Cuadros

Cuadro 1

Pesca y agroecología

«Estamos diciendo que nuestra manera de pescar…de hecho, es la agroecología que estamos haciendo. Pescando de manera muy selectiva, y cuidando el medio ambiente. Nuestra interconexión con el océano siempre ha estado ahí pero ahora tenemos un término que describe nuestra conexión con el océano. La agroecología ayuda a describir la práctica pesquera que hemos estado llevando a cabo en los últimos 5000 años.»
Christian Adams, Masifundise, Sud Africa, pescador y miembro del WFFP

La pesca comparte dinámicas estructurales parecidas que la agricultura y la ganadería, y en muchos contextos los pescadores también son campesinos. La pesca de pequeña escala debe enfrentarse a la pesca industrial del mismo modo que las agriculturas y ganaderías campesinas se enfrentan a la agricultura industrial. Además, en la pesca artesanal o marisqueo y algunas formas de acuicultura de pequeña escala, se siguen unas normas, al igual que en la agroecológica, de la utilización en el uso de artes de pesca adecuadas para cada especie, el respeto por la época de trabajo, según las especies, el control de la cantidad estipulada por día de pesca, la siembra, protección y conservación de manglares, para asegurar la sostenibilidad, la biodiversidad en la producción y la dieta.

Además, la pesca se encuentra con las mismas dificultades que lo agrario en su relación con la comercialización y distribución. Al igual que en la agricultura, un cuello de botella se da en la concentración en la distribución. Mayor información sobre el lugar de origen, sobre su método de producción, la creación de sellos de calidad y de producción ecológica, se han visto desde lo agrario como pasos necesarios pero no suficientes: la venta directa, los canales cortos, los mercados de productores, junto con las tradicionales y nuevas formas de distribución de manera articulada entre productores y consumidores son estrategias que ya se trabajan en ambos sectores, entonces es un campo fértil para intercambiar aprendizajes.

Ya se aprendió que no sólo había que producir agroecológicamente sino que también había que venderlo agroecológicamente, para evitar que mediante sellos ecológicos se apropien las grandes productoras y comercializadoras de los beneficios económicos y conviertan esos alimentos en productos exclusivos para élites, sin que beneficien realmente a las productoras.

Para fortalecer este trabajo, hace falta la colaboración: 1.) entre productores pesqueros de pequeña escala ­incluyendo la participación creciente de jóvenes y mujeres­ para la defensa de sus territorios y sus manejos agroecológicos, para el acceso a los medios de producción y a canales de comercialización propios; 2.) entre los y las pescadores/as de pequeña escala y las consumidoras para construir canales de confianza basados en productos de calidad, locales, de temporada y con manejos agroecológicos; y 3.)el diálogo de saberes entre los movimientos pesqueros y campesinos. Son pasos que el mundo de la pesca va dando, a la vez fortaleciendo su voz colectiva y articulando alternativas reales.

Cuadro 2

Convertir la tendencia del supermercado tsunami

Es fácil ver la absorción empresarial de nuestro sistema alimentario desde la perspectiva de la agricultura: es visible en la expansión de los monocultivos a gran escala, en la apropiación de la tierra y las aguas y en el desplazamiento de los campesinos y de las comunidades indígenas. Pero la expansión del control empresarial se esparce por todas las cadenas de suministros de alimentos mundiales, desde las grandes explotaciones a las estanterías de los supermercados. De hecho, el rápido cambio de los mercados frescos a los supermercados en el contexto de la distribución de alimentos también tiene implicaciones alarmantes como el cambio del campesino a las explotaciones industriales.

En muchos países en desarrollo en la región del Pacífico asiático, por ejemplo, los mercados de productos frescos proporcionan subsistencia a millones de personas -desde los agricultores a pequeña escala que aportan sus cosechas a los pequeños propietarios de puestos, artesanos, vendedores callejeros y una gran variedad de otros trabajadores informales que obtienen escasos ingresos de este sector, tales como portadores y cargadores en los mercados. En India, casi 40 millones de personas dependen del sector del comercio informal y los mercados de productos frescos; y en Indonesia más de 12 millones de personas dependen de los mercados de productos frescos [1]. Miles de vendedores ambulantes -que trabajan cada día para proporcionar alimentos a las comunidades urbanas- son el corazón de las ciudades como Bangkok y Hanói. Una encuesta realizada por el Departamento de Comercio de Hanói sobre el estado de los vendedores ambulantes muestra que existen unos 5.000 vendedores de verduras y 9.000 vendedores de frutas en los distritos interiores de la ciudad, siendo las mujeres un 93 por ciento de las vendedoras, 70-80 por cierto de las cuales provienen de las provincias circundantes[2]. Una encuesta realizada en 2010 por la Administración Metropolitana de Bangkok muestra la sorprendente cifra de 40.000 vendedores ambulantes operando en la ciudad de forma diaria[3].

La rápida «supermercatización» de los mercados mundiales de alimentos, facilitada por el crecimiento de numerosos acuerdos de inversión y de libre comercio, es lenta y sin duda un factor de marginación, también domina los lugares de millones de personas cuya subsistencia depende de este sector. Al mismo tiempo, reduce el acceso a los alimentos adecuados y nutritivos al manipular los precios de los alimentos y de la agricultura. Los supermercados hacen que los productos básicos sean caros mientras que también crea la explosión de la comida basura -inundando con alimentos baratos y procesados los mercados locales y afectando de manera adversa la salud pública[4].

Este cambio hacia los supermercados no es una solución para alimentar una población en constante aumento. Sino que sólo transferirá el control y el acceso de los alimentos a un puñado de comerciantes internacionales estrechamente ligados con la agroindustria. En toda la región del Pacífico asiático existe un aumento de la concienciación y resistencia a los vendedores internacionales y cadenas de supermercados en las comunidades de campesinos, los sindicatos de vendedores ambulantes y consumidores. Es importante continuar construyendo alianzas estratégicas y alternativas que desafíen la tendencia de la «supermercatización».

Cuadro 3

Cooperativa exitosa en Nicaragua

La Federación de Cooperativas para el Desarrollo – FECODESA trabaja para mejorar las condiciones de los pequeños agricultores, reducir el riesgo e incrementar las oportunidades de mercado. FECODESA es una federación nacional de cooperativas de pequeños y medianos agricultores en Nicaragua que unifica 6.000 familias comprometidas con la agricultura de pequeña escala. Las familias producen su propia comida y venden su exceso de producción a los mercados locales, nacionales e internacionales a través de sus cooperativas y de FECODESA.
FECODESA ha adoptado los principios de la cooperativa para su trabajo poniendo énfasis en los procesos democráticos y en la total inclusión de sus miembros en las operaciones económicas y la toma de decisiones.
FECODESA se estableció en 2006 y proporciona capital, oportunidades de mercado y desarrollo de capacidad a sus miembros, contribuyendo así al incremento de la productividad en los campos, incrementando la calidad de la producción y añadiendo valor a los bienes primarios. Además, FECODESA participa activamente en las iniciativas gubernamentales y en las mesas redondas donde se deciden las políticas agrícolas, técnicas y mecanismos financieros. Una integración formal en dichas áreas, donde los pequeños agricultores normalmente no tienen mucha representación, permite a FECODESA tener voz y voto representando los intereses de los pequeños agricultores.


Mecanismos de mercado

Organizar a los pequeños agricultores en cooperativas les ayuda a ser el motor central en los espacios económicos y políticos ligados al sector agrícola en Nicaragua. Esto se consigue organizando primero a los agricultores en cooperativas, después organizándolos como una red de cooperativas con intereses similares y, por último, participando en los casos de toma de decisiones para una mayor representación de los intereses de los pequeños agricultores.

Elementos clave del éxito:
1. Legitimidad. FECODESA fue establecida, es propiedad y está dirigida por los campesinos a pequeña escala. La operación está motivada por los intereses compartidos de los miembros; mejorando las condiciones de vida y teniendo en cuenta las consideraciones medioambientales.
2. Una fuerte organización. Todas las cooperativas en FECODESA trabajan para crear una estructura gubernamental financiera e interna en su propia organización.
3. Transparencia, alto rendimiento financiero y sistemas gubernamentales. Las operaciones de FECODESA se construyen en sistemas que permiten que las soluciones capitales, de conocimiento y técnicas lleguen rápidamente a sus miembros.
4. Fuerte promoción trabajando para defender los intereses de los pequeños agricultores, tanto a nivel local como nacional. FECODESA se dio cuenta de que la influencia de los pequeños agricultores en el proceso de la toma de decisiones es absolutamente fundamental para alterar el equilibrio de poder en el sector de la agricultura.

Cuadro 4

Agricultura orgánica y la experiencia del mercado comunitario de OFBMI

La Agricultura Orgánica de Barangay Macabud (OFBMI, por sus siglas en inglés) es una cooperativa de agricultores formada por casi cien beneficiarios de las reformas agrarias en la provincia de Rizal, Filipinas. Se formó tras dos décadas de lucha por la tierra, la OFBMI busca revitalizar la producción agrícola en el área a través de la agricultura comunal y agroecología.

Desde su creación en 2014, la OFBMI se comprometió seriamente con el gobierno para acceder a los servicios de apoyo necesarios para mejorar las capacidades y los ingresos de los campesinos. Esto entra dentro del contexto de la pobreza generalizada en el área causada por una batalla legal protegida por la propiedad de la tierra, con la mayoría de las familias viviendo por debajo de los 2 dólares al día y cultivos de subsistencia. En un año, la OFBMI recibió semillas y materiales vegetales, así como equipamiento, tales como trituradoras y tractores de mano.

Al ser parte de la PARAGOS-FILIPINAS, una organización nacional de campesinos y miembro de La Via Campesina, algunos miembros de la OFBMI pudieron atender a la formación en agroecología. Esto, junto con la perspectiva de compromiso de los mercados especializados para productos orgánicos influyó positivamente en la decisión de la OFBMI para volverse 100% orgánica. En un corto período de tiempo, la mayoría de los miembros campesinos han podido producir suficiente aporte orgánico incluyendo humus de lombriz para sus propias necesidades y granjas comunales.

Sin embargo, la mayoría de los mercados orgánicos ahora están dominados por cooperativas/granjas más grandes con mayores capacidades de producción y la Certificación de Productos Orgánicos de Terceros. La OFBMI se dio cuenta de que, aunque los precios son más competitivos, simplemente no pueden continuar con la creciente demanda de productos orgánicos. El grupo decidió volver a su base. «¡¿Por qué deberían vender nuestras verduras a la clase media y alta cuando la mayoría de las familias en nuestro pueblo siguen hambrientas?!», exclamó un campesino.

Hoy en día, la OFBMI ha establecido un «mercado comunitario» donde se venden productos orgánicos a precios que marca el productor en un esfuerzo de no crear sólo una conciencia de la agroecología sino también proporcionar alimentos seguros y saludables para igualar a los más pobres en la comunidad. Otros productores y vendedores de los mercados locales estaban incluso convencidos a atender a los ejercicios de formación orgánica que la OFBMI organiza de forma regular. Los beneficios son raramente altos en el mercado de la comunidad, pero son suficientes para sostener y ampliar la iniciativa para la disponibilidad y seguridad alimentaria.

[1] GRAIN,»Soberanía alimentaria a la venta: los supermercados están minando el control de las personas sobre los alimentos y la agricultura en Asia«, 17 de septiembre de 2014.

[2] TrungHieu,»Vendedores ambulantes: una parte vital y dinámica de Hanói«, VietnamNews, 29 de junio de 2014.

[3] Gisele Yasmeen y Narumol Nirathron, «Vender en espacios públicos: el caso de Bangkok», WIEGO documento normativo (políticas urbanas) n1º16, mayo de 2014.

[4] GRAIN, «Libre comercio y la epidemia de la comida basura en México«, 2 de marzo de 2015.

Destacados

Destacados 1

El reconocimiento, el apoyo y la protección de nuestros mercados territoriales[1]

(…)El grueso de los alimentos consumidos en el mundo (el 70%), es producido por productores y trabajadores a pequeña escala. La mayor parte de estos alimentos se canaliza a través de lo que proponemos llamar «mercados territoriales», tal y como se explica más adelante. Tan solo el 10-12% de los productos agrícolas se comercializa en el mercado internacional, en concreto se trata del 9% de la producción de leche, el 9,8% de la producción de carne, el 8,9% de la de arroz y el 12,5% de la de cereales[2]. La idea de «vincular a los pequeños productores con los mercados» es engañosa: más del 80% de los productores a pequeña escala de todo el mundo opera en los mercados territoriales, que son los más importantes para la seguridad alimentaria y la nutrición[3]. Queremos que estos mercados sean reconocidos, apoyados y defendidos mediante políticas públicas adecuadas.

