandes guetos urbanos (megalópolis) o rurales (como en el sur de Italia), en campamentos de refugiados donde la inseguridad es atroz, donde reina la violencia, la ausencia de dispositivos sanitarios, la precariedad de vivienda, el trabajo forzoso y la trata de personas.

Así, por su propia naturaleza, el migrante pierde la capacidad y autonomía alimentaria y, en el mejor (¿?) de los casos, se vuelve dependiente del sistema agroindustrial, pues sencillamente no depende de la ayuda alimentaria, pero se autoabastece a través de ese mismo sistema.

«Trabajemos juntos por la repatriación de los recursos y del bien común en cada rincón del mundo. La fuerza del pobre, aquél que no pierde nada porque no tiene nada que perder. » (M. Cissokho)

¡Dignidad de los migrantes y soberanía alimentaria, una misma batalla!

La Via Campesina, sus organizaciones miembros y sus aliados encabezan la resistencia asociada a la lucha por los derechos y la dignidad de los migrantes, al combate en favor de la soberanía alimentaria.

Lo hacemos mediante la multiplicación de espacios de movilización contra las grandes multinacionales, contra el creciente control que ejercen sobre los recursos y la producción alimentaria en detrimento de los pequeños agricultores, contra las políticas y los tratados que los favorecen, … el movimiento campesino ataca la raíz del proceso de proletarización de las poblaciones y de desestabilización del principio democrático de soberanía popular.

Lo hacemos mediante la defensa del derecho al uso de la tierra y el agua, el reclamo del derecho a producir e intercambiar semillas tradicionales, el trabajo en favor del reconocimiento de los derechos colectivos, la libertad sindical, un verdadero estatuto para las mujeres campesinas, etc., la Via Campesina y la Declaración sobre los Derechos de los Campesinos dan respuesta a las causas de la migración.

¡Frente a esos muros que se erigen producto de una locura totalitarista, es menester tender puentes entre nuestros pueblos, entre los campesinos del mundo!

«¡En lugar de armas, empuñemos la solidaridad! » (M. Cissokho)

El sistema agroindustrial se nutre de la explotación de los más pequeños. Los hombres y mujeres, trabajadores migrantes y desarraigados son extremadamente frágiles y vulnerables frente a estos depredadores económicos y, al «consentir» a expensas de sus derechos, alimentan aún más el apetito del sistema que los aplasta.

En el seno de Via Campesina y de sus organizaciones, múltiples iniciativas de resistencia y solidaridad han visto la luz: formación y acompañamiento de trabajadores migrantes para exigir el cumplimiento de sus derechos, información y sensibilización de los consumidores, ocupación de tierras para instalar a los trabajadores o migrantes…

La Via Campesina y sus aliados preparan el camino de una soberanía alimentaria sin fronteras, para los pueblos y los campesinos.

Voces desde el campo

Voces del campo 1

Notas de un agricultor periurbano instalado recientemente en Estados Unidos[1]

Contemplo mis cultivos y los campos que están más allá. Esta tierra no es mía. Cultivo la tierra, custodio el suelo. Pero mi atención hacia la tierra choca constantemente con la certeza de que estoy dejando dinero y más dinero en una inversión que no sé si será rentable.

Lo normal es que los nuevos agricultores y los jóvenes arrenden las tierras. Para tener éxito hay que desarrollar un nicho de mercado. Esto es más fácil para las personas con educación, con redes, de círculos socio-económicos privilegiados. El carácter prohibitivo de la compra y los muchos matices de los mecanismos del arrendamiento van en detrimento de un segmento amplio de la fuerza laboral agrícola. Los millones de trabajadores agrícolas de México, por ejemplo, tienen una base de conocimientos más fuerte que la mayoría de los jóvenes aspirantes a agricultores, pero les falta el capital social y financiero necesario para el acceso a la tierra. La raza y la clase crean barreras al acceso.

Nuestros productos son perecederos y nuestro nicho de mercado es local. Tenemos que cultivar cerca de nuestros mercados urbanos y periurbanos. Tenemos que cultivar   precisamente en los lugares donde los precios son más altos. De modo que arrendamos, y esto supone muchos problemas. Entre ellos están los conflictos derivados de la incomprensión de la realidad de la agricultura por parte de los propietarios de tierras;  acuerdos sellados con un apretón de manos que caen por la diferencia de expectativas; arrendamientos a corto plazo que socavan nuestras inversiones en tierra y suelo; venta de las tierras o fallecimiento del propietario;  pérdida de tierra en aras de una explotación de  “mayor y mejor uso”; la incapacidad para invertir en cultivos perennes; los conflictos de personalidad…

La agricultura en zonas periurbanas implica que nuestra explotación está a la vista del público o del propietario de las tierras. Y para cultivar plantas diversificadas, especializadas, en tierras como el patio trasero de alguien, por ejemplo, normalmente hay que invertir bastante para enriquecer la ecología del suelo y garantizar cultivos sanos.

Los agricultores del mundo se consideran una parte esencial de la solución al cambio climático. Las estrategias clave serán métodos muy ecológicos que capturan carbono en el suelo. Las explotaciones sin laboreo, funcionando a niveles intensivos, comerciales, obtienen más ingresos por hectárea que la mayoría de las explotaciones convencionales, pero esas grandes inversiones financieras no tienen sentido para los agricultores que no tienen garantizada la tenencia de la tierra. Los métodos de agricultura ecológica son la cartera de inversiones del agricultor: la rentabilidad es inmediata, porque el valor de los nutrientes que se aportan hace que mejore rápidamente la salud de los cultivos y su rendimiento, pero la verdadera rentabilidad es a largo plazo: suelos profundos y complejos, establecimiento de habitats y de insectarios, cursos de agua en buen estado, y paisajes hermosos y biodiversos.

Necesitamos agricultores que inviertan en sus tierras con miras a largo plazo. De todos modos, las explotaciones a pequeña escala también son empresas, y nuestras prácticas agrícolas no siempre pueden cumplir con nuestros ideales ecológicos cuando no podemos realizar los beneficios a largo plazo de esas prácticas, en tierras arrendadas.

Los agricultores jóvenes periurbanos del movimiento alimentario local viven en tiendas de campaña, en garajes reconvertidos, en casetas, en mini-apartamentos. No saben si podrán permitirse tener familia. Sus estilos de vida simples no encajan con el de las comunidades más amplias a su alrededor. ¿Cómo crear y mantener con esto una transformación social profunda y un compromiso con la soberanía alimentaria? Por ejemplo, más de 400 millones de acres de tierras de labor cambiarán pronto de manos. Es el momento de las reformas en profundidad.

Todos formamos parte de un sistema agrícola complejo e interrelacionado, cultivemos o no. Cuanto más gente entienda esto, más se pondrá de manifiesto el valor de los que cultivan directamente nuestros suelos y manejan los sistemas hídricos, y la necesidad de  inversiones reales a escala comunitaria.

Necesitamos un cambio estructural que sitúe a los agricultores, guardianes de la tierra, en el centro de la propiedad comunitaria de la tierra. Un cambio que sustraiga porciones de tierra cultivable del mercado abierto y las redistribuya a los que construyen nuestros sistemas alimentarios sobre los que se asientan nuestras vidas.

Sueño con que un día podré contemplar la tierra que cultivo sabiendo que puedo permanecer en ella para siempre.

Voces desde el campo 2

Potencial de la interfaz entre lo  rural y lo urbano

Blain Snipstal, Black Dirt Farm Collective Maryland, EE.UU.

La lucha por la soberanía alimentaria se basa en nuestra capacidad de revalorizar nuestra relación con la madre tierra y la gente, y de cambiar las fundamentales relaciones económicas y materiales de poder dentro del sistema alimentario y de la sociedad en general, lo que se traduce en una mayor cantidad de tierras en manos de personas de color, pueblos indígenas y trabajadores pobres.

Recientemente, la relación entre lo rural y lo urbano, que ha representado un espacio de conflicto en nuestra sociedad durante mucho tiempo, se ha convertido en la línea de batalla que la extrema derecha y la actual administración estadounidense han utilizado para movilizar a sus bases. Por consiguiente, los organizadores que trabajan por la liberación social y ecológica deben actuar con sumo cuidado y de manera estratégica para encontrar la mejor forma de obligar a retroceder a las fuerzas antagónicas de la derecha, aquellas que sólo desean utilizar la violencia, el miedo y la coacción para lograr su objetivos.

Hoy en día, casi el 80% de nuestra sociedad está urbanizada. Por ello, debemos encontrar la manera de crear un futuro en el que la vida urbana no se desarrolle en detrimento de la vida rural. Un futuro en el que se considere la Vida rural como intrínsecamente digna y valorada, mientras la Vida urbana pueda prosperar en armonía con el planeta. El movimiento de la soberanía alimentaria en esta sociedad deberá ser capaz en el futuro de hacer frente a la historia de nuestra interfaz rural-urbana, y a los prejuicios y los comportamientos que le son inherentes. La clave de nuestro éxito podría perfectamente residir en este espacio, y en la variedad de actores que se esfuerzan por abrirlo completamente. 

