Destacados

Destacados 1

Fragmentos editados de la Declaración del Foro Internacional de Agroecología

Nyéléni, Mali, 27 de febrero de 2015

Somos delegadas/os en representación de distintas organizaciones y movimientos internacionales de productoras/es y consumidoras/es a pequeña escala, entre los que se encuentran campesinas/os, Pueblos Indígenas, comunidades, cazadoras/es y recolectoras/es, familias de agricultoras/es, trabajadoras/es rurales, ganaderas/os y pastoras/es, pescadoras/es y movimientos urbanos. Juntos, los distintos sectores que representan nuestras organizaciones producen un 70% de los alimentos consumidos por toda la humanidad. Ellos son los principales inversores del sector agrario, así como los principales proveedores de empleo y de medios de subsistencia del mundo.

En 2007, muchas/os de nosotras/os nos reunimos aquí en Nyéléni, en el Foro para la Soberanía Alimentaria… De igual forma, nos hemos reunido en el Foro de Agroecología 2015 para enriquecer el concepto de Agroecología mediante el diálogo entre los diversos pueblos productores de alimentos, consumidores, comunidades urbanas, mujeres, jóvenes y demás agentes. Hoy, nuestros movimientos, organizados a escala global y regional en el Comité Internacional de Planificación Internacional para la Soberanía Alimentaria (IPC), han dado un nuevo paso histórico.

Construir desde el pasado, mirar hacia el futuro

Nuestros sistemas de producción ancestrales se han desarrollado a lo largo de los siglos y durante los últimos 30 a 40 años este método ha dado en conocerse con el nombre de Agroecología. Nuestra Agroecología incluye una práctica y producción eficaces, implica procesos directos entre agricultoras/es a escala territorial, escuelas de formación y la elaboración de constructos teóricos, técnicos y políticos sofisticados.

Nuestras diversas formas de producción de alimentos a pequeña escala basadas en la agroecología generan conocimientos en lo local, fomentan la justicia social, promueven la identidad y la cultura y fortalecen la viabilidad económica de las áreas rurales.

La Agroecología significa afrontar juntas/os el ciclo de la vida, y esto implica también afrontar juntas/os el ciclo de luchas contra la apropiación de tierras y la criminalización de nuestros movimientos.

Superar múltiples crisis
El sistema de producción alimentaria industrial es el motor principal de las múltiples crisis climatológicas, alimentarias, medioambientales y de salud pública, entre otras. El libre comercio y los acuerdos de inversión corporativa, los acuerdos de resolución de litigios entre inversores y Estados y otras soluciones falsas tales como los mercados del carbón y el creciente financiamiento de la tierra y los alimentos, etc., han agravado dichas crisis.

Contemplamos la Agroecología como un modo fundamental de resistencia a un sistema económico que sitúa el beneficio económico por delante de la vida.

La Agroecología en una encrucijada

La presión popular ha propiciado que múltiples instituciones, gobiernos, universidades y centros de investigación, algunas ONG y demás organizaciones, finalmente reconozcan la importancia de la «Agroecología». Pese a todo, estas han tratado de redefinirla como un conjunto exiguo de tecnologías, para ofrecer así algunas herramientas que aparentan mitigar la crisis de sostenibilidad de la producción alimentaria industrial, mientras las estructuras existentes de poder permanecen incólumes. Esta cooptación de la Agroecología para afinar el sistema alimentario industrial, al tiempo que sus propulsores se llenan la boca con un discurso de tinte ecológico, ha recibido diversos nombres, tales como « agricultura adaptada al cambio climático», «intensificación sostenible» o «ecológica», producción industrial en monocultivo de alimentos «orgánicos», etc. Nosotros no reconocemos estas prácticas como Agroecología: las rechazamos y lucharemos para desenmascarar y detener su apropiación insidiosa del término.

Las soluciones reales a las crisis climáticas, de desnutrición, etc., no pueden partir de un sometimiento al modelo industrial. Debemos transformarlo y construir nuestros propios sistemas alimentarios locales que propicien vínculos entre el medio rural y el urbano, y se basen en una verdadera producción de alimentos agroecológicos por parte de las/os campesinas/os, pescadoras/es artesanales, pastoras/es, Pueblos Indígenas, agricultoras/es urbanas/os, etc. … Nosotras/os contemplamos [la Agroecología] como una alternativa esencial a ese modelo y como el medio para transformar la manera en que producimos y consumimos los alimentos en algo mejor para la humanidad y para nuestra Madre Tierra.