Proponemos denominar a estos mercados «territoriales» porque todos están situados en áreas específicas con las que se identifican. La escala de estas áreas puede ir desde el nivel de una aldea hasta el de un distrito o incluso una región, de modo que no pueden definirse como «locales». Su organización y gestión puede incorporar un mayor o menor grado de formalidad, pero siempre hay alguna conexión con las autoridades competentes, de modo que no pueden definirse como puramente «informales». Satisfacen la demanda de alimentos en distintas zonas: rurales, peri urbanas y urbanas. Implican a otros actores a pequeña escala del territorio: comerciantes, transportistas y procesadores. A veces estas otras funciones las desempeñan los productores a pequeña escala o sus asociaciones. Las mujeres son aquí actores fundamentales, de modo que estos mercados les proporcionan una fuente importante de autoridad y de ingresos cuyos beneficios repercuten en sus familias.

Estos mercados son extremadamente diversos, pero todos se distinguen por ciertas características si se comparan con los sistemas globales de suministro de alimentos, por ejemplo:

  • Están conectados directamente con los sistemas alimentarios locales, nacionales o regionales: los alimentos en cuestión se producen, procesan, comercializan y consumen dentro de un «territorio» concreto, la brecha entre los productores y los usuarios se reduce y la longitud del circuito se acorta.
  • Desempeñan múltiples funciones económicas, sociales y culturales dentro de sus territorios, que comienzan por la provisión de alimentos, pero no se limitan a este aspecto.
  • Son los más remunerativos para los productores a pequeña escala, ya que les ofrecen más control sobre las condiciones de acceso y los precios que las cadenas de valor establecidas.
  • Contribuyen a la economía territorial, ya que permiten que una proporción mayor del valor añadido se mantenga en las explotaciones y las economías locales, y retorne a las mismas. Por lo tanto, suponen una importante aportación a la lucha contra la pobreza rural y a la creación de empleo.

Hay mercados vinculados a los territorios en todo el mundo. Son con gran diferencia los espacios más importantes de provisión de alimentos en regiones como África, Asia, Latinoamericano y el Cercano Oriente. Su importancia va en aumento en Europa y Norteamérica. (…) A pesar de ello, tanto las investigaciones y la recopilación de datos como la toma de decisiones sobre políticas públicas e inversiones los han ignorado, de modo que su funcionamiento no se entiende, apoya ni protege lo suficiente. Esto explica por qué todavía no existe un término consensuado para definiros. El uso del enfoque territorial, del que los mercados son un componente importante, está ya muy extendido y va en aumento en el contexto de la gestión de recursos naturales, la planificación del desarrollo, la gestión de las relaciones en proceso de evolución entre los espacios rurales y los urbanos y la promoción del gobierno supranacional descentralizado.

Destacados 2

Declaración de La Vía Campesina  sobre  Comercio, Mercados y Desarrollo en el marco de la  CNYCYD 2016[4].

En el contexto de la décimo cuarta sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (CNUCYD o UNCTAD),  realizada del 17 al 22 de Julio en Nairobi, Kenya, La Vía Campesina reitera  su compromiso con la Soberanía Alimentaria y el Derecho a la Alimentación, así como su resolución para acabar con el “paradigma de libre comercio” y el “desarrollo de mercado”; así llamados por el neoliberalismo, estos patrones  que solo sirven para consolidar el poder de las multinacionales sobre nuestros sistemas alimentarios.

En cuanto a las Naciones Unidas, esperamos de la CNUCYD y sus estados miembros  prioricen los procesos democráticos y participativos enfocados en políticas que promueven con éxito la Soberanía Alimentaria. La CNUCYD no debe servir para promover los Acuerdos de Libre Comercio (ALCs), incluyendo los Acuerdos de Asociación Económica (AAE) con la Unión Europea en África,  que sin excepción, han resultado en mayor hambruna, pobreza y exclusión para mucha gente de todo el mundo.

Acerca de la CNUCYD

La Vía Campesina recibió con optimismo la publicación del informe de la CNUCYD titulado “Pequeños campesinos y el desarrollo de producción sostenible”, donde se reconoce el papel clave que desempeñamos en la cadena de producción alimentaria y en los mercados, así como la necesidad de que tanto gobiernos como instituciones multilaterales trabajen directamente con nosotros para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Pero nos oponemos frontalmente a las numerosas recomendaciones del informe acerca de mercantilizar la producción agrícola. Rechazamos de pleno la premisa implícita en el informe según la cual solo somos una fuente viable de alimento y nutrición a largo plazo si buscamos generar beneficios o “empresarializarnos”. Denunciamos los intentos continuos de mercantilizar la alimentación y la nutrición, y les recordamos a todos los asistentes de la 14a de la CNUCYD que la alimentación es un Derecho Humano.

La CNUCYD puesta en marcha presenta un modelo neoliberal de comercio y libre mercado que contrasta fuertemente con el paradigma de Soberanía Alimentaria, en el cual los pequeños campesinos son actores sociales, culturales e históricos que toman decisiones basadas en una miríada de razones personales, éticas y culturales, no solamente el beneficio, el negocio y el mercado. Queremos que la CNUCYD nos proteja de los destructivos y secretos TLAs que promueve la antidemocrática OMC, tales como la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI  o TTIP), el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), el Acuerdo Económico y Comercial Global (AECG o CETA), el Acuerdo en Comercio de Servicios (TiSA), los AAE y sus supuestos mecanismos de Arbitraje de diferencias estado-inversor (ISDS).

Nosotras y nosotros, el campesinado del mundo, actualmente, alimentamos a la mayoría de la población, a pesar de los múltiples tratados de libre comercio que buscan desubicar la producción y el comercio campesino en el mundo entero.

Producción campesina y mercados locales

Más del 80% de las y los  pequeños campesinos funcionan en ámbito local o regional, y una amplia mayoría lo hace mediante canales informales. Estos mercados tan diversos acogen la mayoría del flujo de alimento consumido mundialmente. El rango va de lo local a lo regional, y estos espacios se encuentran en zonas rurales, periurbanas y urbanas.

Dichos mercados están conectados a sistemas alimentarios locales, regionales y/o nacionales: el alimento se produce, procesa, comercia y consume en un área determinada, con lo que el valor añadido permanece en la zona y se comparte, con lo que se fomenta la creación de empleo. Tienen lugar en espacios organizados o de manera más informal, lo que dota a los pequeños agricultores de mayor flexibilidad y menos barreras para entrar en el mercado y más control sobre los precios y las condiciones. Sus funciones exceden el mero intercambio de bienes, son espacios de interacción e intercambio de conocimiento. Son los mercados más importantes, particularmente para las mujeres del campo, respecto a la inclusión y el acceso; contribuyen de manera significativa al cumplimiento de nuestro derecho a la alimentación y nutrición.

A pesar de su importancia, estos mercados informales se ignoran en los sistemas de recaudación de datos, lo que afecta negativamente a la hora de aportar pruebas que informen a las políticas públicas. La mayoría de mujeres pequeñas campesinas trabajan en estos mercados, su aporte esencial a la cadena alimentaria, incluyendo la distribución y  el crecimiento económico permanece invisible en los procesos de desarrollo de políticas y en el comercio. Por eso estas mujeres enfrentan obstáculos a la hora de acceder a recursos y oportunidades de publicidad. Dada su relevancia para la seguridad alimentaria y las comunidades de pequeños campesinos, tanto inversiones como políticas públicas deberían orientarse a reforzar, ampliar y proteger los mercados campesinos locales y nacionales.

Nuestro llamado a la CNUCYD y sus estados miembros busca el apoyo al recabado extensivo de datos de los  mercados a nivel local, doméstico e informal, tanto rural como urbano, su conexión al territorio en cuestión para mejorar la base de datos que crea políticas, incluso los datos no relacionados al género, y poder incorporar todo esto a los sistemas de recopilación de datos nacionales e internacionales.

Recomendamos precios transparentes y justos para todos  los productos agrícolas que remuneren adecuadamente el trabajo y la inversión del pequeño campesino, especialmente las mujeres. Estas políticas de precios deberían proporcionar acceso asequible y puntual a la información del mercado que le permitiera tomar decisiones sobre qué, cuándo y dónde vender, y estar a resguardo del abuso de poder del comprador, especialmente en mercados saturados.

Exigimos programas públicos e institucionales de abastecimiento que permitan a los pequeños campesinos contar con una demanda regular y estable de sus productos a precios justos, y a los consumidores el acceso a productos sanos, nutritivos, variados, frescos y locales, incluso si hay crisis y conflictos. Queremos que dichos programas abastezcan a escuelas, hospitales, prisiones, asilos, cantinas de funcionarios, de manera que se integre en el proceso a los campesinos quienes aportan sus productos. Reiteramos nuestro llamado a una solución permanente al problema del almacenamiento público de los granos — dado los desequilibrios en las provisiones de apoyo de los países desarrollados — y nuestro compromiso en construir programas de abastecimiento públicos e institucionales sólidos.

Para que estos programas tengan éxito, les recordamos a los gobiernos nacionales que deben garantizar un acceso justo y equitativo a la tierra, el agua, el territorio y la biodiversidad, y para ello, les referimos a las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional.

Los alimentos son un derecho humano y no se deben tratar como mera mercancía. Apelamos a la CNUCYD del 2016 a revisar cómo afronta el problema de la alimentación y su relación con el comercio y el desarrollo. El campesinado es el corazón de la producción de alimentos y necesitamos con urgencia la Soberanía Alimentaria — la cual requiere la protección y renacionalización de los mercados alimentarios nacionales, la promoción de circuitos locales de producción y consumo, la lucha por la tierra, la defensa de los territorios de los pueblos indígenas y una reforma agraria integral — no las falsas promesas de los sistemas de producción dependientes y muy exigentes en insumos externos y capital, al estilo de la Revolución Verde, los cuáles funcionan bajo la falsa premisa de la competitividad que logran éxito solo cuando perjudica los medios de subsistencia de los campesinos en otros lugares.

Recordamos a los gobiernos que tienen obligaciones respecto a la prestación de servicios públicos de calidad que dignifiquen la vida rural (salud, educación, etc.) y que no se puede cumplir con estas obligaciones sin precios justos que protejan los campesinos locales contra las transnacionales ávidas de lucro y el sistema de comercio internacional que sirve hoy en día solo a los intereses de la agroindustria y las otras élites empresariales. La CNUCYD, como órgano* de la Naciones Unidas, debe procurar ser coherente con sus otros esfuerzos actuales, incluyendo la realización efectiva de la Declaración Universal de Derechos Humanos.  Es así que junto con nuestros aliados en Nairobi, y en todo el planeta, les invitamos a unirse con nosotros  en la lucha para la Soberanía Alimentaria y el fin del “libre comercio” promovido por instituciones antidemocráticas como la Organización Mundial del Comercio (OMC).


[1] Este artículo ha sido extraído del documento «Vinculación de los productores a pequeña escala con los mercados»  Qué propone el MSC.

[2] FAO (2015) El estado de los mercados de productos básicos agrícolas 2015–16; FAO (2015) Perspectivas alimentarias. Resúmenes de mercado.

[3] T.Reardon and J. Berdequé (de próxima publicación), “Agrifood marketing and value chains” del FIDA, Rural Development Report; E. Del Pozo-Vergnes (2013) From survival to competition: informality in agrifood markets in countries under transition. The case of Peru, IIED.

[4] Nairobi, 19 de Julio de 2016

Agroecología en la práctica

Agroecología en la práctica 1

Difundiendo la Agroecología y construyendo una resistencia por la soberanía alimentaria

Escuela de Agroecología Shashe

El Foro de los Campesinos/-as a Pequeña Escala de Zimbabwe (ZIMSOFF por sus siglas en inglés), miembro de La Via Campesina (LVC), coordina una Escuela de Agroecología en Shashe que promueve el intercambio de las experiencias agrícolas empleando la Agroecología a través de la enseñanza horizontal entre los y las campesinas de Zimbabwe y los países vecinos.

Esta escuela hace parte de la red de LVC de más de 50 escuelas de Agroecología en el mundo, y es el pilar para el desarrollo colectivo de estrategias que luchan en contra de la dependencia de los productos agroquímicos y los fertilizantes y también para sobrevivir el cambio climático. En Shashe, los y las campesinas emplean varias prácticas agroecológicas que aseguran la soberanía alimentaria, mitigan el cambio climático, y reducen la dependencia en la compra de insumos agrícolas, permitiendo así que los ingresos agrícolas se queden en los bolsillos de la familia. Estas prácticas incluyen el uso de abonos, mantillo, labranza reducida, rotación de cultivos, intercambio y uso de semillas tradicionales, entre otras. Tales prácticas son el fundamento para la construcción de un nuevo futuro para las y las trabajadoras campesinas, no sólo en ZIMSOFF pero también a nivel mundial. Además de plantar sus cultivos, los y las campesinas mantienen una gran variedad de ganado. Nuestros sistemas agroecológicos están designados de tal forma que el ganado no compita por comida con los seres humanos, sino que consuman lo que las personas no comen, como por ejemplo la maleza y los insectos. 