Como miembros del Black Dirt Farm Collective, hemos vivido durante muchos años experiencias de creación de espacios críticos de diálogo, educación popular y trabajo práctico digno para conseguir ampliar esta interfaz y volver a poner en el centro una política agraria radical. Lo que es importante resaltar aquí es que esta política agraria radical, o Afroecología, como solemos llamarla, debe basarse tanto en la introducción de cambios materiales en la vida de las personas y de la tierra a través del trabajo colectivo (la ayuda mutua, por ejemplo), como en la transformación de las formas que hemos adoptado de pensar y actuar individual y colectivamente. A raíz de estas experiencias, hemos llegado a la conclusión de que la interfaz rural-urbana tiene el potencial para crear una dinámica multifacética y autovalorizante en la que actores urbanos progresistas pueden comenzar a imaginarse en espacios más naturales o rurales, y en la que actores rurales, es decir, los agricultores, puedan construir comunidades (sociales y económicas) y ofrecer sus tierras como espacios comunitarios para acciones de ayuda mutua.

Voces del campo 3

Nuevas oportunidades y espacios para el colectivismo

Joel Orchard, Northern Rivers young Farmers Alliance, Australia

Creo que estamos en medio de un cambio cultural importante dentro del sector de la agricultura a pequeña escala, y especialmente en el movimiento de los jóvenes agricultores. Existen muchas oportunidades de explorar nuevos espacios para el colectivismo y la conexión entre el nuevo “neocampesinado” y la emergencia de consumidores más instruidos y con mayores conocimientos alimentarios dentro de las crecientes poblaciones urbanas. Estas relaciones están elaborando nuevos enfoques sobre la soberanía alimentaria. La periferia rural-urbana está bajo asedio a medida que las ciudades se expanden hacia tierras agrícolas tradicionales, pavimentando terrenos de suelo fértil; las tierras agrícolas periurbanas son una mercancía valiosa que está siendo sometida a una rápida gentrificación. La forma en que se administra las tierras periurbanas y cómo éstas pasan a disposición de la producción alimentaria deben figurar como características clave en la planificación de las economías alimentarias locales de éxito.  

La costumbre de traspasar las explotaciones familiares de padres a hijos está siendo reemplazada gradualmente por una mayor participación en las economías alimentarias locales por parte de agricultores de primera generación procedentes de entornos urbanos y profesionales. Por lo general, llegan fuertemente comprometidos con la ética ambiental y social, y buscan tierras periurbanas cercanas a los servicios y con acceso directo al mercado. Aportan a la agricultura a pequeña escala un nuevo discurso político enmarcado por ideas y valores de justicia alimentaria, sentimientos antisistema, economías solidarias y un deseo de enraizarse profundamente en el paisaje y en la ecología social. Aquí radica mi esperanza de construir una base más sólida para el desarrollo del movimiento por la soberanía alimentaria.

Los mercados de agricultores han asentado los cimientos de la distribución directa y las cadenas de valor cortas. Sin embargo, también están afectados por las culturas del proteccionismo, el individualismo y el elitismo. El movimiento por la Agricultura Sostenida por la Comunidad forja relaciones aún más estrechas entre el agricultor y el consumidor en la interfaz rural-urbana y alimentaria de la comunidad. Pero si las economías alimentarias locales siguen siendo consumistas e individualistas, hay pocas esperanzas de que se produzca un cambio sistémico más amplio.

Estos cambios hacia la producción a menor escala, la agroecología y la diversidad se enfrentan a nuevos desafíos. Los modelos alimentarios localizados están limitados por el acceso a la tierra y la viabilidad económica, además de por un gran abanico de restricciones reglamentarias burocráticas en relación con la producción, la vivienda y el uso de la tierra. El sistema alimentario industrial ha renovado sus esfuerzos por aumentar lacompetitividad y la cooptación.

Recientemente pasé una semana en Tesalónica para asistir al 7ºSimposio Internacional de Urgenci sobre Agricultura Sostenida por la Comunidad, donde conocí a jóvenes agricultores comprometidos con estos valores comunes y que afrontan todas estas cuestiones. Los obstáculos que debemos superar y los puentes que construimos no son específicos de ninguna región. El movimiento internacional por la soberanía alimentaria nos proporciona el sólido lenguaje común que necesitamos para arraigar las acciones y actividades transformadoras que generen nuevas economías alimentarias por todo el mundo.

Voces del campo 4

La clave está en la educación política

George Naylor, presidente de la National Family Farm Coalition (Coalición Nacional de Granjas Familiares), EE.UU.

Nací y crecí, hasta octavo de la primaria, en una granja en Iowa, que hoy llevamos adelante mi esposa y yo. Mis padres y yo nos mudamos a Long Beach, California, en 1962, porque mis padres estaban ya muy mayores para trabajar en la granja y habíamos atravesado casi 10 años de depresión agrícola. La depresión agrícola fue consecuencia de la destrucción de la garantía de paridad de precios Roosevelt-Wallace que se había convertido en el cimiento de las granjas familiares en EE.UU. Muchos de mis compañeros de clase también venían del «lejano este», aunque pronto intentamos que no se nos asociara a esa cultura.   Nuestra familia hacía las compras en el supermercado japonés que llevaban unos amigos que habían sido deportados a campos de internamiento durante la Segunda Guerra Mundial.  Además de fresas y verduras hermosas, la tienda ofrecía pilas y pilas de alimentos procesados como margarina y cereales para el desayuno, además de carne y perros calientes, todo proveniente de mi estado natal, Iowa.   (¿Pueden creerlo? ¡Mis amigos de la escuela decían que les gustaba más el sabor de la margarina que el de la mantequilla!)

Gracias a mi nuevo entorno, pronto me desapegué mucho de la vida de granja y dejé la comunidad atrás. Al igual que muchas personas de ciudad que he conocido desde entonces, incluso mi conocimiento sobre cuándo se debía plantar y cosechar de volvió bastante impreciso.  Cuando era niño, en la granja, mi madre envasaba 400 cuartos de frutas y verduras para mezclarlos con las zanahorias y patatas que almacenábamos para llevar una dieta equilibrada en los meses de invierno.  Comíamos carne de las vacas que criábamos, a veces, 3 veces al día, y yo «lavaba los huevos» de nuestras gallinas.  Llevábamos los huevos al mercado del pueblo o los recogían en la granja, varias veces a la semana, es decir, hasta que los huevos se volvieron extremadamente baratos y las Sopas Campbell rehusaron pagar más de 3 céntimos por libra de carne de las gallinas viejas.  

Sin embargo, «cultivo local» y «hecho en casa» realmente significaban algo. Todo requería mucho trabajo y perseverancia, pero era habitual entre las familias de mis amigos y los vecinos de otras granjas.  Qué contraste con aquello a lo que me acostumbré en los años que viví en California, donde todo proviene de uno u otro supermercado (el supermercado japonés cayó en el olvido y lo reemplazó Lucky y Krogers).  Si no hubiera sido por mi vida anterior en la granja y por el hecho de que tengo familiares que aún trabajan la tierra en Iowa, yo tampoco hubiera tenido idea de dónde realmente provienen los alimentos. 

Un salto adelante hacia el 2018 – miren la aceleración de la urbanización, la industrialización en la elaboración de alimentos y el procesamiento de la comida. No debe sorprendernos que haya una nueva fascinación por la buena comida y cómo se produce. La pregunta es… ¿la buena comida es como el último modelo de IPhone o un coche eléctrico, o es una vía para comprender que los alimentos se han convertido en una mercancía mientras todos nosotros tenemos que vivir en grandes ciudades y aceptar cualquier empleo para sobrevivir?  ¿Si vemos hacia dónde nos ha llevado todo esto, podremos ver hacia dónde nos llevará?  ¿Podremos lograr un entendimiento POLÍTICO para crear una sociedad distinta, donde nosotros establezcamos reglas de respeto hacia los aportes económicos de los demás y valoremos los recursos naturales que van a sostener ecológicamente a las generaciones futuras?

A principios de los años 2000, protestaba contra la OMC y los acuerdos de libre comercio en las delegaciones de Via Campesina, y aprendí cómo las políticas alimentarias nacionales se verían afectadas por los acuerdos comerciales neoliberales internacionales, y cómo se acabarían las reservas de alimentos y el apoyo a los precios de las materias primas, para copiar la política estadounidense que destruyó la agricultura familiar. Aprendí cómo se generaría dependencia de las importaciones de alimentos en muchos países del mundo, sofocando la posibilidad de una política nacional agrícola y alimentaria democrática o cualquier tipo de soberanía política, convirtiendo la comida en un arma.  Visité diversas metrópolis como Sao Paolo y ciudad de México para ver cómo el libre comercio ya había destruido comunidades rurales y convertido a agricultores y campesinos orgullosos en refugiados urbanos de estas metrópolis, al igual que sucedió con mi familia en 1962. 

Desde mi punto de vista, jamás debemos perder de vista las implicaciones globales del término Soberanía alimentaria. Podemos generar conciencia y promover una nueva cultura que valore a los agricultores y a las comunidades rurales mediante la compra de productos locales, etc., pero esto debe ir acompañado de educación política que permita desarrollar el poder político necesario para crear un mundo que valore a todas las personas y a la Madre Naturaleza de la que todos dependemos.

Voces desde el campo 5

Vínculos urbano-rurales en Uagadugú, Burkina Faso

Georges F. Félix, Georges F. Félix, Collective Cultivate!

Burkina Faso es prácticamente autosuficiente en alimentos. Más del 80 % de la población  practica la agricultura de subsistencia, con cultivos básicos como sorgo, mijo y maíz. Los mercados periurbanos, en los alrededores de Uagadugú, son el resultado de una expansión urbana en la que gran parte de los productos se canaliza a través de mercados locales y regionales. A menudo, los productos son vendidos, de puerta en puerta, por vendedores ambulantes. Podemos encontrar verduras verdes de hoja, tubérculos y frutas. La agricultura periurbana en Uagadugú es un medio de vida sensible a cambios en el nivel de agua de los lagos cercanos y vulnerable a la tenencia de la tierra; sin embargo, subsiste como fuente de alimentos diversos y tradicionales que se pueden encontrar en los mercados locales.