Nuestros pilares y principios comunes de Agroecología
Las prácticas de producción de Agroecología se basan en principios medioambientales como la fabricación de vida en el suelo, el reciclado de nutrientes, la gestión dinámica de la biodiversidad y la conservación de energía en todas las escalas. La Agroecología disminuye drásticamente nuestro uso de materias adquiridas externamente que sólo se pueden comprar a la industria. No utiliza agrotoxinas, hormonas artificiales, transgénicos u otras tecnologías nocivas.

Los territorios locales son un pilar fundamental para la Agroecología. Los pueblos y comunidades tienen derecho a conservar los vínculos espirituales y materiales con sus tierras… Esto implica un reconocimiento pleno de sus leyes, tradiciones, costumbres, sistemas de tenencia e instituciones, y constituye el reconocimiento de la autodeterminación y autonomía de los pueblos.

Los derechos colectivos y el acceso al Bien Común son pilares fundamentales de la Agroecología.

Estos distintos conocimientos y formas de conocer de nuestros pueblos son fundamentales para la Agroecología. Esta se desarrolla a través de nuestra propia innovación, investigación, selección de cultivos y cría de ganado.

El núcleo de nuestra cosmovisión es el equilibrio necesario entre la naturaleza, el cosmos y los seres humanos. Rechazamos la mercantilización de todas las formas de vida.

La autoorganización y acción colectiva son los medios que posibilitan el crecimiento de la Agroecología, la construcción de sistemas alimentarios locales y el desafío al control corporativo de nuestros sistemas alimentarios. La solidaridad entre los pueblos, entre las poblaciones rurales y urbanas, es un ingrediente crucial.

La autonomía de la Agroecología desplaza el control de los mercados globales y propicia el autogobierno de las comunidades. Requiere la remodelación de los mercados para que estos se fundamenten en los principios de economía solidaria y en la ética de la producción y el consumo responsables.

La Agroecología es política; exige que desafiemos y transformemos las estructuras de poder en la sociedad. Debemos poner el control de las semillas, la biodiversidad, la tierra y los territorios, el agua, el conocimiento, la cultura y el Bien Común en manos de los pueblos que alimentan al mundo.

Las mujeres y sus conocimientos, valores, visión y liderazgo son capitales para poder avanzar. Con demasiada frecuencia no se reconoce ni se valora su trabajo. Para que la Agroecología alcance su máximo potencial, debe haber una distribución equitativa del poder, de las tareas, de la toma de decisiones y de la remuneración.

La Agroecología propiciar un espacio radical para que los jóvenes contribuyan a la transformación social y ecológica que está en marcha en muchas de nuestras sociedades. La Agroecología debe crear una dinámica territorial y social que facilite oportunidades para la juventud rural y valore el liderazgo de las mujeres.

La declaración completa aquí.

Destacados 2

La agroecología en una encrucijada: entre la institucionalidad y los movimientos sociales

La agroecología está de moda. De ser ignorada, menospreciada y excluida por parte de las grandes instituciones que gobiernan la agricultura en el mundo pasó a ser reconocida como una de las alternativas para enfrentar las graves crisis ocasionadas por el modelo de la revolución verde. Se trata, sin duda, de un hecho sin precedentes, que puso a la agroecología en una disyuntiva: ceder ante la cooptación y captura, o aprovechar la apertura de las oportunidades políticas para avanzar en la transformación del modelo agroextractivista hegemónico. Aunque las instituciones no son monolíticas, y existen debates internos, el panorama podría verse como una lucha que tiene como protagonistas a dos bandos. El primero, conformado por las instituciones oficiales de los gobiernos, agencias internacionales y empresarios privados, y el otro, el de los distintos movimientos sociales defienden la agroecología como la única opción viable para transformar radicalmente el sistema agroalimentario imperante.

Este escenario ha hecho evidente la manera como el capitalismo verde ha descubierto la agroecología como medio para incorporar la agricultura campesina, sus territorios y sus prácticas agroecológicas a los circuitos globales de acumulación. Su objetivo es mercantilizar las semillas y la agrobiodiversidad; despojar los saberes agroecológicos de los campesinos y comunidades indígenas; insertar mayor diversidad agrícola a los mercados de alimentos, la industria cosmética, y farmacológica; incrementar los beneficios derivados de los bonos de carbono y la conservación neoliberal mediante arreglos agroforestales; y lucrar por la ampliación de los mercados de productos orgánicos industriales, que pronto serán renombrados como agroecológicos en las grandes superficies. Pero también es una excelente ocasión para que el agronegocio haga adecuaciones técnicas y enfrente así su tendencia a degradar sus condiciones de producción, incrementar sus costos y a reducir su productividad.