Las familias campesinas en ZIMSOFF también están experimentando con el procesamiento, la conservación y la preservación local de alimentos. Esto es esencial no sólo para reducir pérdidas que resultan de la cosecha, pero también para dar inicio al crecimiento de pequeñas industrias locales que son fundamentales para la contratación de jóvenes. Los cultivos de girasol y de maní son procesados para hacer aceite de cocina y mantequilla de maní respectivamente. En Shashe, los y las campesinas están creando un mercado local vibrante de sus productos y fortalecen las relaciones con los consumidores.

En abril de 2016, la escuela hospedó a 20 campesinos/-as de la provincia de Manica en Mozambique quienes vinieron para aprender e intercambiar información sobre las semillas campesinas y las luchas en contra de las políticas que pretenden criminalizar su producción e intercambio. Las malas políticas facilitan la comercialización de semillas comerciales registradas entre los países miembros y construyen un marco político que impone la privatización del germoplasma, representando un atentado contra las semillas campesinas. Enfrentarse a estas políticas es un complemento llave a la Agroecología. Tales intercambios – como los que las escuelas de Agroecología promueven – son fundamentales para la organización de la resistencia y para construir la soberanía de las semillas campesinas.

La experiencia en Shashe muestra que junto con la Agroecología, sus semillas y su ganado, los y las campesinas pueden producir alimentos saludables a bajo costo y en armonía con la naturaleza para sus familias y el mercado. Más importante aun es que la Agroecología provee un ambiente para que los y las campesinas experimenten y den forma a su proprio desarrollo rural sostenible y construyan mejores relaciones sociales a partir del respeto y el mutuo aprendizaje.

Agroecología en la práctica 2

Revirtiendo la Revolución verde

Red de Semillas Criollas y Nativas del Uruguay

Durante miles de años la producción de alimentos para consumo humano se basó en la utilización de semillas «naturales» por parte de los pueblos indígenas, los campesinos y campesinas y los agricultores y agricultoras, es decir que con nuestros propios conocimientos, capacidades y habilidades, hemos sido capaces de domesticar especies silvestres, adaptarlas, mejorarlas y sobre todo reproducirlas para satisfacer nuestras necesidades alimentarias. Se puede observar muy claramente cómo tres cultivos básicos, el maíz en América, el trigo en África y el arroz en Asia, dieron origen y sustento a tres modelos de civilización.

Luego con los procesos migratorios las semillas originalmente locales fueron trasladadas a otros territorios, distintos ecosistemas, distintas condiciones climáticas y ambientales y otra vez fueron los campesinos y campesinas quienes tuvieron la capacidad de adaptarlas y reproducirlas. Este es el origen del concepto de «semilla criolla», que se diferencia del de «semilla nativa» justamente en ese proceso de adaptación.

Se calcula que los seres humanos tuvimos unas 6000 variedades vegetales domesticadas y aptas para consumo. Hoy sólo se utilizan unas 200 y de ellas sólo 12 son los cultivos básicos que conforman nuestra dieta.

A partir de la segunda década del siglo pasado los países centrales impusieron el modelo de la Revolución Verde en todo el mundo, con sus paquetes tecnológicos, como las semillas industriales, transgénicas y los agrotóxicos asociados, entre otras cosas. Nunca se logró combatir seriamente el hambre en el mundo y los impactos económicos, sociales y ambientales han sido gravísimos. Sin embargo, es posible frenar y revertir el avance de la agricultura industrial a gran escala dominada por el agronegocio y u puñado de inmensas corporaciones transnacionales. En Uruguay, desde la Red de Semillas Criollas y Nativas estamos marcando el camino al demostrar que la mayoría de los materiales genéticos criollos y nativos sigue en manos de los campesinos/as y agricultores/as familiares, que los han conservado y utilizado a través de varias generaciones para alimentar a nuestro pueblo.

Pero estamos hablando de Soberanía Alimentaria y todos coincidimos que es un DERECHO, pero ejercerlo no es tarea solo de aquellos que producimos alimentos. Todos y todas, desde el lugar que ocupen en la sociedad, deben sumarse a la lucha por defenderlo. Tampoco estamos solos, a lo largo y ancho del mundo millones de campesinos/as y comunidades están haciendo lo mismo. Mientras exista una agricultora o un agricultor que tenga su semilla, luchará por un pedazo de tierra para plantarla y agua para regarla, y la perpetuidad de la vida estará garantizada.

Agroecología en la práctica 3

Construyendo el movimiento de la Agricultura Apoyada por la Comunidad en Europa

Urgenci Europe

Estamos construyendo el movimiento de la Agricultura Apoyada por la Comunidad (AAC) en Europa. Estamos trabajando para desarrollar los pilares de articulación entre la soberanía alimentaria y la economía solidaria.

Con un movimiento en rápido crecimiento ha surgido la necesidad de construir una narrativa común; por lo tanto iniciamos un proceso que llevó un año para desarrollar una Declaración Conjunta para todos los miembros a lo largo de Urgenci Europa. Tal y como la última  encuesta europea de AAClo indica, hay casi un millón de miembros de la AAC a través del continente, implicando, por ende, un gran desafío. No todos los países o miembros estuvieron involucrados, pero fue un proceso participativo y de propiedad colectiva desde el principio en el que nos dedicamos a lograr un acuerdo sobre quienes somos y qué defendemos: una especie de “tarjeta de identidad” del movimiento que nos ayude a desarrollar como una unidad y  prevenga la captura corporativa del concepto de la AAC.

Los esquemas de cuadro, las Asambleas de Alimentos y otras ideas similares han empezado a surgir y consumir nuestro mercado. Sin embargo, ¡ninguno de ellos tiene la característica única de riesgos y beneficios compartidos que los consumidores de la AAC comparten con sus productores!

El proceso de construcción de una Declaración Europea sobre la Agricultura Apoyada por la Comunidad refuerza tanto la plataforma de la AAC europea como también las redes locales y nacionales, fomentando discusiones fundamentales sobre qué defendemos y cómo lo compartimos ampliamente. El proceso también ha sido un camino para alimentar el futuro de un proceso sostenible para la construcción de un movimiento. 

La Declaración fue adoptada en la 3ra Reunión Europea de la AAC el 17 de septiembre en Ostrava, República Checa y fue la mejor forma de adoptar la posición en nombre de nuestro movimiento; porque si no lo hacemos nosotros/-as, ¡alguien más lo hará!

Desde entonces, esta ha sido aclamada con gran entusiasmo no sólo en Europa sino en otros países alrededor del mundo. Ha sido traducida a varios idiomas y ha servido a todas las personas que practican la AAC que no son necesariamente miembros de Urgenci para acercarse más a nosotros/-as. Todavía es pronto, pero la Declaración prueba ser una herramienta poderosa para construir el movimiento para todos/-as nosotros/-as. ¡Nos sentimos orgullosas y orgullosos de haber podido ser parte de este proceso único!

Para leer la Declaración (en inglés) acá.

Agroecología en la práctica 4

Una verdadera solución a la crisis agraria en la India

Cero Presupuesto para la Agricultura Natural en India

El Cero Presupuesto para la Agricultura Natural (ZBNF por sus siglas en ingles) es tanto una serie de prácticas agroecológicas como también un movimiento campesino de base en India, especialmente en Karnataka, donde alrededor de cien mil campesinos y campesinas participan. Esto se ha logrado sin financiamiento, ya que el ZBNF inspira un espíritu de voluntarismo entre sus miembros campesinos, quienes son los protagonistas del movimiento.  El término “presupuesto” se refiere a créditos y gastos, por eso la frase “Cero presupuesto” que significa sin uso de crédito alguno, y “agricultura natural” significa CON la Naturaleza. El movimiento nació de la colaboración entre Subhash Palekar, un científico agrario que elaboró la “caja de herramientas” de las prácticas de ZBNF, junto con la asociación estatal de agricultores de Karnataka (KRRS), que es miembro de La Via Campesina (LVC).

Existe una crisis agraria en India, en la que los campesinos/-as tambalean bajo la deuda causada por los costosos insumos agrícolas, los bajos precios del mercado y las políticas inadecuadas.  Más de un cuarto de millón de campesinos/-as se han suicidado en las últimas dos décadas. Varios estudios han ligado estos suicidios a la deuda. Bajo estas condiciones, la agricultura “cero presupuesto” promete acabar con la dependencia a los préstamos y cortar drásticamente con los gastos de producción. Los y las agricultoras de ZNBF que han dejado a un lado los monocultivos químicos para practicar ZNBF dicen que ahora producen mucho más sin prácticamente gasto alguno. 

Las prácticas clave de ZBNF incluyen: Jivamruta– una cultura de microbio echa a base de orina de vaca, estiércol, harina de legumbres, azúcar en bruto y un manojo de tierra; un tratamiento similar de semillas llamado Bijamruta; mantillo intensivo y cultivos de cobertura; y la regulación de la humedad. ZBNF requiere menos de la mitad del agua utilizada en la agricultura convencional y es apta para las áreas áridas. Hay una multitud de otros principios como cultivo intercalado o mixto, lombrices de tierra locales, vacas indígenas, líneas de nivel y manejo ecológico de plagas.

A nivel local, el movimiento tiene una dinámica auto-organizada y funciona de forma informal. La mayoría de las personas campesinas practicando ZBNF están libremente ligadas unas a otras y llevan a cabo actividades de intercambio tipo campesino-campesino de manera organizada y espontánea, al igual que otras actividades pedagógicas. La principal actividad organizada central a nivel estatal son los campamentos enormes e intensivos de capacitación enseñados por Palekar, con una asistencia de entre 300 a 500 campesinos/-as y con una duración de hasta cinco días.

Mensaje de un Campesino

“En ZBNF nuestros gastos son muy bajos. No importa cual sea la cosecha, aun obtengo una ganancia porque mis gastos son insignificantes. Además, he adicionado cultivos intercalados a esto, entonces recibo ingreso de muchos cultivos y no sólo de uno. La cosecha no es un concepto importante para nosotros.”— Belgaum, un campesino de ZBFN

Cuadros

Cuadro 1

“Meterse en camisa de once varas”: el régimen de comercio inversiones impide el desarrollo de la Agroecología y el acceso a la tierra

Los y las productores de alimentos a pequeña escala avanzan con un intercambio de conocimientos, prácticas y movimientos por la Agroecología. La evidencia de base muestra que con las inversiones públicas apropiadas se pueden dar pasos aun mas largos a la hora de alcanzar la soberanía alimentar a través de acciones que promuevan la Agroecología.

Estos acuerdos se enfocan en atraer la agroindustria y están dirigidos a la generación de ganancia para ellos. Esto se ha venido realizando abriendo nuevos mercados mediante la liberalización del comercio y las inversiones, usando los tratados bilaterales de inversión (TBI), los tratados de libre comercio (TLC), los préstamos condicionales y los convenios de ayuda.

Las provisiones en todos estos acuerdos comprometen y reemplazan la soberanía de los estados y obstaculizan su habilidad para mejorar o proteger sus economías e intereses socio-ambientales. Al mismo tiempo estas proveen la promoción y la protección integrales de los intereses de la agroindustria a expensas de los estados y del bienestar de los pueblos.

Los instrumentos clave aquí son: i) la solución de controversiasentre inversores y Estados (SCIE) que permite que las empresas demanden a los estados por millones de dólares en tribunales arbitrales secretos por la implementación de políticas económicas, sociales o ambientales que puedan impedirles actividades de lucro; ii) las políticas de promoción de las inversiones de la agroindustria, como lo son las zonas libres de impuestos, las reducciones arancelarias unilaterales, los subsidios para el consumo de servicios (como por ejemplo la electricidad y el agua), y los subsidios para la contratación y la capacitación de trabajadores/-as. Las políticas favorables para la agroindustria tienden también a ser insistidas por los donantes de las ayudas de desarrollo o de asistencia alimentaria; iii) los requisitos para dar las mismas, o mejores, condiciones a los agronegocios extranjeros en comparación con los negocios locales; iv) la prohibición de los requisitos de funcionamiento, como por ejemplo la contratación de personal nacional o la transferencia de tecnología.

A pesar de esto, los movimientos por la soberanía alimentaria y por la justicia económica están contraatacando! Para leer mas, aquí.

Cuadro 2

La soberanía slimentaria echa raíces en Europa del Este

El Segundo Foro Nyéléni en Europasobre la soberanía alimentaria se llevó a cabo en Cluj-Napoca, Rumania del 26-30 de octubreyreunió a más de 500 participantes de 40 países de Europa y Asia Central.