La agricultura periurbana de Uagadugú permite a las mujeres ganar dinero a través de la venta de productos en los mercados locales. Aminta Sinaré es profesora de matemáticas y también cuida de un huerto orgánico de mercado/subsistencia junto a cuarenta mujeres. Sinaré dice: «Cultivamos [verduras] para ensalada durante la época fría. Durante la temporada de lluvias [cuando hace calor], cultivamos quimbombó, repollo y otras verduras. Producimos lo que es adecuado para cada estación.»[2]

Burkina Faso es un país interior ubicado en el corazón del Sahel, que es gravemente vulnerable al cambio climático y global. En las últimas décadas, los agricultores fueron testigos de una gran variación en los patrones de lluvia, de sequías a inundaciones, y la consiguiente pérdida de cosechas, mayor erosión de los pastos y, peor aún, crisis alimentaria.[3] Pero el acceso al agua y el gran uso de sustancias químicas en la producción agrícola afecta a la producción periurbana.

El desafío de la soberanía alimentaria en las interfaces urbano-rurales en Burkina Faso puede aportar vínculos políticos importantes entre los agricultores rurales y urbanos. Ambos deben responder a la necesidad de aumentar la producción de alimentos y desintoxicar el proceso de producción de alimentos.  Garantizar la tenencia de las tierras y brindar el apoyo tan necesario a nivel de la cuenca hidrográfica, que incluye rediseñar el sistema agrícola, son demandas compartidas. 


[1]             Caitlin Hachmyer, Red H Farm, California, EEUU

[2]             http://wire.farmradio.fm/en/farmer-stories/2015/06/burkina-faso-women-escape-poverty-with-urban-farming-12202

[3]             West CT, Roncoli C, Ouattara F (2008) Local perceptions and regional climate trends on the Central Plateau of Burkina Faso. Land Degradation & Development 19 (3):289-304. doi:10.1002/ldr

Cuadros

Cuadro 1

Soberanía alimentaria en la interfaz rural-urbana #1

La interfaz entre lo rural y lo urbano puede encontrarse en la lejana periferia, en los repartos, banlieues y barrios marginados de los centros urbanos del Norte, y en las favelas, barrios desfavorecidos, barriadas pobres y cinturones de miseria que rodean las grandes ciudades del Sur. Pero se encuentra, además, en diversos pueblos y ciudades repartidos por el paisaje mundial. Es tan omnipresente que a veces es fácil no reparar en ella.

Por añadidura, el capitalismo ha creado, desde la revolución industrial, una brecha entre el medio rural y el urbano al someter a la población rural y sus economías a la lógica de la capital metropolitana. El actual sistema alimentario capitalista sigue extrayendo riqueza del campo en forma de alimentos, energía, agua, materias primas, mano de obra y, cada vez más, a través de la especulación del suelo y la «financiarización». En lugar de centrar nuestra atención en el potencial liberador de esta interfaz rural-urbana, el capitalismo acentúa las desigualdades y aumenta las fricciones entre ambos medios.

La interfaz entre lo rural y lo urbano es doblemente importante para la soberanía alimentaria: primero, proporciona lugares donde productores y consumidores pueden construir relaciones de mercado alternativas como mercados de agricultores, consejos de política alimentaria y redes de Agricultura Sostenida por la Comunidad. En segundo lugar, proporciona espacios sociales donde productores y consumidores pueden politizar esas alternativas mediante la elaboración de nuevas formas de ciudadanía alimentaria como los bienes comunes y las alianzas políticas.

Estas alianzas políticas entre comunidades rurales, periurbanas y urbanas son fundamentales para la consecución de la soberanía alimentaria. ¿Por qué? Porque bajo el neoliberalismo, el campo se ha «ahuecado» perdiendo la mayoría de sus instituciones públicas (y a muchos de sus agricultores). Esto deja a las comunidades rurales vulnerables ante la extracción masiva de riqueza por parte de empresas, el empobrecimiento y muchas formas de violencia estatal, paramilitar, y entre pandillas.

Soberanía alimentaria en la interfaz rural-urbana #2

En los países industrializados, los agricultores familiares son ahora una minoría tan pequeña de la población que les resulta imposible ejercer el poder político por sí solos. En el Sur, los campesinos y campesinas, pescadores y pastores, todos y todas ellos históricamente oprimidos, se encuentran dispersos a grandes distancias con malas comunicaciones y poca infraestructura, desconectados de las ciudades donde se toman las decisiones políticas estructurales.

Aún así, los lugares y espacios de la interfaz rural-urbana proporcionan un laboratorio para la política de oposición y prefigurativa, sello distintivo de la soberanía alimentaria. Por un lado, siguiendo la estela de las luchas agrarias, en las zonas urbanas y periurbanas están surgiendo demandas políticas por el desmantelamiento empresarial, el derecho a la alimentación, la redistribución de la tierra y el acceso a mercados justos. Por otra parte, alternativas como la permacultura y la agroecología muestran a los consumidores cómo podría llegar a ser nuestro sistema alimentario si se eliminaran las barreras políticas que impiden su adopción masiva.

El denso tejido social de la interfaz rural-urbana puede ayudar a articular el poder heterogéneo (si bien a menudo fragmentado) de los movimientos sociales, vinculando la soberanía alimentaria a luchas como el movimiento municipal, y los movimientos en pro de la justicia alimentaria, ambiental y de género. Las posibilidades de aprendizaje mutuo y de convergencia entre estos movimientos ofrecen una oportunidad para que la soberanía alimentaria sirva de motor para transformar los sistemas capitalistas en los que se integran nuestros sistemas agrícolas y alimentarios.

Cuadro 2

Los mercados locales de alimentos y los vínculos urbano-rurales en Ecuador*

Si las personas no comen alimentos locales saludables, desaparecerán las semillas locales de calidad y la biodiversidad comunitaria, clave para la producción agroecológica. Así, en los últimos cinco a diez años hemos promovido un proceso para forjar relaciones directas y mutuamente beneficiosas entre los agricultores y las organizaciones de consumidores urbanos para fortalecer los sistemas alimentarios locales. En la práctica, esto ha dado como resultado el empoderamiento de los agricultores, el aumento de sus ingresos y el fortalecimiento de su capacidad para negociar con los compradores. Los consumidores obtienen acceso a alimentos locales saludables a un costo menor, mientras que apoyan la producción agroecológica.

Los productores de varias comunidades se han unido al movimiento Canastas Comunitarias (un modelo similar a la Agricultura Apoyada por la Comunidad en Estados Unidos, CSA siglas en inglés) y han comenzado las ventas directas y los mercados y ferias de agricultores agroecológicos. Las Canastas y las redes de alimentos alternativos fomentan relaciones más beneficiosas y transparentes entre las organizaciones urbanas y rurales; sensibilizar a la población; y brindan oportunidades para abordar temas como las relaciones de género y las políticas apropiadas para la seguridad alimentaria, la inversión rural y la biodiversidad. En palabras de la agricultora Lilian Rocío Quingaluisa de la provincia de Cotopaxi: «Trabajar directamente con los ciudadanos urbanos es una gran cosa para nosotras como agricultoras. Significa que tenemos mejores ingresos, no tenemos que trabajar en la tierra ajena, somos más independientes y podemos pasar más tiempo con nuestras familias y animales». Otra agricultora, Elena Tenelema, añade: » Las Cestas eliminan el abuso por intermediarios. Segundo, nos dan un ingreso garantizado, que podemos usar para mejorar nuestra salud, para la educación, o para comprar animales. La gente de la ciudad conoce y come nuestros productos. Esa es una de las cosas más importantes por las que luchamos como agricultores indígenas».

Se reconoce cada vez más este tipo de promisorias iniciativas de mercado local en el ámbito político del Ecuador y la Constitución las reconoce en el marco de la Economía Social y Solidaria. Pero el fomento de sistemas alimentarios directos y recíprocos no es una tarea fácil, sobre todo ante la agricultura industrializada y la distribución de alimentos, y aún queda mucho trabajo por hacer.

Debemos crear un diálogo productivo y vínculos entre las instituciones públicas, la sociedad civil, las ONG, las universidades, los institutos de investigación y las comunidades rurales y urbanas. Esto incluye la colaboración con redes urbanas influyentes y organizaciones de consumidores. Necesitamos estar constantemente al tanto de las innovaciones en las relaciones urbano-rurales, incluyendo la agricultura periurbana y urbana. Como dice Pacho Gangotena, agricultor y agroecologista, «creo que el cambio social en la agricultura no vendrá de arriba, de los gobiernos. Vendrá de miles y millones de pequeñas familias campesinas que están empezando a transformar todo el espectro productivo. . . Somos un tsunami que está en camino».

* Pedro J. Oyarzún & Ross M. Borja, Tierra Fértil: Desarrollando la Agroecología de abajo hacia arriba, Capitulo 4 – Mercados Locales, Semillas Nativas y Alianzas para Mejorar los Sistemas Alimentarios a través de la Agroecología en Ecuador, 2017.

Cuadro 3

Retrosuburbia; paisajes productivos desde la perspectiva agrícola

La permacultura es una de las pocas corrientes dentro del movimiento de soberanía alimentaria que ha atraído suficiente activismo y esfuerzo en torno al potencial de los paisajes y habitantes suburbanos de ser parte de la solución a problemas complejos que caracterizan a los sistemas alimentarios modernos y globalizados. La comprensión de las ciudades con suburbios extensos como un producto del automóvil y la energía barata es correcta. Al contemplar un mundo restringido y limitado por el clima y los recursos, la mayoría de los comentaristas urbanos han asumido que los suburbios son la forma menos adaptada y que serán reemplazados por patrones más compactos que hagan un uso más eficiente de la infraestructura urbana, en particular del transporte público.