Mediante las clásicas estrategias del desarrollo se pretende someter los saberes de los pueblos imponiendo dependencias al sistema que desde ahora intentará proveer servicios agroecológicos a través de los Estados, ONG oportunistas, transnacionales, y proyectos de fundaciones y organizaciones internacionales. Se debe tener todo el cuidado de no caer en la ingenuidad de creer que al fin se han abierto las puertas para transformar la estructura agraria mundial hacia la agroecología, y por el contrario los movimientos sociales deben permanecer alertas, para evitar que con los ensayos de institucionalización se creen dependencias a los programas y proyectos públicos, lo que puede generar una burocratización generadora de demagogias deshabilitantes.

Estamos en una coyuntura de la que los movimientos no pueden desentenderse. De hecho, abstenerse de hacer parte de las discusiones es dejar libre el camino para que el capital encuentre salidas a la crisis crónica sobreacumulación mediante el despojo, mientras reestructura temporalmente sus condiciones de producción. Pero ante todo, es una inmejorable ocasión para que durante el rechazo a los intentos de apropiación, se reacomoden las fuerzas, se reinventen los postulados de lucha, se actualicen las formas de resistencia, se reagrupen organizaciones dispersas, y se redefina el sentido de las alternativas.

Al final una de las mayores contradicciones del capital, es que en sus intentos de engullirlo todo; en sus afanes por insertar cada reducto espacial y humano a sus circuitos de acumulación, acaba por reforzar las luchas de los pueblos, teniendo el efecto antagónico de robustecer la movilización, al tiempo que los pueblos se reapropian de su patrimonio natural, revalorizan sus culturas, y redoblan sus esfuerzos por construir procesos sociales efectivos de territorialización de la agroecología.

El artículo completo puede verse acá.

Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

La lucha continua

Luciana Ghiotto,  ATTAC Argentina

En América Latina hay vigentes numerosos tratados de libre comercio desde hace más de veinte años. También se desarrolló una vasta experiencia de lucha contra la liberalización, construyendo proyectos alternativos de integración. Quizás el punto más fuerte de lucha fue la Campaña Continental contra el ALCA, que en Argentina fue una consulta popular contra el ALCA en 2003, y la Cumbre de los Pueblos en Mar del Plata en 2005, que puso fin al ALCA.

Frenar el ALCA no significó el fin de la liberalización. De otras formas, con otros nombres, hemos visto la ampliación de los privilegios corporativos. Varias potencias avanzan en la agenda regional del libre comercio: muy evidente fue el Tratado Trans Pacífico (TPP), reuniendo a doce países de la cuenca.

La Unión Europea, China y países del sudeste asiático como Corea del Sur están a la conquista de los recursos naturales de las Américas. Existen campañas para denunciar estas negociaciones, promovidas a espaldas de los pueblos. En Argentina, la asamblea “Argentina mejor sin Tratados de Libre Comercio”, que coordina movimientos  sociales, sindicales, políticos, ambientalistas, trabajamos en este sentido.

Nuestra experiencia contra el ALCA fue esencial y hoy renovamos esa lucha para frenar la agenda corporativa y privilegiar los derechos humanos y ambientales.

Voces desde el campo 2

Solidaridad entre los movimientos

Lucile Falgueyrac de la Red de Seattle a Bruselas (S2B), Francia

Durante los últimos cuatro años en Europa hemos construido un movimiento real en contra de los tratados de libre comercio transatlánticos. Lejos de limitarse a un par de ONGs, con esta lucha se han acercado los movimientos sociales, los sindicatos, los y las campesinas y activistas tanto locales como internacionales de todos los horizontes y sectores. Desde Bulgaria hasta Finlandia, las campañas en contra de los tratados entre la Unión Europea y Estados Unidos y entre la Unión Europea y Canadá enfatizan la solidaridad entre movimientos que suelen estar lejos del alcance el uno del otro.

La elección de Donald Trump como líder de los Estados Unidos y sus primeras medidas a favor del racismo, la discriminación, los ataques que sucumben los derechos de las mujeres y el replanteamiento de ciertos acuerdos libres de intercambio son un auge para aquellas personas que desean desacreditar a nuestros movimientos.

La ratificación del Acuerdo Económico y Comercial Global (mas conocido por sus siglas en ingles CETA) esta siendo actualmente presentado por los y las partidarias del acuerdo como un acto político en contra de Trump, lo que también indica que Europa y Canadá se encuentran ahora en la cabecera de un mundo abierto y libre, dos baluartes en contra de la locura del nuevo presidente estadunidense.