Después de cinco días de discusiones, se sentaron las bases a través de la planeación de varias acciones y estrategias para retomar y relocalizar los sistemas alimentarios europeos. Una gran diversidad de personas estuvo presente, incluyendo campesinos y campesinas, trabajadores/-as de la alimentación y la agricultura, sindicalistas, investigadores, activistas, pescadores, pastores, pueblos indígenas, consumidores, ONGs y defensores de los derechos humanos.

Un gran logro del Foro fue la convergencia de las organizaciones y movimientos de Europa del Este y Asia Central, que inició charlas sobre las estrategias regionales colectivas e intensificó la coordinación del movimiento por la soberanía alimentaria en esa zona. La convergencia también reconoció la Declaración de Malí sobre la Agroecología como la base para que la región europea amplíe la Agroecología con el fin de lograr la soberanía alimentaria.

El proceso que llevó hacia el Foro inició en diciembre de 2015, cuando múltiples organizaciones a través de Europa se reunieron en París para discutir la estructura y el funcionamiento de un nuevo Comité de Coordinación de Nyéléni Europa, el cual hizo llamamiento tres meses después en marzo de 2016 para la participación en el segundo foro. El trabajo preparativo fue llevado a cabo por un coordinador de tiempo completo y varios grupos de trabajo que se encargaron de la recaudación de fondos y los aspectos financieros, el establecimiento de una nueva página web y boletines de noticias, la preparación de la agenda y las contribuciones de los participantes en el contenido del foro, al igual que del trabajo técnico realizado por COATI para asegurar que la interpretación pudiera ocurrir en nueve idiomas claves con 60 intérpretes voluntarios.

La mayor parte de la preparación del foro requirió entablar los contactos y las delegaciones en los diversos países donde ninguno de los pioneros del proceso tenía contactos. El resultado fue una lista funcional de puntos focales por país.

La reunión fue un importante paso para la construcción de un movimiento fuerte de la soberanía alimentaria en Europa, especialmente en Europa del Este, e importante para las dinámicas en otros países donde una plataforma aun no existe. Fue también un primer paso hacia la estructuración del movimiento, dándole visibilidad con la planeación de acciones comunes.

Cuadro 3

Construyendo políticas públicas para la Agroecología

El Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CIP) ha estado involucrado en el proceso de debate sobre políticas públicas para la agroecología, impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En el marco de ese proceso la FAO organizó  un simposio internacional sobre agroecología para la seguridad alimentaria y nutrición, en septiembre de 2014, donde se acordó descentralizar las conversaciones a través de la realización de simposios regionales. Así, en 2015 la FAO, el CIP, diferentes gobiernos y académicos, organizaron simposios en América Latina y el Caribe (junio), África sub sahariana (noviembre) y Asia y el Pacífico (noviembre). Dando seguimiento a los simposios, en 2016, las conferencias regionales de la FAO analizaron los resultados de dichas reuniones y acordaron los próximos pasos a nivel regional para promover la agroecología.

En los últimos meses se han realizado 2 simposios regionales más y uno en, y para, China. Nuevamente la Sociedad Civil, la FAO, gobiernos y academia, se reunieron en América Latina y el Caribe (septiembre) y en Europa y Asia central (noviembre).

En América Latina y el Caribe consensuó una agenda regional de trabajo entre diferentes participantes, y abierta a otros, para: visibilizar la centralidad de la pesca artesanal y la contribución que a ella hace la agricultura de base agroecológica; formular e implementar políticas y marcos legales para la promoción de la agroecología desde y para los territorios, con participación social; ampliar la generación y gestión de conocimiento basada en evidencia sobre agroecología, integrando conocimiento científico con saberes ancestrales indígenas y prácticas de sectores diversos; promover mecanismos institucionales para producción agroecológica y su comercialización; garantizar los derechos populares a las semillas, agua, tierra y territorios; promover la agroecología  valorando y respetando la vida y los derechos humanos, resaltando la declaración internacional campesina; sugerir la celebración del Año Internacional de la Agroecología.

En Europa y Asia central, a propuesta de las organizaciones de la sociedad civil, se acordó entender la Agroecología más allá de los aspectos técnicos productivos e incluir los aspectos sociales, culturales, políticos, económicos y ambientales, desde una perspectiva inter sectorial. No obstante, un asunto crítico radica en la necesidad que los gobiernos, además de aceptar los impactos positivos de la agroecología, implementen políticas públicas en su apoyo. EL CIP evalúa que el simposio fue una gran oportunidad

Los simposios continúan generando oportunidades para fortalecer los vínculos entre los diferentes actores involucrados en la Agroecología.

Destacados

Destacados 1

Fragmentos editados de la Declaración del Foro Internacional de Agroecología

Nyéléni, Mali, 27 de febrero de 2015

Somos delegadas/os en representación de distintas organizaciones y movimientos internacionales de productoras/es y consumidoras/es a pequeña escala, entre los que se encuentran campesinas/os, Pueblos Indígenas, comunidades, cazadoras/es y recolectoras/es, familias de agricultoras/es, trabajadoras/es rurales, ganaderas/os y pastoras/es, pescadoras/es y movimientos urbanos. Juntos, los distintos sectores que representan nuestras organizaciones producen un 70% de los alimentos consumidos por toda la humanidad. Ellos son los principales inversores del sector agrario, así como los principales proveedores de empleo y de medios de subsistencia del mundo.

En 2007, muchas/os de nosotras/os nos reunimos aquí en Nyéléni, en el Foro para la Soberanía Alimentaria… De igual forma, nos hemos reunido en el Foro de Agroecología 2015 para enriquecer el concepto de Agroecología mediante el diálogo entre los diversos pueblos productores de alimentos, consumidores, comunidades urbanas, mujeres, jóvenes y demás agentes. Hoy, nuestros movimientos, organizados a escala global y regional en el Comité Internacional de Planificación Internacional para la Soberanía Alimentaria (IPC), han dado un nuevo paso histórico.

Construir desde el pasado, mirar hacia el futuro

Nuestros sistemas de producción ancestrales se han desarrollado a lo largo de los siglos y durante los últimos 30 a 40 años este método ha dado en conocerse con el nombre de Agroecología. Nuestra Agroecología incluye una práctica y producción eficaces, implica procesos directos entre agricultoras/es a escala territorial, escuelas de formación y la elaboración de constructos teóricos, técnicos y políticos sofisticados.

Nuestras diversas formas de producción de alimentos a pequeña escala basadas en la agroecología generan conocimientos en lo local, fomentan la justicia social, promueven la identidad y la cultura y fortalecen la viabilidad económica de las áreas rurales.

La Agroecología significa afrontar juntas/os el ciclo de la vida, y esto implica también afrontar juntas/os el ciclo de luchas contra la apropiación de tierras y la criminalización de nuestros movimientos.

Superar múltiples crisis
El sistema de producción alimentaria industrial es el motor principal de las múltiples crisis climatológicas, alimentarias, medioambientales y de salud pública, entre otras. El libre comercio y los acuerdos de inversión corporativa, los acuerdos de resolución de litigios entre inversores y Estados y otras soluciones falsas tales como los mercados del carbón y el creciente financiamiento de la tierra y los alimentos, etc., han agravado dichas crisis.

Contemplamos la Agroecología como un modo fundamental de resistencia a un sistema económico que sitúa el beneficio económico por delante de la vida.

La Agroecología en una encrucijada

La presión popular ha propiciado que múltiples instituciones, gobiernos, universidades y centros de investigación, algunas ONG y demás organizaciones, finalmente reconozcan la importancia de la «Agroecología». Pese a todo, estas han tratado de redefinirla como un conjunto exiguo de tecnologías, para ofrecer así algunas herramientas que aparentan mitigar la crisis de sostenibilidad de la producción alimentaria industrial, mientras las estructuras existentes de poder permanecen incólumes. Esta cooptación de la Agroecología para afinar el sistema alimentario industrial, al tiempo que sus propulsores se llenan la boca con un discurso de tinte ecológico, ha recibido diversos nombres, tales como « agricultura adaptada al cambio climático», «intensificación sostenible» o «ecológica», producción industrial en monocultivo de alimentos «orgánicos», etc. Nosotros no reconocemos estas prácticas como Agroecología: las rechazamos y lucharemos para desenmascarar y detener su apropiación insidiosa del término.

Las soluciones reales a las crisis climáticas, de desnutrición, etc., no pueden partir de un sometimiento al modelo industrial. Debemos transformarlo y construir nuestros propios sistemas alimentarios locales que propicien vínculos entre el medio rural y el urbano, y se basen en una verdadera producción de alimentos agroecológicos por parte de las/os campesinas/os, pescadoras/es artesanales, pastoras/es, Pueblos Indígenas, agricultoras/es urbanas/os, etc. … Nosotras/os contemplamos [la Agroecología] como una alternativa esencial a ese modelo y como el medio para transformar la manera en que producimos y consumimos los alimentos en algo mejor para la humanidad y para nuestra Madre Tierra.

Nuestros pilares y principios comunes de Agroecología
Las prácticas de producción de Agroecología se basan en principios medioambientales como la fabricación de vida en el suelo, el reciclado de nutrientes, la gestión dinámica de la biodiversidad y la conservación de energía en todas las escalas. La Agroecología disminuye drásticamente nuestro uso de materias adquiridas externamente que sólo se pueden comprar a la industria. No utiliza agrotoxinas, hormonas artificiales, transgénicos u otras tecnologías nocivas.

Los territorios locales son un pilar fundamental para la Agroecología. Los pueblos y comunidades tienen derecho a conservar los vínculos espirituales y materiales con sus tierras… Esto implica un reconocimiento pleno de sus leyes, tradiciones, costumbres, sistemas de tenencia e instituciones, y constituye el reconocimiento de la autodeterminación y autonomía de los pueblos.

Los derechos colectivos y el acceso al Bien Común son pilares fundamentales de la Agroecología.

Estos distintos conocimientos y formas de conocer de nuestros pueblos son fundamentales para la Agroecología. Esta se desarrolla a través de nuestra propia innovación, investigación, selección de cultivos y cría de ganado.

El núcleo de nuestra cosmovisión es el equilibrio necesario entre la naturaleza, el cosmos y los seres humanos. Rechazamos la mercantilización de todas las formas de vida.

La autoorganización y acción colectiva son los medios que posibilitan el crecimiento de la Agroecología, la construcción de sistemas alimentarios locales y el desafío al control corporativo de nuestros sistemas alimentarios. La solidaridad entre los pueblos, entre las poblaciones rurales y urbanas, es un ingrediente crucial.

La autonomía de la Agroecología desplaza el control de los mercados globales y propicia el autogobierno de las comunidades. Requiere la remodelación de los mercados para que estos se fundamenten en los principios de economía solidaria y en la ética de la producción y el consumo responsables.

La Agroecología es política; exige que desafiemos y transformemos las estructuras de poder en la sociedad. Debemos poner el control de las semillas, la biodiversidad, la tierra y los territorios, el agua, el conocimiento, la cultura y el Bien Común en manos de los pueblos que alimentan al mundo.

Las mujeres y sus conocimientos, valores, visión y liderazgo son capitales para poder avanzar. Con demasiada frecuencia no se reconoce ni se valora su trabajo. Para que la Agroecología alcance su máximo potencial, debe haber una distribución equitativa del poder, de las tareas, de la toma de decisiones y de la remuneración.

La Agroecología propiciar un espacio radical para que los jóvenes contribuyan a la transformación social y ecológica que está en marcha en muchas de nuestras sociedades. La Agroecología debe crear una dinámica territorial y social que facilite oportunidades para la juventud rural y valore el liderazgo de las mujeres.

La declaración completa aquí.

Destacados 2

La agroecología en una encrucijada: entre la institucionalidad y los movimientos sociales

La agroecología está de moda. De ser ignorada, menospreciada y excluida por parte de las grandes instituciones que gobiernan la agricultura en el mundo pasó a ser reconocida como una de las alternativas para enfrentar las graves crisis ocasionadas por el modelo de la revolución verde. Se trata, sin duda, de un hecho sin precedentes, que puso a la agroecología en una disyuntiva: ceder ante la cooptación y captura, o aprovechar la apertura de las oportunidades políticas para avanzar en la transformación del modelo agroextractivista hegemónico. Aunque las instituciones no son monolíticas, y existen debates internos, el panorama podría verse como una lucha que tiene como protagonistas a dos bandos. El primero, conformado por las instituciones oficiales de los gobiernos, agencias internacionales y empresarios privados, y el otro, el de los distintos movimientos sociales defienden la agroecología como la única opción viable para transformar radicalmente el sistema agroalimentario imperante.

Este escenario ha hecho evidente la manera como el capitalismo verde ha descubierto la agroecología como medio para incorporar la agricultura campesina, sus territorios y sus prácticas agroecológicas a los circuitos globales de acumulación. Su objetivo es mercantilizar las semillas y la agrobiodiversidad; despojar los saberes agroecológicos de los campesinos y comunidades indígenas; insertar mayor diversidad agrícola a los mercados de alimentos, la industria cosmética, y farmacológica; incrementar los beneficios derivados de los bonos de carbono y la conservación neoliberal mediante arreglos agroforestales; y lucrar por la ampliación de los mercados de productos orgánicos industriales, que pronto serán renombrados como agroecológicos en las grandes superficies. Pero también es una excelente ocasión para que el agronegocio haga adecuaciones técnicas y enfrente así su tendencia a degradar sus condiciones de producción, incrementar sus costos y a reducir su productividad.