Aunque la presunción de que el futuro restringido por la energía y los recursos reducirá la asignación de espacio para vehículos privados es razonable, considero que la idea de paisajes con mayor densidad poblacional es una respuesta necesaria e inevitable pero viciada por muchos motivos.

Uno de los motivos es que los paisajes suburbanos tienen suficiente tierra y acceso a la luz solar, agua y nutrientes para cultivar grandes cantidades de verduras, frutas y criar ganado pequeño para los habitantes de la zona. Explotar este potencial largamente desaprovechado podría reducir masivamente la huella ambiental total, aumentar la actividad económica local y la resiliencia, y mejorar la conectividad y la salud social. También podría llevar a la conservación de tierras cultivables de primera calidad para cultivos de primera necesidad, tanto a nivel local como global. El desarrollo de mayor densidad orientado a mantener ciudades con mucho movimiento diario sería poner el carro de la «sostenibilidad» delante del caballo (de la seguridad y soberanía alimentaria).

Lugares como el delta del río Rojo en Vietnam (antes de la industrialización) tuvieron mayor densidad poblacional que los suburbios de Australia, y vivieron prácticamente en autosuficiencia. Aunque estos lugares son casos especiales; muy fértiles, llanos, con sistemas de irrigación extensos, nuestros suburbios tienen infraestructura para suministro de agua que hacen de las ciudades de Australia los paisajes irrigados más extensos. Tenemos superficies duras por donde corre el agua de lluvia; podrían ser labradas y convertidas en suelo potencialmente productivo. Tenemos casas individuales que se pueden reacondicionar para tener acceso al sol, porque, en general, están a suficiente distancia de las casas vecinas lo que permitiría producir energía solar. Hay muchas maneras de readaptar los suburbios, gradualmente, a un mundo que va hacia la reducción energética, a fin de llevar una vida frugal pero plena y abundante.

Dada la velocidad a la que nos acercamos a este mundo que va hacia la reducción energética con menos, y la calma con la que se considera seriamente la planificación y la concienciación, debemos asumir que no habrá estrategias adaptativas dependientes de una planificación a gran escala y de largo alcance, antes bien serán las personas las que orgánica y gradualmente, mediante el hacer, den respuesta a las situaciones que se vayan presentando. En un edificio de muchos pisos la readaptación requiere de mucha negociación con propietarios y otras partes interesadas, y las soluciones son técnicamente complejas. En los suburbios, la gente puede comenzar a cambiar su casa y hacer cosas sin que toda la sociedad tenga que ponerse de acuerdo en un plan.

De manera que los suburbios se prestan a esta estrategia gradual, adaptativa donde alguien hace algo por aquí, y aprendemos de ello, sin necesidad de una gran hoja de ruta. A lo largo de la historia, ha habido personas que creían tener un plan para hacer que todo funcione…¡desconfíen de esas personas!

En términos prácticos, las casas grandes suburbanas, habitadas por una, dos o tres personas, que a menudo no están, se readaptarán al trabajo desde casa. Sus habitantes emprenderán negocios desde casa, tomarán el garaje doble, se desharán de los coches y lo transformarán en taller, y luego convertirán los patios traseros en lugares de producción de alimentos. La calle, un lugar muerto hasta el momento, volverá a ser un espacio activo, porque habrá gente. Esta recreación de la vida suburbana activa no distará mucho de la vida que existía en la década de los años 1950. Habrá casas más grandes -familiares o compartidas- en donde habrá quienes tendrán inquilinos que ayuden a pagar la renta o la hipoteca, o a hacer las tareas que haya que hacer. Soy optimista respecto de la forma en que los suburbios se pueden readaptar para adecuarse a los desafíos del futuro, para que sean productivos y resilientes en términos agrícolas, al tiempo que alberguen más personas sin necesidad de seguir construyendo y pavimentando el planeta.

Mas información: David Holmgren, retrosuburbia.com

Destacados

La nueva mayoría mundial: campesinos y campesinas en la ciudad y en el campo

Los campesinos y las campesinas del mundo, organizados en La Vía Campesina, adoptaron la promoción de la soberanía alimentaria como estandarte de las luchas conjuntas. Pero el logro de una verdadera soberanía alimentaria requeriría cambios estructurales radicales, que pasan por una reforma agraria genuina, revocar las políticas y acuerdos de libre comercio, apartar a la OMC (Organización Mundial de Comercio) de la agricultura, derribar los monopolios de los supermercados y el agronegocio sobre nuestro sistema alimentario y promover una agroecología real, entre otras transformaciones. Esto implica la construcción de un poder político favorable a estos cambios, lo cual no es tarea fácil en un mundo que avanza a bandazos hacia la extrema derecha.

Aunque pueda existir un cierto consenso entre las organizaciones campesinas del mundo y las de otros productores de alimentos rurales a pequeña escala, como los pueblos indígenas, los pescadores artesanales, los pastores nómadas, etc., con capacidad y voluntad de emprender acciones colectivas de masa, por desgracia la población del planeta tierra que sigue viviendo en zonas rurales ha descendido finalmente por debajo del 50%. En algunos países la cifra es muy inferior. Esto significa que los habitantes rurales no pueden cambiar el sistema alimentario por sí solos. La buena noticia es que el éxodo de campesinos y campesinas del campo ha terminado en su mayor parte en un mismo lugar. Se trata de la periferia urbana de muchas ciudades del mundo, o la mayoría de ellas, desde las favelas en Brasil o los shacktown en el Caribe, hasta los suburbios pobres que proliferan en Asia y Africa, los barrios latinoamericanos de Estados Unidos, o la banlieue (barrios marginales) en Francia. Los pobres urbanos son el segmento de mayor crecimiento de la población mundial.

Si visitamos cualquiera de estas zonas de miseria urbana, encontramos campesinos desplazados que han emigrado del campo, los hijos e hijas de los campesinos emigrados, y los nietos y nietas de los campesinos. Muchos de ellos o prácticamente todos siguen teniendo parientes lejanos en el campo. Si la ciudad en la que viven ahora está cerca de las zonas rurales en las que residen sus parientes lejanos, muchas veces van a visitar a sus parientes campesinos los fines de semana o en vacaciones, e incluso vuelven con huevos frescos, queso casero, verdura y fruta que comercializan de modo informal en su vecindad. Es típico que sigan siendo «campesinos» en cierto sentido, que crían gallinas y cultivan verduras y plantan frutales en sus patios y jardines urbanos. Debido a este «carácter campesino» tanto real como imaginario, casi podemos considerar a muchos de ellos como parte del «campesinado» mundial.

Al mismo tiempo, el campesinado que sigue hoy en el campo está atravesando un cambio generacional. Aunque hace unos años la mayoríacreía que casi se produciría un desplazamiento masivo de los jóvenes campesinos hacia las ciudades, la tendencia a menudo no ha sido permanente, sino más bien parte de un flujo circular, de idas y venidas. A veces se quedan en la ciudad un año o dos para acabar sus estudios, viviendo con una tía o un tío, y luego vuelven a la granja, o a veces trabajan en la ciudad para ganar y ahorrar dinero ocasionalmente. Esto implica que la nueva generación de campesinos y campesinas, en todos los países, está tan a gusto en el campo como en la ciudad. Conocen a sus parientes urbanos y tienen buena relación con ellos. Y tienen muchas habilidades en redes sociales, que son útiles para comercializar la producción de su explotación o cooperativa en la ciudad, o cuando necesitan ayuda para organizar una marcha o una protesta.

Estos dos grupos juntos, el «campesinado rural» y el «campesinado urbano» constituyen actualmente la gran mayoría de la población humana. Aunque prácticamente no existe ningún censo que sea útil para calcular sus efectivos, no sería exagerado afirmar que constituyen entre el 70 y 80% de la humanidad. Eso es mucha gente. Conjuntamente, pueden formar una circunscripción o una «correlación de fuerzas» capaz de transformar el sistema alimentario y muchos otros aspectos de la sociedad. Por supuesto que convertir ese potencial en realidad implicaría mucha educación política y trabajo de organización, y vencer a las fuerzas que dividen y confunden a la gente, como son las religiones y los políticos de la derecha fundamentalista. Con todo, este potencial debería ser algo esperanzador para nosotros, y una posible estrategia para un cambio estructural a mejor a largo plazo.

Agroecología en la práctica

Agroecología en la práctica 1

Campesino a Campesino: un modelo para la construcción eficaz de alternativas contra-hegemónicas

Los ejemplos mas significativos de la ampliación de la Agroecología están vinculados a los procesos organizativos, especialmente los que dan un papel protagonista a los campesinos. Para nosotros, la ampliación no implica reproducir de modo lineal modelos preconcebidos, ni hacer que algo pequeño crezca, sino más bien fortalecer y multiplicar muchos procesos pequeños. Para integrar a más personas y territorios en el movimiento agroecológico es fundamental trabajar para la consolidación de las organizaciones campesinas en el desarrollo de sus propios procesos sociales territoriales, y políticos.

Campesino a Campesino es un dispositivo o mecanismo flexible, un conjunto de conceptos/acciones/posibilidades unidos para la agrupación de Agroecologías, la (re)construcción y articulación de territorios y para facilitar la emergencia del campesino como sujeto político. Existe una interrelación e interpenetración permanente de estas tres dimensiones, tanto que es difícil determinar donde acaba una y comienza otra.