Pero es solo una trampa. Los tratados de intercambio de comercio libres (TLC) traen consigo inequidades incrementadas, productivismo, extractivismo, crean nuevos derechos para las multinacionales y hacen que las soluciones a las crisis sociales y climáticas se vuelvan ilegales. Estos acuerdos no son un antídoto a la extrema derecha, sino que crean todas las condiciones para que esta prospere.

Voces desde el campo 3

El TPP está muerto: El terreno de la lucha se ha desplazado

Eric Holt-Giménez, Food First, Estados Unidos

Donald Trump acabó con el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP), que ya estaba moribundo, gracias a la oposición incesante de los movimientos populares. El abordaje bilateral preferido por la administración de Trump no es novedad alguna.

Después de haber ganado control sobre casi toda la economía en el planeta, el proteccionismo – bajo las nuevas condiciones implantadas por las corporaciones – va a ser mucho mas importante para los monopolios que controlan nuestros sistemas de energía y de alimentos que el comercio libre desenfrenado. Con esta movida, Trump tan solo sella el primer acuerdo en una tendencia que luego fortalecerá el poder de las empresas.

Nos debe preocupar que el populismo de derecha que tiene profundas raíces retóricas, fundadas en la supremacía de la raza blanca y la xenofobia, haya capturado el estandarte de la anti-globalización. Este no es nuestro aliado. Como tampoco lo son los “progresistas” neoliberales que tumbaron el mundo bajo el hueco del conejo del comercio libre.

La presidencia de Trump reflecta una crisis en el modelo político del capitalismo, lo que significa un cambio a venir en las estrategias de las empresas por destituir y acumular. En lo que incumbe a los movimientos populares, el terreno de la lucha se muda de lo global a lo local de nuevas e importantes maneras. Este nuevo movimiento se esta desenvolviendo. Ahora mas que antes es imperativo exaltar los principios de la soberanía alimentaria: la justicia social, la solidaridad, el pluralismo, y el derecho a determinar nuestros propios sistemas alimentarios.

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Nuestra lucha como un modelo económico alternativo

Guy Marius Sagna, Coordinador de la Coalición Nacional ‘No al AAE’, Senegal

Los Tratados entre la Unión Europea y África, el Caribe y el Pacifico (AAE) hacen que la población Senegalense tema lo peor, ya que las grandes capitales europeas arrasarán con nuestras iniciativas de agricultura a pequeña escala y con los pequeños negocios. Estos acuerdos reforzarán la división internacional del trabajo que lleva a nuestros países ‘sub-desarrollados’ a mantenerse como consumidores de bienes que vienen de otros países, que en este sistema neo-colonial juegan el papel como productores.

Es una pena que en Senegal la lucha en contra de los AAE se haya vuelto tan complicada. Anteriormente, algunas personas líderes de negocios encabezaron la lucha, pero ahora, por temor a las represalias, ninguna levanta su voz. Sin embargo, todavía existen activistas, miembros de la política y sindicatos que organizan la movilización en contra de AAE. Y a pesar del contexto tan difícil en el que trabajan, hemos notado que muchas personas quieren mantenerse informadas al respecto. Un gran número de intelectuales y figuras políticas han firmado las peticiones en contra de estos acuerdos, cosa que ha conllevado a que mas ciudadanos y ciudadanas, tanto en pueblos como en ciudades, pidan que se organicen conferencias sobre los AAE para tener un mejor entendimiento de ellos y así poder organizarse en contra. A través de nuestra lucha ponemos en marcha un modelo económico alternativo basado en la interdependencia y la solidaridad, opuesto a los AAE y a sus valores de mercado libre de competencia.

Voces desde el campo 5

Un estado lucha en contra de los TLC

Sridhar R, Director de Programas en Thanal, India

Los campesinos y campesinas en Kerala, un estado en India, encaran otro ataque a causa de un pacto de comercio, esta vez del PECR, que es una asociación regional augurando bienestar para las presiones que mas interesan, pero que también se conoce como una ‘sentencia de muerte’ para el campesinado local.