Mediante las clásicas estrategias del desarrollo se pretende someter los saberes de los pueblos imponiendo dependencias al sistema que desde ahora intentará proveer servicios agroecológicos a través de los Estados, ONG oportunistas, transnacionales, y proyectos de fundaciones y organizaciones internacionales. Se debe tener todo el cuidado de no caer en la ingenuidad de creer que al fin se han abierto las puertas para transformar la estructura agraria mundial hacia la agroecología, y por el contrario los movimientos sociales deben permanecer alertas, para evitar que con los ensayos de institucionalización se creen dependencias a los programas y proyectos públicos, lo que puede generar una burocratización generadora de demagogias deshabilitantes.

Estamos en una coyuntura de la que los movimientos no pueden desentenderse. De hecho, abstenerse de hacer parte de las discusiones es dejar libre el camino para que el capital encuentre salidas a la crisis crónica sobreacumulación mediante el despojo, mientras reestructura temporalmente sus condiciones de producción. Pero ante todo, es una inmejorable ocasión para que durante el rechazo a los intentos de apropiación, se reacomoden las fuerzas, se reinventen los postulados de lucha, se actualicen las formas de resistencia, se reagrupen organizaciones dispersas, y se redefina el sentido de las alternativas.

Al final una de las mayores contradicciones del capital, es que en sus intentos de engullirlo todo; en sus afanes por insertar cada reducto espacial y humano a sus circuitos de acumulación, acaba por reforzar las luchas de los pueblos, teniendo el efecto antagónico de robustecer la movilización, al tiempo que los pueblos se reapropian de su patrimonio natural, revalorizan sus culturas, y redoblan sus esfuerzos por construir procesos sociales efectivos de territorialización de la agroecología.

El artículo completo puede verse acá.

Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

La lucha continua

Luciana Ghiotto,  ATTAC Argentina

En América Latina hay vigentes numerosos tratados de libre comercio desde hace más de veinte años. También se desarrolló una vasta experiencia de lucha contra la liberalización, construyendo proyectos alternativos de integración. Quizás el punto más fuerte de lucha fue la Campaña Continental contra el ALCA, que en Argentina fue una consulta popular contra el ALCA en 2003, y la Cumbre de los Pueblos en Mar del Plata en 2005, que puso fin al ALCA.

Frenar el ALCA no significó el fin de la liberalización. De otras formas, con otros nombres, hemos visto la ampliación de los privilegios corporativos. Varias potencias avanzan en la agenda regional del libre comercio: muy evidente fue el Tratado Trans Pacífico (TPP), reuniendo a doce países de la cuenca.

La Unión Europea, China y países del sudeste asiático como Corea del Sur están a la conquista de los recursos naturales de las Américas. Existen campañas para denunciar estas negociaciones, promovidas a espaldas de los pueblos. En Argentina, la asamblea “Argentina mejor sin Tratados de Libre Comercio”, que coordina movimientos  sociales, sindicales, políticos, ambientalistas, trabajamos en este sentido.

Nuestra experiencia contra el ALCA fue esencial y hoy renovamos esa lucha para frenar la agenda corporativa y privilegiar los derechos humanos y ambientales.

Voces desde el campo 2

Solidaridad entre los movimientos

Lucile Falgueyrac de la Red de Seattle a Bruselas (S2B), Francia

Durante los últimos cuatro años en Europa hemos construido un movimiento real en contra de los tratados de libre comercio transatlánticos. Lejos de limitarse a un par de ONGs, con esta lucha se han acercado los movimientos sociales, los sindicatos, los y las campesinas y activistas tanto locales como internacionales de todos los horizontes y sectores. Desde Bulgaria hasta Finlandia, las campañas en contra de los tratados entre la Unión Europea y Estados Unidos y entre la Unión Europea y Canadá enfatizan la solidaridad entre movimientos que suelen estar lejos del alcance el uno del otro.

La elección de Donald Trump como líder de los Estados Unidos y sus primeras medidas a favor del racismo, la discriminación, los ataques que sucumben los derechos de las mujeres y el replanteamiento de ciertos acuerdos libres de intercambio son un auge para aquellas personas que desean desacreditar a nuestros movimientos.

La ratificación del Acuerdo Económico y Comercial Global (mas conocido por sus siglas en ingles CETA) esta siendo actualmente presentado por los y las partidarias del acuerdo como un acto político en contra de Trump, lo que también indica que Europa y Canadá se encuentran ahora en la cabecera de un mundo abierto y libre, dos baluartes en contra de la locura del nuevo presidente estadunidense.

Pero es solo una trampa. Los tratados de intercambio de comercio libres (TLC) traen consigo inequidades incrementadas, productivismo, extractivismo, crean nuevos derechos para las multinacionales y hacen que las soluciones a las crisis sociales y climáticas se vuelvan ilegales. Estos acuerdos no son un antídoto a la extrema derecha, sino que crean todas las condiciones para que esta prospere.

Voces desde el campo 3

El TPP está muerto: El terreno de la lucha se ha desplazado

Eric Holt-Giménez, Food First, Estados Unidos

Donald Trump acabó con el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP), que ya estaba moribundo, gracias a la oposición incesante de los movimientos populares. El abordaje bilateral preferido por la administración de Trump no es novedad alguna.

Después de haber ganado control sobre casi toda la economía en el planeta, el proteccionismo – bajo las nuevas condiciones implantadas por las corporaciones – va a ser mucho mas importante para los monopolios que controlan nuestros sistemas de energía y de alimentos que el comercio libre desenfrenado. Con esta movida, Trump tan solo sella el primer acuerdo en una tendencia que luego fortalecerá el poder de las empresas.

Nos debe preocupar que el populismo de derecha que tiene profundas raíces retóricas, fundadas en la supremacía de la raza blanca y la xenofobia, haya capturado el estandarte de la anti-globalización. Este no es nuestro aliado. Como tampoco lo son los “progresistas” neoliberales que tumbaron el mundo bajo el hueco del conejo del comercio libre.

La presidencia de Trump reflecta una crisis en el modelo político del capitalismo, lo que significa un cambio a venir en las estrategias de las empresas por destituir y acumular. En lo que incumbe a los movimientos populares, el terreno de la lucha se muda de lo global a lo local de nuevas e importantes maneras. Este nuevo movimiento se esta desenvolviendo. Ahora mas que antes es imperativo exaltar los principios de la soberanía alimentaria: la justicia social, la solidaridad, el pluralismo, y el derecho a determinar nuestros propios sistemas alimentarios.

Voces desde el campo 4

Nuestra lucha como un modelo económico alternativo

Guy Marius Sagna, Coordinador de la Coalición Nacional ‘No al AAE’, Senegal

Los Tratados entre la Unión Europea y África, el Caribe y el Pacifico (AAE) hacen que la población Senegalense tema lo peor, ya que las grandes capitales europeas arrasarán con nuestras iniciativas de agricultura a pequeña escala y con los pequeños negocios. Estos acuerdos reforzarán la división internacional del trabajo que lleva a nuestros países ‘sub-desarrollados’ a mantenerse como consumidores de bienes que vienen de otros países, que en este sistema neo-colonial juegan el papel como productores.

Es una pena que en Senegal la lucha en contra de los AAE se haya vuelto tan complicada. Anteriormente, algunas personas líderes de negocios encabezaron la lucha, pero ahora, por temor a las represalias, ninguna levanta su voz. Sin embargo, todavía existen activistas, miembros de la política y sindicatos que organizan la movilización en contra de AAE. Y a pesar del contexto tan difícil en el que trabajan, hemos notado que muchas personas quieren mantenerse informadas al respecto. Un gran número de intelectuales y figuras políticas han firmado las peticiones en contra de estos acuerdos, cosa que ha conllevado a que mas ciudadanos y ciudadanas, tanto en pueblos como en ciudades, pidan que se organicen conferencias sobre los AAE para tener un mejor entendimiento de ellos y así poder organizarse en contra. A través de nuestra lucha ponemos en marcha un modelo económico alternativo basado en la interdependencia y la solidaridad, opuesto a los AAE y a sus valores de mercado libre de competencia.

Voces desde el campo 5

Un estado lucha en contra de los TLC

Sridhar R, Director de Programas en Thanal, India

Los campesinos y campesinas en Kerala, un estado en India, encaran otro ataque a causa de un pacto de comercio, esta vez del PECR, que es una asociación regional augurando bienestar para las presiones que mas interesan, pero que también se conoce como una ‘sentencia de muerte’ para el campesinado local.

El tratado de comercio entre India y la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático por sus siglas en ingles) fue sometido a ellos por el gobierno de India, por lo cual los y las campesinas – e incluso el gobierno estatal – protestaron en contra de este en el 2009. Las organizaciones de campesinos y campesinas y de la sociedad civil advirtieron sobre la caída del acuerdo. Las barreras tarifarias de los principales productos agrícolas de Kerala, como lo son el te, el café, el aceite comestible, la pimienta, el caucho, la copra, el coco, la fibra de coco, el anacardo, el cardamomo, y el aceite de coco fueron removidas o reducidas, poniendo en peligro la supervivencia de la gran mayoría del campesinado local.

La gente respondió en protesta de la decisión del gobierno central con una enorme cadena humana a lo largo del estado. El gobierno estatal de Kerala apoyó esto, lo que lo convirtió en un conflicto federación-estado. Cientos de miles de personas se unieron para tomar sus manos en lo que tal vez sea la cadena humana de protesta mas grande de los tiempos. Pero el gobierno central, junto con el Doctor Manmohan Singh, un fuerte promovedor de los pactos mundiales de comercio y del liberalismo como primer ministro, nos mintió: prometiendo que el tratado no seria firmado sin antes considerar las partes interesadas de Kerala, el alentó a una delegación que venia del estado, pero después fue simplemente a firmar el acuerdo. Campesinos y campesinas de otros estados (incluyendo Karnataka, Tamil Nadu y otros estados del noreste) también sufrieron el impacto del tratado India-ASEAN, pero poco se ha hecho para compensar sus pérdidas. De igual forma, ningún estudio se hizo antes de firmar el tratado de libre comercio para predecir sus impactos o mitigar sus efectos posteriores.

Aprendiendo de esta lección, los y las campesinas de Kerala y los grupos de la sociedad civil ahora lideran una lucha individual en contra del recientemente propuesto Partenariado Económico Comprehensivo Regional (PECR). Reaccionando a este problema, el gobierno estatal ha escrito dos veces al gobierno central para exigir una discusión transparente que incluya a todas las partes interesadas antes de proceder con las negociaciones del PECR, señalando los posibles impactos del mismo.

Nos oponemos al PECR y a otros TLC firmados directamente con varias naciones de la ASEAN. India se encuentra en un período miserable, y ningún gobierno con cualquier sentido de responsabilidad a su población campesina masiva llevaría una nación a otro acuerdo con beneficios negativos como lo es el PECR.

Los y las campesinas en Kerala han protestado, pero muchas de ellas en otros estados también sufren o mueren en medio de la crisis. Se le pide a los gobiernos estatales para que aborden las deudas y suicidios de los agricultores a través de la renuncia del cobro de los préstamos. Pero esta no puede ser la salida al problema. Es hora que los gobiernos asuman que protegiendo a sus campesinos y campesinas de las presiones del mercado y del comercio global es una tarea fundamental y no debe comprometerse en aras de las crecientes demandas de comercio.

Cuadros

Cuadro 1

Chile VS Tratado Trans Pacífico

Cuando Trump anunció la retirada estadounidense del TPP, mucha gente pensó que el acuerdo terminaría. Pero la gente en Chile lucha contra el TPP, con la seguridad de que alguna versión prevalecerá. Estos puntos son parte de una síntesis de riesgos con que la CLOC-Vía Campesina y GRAIN informan a la población[1].

1. El TPP es un acuerdo siempre cambiante, que otorga más margen de maniobra a las corporaciones mientras cierra los canales para que la gente alcance la justicia.

2. La soberanía nacional se volverá ambigua; los países perderán libertad para legislar, desarrollar políticas o planear fuera del TPP.

3. Los países se someten a tribunales privados paralelos mediante mecanismos de solución de disputas (ISDS) que imponen compensaciones si las corporaciones no obtienen las ganancias que suponen, debido a acciones gubernamentales.