Es un proceso cuyos sujetos son co-productores de conocimiento a través del intercambio de ideas, experiencias e innovaciones en torno a la producción agroecológica; en este proceso las innovaciones y los experimentos son sistematizados de modo colectivo y utilizados como ejemplos para motivar a otros y fomentar y expandir la producción agroecológica. Lo normal es que estos procesos estén vinculados a otros ámbitos del aprendizaje o la formación como las escuelas campesinas, (Peasant Schools), que son espacios de organización y articulación política local, nacional e internacional y procesos de «cooperación Sur-Sur», y » organización campesina a organización campesina».

El movimiento Campesino a Campesino para la agricultura sostenible se inició en América Central a principios de los años setenta y actualmente es un movimiento reconocido ampliamente como uno de los mejores modos de desarrollar y promover la Agroecología. Los agricultores comparten información y técnicas, pero también conceptos abstractos de Agroecología, conocimiento y saberes, a través de modelos, demostraciones, juegos, canciones, poemas e historias.

Un caso emblemático es el del movimiento de Agroecología Campesino a Campesino (MACAC) adoptado por la ANAP, Asociación Nacional de Pequeños Agricultores de Cuba, que desempeñó un papel clave en ayudar a Cuba a afrontar la crisis provocada por el hundimiento del bloque socialista en Europa y el fortalecimiento del embargo comercial de Estados Unidos. La Agroecología contribuyó de modo significativo a reforzar la producción de alimentos de los campesinos sin sustancias químicas escasas y caras, comenzando por sustituir las importaciones que dejaron de estar disponibles por insumos más ecológicos, y posteriormente con la transición hacia sistemas agrícolas más más diversos e integrados desde la perspectiva agroecológica. Estas prácticas condujeron a beneficios adicionales, incluyendo la resistencia al cambio climático. El MACAC se basa en la emulación de los campesinos por parte de otros campesinos; es una «pedagogía de la experiencia» y una «pedagogía por el ejemplo».
Más información en inglés.

Agroecología en la práctica 2

Mujeres y Tierra en Tayikistán

Zan va Zamin (Mujeres y Tierra) es una organización de base fundada en 1999 por un pequeño grupo de mujeres activistas en Tayikistán, cuyo objetivo es asegurar la tenencia y el acceso a la tierra; la conservación de la biodiversidad y la preservación de los conocimientos tradicionales, y la creación de asociaciones y cooperativas de agricultores.

Hasta la fecha, ha ayudado a más de 1.200 mujeres a obtener títulos de propiedad sobre sus tierras. Tiene guarderías comunitarias y estimula a las mujeres y las y los ancianos en su papel de custodios y transmisores del patrimonio agrícola. Ha ayudado a crear más de 30 bancos de semillas para dar acceso a variedades de semillas a las y los agricultores. Sus doce escuelas de campo producen al menos 1.000 toneladas de verduras al año, mientras que sus huertos y viveros comunitarios suministran arbolitos y mantienen más de 10.000 árboles frutales.

También ha proporcionado a las comunidades locales secadores solares de hortalizas, invernaderos que funcionan con energía solar y hornos de bajo consumo. A través del gran trabajo que realiza, contribuye a crear ecosistemas más resistentes, menos escasez de alimentos, mayor Soberanía Alimentaria y mejores ingresos locales.
Leer más en en inglés.

Agroecología en la práctica 3

Movilización para la innovación institucional

«Este trabajo de tantos años a favor de la Agroecología y de la Soberanía Alimentaria ahora cuenta con un marco legal en Uruguay que permitirá seguir avanzando.»
Silvana Machado, Red Nacional de Semillas Criollas

En diciembre de 2018 el parlamento uruguayo transformó en Ley el Plan Nacional de Agroecología, una iniciativa de productores y productoras familiares agroecológicos y de organizaciones sociales que impulsan la Soberanía Alimentaria en Uruguay.

Este triunfo es el resultado de un extenso proceso de discusión, que se iniciara en la 5ª Fiesta Nacional de la Semilla Criolla en abril de 2014 y que incluyera la realización de diversos seminarios y talleres en el marco de las sucesivas fiestas y encuentros nacionales y regionales de la Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas y de la Red de Agroecología.

En el debate parlamentario se subrayó que el sujeto al que apunta esta nueva norma son los productores y productoras familiares de alimentos y su rol en la defensa de la biodiversidad, los territorios y las cuencas hídricas. Asimismo, se destacó el acumulado histórico de más de tres décadas en el accionar desde los territorios tejiendo colectivos de promoción de la Agroecología.

Haber obtenido la aprobación de esta norma otorga una formalidad que resultaba necesaria desde una mirada crítica del sistema agroalimentario en Uruguay y la región, partiendo de la defensa del Derecho a la Alimentación y de la Soberanía Alimentaria.
Leer más aquí.

Agroecología en la práctica 4

Desde Atelier Paysan a Farm Hack*

«Donde yo vivo, es muy difícil conseguir algo que esté entre un tractor y una paleta. No hay muchas cosas entre los dos. Está bien venir a lugares como este [el evento Farm Hack ] para coger fuerzas e inspirarse. Polinización cruzada, intercambio de ideas, hablar del tiempo. Tantas cosas. Muy útil.»
Kate Collins. Market Gardner, UK

Atelier Paysan, en Francia, y Farm Hack, en el Reino Unido, forman parte de un enfoque liderado por la comunidad, para el desarrollo, modificación, y puesta en común de diseños de herramientas agrícolas, maquinaria y otras innovaciones. Estas iniciativas subraya un enfoque campesino a campesino del aprendizaje y la creación de plataformas donde se reúnen a «hackear»y aplicar su inventiva colectiva al desarrollo de tecnologías adaptadas a sus prácticas agroecológicas. Estas iniciativas luchan por desarrollar la soberanía técnica y tecnológica de los campesinos gracias a plataformas de recursos de código abierto, promoviendo la autonomía de los agricultores y la re-apropiación de los conocimientos y habilidades.

En Atelier Paysan, el campesino a campesino, agricultor a agricultor, e ingeniero-formador a agricultor se produce horizontalmente, pero también a través de una persona de referencia: un ingeniero de la cooperativa. Al final de la formación, cada participante puede volver a su explotación con una herramienta que es capaz de construir, reparar, y en su caso adaptar a sus propias necesidades. Hay más de ochenta fechas de formación disponibles cada año. Las formaciones para auto-construcción duran de 2 a 5 días. Los procesos participativos para la creación de tecnología pueden durar varios meses. Más información aquí.

En Farm Hack normalmente hay dos componentes complementarios: plataforma web y eventos. Cuando los diseños pueden compartirse usando un enfoque de código abierto o creative commons se utiliza una plataforma web. Las innovaciones derivadas de los agricultores se ponen a disposición de los demás miembros de la comunidad, que pueden editarlas. Los eventos Farm hack reúnen a agricultores, cultivadores, fabricantes, ingenieros y programadores de TI para la demostración y la puesta en común de herramientas, habilidades, e ideas a través de demostraciones de campo, talleres prácticos, seminarios, entretenimiento e intercambios culturales. Los dos componentes se unen a través de las herramientas que se demuestran durante los eventos y se cuelgan on-line.
Más información aquí.

Estas iniciativas no solo permiten a los campesinos la adquisición de habilidades diversas (por ej. tecnologías adecuadas para la agro-ecología campesina, soberanía tecnológica, innovación de los usuarios, animación de redes socio-técnicas, documentos open source) sino que desempeñan un papel importante en la creación de redes entre la gente, fortaleciendo de este modo los movimientos sociales.

*De https://www.eurovia.org/es/eaken-es/

Cuadros

Cuadro 1

La innovación que no deseamos

El discurso de las soluciones «innovadoras» se impone en distintas esferas políticas, sociales y económicas. En el debate sobre agro-ecología, las grandes organizaciones de agricultores, algunos miembros del sector académico, grandes ONG, filántropos e instituciones estrechamente vinculadas a los intereses del agro-negocio transnacional promueven narrativas «apolíticas», presentadas como opciones «tres veces ganadoras» por el logro de beneficios económicos, seguridad alimentaria y adaptación y mitigación frente al cambio climático. Persiguen incorporar determinadas prácticas agroecologicas en el modelo agro-industrial dominante y a la vez mantener las características estructurales y las dependencias que han conducido a la crisis mundial actual.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la International Agri-Food Network, «la agro-ecología es el estudio de la relación de los cultivos agrícolas y el medio ambiente». Efectivamente, el Comité Consultivo Económico e Industrial de la OCDE (BIAC/OCDE) define estrechamente la Agroecología como una disciplina científica que surgió en los años sesenta, y a la vez se critica a los que la sitúan como un sistema de producción agrícola basado en prácticas específicas, o como un movimiento político o social. Su argumento: «esta variedad puede producir confusión y distraer de los debates sobre cómo alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)». Finalmente abogan «por una mezcla de prácticas, herramientas y tecnologías adaptadas a cada situación», incluyendo la agricultura de precisión y otros «enfoques innovadores».

La consecución de los ODS no es nuestra meta definitiva como sociedad. Si realmente queremos construir un mundo justo para las generaciones actuales y futuras tenemos que aspirar a cambios estructurales más profundos. Por ejemplo, tienen que quedar claro que si todo sigue como hasta ahora el mundo no logrará la meta de los ODS de erradicar la pobreza para 2030.