El tratado de comercio entre India y la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático por sus siglas en ingles) fue sometido a ellos por el gobierno de India, por lo cual los y las campesinas – e incluso el gobierno estatal – protestaron en contra de este en el 2009. Las organizaciones de campesinos y campesinas y de la sociedad civil advirtieron sobre la caída del acuerdo. Las barreras tarifarias de los principales productos agrícolas de Kerala, como lo son el te, el café, el aceite comestible, la pimienta, el caucho, la copra, el coco, la fibra de coco, el anacardo, el cardamomo, y el aceite de coco fueron removidas o reducidas, poniendo en peligro la supervivencia de la gran mayoría del campesinado local.

La gente respondió en protesta de la decisión del gobierno central con una enorme cadena humana a lo largo del estado. El gobierno estatal de Kerala apoyó esto, lo que lo convirtió en un conflicto federación-estado. Cientos de miles de personas se unieron para tomar sus manos en lo que tal vez sea la cadena humana de protesta mas grande de los tiempos. Pero el gobierno central, junto con el Doctor Manmohan Singh, un fuerte promovedor de los pactos mundiales de comercio y del liberalismo como primer ministro, nos mintió: prometiendo que el tratado no seria firmado sin antes considerar las partes interesadas de Kerala, el alentó a una delegación que venia del estado, pero después fue simplemente a firmar el acuerdo. Campesinos y campesinas de otros estados (incluyendo Karnataka, Tamil Nadu y otros estados del noreste) también sufrieron el impacto del tratado India-ASEAN, pero poco se ha hecho para compensar sus pérdidas. De igual forma, ningún estudio se hizo antes de firmar el tratado de libre comercio para predecir sus impactos o mitigar sus efectos posteriores.

Aprendiendo de esta lección, los y las campesinas de Kerala y los grupos de la sociedad civil ahora lideran una lucha individual en contra del recientemente propuesto Partenariado Económico Comprehensivo Regional (PECR). Reaccionando a este problema, el gobierno estatal ha escrito dos veces al gobierno central para exigir una discusión transparente que incluya a todas las partes interesadas antes de proceder con las negociaciones del PECR, señalando los posibles impactos del mismo.

Nos oponemos al PECR y a otros TLC firmados directamente con varias naciones de la ASEAN. India se encuentra en un período miserable, y ningún gobierno con cualquier sentido de responsabilidad a su población campesina masiva llevaría una nación a otro acuerdo con beneficios negativos como lo es el PECR.

Los y las campesinas en Kerala han protestado, pero muchas de ellas en otros estados también sufren o mueren en medio de la crisis. Se le pide a los gobiernos estatales para que aborden las deudas y suicidios de los agricultores a través de la renuncia del cobro de los préstamos. Pero esta no puede ser la salida al problema. Es hora que los gobiernos asuman que protegiendo a sus campesinos y campesinas de las presiones del mercado y del comercio global es una tarea fundamental y no debe comprometerse en aras de las crecientes demandas de comercio.

Cuadros

Cuadro 1

Chile VS Tratado Trans Pacífico

Cuando Trump anunció la retirada estadounidense del TPP, mucha gente pensó que el acuerdo terminaría. Pero la gente en Chile lucha contra el TPP, con la seguridad de que alguna versión prevalecerá. Estos puntos son parte de una síntesis de riesgos con que la CLOC-Vía Campesina y GRAIN informan a la población[1].

1. El TPP es un acuerdo siempre cambiante, que otorga más margen de maniobra a las corporaciones mientras cierra los canales para que la gente alcance la justicia.

2. La soberanía nacional se volverá ambigua; los países perderán libertad para legislar, desarrollar políticas o planear fuera del TPP.

3. Los países se someten a tribunales privados paralelos mediante mecanismos de solución de disputas (ISDS) que imponen compensaciones si las corporaciones no obtienen las ganancias que suponen, debido a acciones gubernamentales.

4. El TPP promueve “cadenas de abastecimiento transnacionales” vinculando agricultores con grandes corporaciones para producir según estándares agrícolas industriales con bajos sueldos, condiciones deplorables y sin seguridad ni salud. Se imponen pagos demorados, bajos precios y normas productivas estrictas. Los países se comprometen incluso a armonizar sus leyes laborales, lo que daña los derechos de los trabajadores.

5. El TPP promueve propiedad intelectual (DPI) restrictiva y expansiva sobre medicamentos en beneficio de las farmacéuticas. Pueden privatizarse plantas, materiales vegetativos  y la vida misma. Usar, guardar e intercambiar libremente semillas sería criminalizado incluso con cárcel. Aun fotocopiar para uso propio es penalizado si la corporación se queja. Los sistemas de saberes locales y tradicionales terminarán en algún esquema de DPI, erosionando las relaciones comunitarias y su cultura.