4. El TPP promueve “cadenas de abastecimiento transnacionales” vinculando agricultores con grandes corporaciones para producir según estándares agrícolas industriales con bajos sueldos, condiciones deplorables y sin seguridad ni salud. Se imponen pagos demorados, bajos precios y normas productivas estrictas. Los países se comprometen incluso a armonizar sus leyes laborales, lo que daña los derechos de los trabajadores.

5. El TPP promueve propiedad intelectual (DPI) restrictiva y expansiva sobre medicamentos en beneficio de las farmacéuticas. Pueden privatizarse plantas, materiales vegetativos  y la vida misma. Usar, guardar e intercambiar libremente semillas sería criminalizado incluso con cárcel. Aun fotocopiar para uso propio es penalizado si la corporación se queja. Los sistemas de saberes locales y tradicionales terminarán en algún esquema de DPI, erosionando las relaciones comunitarias y su cultura.

6. El TPP prohíbe cualquier protección estatal a las empresas nacionales si afecta las ganancias corporativas.

7. Hay tendencia a privatizar muchas funciones del gobierno.

8. El TPP mandata aceptar cultivos transgénicos, eliminando barreras al comercio de los mismos.

Estas advertencias son parte de la campaña educativa para enfrentar en Chile al TPP.

Cuadro 2

Atar productores a las corporaciones

Un proyecto importante del Foro Económico Mundial es Nueva Visión en Agricultura (apodado Grow o VIDA en Latinoamérica) encabezado por 17 agronegocios alimentarios. Pretende establecer lazos entre los productores agrícolas de Asia, África, y Latinoamérica con corporaciones que lucrarán de este vínculo. Esta nueva visión la promueven mediante las herramientas de varios tratados de libre comercio (FTA) que promueven la lógica de “asociaciones público-privadas± y “soluciones de mercado”. Gigantes como Pepsico, Nestlé y Monsanto, y gobiernos implicados, prometen “aumentos en la producción alimentaria, sustentabilidad ambiental y oportunidades económicas globales”.

Esta iniciativa incrementará el control corporativo sobre mercados y cadenas de abastecimiento. Aunque argumentan promover seguridad alimentaria y beneficiar a los pequeños productores, Grow/VIDA expande la producción de un puñado de mercancías de exportación que benefician a unas cuantas corporaciones.

Grow/VIDA fue lanzado en 2009 implicando compañías agrícolas, alimentarias y de comercialización que promueven sus intereses comunes en “foros políticos clave”. El núcleo del proyecto es armar cadenas de abastecimiento de mercancías de exportación integradas verticalmente a mercados particulares, privilegiando una agricultura por contrato.

Esto crea dependencia de los agricultores a las corporaciones. Profundiza la segregación de los campesinos locales que producen sus propios alimentos con sus medios y sus semillas, y argumenta beneficiar a la gente atada a agricultura por contrato (con “alta tecnología” e insumos químicos), mientras los obliga a aceptar pagos demorados y los precios bajos que pagan los gigantes minoristas.

El esquema funciona en doce países africanos, cinco asiáticos y cuatro latinoamericanos que expanden el modelo de enormes monocultivos mecanizados, invernaderos con cultivos híbridos o transgénicos, y exigencias sinfín para quienes estén atados a las corporaciones, estándares estrictos y trabajadores que laboran en las peores condiciones posibles.

Cuadro 3

Luchando en contra del PECR

El Partenariado Económico Comprehensivo Regional (abreviado PECR) es un mega-acuerdo regional de comercio e inversión negociado por los países miembros de la ASEAN[2] y seis países asiáticos del Pacifico con los que el ASEAN tiene TLC bilaterales: Australia, China, India, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur.

Ellos armonizan las reglas de comercio entre ellos para formar un régimen común. Mas aún, existe un alto riesgo que esto traiga una agenda corporativa fuerte de los estados que firmaron el TPP con India, China y el sureste de Asia. El espacio político para que los gobiernos actúen estaría perdido. Las demandas críticas de los movimientos sociales en la región por el mejoramiento de los servicios públicos, una reforma agraria genuina, la protección de los y las productoras y vendedores de alimentos a escala pequeña y la revisión de los actuales tratados bilaterales de inversión pueden volverse imposible.

Desde el 2014, los grupos de la sociedad civil obtuvieron textos de negociación filtrados que fueron analizados. En el 2015, una gran reunión de activistas de los movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil se llevó a cabo en Kuala Lumpur dando paso para la organización de acciones coordinadas. Hoy organizamos días regionales de acción, comunicados colectivos, talleres, páginas web y trabajo de cabildeo para poner presión sobre los gobiernos. Las principales preocupaciones son: el acceso a medicamentos, la privatización de semillas, el acaparamiento de tierras, el impacto sobre los y las campesinas, los servicios públicos, la presión sobre los salarios y el incrementado control corporativo impuesto a través de los mecanismos de la solución de controversias entre inversores y Estados (SCIE). El llamado común es detener el PECR y no obtener otro mejor!

Con el futuro del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP) puesto en duda, PECR puede cambiar de dirección y ganar fuerza. Debemos continuar trabajando para ponerle fin.


[1] Ver www.grain.org (Qué es el TPP y por qué es tan importante impedir que se apruebe).

[2] La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.

Destacados

Destacados 1

Quién impulsa los TLC

Los tratados de libre comercio (TLC) son acuerdos de dos o más gobiernos fuera de la organización Mundial de Comercio (OMC). Muchas élites políticas y económicas en países como EUA, o de la UE, Japón y Australia fueron más allá de la OMC alegando que no fijaba reglas globales que beneficiaran a sus corporaciones y sus objetivos geopolíticos, y que las negociaciones eran lentas. Desde iniciado el siglo, estas élites buscan acuerdos más aguerridos y vinculantes a nivel regional o bilateral. Que los países se comprometan a niveles más integrales de libertad corporativa mediante estos acuerdos paulatinos que uniforman el mercado global para que se le permita someter con más rango de acción.

No sorprende que estos acuerdos los redacten en secreto: los parlamentos solamente fijan los objetivos amplios y al público se le niegan los textos de negociación. Los cabilderos profesionales son consultados todo el proceso: que obtengan lo que quieran. Las corporaciones transnacionales y las coaliciones industriales son los grandes protagonistas en la formulación de los textos. En las etapas iniciales entre EUA y la UE para la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI o TTIP), las corporaciones como Cargill o Cocacola eran los interesados que le decían a los negociadores qué esperaban del acuerdo[1].

Los TLC cubren una vasto rango de asuntos —de derechos de propiedad intelectual (DPI), telecomunicaciones, energía  a sanidad alimentaria— diciendo exactamente qué pueden hacer o  no los países en vastas áreas que abren a la inversión extranjera. Los gobiernos signatarios son forzados a reformar sus leyes, con compromisos  vinculantes para no dar marcha atrás. Mediante tales acuerdos, las compañías pueden vigilar la redacción de políticas y regulaciones que puedan afectar a sus países asociados.

Los movimientos sociales luchan contra nuevos TLC:

–CETA entre Canadá y la Unión Europea (aprobado por el Parlamento Europeo el 15 de febrero de 2017)

–TTIP entre EUA y la UE

–TPP entre EUS, Japón y otros 10 países (EUA se retiro pero no significa que el acuerdo esté muerto).

–AERI (RCEP) entre ASEAN, China, India, Japón, Australia, Corea y Nueva Zelanda

-TISA de servicios, entre EUA, la UE, Japón y 20 países

-EPA impuesto por la UE en África

– Acuerdos bilaterales impulsados por la UE con India, Vietnam, México, Japón, Mercosur, Chile.

Además de su poder regulatorio, todos estos tratados brindan a las corporaciones acceso a recursos naturales, mano de obra y nuevos mercados.

Aunque algunos acuerdos estén en duda desde que los nuevos gobiernos de derecha en Reino Unido o EUS prometieron reemplazarlos por nuevos acuerdos, esto no significa que desaparecerán. Se transformarán o asumirán nuevas membresías o se alentarán. Sería un error pensar que nuevos acuerdos comerciales o de inversión beneficien a campesinos, consumidores, compañías pequeñas o al ambiente. Nada cambia en la agenda de promover al uno % superior de los grandes negocios, incluidas las agroindustrias.

Destacados 2

ISDS, ¿qué hay en juego?

Uno de los elementos más dañinos de los tratados de libre comercio e inversión es el Arbitraje de Disputas Inversionistas-Estado (ADIE), mejor conocido como ISDS. Este mecanismo surge de tiempos coloniales, cuando los imperios poderosos querían proteger sus compañías para extraer minerales o cultivos comerciales, para lo cual crearon textos legales que evolucionaron a los tratados de inversión actuales, buscando proteger a los inversionistas de la discriminación y expropiación por parte de Estados extranjeros.

Los tratados confieren a las transnacionales (TNCs) derechos especiales para someter a los gobiernos extranjeros a un arbitraje vinculante toda vez que se sientan maltratadas. Las TNCs pueden «demandar» gobiernos cuando adopten políticas como la ley anti-tabaco o regulaciones para disminuir la polución que restringirán sus inversiones y beneficios. A compañías locales no se les confieren estos derechos: la mera amenaza de una demanda puede conducir a cambios en políticas.

Las disputas internacionales de inversión se llevan a paneles especiales de arbitraje: el Banco Mundial en Washington DC o cortes de arbitraje como La Haya. Esto les permite evadir los juzgados nacionales, invocando posibles sentencias sesgadas. Los procesos los llevan abogados privados, por lo común en secreto, y sin derecho de apelación.
Durante los últimos 15 años, las disputas ISDS se han acrecentado. En casi todos los casos, las demandas de los inversionistas son plena o parcialmente satisfechas. Los gobiernos han pagado compensaciones millonarias, o multimillonarias, en dólares: dinero de los contribuyentes que podría usarse en beneficios públicos. Es tan grande la amenaza que algunos gobiernos congelan su aceptación de los tratados mientras repiensan estrategias.

Los ISDS afectan la soberanía alimentaria de muchas formas. Le brindan a las compañías gran apalancamiento legal para derribar políticas locales que apoyen a los campesinos, los mercados locales o el ambiente. Iniciativas que combatan el cambio climático en el sector alimentario —como promover circuitos cortos al subsidiar o preferir a productores locales— pueden ser impugnados por las TNCs si sienten que les afectarán.

Canadá frenó a una empresa estadounidense de abrir una mina en Nueva Escocia por el gran daño potencial a los pescadores. La compañía demandó a Canadá en un tribunal ISDS y le ganó 100 millones de dólares de los contribuyentes.

México pagó 90 millones a Cargill por un impuesto a bebidas con alta fructuosa de maíz —edulzante vinculado a la obesidad. El impuesto ayudaría a proteger a la industria cañera nacional, que mueve cientos de miles de empleos, del flujo del jarabe subsidiado.

Los ISDS otorgan a los inversionistas extranjeros más derechos que a los locales en beneficio de sus intereses agrícolas o pesqueros. Los tratados comerciales aseguran generalmente que los inversionistas tengan acceso semejante a tierras agrícolas o sitios de pesca que los locales («trato de nacionales»). Los ISDS otorgan a estas corporaciones instrumentos extra para garantizarse derechos que las compañías nacionales, ni los campesinos o pescadores, tienen. Algunos inversionistas nacionales establecen empresas fuera para luego invertir en casa y gozar de estas protecciones extraordinarias.

La clave para fortalecer la soberanía alimentaria en el contexto comercial nacional o regional, es que los Estados den preferencia a los productores locales y nacionales mediante subsidios y adquisiciones. Esto está generalmente prohibido por los compromisos de libre comercio (aunque lo ejerzan ampliamente los grandes actores estadounidenses y europeos). Los ISDS otorgan a corporaciones extranjeras instrumentos para garantizar que la competencia con los naciones se apoye en estas políticas y no amenace sus intereses.

[1] Corporate Europe Observatory, “TTIP: a corporate lobbying paradise”, 14 julio de 2015.

Un poema

Un poema sobre la esperanza

Es difícil tener esperanza. Es más difícil al envejecer,
pues la esperanza no debe depender de sentirse bien
y está el sueño de la soledad en la medianoche absoluta.
También has quitado la creencia en la realidad presente 
del futuro, que seguramente nos sorprenderá,
y la esperanza es más difícil cuando no puede llegar por predicción,
ni ya más por desearla. Pero deja de vacilar.
Los jóvenes piden a los viejos tener esperanza. ¿Qué les diréis?
Diles por lo menos lo que te dices a ti mismo.

Porque no hemos hecho nuestras vidas para acomodarse
a nuestros lugares, los bosques están arruinados, los campos erosionados,
los ríos contaminados, las montañas derribadas.
Espera entonces de pertenecer a tu lugar por tu conocimiento
de lo que es, que ningún otro lugar es, y porque
te importa, como ningún otro lugar te importa. Este
conocimiento no te lo pueden quitar, ni por el poder, ni por riqueza.
Tapará tus oídos a los poderosos cuando te pidan
tu confianza y a los ricos cuando te pidan tu tierra
y tu trabajo. Quédate callado y escucha las voces
de la ribera y los árboles y los campos abiertos.