Hemos de tener cuidado ante las múltiples re-interpretaciones del concepto por parte de distintos actores y grupos de interés. La Agroecología y la agricultura industrial no son conceptos ni prácticas intercambiables y no pueden coexistir. Representan dos visiones radicalmente distintas del desarrollo, el bienestar y la relación entre el ser humano y medio ambiente en el que vive.

Cuadro 2

Propuestas que rechazamos

Digitalización de la agricultura: El próximo boletín Nyéléni se dedicará a esta preocupante estrategia del agro-negocio.

Agricultura climáticamente inteligente; insistir en seguir como hasta ahora (business as usual): La FAO empezó a hablar de «agricultura climáticamente inteligente» (ACI) en 2009 como una forma de introducir la agricultura – con su papel en la mitigación, adaptación y seguridad alimentaria – en las negociaciones climáticas [Ver la nota de prensa de la FAO, «Promover la agricultura climáticamente inteligente», con motivo del lanzamiento de su informe, Food Security and Agricultural Mitigation in Developing Countries: Options for Capturing Synergies (2009). Posteriormente la FAO ha dedicado dos conferencias a la agricultura climáticamente inteligente, organizadas junto con el Banco Mundial y un grupo reducido de gobiernos en 2010 y 2012]. La Alianza Mundial por una Agricultura Climáticamente Inteligente (GACSA)[Lista de miembros, solamente en ingles], lanzada en 2014, incorpora a gobiernos nacionales, grupos de presión del agro-negocio (que representan en su mayoría a la industria de los fertilizantes) [El 60% de los miembros del sector privado de la alianza representan a la industria de los fertilizantes (GRAIN, 2015; CIDSE, 2015). «Los seis grandes (Big Six: BASF, Bayer, Dow, DuPont, Monsanto, Syngenta) son los motores de la agricultura industrial. Estas empresas poseen retornos colectivos de más de 65.000 millones en agroquímicos, semillas y rasgos biotecnológicos y controlan dos tercios del mercado mundial de agroquímicos y el 63% del mercado comercial de semillas» (ETC Group, 2016).], a la mayor red mundial de científicos agrícolas del sector público – el Grupo Consultivo sobre Investigación Agronómica Internacional (CGIAR) – universidades y ONG. Too big to feed , un informe del Grupo Internacional de Expertos sobre Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES-FOOD) en 2017 muestra que las transnacionales agroquimicas y sus grupos de presión están fuertemente representados en las principales alianzas e iniciativas que promueven la agricultura climáticamente inteligente en la actualidad. La ACI es el clásico ejemplo de arreglo tecnológico para afrontar un problema creado por un fracaso tecnológico de la biotecnología (cultivos tolerantes a los herbicidas), y un nuevo modo de mercantilizar la naturaleza y apropiarse de ella. Más aún, aunque afirma utilizar enfoques agroecológicos (por ej. agroforestales), la ACI no excluye prácticas ni tecnologías que pueden menoscabar estos enfoques o que son incompatibles con ellos.
Para más información aquí.

Intensificación sostenible: Aunque el término «intensificación sostenible» existe desde hace dos décadas, hace poco que se utiliza de modo generalizado y que se ha incorporado también a la agricultura climáticamente inteligente. Originalmente se concibió como un enfoque basado en tres premisas fundamentales sobre seguridad alimentaria y producción agrícola en el siglo XXI: 1) el mundo debe producir muchos más alimentos en las próximas décadas para alimentar a una población en crecimiento; 2) la base de tierras de labor no puede ampliarse de modo significativo; y 3) la producción agrícola debe volverse más sostenible y eficiente en materia de recursos para salvaguardar el capital natural del que depende la agricultura. Consideradas conjuntamente, estas tres premisas implican que debe intensificarse la producción agrícola sobre las tierras cultivables actuales para asumir la creciente demanda de un modo que no se perjudique al medio ambiente. No obstante, la primera premisa ignora la evidencia, que la FAO y muchos otros han puesto de manifiesto, de que en lugar de medidas para el aumento de la producción, que se vincula con el enfoque fuertemente criticado de la «economía verde», es importante adoptar medidas de redistribución de los alimentos y de reducción de los residuos.
Más información aquí.

Nuevas herramientas de edición genética: Las nuevas herramientas de edición genética son herramientas que fuerzan rasgos genéticamente modificados en poblaciones enteras de insectos, plantas, animales y otros organismos. Esta tecnología invasiva representa un intento deliberado de crear una nueva forma de contaminación genética. Estas nuevas herramientas de edición genética pueden producir la extinción de especies y socavar la alimentación y la agricultura sostenibles y justas.

Aquí la carta firmada por líderes del movimiento en favor de la alimentación de todo el mundo: y aquí el informe del Grupo ETC Exterminadores en el campo.

CropLife International: Se trata de una red mundial, «la voz y los principales defensores de la industria fitosanitaria», que cuenta entre sus miembros con BASF, Bayer y Syngenta[[croplife.org/about/members/ (solamente en inglés)]], identifica los seis elementos principales de la Agroecología desde una visión que solo menciona a los agricultores como meros receptores de apoyo técnico y usuarios de tecnología y productos biotecnológicos, ambas cosas ofrecidas por estas empresas (solamente en inglés).

Mega-fusiones: Algunos actores celebran el repentino aumento de las mega-fusiones en el sector del agro-negocio y la consolidación de la concentración empresarial en toda la cadena alimentaria industrial (semillas, agro-químicos, fertilizantes, genética ganadera, farmacéutica animal y maquinaria agrícola) como algo que crea un clima de dinámica de innovación. No obstante, aunque el sector gasta mucho en I+D (7000 millones de dólares en 2013), su alcance sigue siendo reducido. La industria se centra en cultivos y tecnologías con mayores retornos comerciales; por ejemplo, el 40% de la investigación privada sobre cultivos se concentra en uno, el maíz. Además, la tendencia común a las grandes empresas es la compra de marcas emergentes «saludables» o «sostenibles» para colmar sus lagunas de innovación en este sector, perjudicando la innovaciones y comprometiendo el compromiso con la sostenibilidad de estas empresas más pequeñas.
Más información en inglés.

Cuadro 3

El proceso FAO sobre Agroecología

El proceso FAO sobre Agroecología, que se inició en septiembre de 2014 e incluyó dos simposios internacionales (2014 y 2018), varios seminarios y reuniones regionales (2015 y 2016) y una reunión entre la FAO y el Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CPI) y sus aliados (2017), ha permitido que las organizaciones y los movimientos sociales que promueven la Soberanía Alimentaria dirijan nuestras propuestas y demandas en materia de Agroecología a espacios de dialogo con gobiernos, instituciones internacionales, sector académico y otras organizaciones sociales.

No obstante, la FAO es un monstruo de sesenta cabezas y hay un intento permanente de interrumpir los avances en Agroecología. Un ejemplo de ello fue la intención de «calcar» el proceso de Agroecología con bioetecnologías agrícolas en 2016 y 2017. La presión de los movimientos y organizaciones sociales, unidos en IPC, consiguió parar este proceso, pero los mismos actores dentro de la FAO consiguieron abrir otro frente, promoviendo el discurso según el cual la necesaria innovación en agricultura es el modo de salir de la crisis alimentaria, medioambiental y climática mundial.

En este contexto, se introdujo el tema en el orden del día de la Comisión de Agricultura de la FAO (COAG), que se celebró del 1 al 5 de octubre de 2018 y en un simposio internacional sobre innovación para la Agricultura los familiar que tuvo lugar en Roma a finales de Noviembre de 2018.

Se ha incidido enormemente en el fomento de la innovación (entendida fundamentalmente como innovación tecnológica) para lograr la agricultora sostenible y para que los sistemas alimentarios se adapten al cambio climático. La innovación será un marco muy relevante en los próximos años. En este marco, la mayoría de los gobiernos recalcaron el papel clave de las inversiones del sector privado, ignorando completamente que los productores de alimentos a pequeña escala son los primeros y más importantes inversores en agricultura y que son los actores clave que han estado innovando durante siglos. No obstante, ante las presiones de los movimientos sociales, la COAG reconoció en 2018 que «la innovación no es un fin en sí [y] que algunas formas de innovación pueden contribuir a la degradación del medio ambiente, producir distorsiones en los medios de vida o exacerbar las desigualdades. Es importante comprender cuales son los tipos de innovación que deben promoverse, dónde y para quién».

Actualmente, la FAO está estableciendo, en conversación con las organizaciones de la sociedad civil y el sector académico, un marco analítico para la evaluación multi-dimensional de la Agroecología y unas directrices para su aplicación, de modo que se apoye una toma de decisiones basada en las evidencias en materia de Agroecología.

Para las organizaciones y los movimientos sociales que forman parte de la plataforma CIP, para paliar las lagunas existentes en materia de científica y de evidencias sobre Agroecología, y para ampliar la Agroecología hacia fuera y hacia arriba, debería emprenderse una investigación basada en la acción participativa, en dialogo estrecho con el sector académico comprometido. Debería fomentar la capacidad de los productores de alimentos y de sus comunidades de experimentar, evaluar y divulgar las innovaciones y facilitar el contacto entre los distintos sistemas de conocimiento, conduciendo a soluciones sistémicas y hacia unos sistemas agrícolas y alimentarios realmente sanos, y sostenibles.