6. El TPP prohíbe cualquier protección estatal a las empresas nacionales si afecta las ganancias corporativas.

7. Hay tendencia a privatizar muchas funciones del gobierno.

8. El TPP mandata aceptar cultivos transgénicos, eliminando barreras al comercio de los mismos.

Estas advertencias son parte de la campaña educativa para enfrentar en Chile al TPP.

Cuadro 2

Atar productores a las corporaciones

Un proyecto importante del Foro Económico Mundial es Nueva Visión en Agricultura (apodado Grow o VIDA en Latinoamérica) encabezado por 17 agronegocios alimentarios. Pretende establecer lazos entre los productores agrícolas de Asia, África, y Latinoamérica con corporaciones que lucrarán de este vínculo. Esta nueva visión la promueven mediante las herramientas de varios tratados de libre comercio (FTA) que promueven la lógica de “asociaciones público-privadas± y “soluciones de mercado”. Gigantes como Pepsico, Nestlé y Monsanto, y gobiernos implicados, prometen “aumentos en la producción alimentaria, sustentabilidad ambiental y oportunidades económicas globales”.

Esta iniciativa incrementará el control corporativo sobre mercados y cadenas de abastecimiento. Aunque argumentan promover seguridad alimentaria y beneficiar a los pequeños productores, Grow/VIDA expande la producción de un puñado de mercancías de exportación que benefician a unas cuantas corporaciones.

Grow/VIDA fue lanzado en 2009 implicando compañías agrícolas, alimentarias y de comercialización que promueven sus intereses comunes en “foros políticos clave”. El núcleo del proyecto es armar cadenas de abastecimiento de mercancías de exportación integradas verticalmente a mercados particulares, privilegiando una agricultura por contrato.

Esto crea dependencia de los agricultores a las corporaciones. Profundiza la segregación de los campesinos locales que producen sus propios alimentos con sus medios y sus semillas, y argumenta beneficiar a la gente atada a agricultura por contrato (con “alta tecnología” e insumos químicos), mientras los obliga a aceptar pagos demorados y los precios bajos que pagan los gigantes minoristas.

El esquema funciona en doce países africanos, cinco asiáticos y cuatro latinoamericanos que expanden el modelo de enormes monocultivos mecanizados, invernaderos con cultivos híbridos o transgénicos, y exigencias sinfín para quienes estén atados a las corporaciones, estándares estrictos y trabajadores que laboran en las peores condiciones posibles.

Cuadro 3

Luchando en contra del PECR

El Partenariado Económico Comprehensivo Regional (abreviado PECR) es un mega-acuerdo regional de comercio e inversión negociado por los países miembros de la ASEAN[2] y seis países asiáticos del Pacifico con los que el ASEAN tiene TLC bilaterales: Australia, China, India, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur.

Ellos armonizan las reglas de comercio entre ellos para formar un régimen común. Mas aún, existe un alto riesgo que esto traiga una agenda corporativa fuerte de los estados que firmaron el TPP con India, China y el sureste de Asia. El espacio político para que los gobiernos actúen estaría perdido. Las demandas críticas de los movimientos sociales en la región por el mejoramiento de los servicios públicos, una reforma agraria genuina, la protección de los y las productoras y vendedores de alimentos a escala pequeña y la revisión de los actuales tratados bilaterales de inversión pueden volverse imposible.

Desde el 2014, los grupos de la sociedad civil obtuvieron textos de negociación filtrados que fueron analizados. En el 2015, una gran reunión de activistas de los movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil se llevó a cabo en Kuala Lumpur dando paso para la organización de acciones coordinadas. Hoy organizamos días regionales de acción, comunicados colectivos, talleres, páginas web y trabajo de cabildeo para poner presión sobre los gobiernos. Las principales preocupaciones son: el acceso a medicamentos, la privatización de semillas, el acaparamiento de tierras, el impacto sobre los y las campesinas, los servicios públicos, la presión sobre los salarios y el incrementado control corporativo impuesto a través de los mecanismos de la solución de controversias entre inversores y Estados (SCIE). El llamado común es detener el PECR y no obtener otro mejor!

Con el futuro del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP) puesto en duda, PECR puede cambiar de dirección y ganar fuerza. Debemos continuar trabajando para ponerle fin.


[1] Ver www.grain.org (Qué es el TPP y por qué es tan importante impedir que se apruebe).

[2] La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.