Encuentra tu esperanza, entonces, en la tierra bajo tus pies.
Tu esperanza del Cielo, déjala descansar sobre la tierra bajo tus pies.
El mundo no es mejor que sus lugares. Sus lugares al final
no son mejores que sus gentes mientras que sus gentes
continúen en ellos. Cuando la gente oscurece
su luz interior, el mundo oscurece.

Wendell Berry (Traducción no oficial del inglés)

Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

¡Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!

Elizabeth Mpofu, Coordinadora General, La Via Campesina

Hay un proverbio africano que dice “Si quieres ir rápido, ve solo, pero no llegarás lejos. Si quieres llegar lejos, ve con otros”.

Creo que la lucha por la Soberanía Alimentaria queda recogida en la última parte del proverbio. La Soberanía Alimentaria es una solución global duradera para definir la manera en que deberíamos relacionarnos con la naturaleza y la gente, mientras nos alimentamos. Es una lucha que requiere alianzas para que se reconozcan y se comprendan plenamente los derechos de los campesinos, y lograr la equidad y la igualdad social, económica y ecológica. Esto solo se puede conseguir a través de la colectividad, con movimientos, regiones, culturas y géneros aliados entre sí para asegurar la solidaridad global y un cambio efectivo real.

Para construir y llevar a cabo la Soberanía Alimentaria es imperativo trabajar y comprometerse con otros –campesinos, pueblos indígenas, pescadores, mujeres, hombres, investigadores progresistas, consumidores, etc.— para repensar las vías y los medios posibles de la agricultura y de la movilización. Al compartir ideas y generar conocimiento, conseguimos dar forma a una sociedad basada en la justicia y la solidaridad, construir comunidades sanas e inclusivas, y mejorar la integración y la cohesión social. La Via Campesina reconoce la importancia delas alianzas y hemos unido las manos con otros movimientos sociales y organizaciones para empujar la Soberanía Alimentaria en muchos espacios nacionales e internacionales. Como resultado, la Soberanía Alimentaria se incluye en algunas políticas, se plasma en las constituciones de algunos países, mientras en otros se debate todavía qué es lo que se va a adoptar.

Hoy, la Soberanía Alimentaria es un concepto vivo gracias al avance en las alianzas que se producen. Es una lucha por los sistemas alimentarios locales basados en la agroecología, el acceso a mercados locales, el acceso y el control de los recursos productivos como la tierra, el agua, las semillas, etc; es un reconocimiento de los derechos de los campesinos; y la resistencia ante la agricultura industrial, los Tratados de Libre Comercio (TLC) y las Corporaciones Transnacionales (CT).

Voces desde el campo 2

El Estado de Palestina: Reconocido Internacionalmente y sin embargo despojado de su Soberanía Alimentaria

Jamal Talab,  Land Research Center, Palestina

Posiblemente la pérdida de la soberanía alimentaria para el pueblo de un Estado ocupado duplique el impacto negativo de la violación de su derecho humano fundamental a una vida digna. El Estado de Palestina, reconocido como Estado miembro de Naciones Unidas, sigue careciendo de soberanía completa, ni siquiera sobre sus recursos naturales. La ocupación israelí controla el 80% de las aguas subterráneas y el 64% del territorio total de Palestina, reservado para la expansión de asentamientos declarados ilegales por la Resolución 2334 de las Naciones Unidas de diciembre de 2017.

Además, la ocupación israelí ha construido un muro del apartheid (774km), ha abierto carreteras reservadas a los colonos (1270km), confiscado el 50% de las tierras palestinas y arrancado más de dos millones de árboles frutales, el 70% de ellos olivos veteranos. En las colinas y montañas de Palestina se han establecido más de 448 colonias y puestos avanzados, que vierten aguas residuales sin tratar y contaminantes prohibidos (plaguicidas y fertilizantes) sobre terreno agrícola palestino, con la consiguiente contaminación de las plantas y degradación del suelo.

El concepto de soberanía alimentaria faculta a los pueblos para controlar sus cadenas y sistemas alimentarios. Sin embargo, no todos los conceptos son de aplicación en Palestina. Además, la ocupación ha supuesto el asedio de la franja de Gaza durante más de diez años, y el ejercicio por parte de Israel de un control absoluto de la tierra, el aire y el agua. Los pescadores solo pueden adentrarse en el mar una cuarta parte de la distancia que permiten sus barcos, lo cual afecta negativamente a su capacidad de pesca y a sus rentas.

La presencia de más de 742 puntos de control israelíes por toda Palestina limita totalmente el movimiento y transporte de mercancías. Sobre todo,  Israel ha impuesto trabas que debilitan los mercados locales, y transformar de este modo a los palestinos de productores en consumidores de los mercados israelíes que están más organizados y son más modernos. Durante una huelga de hambre de más de 41 días[1] de huelga de hambre a favor de la dignidad y la libertad, los prisioneros palestinos instaron a la comunidad internacional a ponerse de su lado para la obtención de plenos derechos y soberanía.

Voces desde el campo 3

El movimiento de las mujeres y la Soberanía Alimentaria

Sophie Dowllar, World March of Women

La Marcha Mundial de las Mujeres participó en el Foro Internacional Nyéléni de Soberanía Alimentaria en Mali en 2007 como movimiento feminista, contribuyendo a la expresión de las mujeres como sujetos políticos. Uno de los temas más importantes de la soberanía alimentaria es el acceso de las mujeres a la tierra, al agua, a las semillas y al territorio. La tierra debería estar en manos de los que la trabajan. Al final, los que permanecen en el país para labrar la tierra y producir alimentos son las mujeres campesinas. Las mujeres rurales afrontan en permanencia el rescate y mantenimiento de la biodiversidad, y la salvaguarda de la tierra, que se refleja en su uso de prácticas sostenibles, agroecológicas. El agua debe ser respetada en el marco de la soberanía alimentaria. La privatización y mercantilización del agua como si fuera un bien común es un crimen contra la naturaleza y la humanidad. La protección y la salvaguarda de las semillas es un papel fundamental de las mujeres campesinas, y un modo de contribuir a la soberanía alimentaria.

Con el fin de producir y distribuir alimentos nutritivos para todos, los movimientos de mujeres ya están participando en distintas formas de agricultura apoyada por la comunidad, que ponen en contacto a mujeres rurales y urbanas, y en iniciativas conjuntas que construyen y refuerzan alianzas entre mujeres de distintos sectores, incluyendo a pescadoras, migrantes, campesinas, ecologistas, etc. A pesar de las contradicciones derivadas de la existencia de una sociedad  capitalista y patriarcal, estas iniciativas crean oportunidades para aprender, organizar, desarrollar nuevas formas de  convivencia, forjar alianzas profundas para la producción sostenible de alimentos y resolver problemas conjuntamente. Entre los elementos de esa visión compartida están la salvaguarda de als semillas, la soberanía alimentaria y la relación entre pueblos y territorios.

Una de las mayores esperanzas para el florecimiento de la soberanía alimentaria es la afirmación del conocimiento y contribución de las mujeres en materia de producción,  preparación y distribución de alimentos. Sus conocimientos autóctonos y su contribución a la producción, preparación y distribución de alimentos deben ser reconocidos. La soberanía alimentaria significa el futuro.

Voces desde el campo 4

Por qué elegimos la soberanía alimentaria

Zainal Arifin Fuad, Serikat Petani Indonesia (SPI)

El gobierno de Indonesia adoptó por primera vez  la Soberanía Alimentaria como un paradigma alternativo de la Seguridad Alimentaria en 2009, tras una larga lucha de la Unión de Campesinos (Indonesian Peasant Union ,SPI) para contrarrestar la  introducción del Marco Integrado para la Seguridad Alimentaria de la FAO en 1996 para la lucha contra el hambre.

La Soberanía Alimentaria no solo tiene que ver con la falta de alimentos, sino también con la reforma agraria, la biodiversidad, el medio ambiente, la energía, los derechos de los trabajadores, los consumidores, las instituciones económicas, las instituciones financieras, los mercados, el transporte y la política, que son componentes de una geopolítica basada en la alimentación. La aplicación del Marco para la Seguridad Alimentaria reproduce la pobreza, el hambre y los conflictos agrarios porque otorga a las grandes empresas el papel de proporcionar y controlar los alimentos a través de la revolución verde, el acaparamiento de tierras y la libertad de mercado.

Por ello, la SPI toma conciencia de que la soberanía Alimentaria debería recibir el apoyo de todos los componentes de la sociedad civil (académico, estudiantes, ONG, mujeres, trabajadores y otros movimientos  sociales) y del gobierno. El eslogan de La Vía Campesina: “La lucha de los campesinos es la victoria de los pueblos” transmite el mensaje de que la lucha por la soberanía Alimentaria es una lucha de todos.

Actualmente existen muchas leyes en Indonesia en las que figura implícita y explícitamente la Soberanía Alimentaria, como la Ley para la Protección del Suelo para una Agricultura Sostenible basada en la Alimentación (Law of Land Protection for Sustainable Food Based Agriculture, 2009), la Ley sobre los Alimentos (Law of Food, 2012), La ley para la protección y empoderamiento de los agricultores (Lawof Farmer Protection and Empowerment, 2013) y el Programa de Desarrollo de Jokowi (2014-2019). No obstante, queda un arduo camino por andar, y hay paradojas a escala de la aplicación. Hay muchas limitaciones e intervenciones de múltiples actores, tanto a escala nacional como internacional, que siguen queriendo poner en práctica el Marco de Seguridad Alimentaria. La FAO ya abrió una ventana a la Agroecología en 2014 y en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra hay procesos en marcha sobre la Declaración de Derechos de los Campesinos. Así pues, la SPI y La Via Campesina continúan con su lucha en el ámbito comunitario, luchando también por un espacio político público a escala nacional, regional e internacional.

Voces desde el campo 5

Las consumidoras y la soberanía alimentaria

Isa Álvarez, Advocacy officer URGENCI  

Desde el punto de vista como personas consumidoras la soberanía alimentaria es un derecho clave para la consecución de una vida digna y plena. Es difícil considerar que se vive dignamente si se ve limitada la autonomía de decisión sobre cómo alimentarnos.

Hoy en día la ciudadanía, para el sistema capitalista es valorada principalmente en dos aspectos: como mano de obra para alimentar el sistema de producción o como nicho de Mercado consumista que lo siga haciendo rentable. A su vez se ha construido con mecanismos de publicidad masiva un imaginario en el que el consumismo es la única puerta de entrada a los derechos, haciendo invisibles los derechos humanos que toda ciudadana tiene por el mero hecho de nacer.

Se hace cada vez más urgente que los pueblos sean quienes puedan decidir sobre sus propias políticas, en todos los ámbitos, pero especialmente el alimentario. Hoy en día el Mercado globalizado, de la mano de las transnacionales, nos invade de productos ultraprocesados que nos enferman, pero que son asociados al progreso y a ser ciudadana del siglo XXI. Todo ello consigue la desaparición e invisibilización de otras formas de alimentarnos más acordes a nuestras necesidades reales así como la desaparición progresiva del campesinado.

En la actualidad, ya son evidentes los efectos perjudiciales que estos productos comestibles, (no alimentos) tienen para nuestra salud. Curiosamente, ante estas evidencias, algunas falsas soluciones pasan por poner el foco en la responsabilidad ciudadana, especialmente las mujeres perpetuando su rol desigual como cuidadoras, como si el acto de decidir qué comer fuese hoy un día un acto libre que se da en un entorno neutro. Por todo ello, no se pueden obviar el peso que las políticas públicas tienen en la capacidad ( o no) de elegir nuestra alimentación así como la necesidad de que esas políticas sean fruto de procesos participados por toda la ciudadanía , no de presiones venidas de intereses de grandes multinacionales que poco o nada tienen que ver con las necesidades humanas.

Voces desde el campo 6

El camino hacia la soberanía alimentaria de los pueblos

Diego Montón, Secretaría operativa – CLOC-Vía Campesina

A nuestro entender, es imposible alcanzar la soberanía alimentaria de nuestros pueblos en el marco del sistema capitalista y patriarcal. Por lo tanto, es necesario desarrollar un proyecto popular, basado en la solidaridad, la justicia social, de género, ambiental y en la soberanía alimentaria.

Avanzar hacia la soberanía alimentaria, en el continente con mayor concentración de tierra, requiere defender la función social de la tierra y defender las semillas campesinas contra toda iniciativa de privatizarlas. Por ello la lucha por la reforma agraria integral y la construcción de sistemas locales de producción de semillas son compromisos centrales de la CLOC.

A su vez, precisamos transformar el modelo de producción impuesto por las empresas trasnacionales (ETN) y las clases dominantes nacionales. La producción agrocológica es fundamental para la autonomía campesina, la realización del derecho a la alimentación y la sustentabilidad ambiental. En esto, la educación y formación juegan un papel fundamental y por ello la CLOC ha creado IALAs y escuelas de agroecología en varios países.