Cuadro 4

La Escuela Campesina Multimedia

En Noviembre de 2015, La Vía Campesina Internacional (LVC), La Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y el colectivo Komanilel, lanzaron el video curso metodológico virtual «Escuela Campesina Multimedia; una herramienta audiovisual para difundir la agroecología». El objetivo de este curso es de difundir la agroecologia a nivel mundial. Este instrumento acompaña la creación de escuelas para la formación agroecológica desde lo político, lo técnico y lo metodológico que La Vía Campesina ha establecido en casi todos los países donde tiene miembros. El material multimedia incluye una serie de audiovisuales que quiere facilitar la integración de conceptos y prácticas de la metodología «Campesino a Campesino» (CaC), tomando Cuba como ejemplo exitoso en la difusión de la agroecología.
La Escuela Campesina Multimedia puede ser consultada en línea en español, inglés, francés y portugués en el sitio: http://agroecologia.espora.org

Destacados

Destacados 1

¿Qué innovación se necesita?

Dado que el discurso hegemónico sobre la innovación incluye desde la Agroecología a la biotecnología entre los «enfoques para una agricultura sostenible», es fundamental reconocer que existen visiones radicalmente divergentes para encarar las crisis mundiales y para definir e implementar procesos y productos innovadores, así como sus actores y beneficiarios centrales.

Las tecnologías, innovaciones y prácticas elegidas hoy determinarán el futuro de los sistemas agroalimentarios [Nos referimos a los diversos elementos que componen los sistemas agroalimentarios (ambiente, personas, insumos, procesos, infraestructura, instituciones, etc.) y al espectro completo desde la pre-producción y la producción hasta el procesamiento, el envasado, el transporte, la distribución, la comercialización, la preparación, el consumo y la gestión de residuos. Este marco también incorpora los insumos y productos asociados a cada una de estas actividades, incluidos los resultados socioeconómicos y ambientales. Basado en GANESAN (2014)] y los medios de vida de los pueblos en todo el mundo. Por lo tanto, es crucial que las y los responsables de la toma de decisiones, las y los productores de alimentos y otros actores se planteen las preguntas adecuadas para guiar sus decisiones.

En ese sentido, la innovación no debe consistir únicamente en ofrecer una tecnología o una caja de herramientas de la cual se selecciona unos pocos elementos, o centrarse únicamente en la productividad. La innovación debe centrarse especialmente en los procesos sociales, económicos, culturales, ecológicos, medioambientales, institucionales, organizativos y de políticas públicas.

Para que una innovación reconfigure los sistemas agroalimentarios y contribuya a su sustentabilidad, debe desarrollarse sobre la base de un enfoque integral y multidisciplinario para un cambio sistémico que impacte positivamente en la vida de los pueblos. Además, innovar para transformar estos sistemas no se trata sólo de introducir innovaciones nuevas, revolucionarias o perturbadoras, así como nuevas necesidades, mercados y espacios de aplicación: implica la adaptación o evolución, y la mejora y/o expansión sustancial de las técnicas y prácticas ya existentes.

Evaluar las innovaciones en los sistemas agroalimentarios es un reto, y requiere el desarrollo de un marco y un conjunto de indicadores, y/o análisis de escenarios, para medir las características de una innovación y sus impactos en la sustentabilidad de estos sistemas, y ayudar a informar opciones y acciones estratégicas. Para contribuir a desarrollar dicho marco, aquí planteamos un conjunto no exhaustivo de 13 criterios interconectados.

i. Dimensiones sociales, económicas e institucionales. Se debe evaluar si las innovaciones:
– promueven la participación popular en la toma de decisiones, la gestión de los bienes naturales y en los procesos de seguimiento y evaluación, asignándole un papel destacado a las y los más vulnerables y marginados.
– construyen la justicia social y económica, fortaleciendo la inclusión económica y la cohesión social para mejorar los medios de vida y reducir activamente las desigualdades, fomentando y consolidando las relaciones y la solidaridad entre las zonas rurales y urbanas y entre las generaciones, y apoyando modelos sociales y públicos de propiedad y gestión.
– contribuyen a erradicar del hambre, garantizando el acceso equitativo y un suministro de alimentos suficiente que a su vez contribuya a reforzar la autosuficiencia alimentaria.
– fomentan el consumo de alimentos diversos, nutritivos e inocuos para dietas saludables, diversificadas, culturalmente apropiadas y sustentables.
– benefician a las y los pequeños productores de alimentos y
las y los trabajadores, creando condiciones de vida dignas, implementando la participación efectiva en la toma de decisiones y reconociendo y preservando sus conocimientos.
– construyen la Justicia de género y respeten la diversidad, reconociendo y valorando el trabajo productivo y reproductivo de las mujeres, promoviendo la igualdad de derechos y acceso a los recursos, y la participación efectiva en la toma de decisiones y contribuyendo a erradicar todas las formas de violencia y opresión contra las mujeres.

ii. Aspectos ambientales. Se debe evaluar si las innovaciones:
– son eficaces, reduciendo al mínimo la pérdida de alimentos, los desechos y el transporte que interviene en la producción y distribución de alimentos, así como los efectos ambientales conexos mediante sistemas alimentarios localizados o re-localizados.
– contribuyen la justicia energética, al considerar los sistemas y tipos de producción, distribución y consumo de energía para crear, desplegar y operar la innovación, minimizando los impactos sociales y ambientales de la energía y asegurando un acceso justo y suficiente a la misma.
– contribuyen la justicia ambiental, considerando: los impactos ambientales a corto y largo plazo derivados su uso, más allá de su vida útil; su capacidad de preservar la biodiversidad y el agua; e incluyendo los aspectos laborales de la innovación en la producción de alimentos y los problemas de las y los trabajadores agrícolas migrantes.
– contribuyen la justicia climática, encarando las causas estructurales del cambio climático debidas a los sistemas agroalimentarios, para fortalecer la resiliencia de los pueblos frente a futuras crisis.

iii. Aspectos del proceso de implementación. Se debe evaluar si las innovaciones:
– estarán disponibles y asequibles, para todas las personas e instituciones a todos los niveles y en todos los territorios.
– son útiles, usables y sostenibles en el tiempo, al ser eficaces a corto y largo plazo en el cumplimiento de la tarea para la que está prevista.
– tienen efecto multiplicador, para lograr su adopción generalizada a todos los niveles y en todos los territorios, con impacto positivo.

Para que una innovación sea considerada social, cultural, ambiental, política y económicamente aceptable, debería tener en cuenta y cumplir al menos la mayoría, si no todos, estos criterios.
Leer más aquí.

Destacados 2

Porque apoyar a la Agroecología

La Agroecología es un enfoque de múltiples dimensiones, basado en el conocimiento y los modos de vida de los campesinos y los pueblos indígenas, que se fundamenta en sus respectivos entornos natural, social y cultural [Para saber más sobre Agroecología consulte el Boletín Nyéléni núm. 20 ]. Se trata de un concepto vivo que sigue evolucionando a medida que se adapta a realidades únicas y diversas. Proporciona un marco coherente que conceptualiza estas practicas y sus efectos (y el modo en que se refuerzan mutuamente), y una comprensión holística de nuestro lugar en los ciclos naturales y del modo en que los sistemas alimentarios deben adaptarse a los sistemas bioculturales de los que dependen al tiempo que los restauran.

Incluye una visión a largo plazo y va más allá de la producción agrícola porque abraza y transforma todo el sistema alimentario. Es una herramienta de lucha y resistencia para la construcción de la Soberanía Alimentaria de los pueblos (MST – en portugués). Convoca a cambios de paradigma en múltiples frentes, incluyendo en investigación, consumo, y normativa, con el fin de lograr la Soberanía Alimentaria para las comunidades rurales y urbanas. Por todo el mundo, la Agroecología garantiza la diversidad de alimentos y culturas alimentarias adaptados a sus respectivos medios social y natural.

Además, existen datos convincentes con respecto a la capacidad de la Agroecología de aumentar de modo significativo los rendimientos para los que más los necesitan, a saber, los productores marginalizados de alimentos que subsisten en regiones que dependen de la lluvia, sin que se necesiten infraestructuras onerosas e intensivas en recursos como el regadío y las semillas de las multinacionales.

Los productores de alimentos a pequeña escala, especialmente el campesinado y la agricultura familiar, son los primeros innovadores en agricultura y lo han sido desde hace miles de años. Son los principales diseñadores de los sistemas agrícolas agroecológicos, incluidos los agroforestales y los que han integrado el ganado con los cultivos y los árboles, y los principales fitomejoradores del mundo. En comparación con ellos la contribución de las instituciones de investigación y del sector privado es minúscula. Especialmente cuando consideramos los sistemas agroecológicos y las variedades de cultivos y las razas de ganado adaptados a las condiciones locales. Los procesos de innovación que deben recibir apoyo son estos procesos de iniciativa y desarrollo campesino, así como los procesos Campesino a Campesino que estimulan la innovación agrícola y la puesta en común de resultados.

Existen innumerables métodos agrícolas basados en la ecología que ha desarrollado no menos del 75% de los dos mil millones de productores a pequeña escala, en su mayoría mujeres, en los 500 millones de pequeñas explotaciones agrícolas que alimentan al 70 – 80% del mundo. La mayoría de los alimentos que se consumen actualmente procede de los 2,1 millones de variedades de plantas cultivadas por los campesinos. En conclusión, la Agroecología es el enfoque innovador que debe recibir apoyo; una Agroecología que practican los productores de alimentos a pequeña escala, que son los que la han mantenido durante milenios y que se atienen a sus principios.

Para más información:
Innovaciones para sistemas agrícolas y alimentarios sustentables
La Agroecología en una encrucijada, Boletín Nyéléni núm. 28

Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

Desmaterialización de las semillas

Alimata Traoré, Presidenta de la Convergencia de Mujeres Rurales por la soberanía alimentaria  (COFERSA), Mali

 «¿Qué pasa si se va la luz una vez que hayamos puesto todas las semillas en un ordenador, qué se hace entonces?» Esta fue la reacción de las mujeres de mi organización, COFERSA, cuando les expliqué lo que estaban debatiendo los gobiernos en la Séptima Sesión del Órgano Rector del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (ITPGRFA por sus siglas en inglés) en Kigali en octubre de 2017.