Destacados

Destacados 1

Quién impulsa los TLC

Los tratados de libre comercio (TLC) son acuerdos de dos o más gobiernos fuera de la organización Mundial de Comercio (OMC). Muchas élites políticas y económicas en países como EUA, o de la UE, Japón y Australia fueron más allá de la OMC alegando que no fijaba reglas globales que beneficiaran a sus corporaciones y sus objetivos geopolíticos, y que las negociaciones eran lentas. Desde iniciado el siglo, estas élites buscan acuerdos más aguerridos y vinculantes a nivel regional o bilateral. Que los países se comprometan a niveles más integrales de libertad corporativa mediante estos acuerdos paulatinos que uniforman el mercado global para que se le permita someter con más rango de acción.

No sorprende que estos acuerdos los redacten en secreto: los parlamentos solamente fijan los objetivos amplios y al público se le niegan los textos de negociación. Los cabilderos profesionales son consultados todo el proceso: que obtengan lo que quieran. Las corporaciones transnacionales y las coaliciones industriales son los grandes protagonistas en la formulación de los textos. En las etapas iniciales entre EUA y la UE para la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI o TTIP), las corporaciones como Cargill o Cocacola eran los interesados que le decían a los negociadores qué esperaban del acuerdo[1].

Los TLC cubren una vasto rango de asuntos —de derechos de propiedad intelectual (DPI), telecomunicaciones, energía  a sanidad alimentaria— diciendo exactamente qué pueden hacer o  no los países en vastas áreas que abren a la inversión extranjera. Los gobiernos signatarios son forzados a reformar sus leyes, con compromisos  vinculantes para no dar marcha atrás. Mediante tales acuerdos, las compañías pueden vigilar la redacción de políticas y regulaciones que puedan afectar a sus países asociados.

Los movimientos sociales luchan contra nuevos TLC:

–CETA entre Canadá y la Unión Europea (aprobado por el Parlamento Europeo el 15 de febrero de 2017)

–TTIP entre EUA y la UE

–TPP entre EUS, Japón y otros 10 países (EUA se retiro pero no significa que el acuerdo esté muerto).

–AERI (RCEP) entre ASEAN, China, India, Japón, Australia, Corea y Nueva Zelanda

-TISA de servicios, entre EUA, la UE, Japón y 20 países

-EPA impuesto por la UE en África

– Acuerdos bilaterales impulsados por la UE con India, Vietnam, México, Japón, Mercosur, Chile.

Además de su poder regulatorio, todos estos tratados brindan a las corporaciones acceso a recursos naturales, mano de obra y nuevos mercados.

Aunque algunos acuerdos estén en duda desde que los nuevos gobiernos de derecha en Reino Unido o EUS prometieron reemplazarlos por nuevos acuerdos, esto no significa que desaparecerán. Se transformarán o asumirán nuevas membresías o se alentarán. Sería un error pensar que nuevos acuerdos comerciales o de inversión beneficien a campesinos, consumidores, compañías pequeñas o al ambiente. Nada cambia en la agenda de promover al uno % superior de los grandes negocios, incluidas las agroindustrias.

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ISDS, ¿qué hay en juego?

Uno de los elementos más dañinos de los tratados de libre comercio e inversión es el Arbitraje de Disputas Inversionistas-Estado (ADIE), mejor conocido como ISDS. Este mecanismo surge de tiempos coloniales, cuando los imperios poderosos querían proteger sus compañías para extraer minerales o cultivos comerciales, para lo cual crearon textos legales que evolucionaron a los tratados de inversión actuales, buscando proteger a los inversionistas de la discriminación y expropiación por parte de Estados extranjeros.

Los tratados confieren a las transnacionales (TNCs) derechos especiales para someter a los gobiernos extranjeros a un arbitraje vinculante toda vez que se sientan maltratadas. Las TNCs pueden «demandar» gobiernos cuando adopten políticas como la ley anti-tabaco o regulaciones para disminuir la polución que restringirán sus inversiones y beneficios. A compañías locales no se les confieren estos derechos: la mera amenaza de una demanda puede conducir a cambios en políticas.

Las disputas internacionales de inversión se llevan a paneles especiales de arbitraje: el Banco Mundial en Washington DC o cortes de arbitraje como La Haya. Esto les permite evadir los juzgados nacionales, invocando posibles sentencias sesgadas. Los procesos los llevan abogados privados, por lo común en secreto, y sin derecho de apelación.
Durante los últimos 15 años, las disputas ISDS se han acrecentado. En casi todos los casos, las demandas de los inversionistas son plena o parcialmente satisfechas. Los gobiernos han pagado compensaciones millonarias, o multimillonarias, en dólares: dinero de los contribuyentes que podría usarse en beneficios públicos. Es tan grande la amenaza que algunos gobiernos congelan su aceptación de los tratados mientras repiensan estrategias.