Para fortalecer el trabajo campesino y generar oportunidades para la juventud rural, es imprescindible que el estado desempeñe un papel activo a través de políticas públicas que:

  • aseguren el acceso igualitario de las mujeres a recursos y políticas;
  • aseguren la vida digna en el campo, garantizando, entre otros, ingreso mínimo, cobertura de salud  y acceso a la educación;
  • fomenten la agroindustria local de pequeña y mediana escala para que agregue valor a los productos primarios que podrán comercializarse en mercados locales y urbanos;
  • garanticen infraestructura para mercados locales;
  • subsidien logística de traslado de los productos desde las fincas a dichos mercados y ferias;
  • diferencien los controles para que los productos campesinos puedan acceder a los mercados locales; fomenten un ordenamiento territorial que evite la concentración de población en ciudades;
  • fortalezcan las organizaciones campesina;
  • y fomenten las formas de integración entre las organizaciones populares del campo y de la ciudad que permitan debatir y consolidar la Soberanía alimentaria como un derecho de todos.

Para avanzar en este camino, necesitamos: estados democráticos y fuertes, así como instancias de Naciones Unidas, que controlen y penalicen a las ETN, y sus estados de origen, cuando estas violan derechos humanos o intentan monopolizar el mercado de alimentos.

En todo esto estamos caminando junto al campo popular del continente.

Voces desde el campo 7

Haciendo avanzar la soberanía alimentaria en Nepal

Balram Banskota, All Nepal Peasants Federation

La Federación All Nepal Peasants’ Federation (ANPF), la mayor organización de campesinos de Nepal, ha hecho de la Soberanía Alimentaria su bandera. El movimiento de campesinos nepalí ha unido fuerzas con sus homólogos a escala nacional e internacional para introducir el debate sobre la soberanía alimentaria en el corazón del nuevo modelo de desarrollo agrario y rural, en oposición al paradigma neoliberal de desarrollo y avanzando hacia el socialismo. El mensaje del movimiento campesino y el concepto de soberanía alimentaria logró penetrar a escala local con motivo del Movimiento de los Pueblos II[2] . Para la gente, la soberanía alimentaria se situaba al mismo nivel que el anhelo de convertir en prioridad política una república federal democrática. Por eso fue posible  incorporar la soberanía alimentaria como derecho fundamental de las personas. La nueva Constitución de Nepal (2015) ha garantizado a las personas el derecho a la soberanía alimentaria tal como establece la norma (artículo 36 en el capítulo derechos relacionados con la alimentación, sub-articulo 3). Aunque estos logros históricos merecen ser mencionados, las leyes para la aplicación de estos derechos aún no se han redactado.

La inestabilidad política persiste en Nepal como reflejo de la hegemonía regional y el capitalismo global. Así, el gobierno actual, con el respaldo de fuerzas neo-liberales y el apoyo técnico de la FAO, está redactando la ley de seguridad alimentaria y derecho a la alimentación en contra del mandato de la Constitución.  Entendemos que se trata de una conspiración de los que se oponen al pueblo y a la soberanía alimentaria y a otros derechos progresivos de los pueblos que persiguen garantizar la progresión de Nepal hacia el socialismo. Estamos bien preparados para la sensibilización política masiva y las manifestaciones necesarias en apoyo de la soberanía alimentaria. La ANPFa también está liderando el proceso de redacción de la ley sobre soberanía alimentaria necesaria para poner en práctica los derechos constitucionales de la gente. Esperamos que a pesar de esos problemas pronto podamos poner en marcha la soberanía alimentaria en Nepal.

Voces desde el campo 8

La soberanía alimentaria expresa la intensidad de nuestra lucha

Nettie Wiebe, National Farmers’ Union, Canadá

El término “soberanía alimentaria” se ha convertido en algo utilizado tanto y tan ampliamente (a veces mal utilizado) que resulta difícil recordar una época en al que formaba parte de nuestro léxico.

No estamos del todo seguros de quién acuñó el término “soberanía alimentaria” al principio pero no hay duda de cómo y donde se convirtió en un concepto emblemático de La Via Campesina (LVC) y más allá. Es un tema que define nuestras luchas, nuestro análisis y nuestro movimiento.

La reunion fundacional de LVC en Mons, Bélgica en 1993, se celebró en un contexto en el cual la agenda neo-liberal estaba ganando rápidamente legitimidad y poder a través de acuerdos comerciales regionales y mundiales, especialmente el GATT/OMC. Para abril de 1996, cuando tuvo lugar la primera conferencia de alcaldes en Tlaxcala, México, los miles de representantes de campesinos, pueblos indígenas y organizaciones rurales participantes se oponían de modo unánime a estas políticas y poderes que amenazaban a los campesinos, agricultores artesanales y alas comunidades rurales e indígenas por todas partes.

No fue difícil dar nombre al enemigo a batir – la destrucción de comunidades, entornos, culturas, medios de vida, y mercados locales por parte de las multinacionales de la industria agroalimentaria y de los gobiernos en connivencia con esta destrucción.

Pero resultaba difícil nombrar las alternativas sucintamente. Requirió debates largos, profundos, algunas veces polémicos que se alargaron hasta la madrugada, mientras buscábamos un término que capturara aquello por lo que luchábamos. El término convencional de “seguridad alimentaria” no era adecuado. Se trataba de más que de producir más alimentos y distribuirlos más eficazmente. Lidiábamos con cuestiones fundamentales en torno al poder y la democracia: ¿quien controla los recursos que producen alimentos, como el suelo, el agua, las semillas y la genética y con qué fines? ¿Quién acaba decidiendo l que se cultiva, y donde se cultiva, y para quién? Necesitábamos una forma de expresar las dimensiones políticas de nuestra lucha.

Soberanía Alimentaria es ese término. Provoca el discurso necesario sobre poder, libertad, democracia, igualdad, justicia, sostenibilidad y cultura. Los alimentos dejan de ser una materia prima que se vende, e impregnan a los contextos social, ecológico,  cultural y local como fuente de nutrición, de medios de vida, de sentido y de relaciones.

Unos meses después, en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de Roma, LVC presentó públicamente algunos de los principios básicos de la soberanía alimentaria. Y en las décadas siguientes, se ha convertido en un concepto poderoso, transformador, utilizado ampliamente que enmarca una multitud de luchas diversas para la protección de la vida, para cultivar la esperanza y alcanzar la justicia.

Voces desde el campo 9

La soberanía alimentaria en la pesca a pequeña escala

Foro mundial de Pueblos Pescadores

“Nosotros, el pueblo Molo, co-existimos con la naturaleza. Nuestro sustento y nuestras tradiciones están conectadas con la naturaleza y el lago Turkana donde pescamos. En El Molo tenemos un dicho: conservar, proteger y sostener el lago para que sirva a tu familia y tu comunidad. Es la fuente de tu vida; es una relación de ida y vuelta. No hay aspecto comercial, se trata de sobrevivir.”

Christiana Louwa, Foro de Molo, Kenia del Norte.

La importancia de la Soberanía Alimentaria ha sido reconocida hace mucho por los líderes del Foro Mundial de los Pescadores (WFFP): La Soberanía Alimentaria es una agenda política de los productores a pequeña escala en defensa de nuestros ríos, lagos, océanos y tierra. Está en el centro de nuestra lucha contra el sistema alimentario neoliberal dominado por las corporaciones multinacionales quienes, en el contexto de la pesca, buscan consolidar y privatizar los derechos de la pesca en manos de pocos.

La Soberanía Alimentaria nos da un nuevo lenguaje para describir lo que ya forma el alma y corazón de la defensa de nuestros territorios, nuestra herencia y nuestras capacidades de producir alimento saludable, bueno y abundante. Nos provee de un marco para compartir conocimiento y sabiduría indígena, tradicional y nueva y para cultivar el estudio y debatir sobre la Soberanía Alimentaria entre los jóvenes, las mujeres y hombres en todas los distritos de WFFP.

Nuestra visión se construye sobre los “seis pilares” para la Soberanía Alimentaria 1:

1. Enfoca sobre Alimento para la Gente:

Pesca a pequeña escala, ya sea marina o de interior, está en el centro de pesquerías y políticas relacionadas y asegura que la producción de alimentos no está dañando generaciones futuras.

2. Valora los Proveedores de Alimentos

Los derechos humanos de los pueblos de pesca a pequeña escala involucrados en la completa cadena de valor de pesca a pequeña escala, incluyendo los jóvenes, las mujeres, hombres y pescadores indígenas, deben ser respetados y protegidos.

3. Localiza Sistemas Alimentarios

Las comunidades pesqueras deciden de forma independiente sobre su propio sistema de alimentos. Están en el centro de la toma de decisiones en términos de procesamiento de productos de pesca (salar, secar, ahumar, congelar, enlatar, etc.).

4. Pone el Control Localmente:

Las comunidades pescadoras deben tener control sobre los territorios de tierra y agua en pesquerías marinas y de interior. Acceso a lugares de pesca – incluyendo lagos, ríos, salinas, manglares, arrecifes de coral y aguas costeras – es un derecho fundamental de las comunidades pesqueras.

5. Construye Conocimiento y Habilidades:

Los pescadores a pequeña escala han construido su conocimiento tradicional, por costumbre y/o sabiduría Indígena a través de muchas generaciones (transmitido de padres a hijos).

6. Trabaja con la Naturaleza

Las comunidades de pescadores a pequeña escala tienen una larga historia de trabajar con y respetar la naturaleza. La interconectividad entre los pueblos pescadores y la naturaleza está profundamente arraigada en tradiciones y prácticas de costumbres, especialmente para los Pueblos Indígenas, y se expresan a través de nuestro compromiso con la agroecología.

Es sobre la base de la Soberanía Alimentaria que podremos llevar nuestra lucha hacia la próxima década. Con énfasis en la juventud, las mujeres y Pueblos Indígenas, fortaleceremos la solidaridad entre los movimientos de pescadores y otros movimientos sociales de todo el mundo.

Voces desde el campo 10

Soberanía Alimentaria y AFSA

La Alianza para la Soberanía Alimentaria en África (AFSA) entiende la soberanía alimentaria como la lucha máxima para proteger aÁfrica del embate del sistema alimentario industrial.

Nunca antes hubo un intento más coordinado y mejor financiado para transformar la agricultura de África basada en campesinos, hacia un emprendimiento comercial. Las políticas de agricultura y alimentos están orientadas hacia intereses corporativos. A través de acuerdos y negocios oscuros, nuestros gobiernos están entregando a las corporaciones la responsabilidad de alimentar a África.

El tipo de producción de alimentos concebido por las corporaciones está fuertemente inclinado hacia la industrialización de la agricultura, dependiendo de semillas híbridas, OGM, y aumento del uso de fertilizante y pesticidas – al igual que a la producción mecanizada a gran escala. Más que ser apoyados, los productores están siendo eliminados de su sistema de producción de alimentos. En lugar de incorporar los conocimientos disponibles y experiencia de productores de alimentos, ellos están dando la impresión que la mayoría de los productores de alimentos ya no son necesarios.

Este proceso también está permitiendo que la herencia genética de África sea privatizada por un puñado de corporaciones multinacionales, mientras que socavan la contribución y el rol de la diversidad local de semillas y redes de intercambio.

La Agricultura se está usando para rasgar nuestra trama cultural y social, destruir nuestro ambiente y subordinarnos a las fuerzas del capitalismo global. El lado luminoso de esto es que estamos haciendo de la soberanía alimentaria y agroecología nuestra historia, nuestra solución, y nuestro futuro.

AFSA ha provisto una plataforma en todo el continente sobre la soberanía alimentaria en muchos lugares, contribuido a la discusión de políticas sobre soberanía y agroecología, ampliado las agendas de soberanía alimentaria para incluir el impacto del Sistema de Alimentos sobre la nutrición y salud y enfrentado exitosamente la Comisión Regional Económica en leyes relacionadas a la semilla y la bioseguridad.

AFSA ha duplicado sus miembros hasta llegar a 30 redes. Ahora cubre 50 de los 56 Países Africanos. Hoy AFSA es reconocida como una de las más grandes, de más fuerte voz de las organizaciones de base en África. Es una alianza de base amplia de los productores regionales, pescadores, consumidores, jóvenes, mujeres, y organizaciones no-gubernamentales basados en la fé, así como con varios otros aliados. La meta es traer una mayor cohesión continental a un movimiento de soberanía alimentaria ya en desarrollo.

[1] En mayo de 2017

[2]  2006 Democracy Movement es el nombre que adoptaron los movimientos que se opusieron al dominio directo y antidemocrático del rey Gyanendra de Nepal. Este movimiento fue denominado también Jana Andolan II  (Movimento de los Pueblos II)