Nosotros, las comunidades campesinas, trabajamos con seres vivos en nuestros campos. Ese es nuestro modo de preservar la biodiversidad. Mi comunidad ha seleccionado una variedad de sorgo que es resistente a la sequía si se planta usando una técnica llamada  zaï.[1]  Y ahora una empresa se apropiaría de ella solo porque domina la inteligencia artificial?  Hasta hace poco, los investigadores de las empresas tenían que venir a nuestros pueblos a pedirnos semillas para seguir desarrollándolas y después venderlas. Esto ha cambiado con las transformaciones más recientes de la biotecnología y la secuenciación genética: los obtentores de la  indusrtia ya no necesitan acceso físico a las semillas. Ahora analizan la representación digital de las secuencias genéticas en las pantallas de sus ordenadores.  

Cuando hablamos de «desmaterialización» de los recursos genéticos nos referimos a la  secuenciación del genoma de organismos vivos, a la recogida masiva de conocimiento campesino relativo a las características de esos organismos, y después a la digitalización y almacenamiento de esta información en enormes bases de datos electrónicas.  Después las empresas presentan solicitudes de patentes de esas secuencias genéticas, lo cual les abre la puerta a poder obligarnos a pagar derechos de licencia siempre que esa misma secuencia se encuentre en nuestras semillas. Así pues, la  “desmaterialización» es la nueva manera de captar la riqueza que las comunidades campesinas han creado a lo largo de siglos, eludiendo los textos internacionales que reconocen nuestros derechos. 

Nosotros, los campesinos de África, no somos atrasados, ni contrarios a la tecnología.   La utilizamos cuando sirve para reforzar nuestras luchas, pero pedimos que se respeten y protejan nuestros derechos. Los que pueden utilizar todas esas tecnologías informáticas y grandes bases de datos son las grandes empresas multinacionales. No son para nosotros. Precisamente por eso nos oponemos a las patentes basadas en la información genética.  Y luchamos por la protección de nuestros sistemas campesinos de semillas, que nos permiten desempeñar nuestro papel como guardianes y garantes de la   biodiversidad y de la vida. Ninguna máquina ni software podrá  sustituir nunca al conocimiento campesino.  

Voces desde el terreno 2

Yo Campesino: Digital, Rural, auto-determinado

FarmHack.org reflexiones comunitarias sobre la digitalización en el movimiento agrícola alternativo en Estados Unidos

Incluso en este mundo hiper-conectado, nosotros, agricultores jóvenes y no tan jóvenes del panorama de la agroecología en Estados Unidos, pasamos la mayor parte del tiempo en el exterior, conectados más tiempo al ecosistema que a Internet. Estamos a caballo entre la subsistencia y el mercado, entre la ecología de lo salvaje, la de lo callejero y la de lo domesticado, algunas veces cultivando o cuidando a los niños o trabajando con equipos y con el móvil entre los dientes!  Muchas granjas de Estados Unidos utilizan el móvil para la contabilidad, el marketing, la gestión de los pedidos y los clientes, como tiendas en linea y portales de venta  – para mantener el contacto diario con nuestras redes de colaboradores y con una clientela cada vez más acostumbrada a relaciones directas con los productores. 

En Estados Unidos tenemos movimientos sociales convergentes, que han dado forma a la cultura y las prácticas de nuestro ecosistema de  herramientas agrícolas de código abierto. Estos incluyen la coincidencia con un boom de la infraestructura del internet abierto, incluyendo la  Wikipedia, Creative Commons, Craiglist, Napster, Tor-Drupal y otros. Nuestra  generación ha crecido con ordenadores desde la escuela primaria, así que somos expertos en encontrar información con palabras clave en línea, desde videos de YouTube de Google a documentos históricos protegidos en los commons en www.archive.org.

También somos bastante expertos en construir nuestra propia infraestructura cuando ésta no existe,   un buen ejemplo de ello es FarmHack.org. FarmHack.org fue creada en 2008 por   una comunidad de agricultores reunidos  en el  Massachusetts Institute of Technology (MIT) para trabajar conjuntamente en la construcción de una plataforma que albergara un servicio para compartir herramientas agrícolas, por medio de una página web muy simple, encuentros en persona, y una comunidad internacional difusa de  profesionales colaborando en línea. FarmHack.org persigue ser la plataforma de código abierto que permita a los agricultores compartir sus enfoques innovadores para afrontar las carencias actuales en el equipamiento[2] conjuntamente con los demás pequeños agricultores.[3] Actualmente,  el movimiento de jóvenes agricultores, el movimiento del software libre, y el movimiendo del “derecho a reparar” [4] convergen en las comunidades FarmHack y Gathering for Open Ag Tech (GOAT). Esto no es algo que ocurra solo en Estados Unidos, sino que  también hay un potente movimiento cooperativo en el Quebec canadiense. 

La “agricultura de precisión” es la visión del agronegocio  de una agricultura sin agricultores.   En los últimos años, tanto las empresas de insumos agrarios como las multinacionales de maquinaria agrícola (por ej. John Deere) han invertido masivamente en big data y en tecnología de la información y la comunicación. La “agricultura de precisión” conlleva un modelo de producción agrícola extremadamente mecanizado, propiciado por la  convergencia de nuevas y potentes tecnologías digitales y el tratamiento algorítmico de los big data. En esta “visión,” la tecnología y los datos se utilizan para consolidar aún mas el control empresarial sobre el sistema alimentario, y los monopolios. En la actualidad, las empresas de maquinaria agrícola – al igual que las empresas de insumos agrícolas – son empresas de big data. Equipan a sus máquinas  con sensores y chips que recogen y analizan todo tipo de datos, continuamente – registros meteorológicos, humedad del suelo, plagas, histórico de cultivos etc. Todos se convierten en grandes conjuntos de datos que se introducen en algoritmos de aprendizaje automático que después equipan maquinaria agrícola automatizada.

Frente a esto, nosotros planteamos una potente visión comunitaria dirigida a una “agricultura de decisión”, que plantea nuestra autonomía y nuestros derechos.  Además de construir nosotros mismos las herramientas/hardware, de modo que podemos controlarlos (por ej. equipos agrícolas basados en una bici, equipos de bricolaje montados en un tractor  “en taller” etc.), desarrollamos nuestro propio  software y Apps  de código abierto  (por ej. un software de gestión adaptivo llamado “farmOS”). También hemos empezado a usar drones, sensores (por ej. para el control de los invernaderos, las cercas, etc),  big data y observación propiciada por la tecnología para mejorar nuestros sistemas de cultivo y adaptarlos a las condiciones locales y a los cambios del clima.  Muchas de estas prácticas comparten filosofía y enfoque con comunidades de Ciencia Ciudadana como Publiclab.org, y trabajan para ayudar a las comunidades, con herramientas de control de bajo costo, a responsabilizar a los funcionarios que los representan en materia de justicia ambiental. Publiclab hace hincapié en ámbitos como  análisis del suelo (de contaminación) asequibles a cualquiera, y vigilancia del carbono (mediante espectrometría). Nuestra estrategia se centra en comunicar y compartir conocimientos agrícolas pertinentes a escala local superando las barreras culturales, geográficas e idiomáticas.

Nos encontramos en una encrucijada interesante que pondrá patas arriba los costes y  accesibilidad de las herramientas digitales. La siguiente generación de micro-controladores de código abierto y de dispositivos conectados a Internet y las baterías y motores asociados a ellos  es mucho más barata,  accesible y escalable para los pequeños productores, e incluso puede presentar ventajas económicas con respecto a sistemas propietarios a gran escala. El control climático de bajo coste, la automatización simple,  la vigilancia de los animales, y los procesos de valor añadido en la explotación, son solo muestras de usos con un potencial interesante para los pequeños agricultores.

Las herramientas de comunicación de bajo coste también son fundamentales para compartir y mejorar los conocimientos prácticos en respuesta a las complejidades de la agricultura regenerativa y sentar las bases para la valoración de la función de los ecosistemas. Con herramientas de comunicación inter pares para intercambiar y adaptar diseños a las condiciones locales, se logra incluso mejorar la eficacia de diseños simples de hardware y  la creación de hardware local desde la explotación. Incluso estamos explorando redes inter pares con capacidad para generar redes funcionales de comunicación entre agricultores fuera de Internet. 


[1]              Zaï es una técnica tradicional de cultivo de África Occidental que consiste en cavar pozos en micro-cuencas usando una especie de pico con un pequeño mango (llamado daba), y sembrar después las semillas. Este tipo de cultivo especial permite concentrar agua y estiércol en zonas áridas y semi-áridas.

[2]              Sobre todo los pequeños hortelanos consideran que hay ‘carencias en equipos’ a medida que se trabaja para recrear la diversidad en los sistemas de cultivo y las regiones donde ha habido concentración y simplificación.

[3]              Ver artículo sobre FarmHack y Atelier Paysan en el  Boletín núm. 36 – Agroecología : innovación real desde y para los pueblos

[4]              A menudo las grandes empresas de maquinaria agrícola impiden que los agricultores puedan reparar los tractores que les compran. Una cláusula del contrato de compra exige que las reparaciones se lleven a cabo por .. acreditados.  El movimiento por el “derecho a reparar” lo rechaza, y defiende el derecho de los agricultores a reparar su maquinaria.