Los ISDS afectan la soberanía alimentaria de muchas formas. Le brindan a las compañías gran apalancamiento legal para derribar políticas locales que apoyen a los campesinos, los mercados locales o el ambiente. Iniciativas que combatan el cambio climático en el sector alimentario —como promover circuitos cortos al subsidiar o preferir a productores locales— pueden ser impugnados por las TNCs si sienten que les afectarán.

Canadá frenó a una empresa estadounidense de abrir una mina en Nueva Escocia por el gran daño potencial a los pescadores. La compañía demandó a Canadá en un tribunal ISDS y le ganó 100 millones de dólares de los contribuyentes.

México pagó 90 millones a Cargill por un impuesto a bebidas con alta fructuosa de maíz —edulzante vinculado a la obesidad. El impuesto ayudaría a proteger a la industria cañera nacional, que mueve cientos de miles de empleos, del flujo del jarabe subsidiado.

Los ISDS otorgan a los inversionistas extranjeros más derechos que a los locales en beneficio de sus intereses agrícolas o pesqueros. Los tratados comerciales aseguran generalmente que los inversionistas tengan acceso semejante a tierras agrícolas o sitios de pesca que los locales («trato de nacionales»). Los ISDS otorgan a estas corporaciones instrumentos extra para garantizarse derechos que las compañías nacionales, ni los campesinos o pescadores, tienen. Algunos inversionistas nacionales establecen empresas fuera para luego invertir en casa y gozar de estas protecciones extraordinarias.

La clave para fortalecer la soberanía alimentaria en el contexto comercial nacional o regional, es que los Estados den preferencia a los productores locales y nacionales mediante subsidios y adquisiciones. Esto está generalmente prohibido por los compromisos de libre comercio (aunque lo ejerzan ampliamente los grandes actores estadounidenses y europeos). Los ISDS otorgan a corporaciones extranjeras instrumentos para garantizar que la competencia con los naciones se apoye en estas políticas y no amenace sus intereses.

[1] Corporate Europe Observatory, “TTIP: a corporate lobbying paradise”, 14 julio de 2015.

Un poema

Un poema sobre la esperanza

Es difícil tener esperanza. Es más difícil al envejecer,
pues la esperanza no debe depender de sentirse bien
y está el sueño de la soledad en la medianoche absoluta.
También has quitado la creencia en la realidad presente 
del futuro, que seguramente nos sorprenderá,
y la esperanza es más difícil cuando no puede llegar por predicción,
ni ya más por desearla. Pero deja de vacilar.
Los jóvenes piden a los viejos tener esperanza. ¿Qué les diréis?
Diles por lo menos lo que te dices a ti mismo.

Porque no hemos hecho nuestras vidas para acomodarse
a nuestros lugares, los bosques están arruinados, los campos erosionados,
los ríos contaminados, las montañas derribadas.
Espera entonces de pertenecer a tu lugar por tu conocimiento
de lo que es, que ningún otro lugar es, y porque
te importa, como ningún otro lugar te importa. Este
conocimiento no te lo pueden quitar, ni por el poder, ni por riqueza.
Tapará tus oídos a los poderosos cuando te pidan
tu confianza y a los ricos cuando te pidan tu tierra
y tu trabajo. Quédate callado y escucha las voces
de la ribera y los árboles y los campos abiertos.

Encuentra tu esperanza, entonces, en la tierra bajo tus pies.
Tu esperanza del Cielo, déjala descansar sobre la tierra bajo tus pies.
El mundo no es mejor que sus lugares. Sus lugares al final
no son mejores que sus gentes mientras que sus gentes
continúen en ellos. Cuando la gente oscurece
su luz interior, el mundo oscurece.

Wendell Berry (Traducción no oficial del inglés)

Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

¡Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!

Elizabeth Mpofu, Coordinadora General, La Via Campesina

Hay un proverbio africano que dice “Si quieres ir rápido, ve solo, pero no llegarás lejos. Si quieres llegar lejos, ve con otros”.

Creo que la lucha por la Soberanía Alimentaria queda recogida en la última parte del proverbio. La Soberanía Alimentaria es una solución global duradera para definir la manera en que deberíamos relacionarnos con la naturaleza y la gente, mientras nos alimentamos. Es una lucha que requiere alianzas para que se reconozcan y se comprendan plenamente los derechos de los campesinos, y lograr la equidad y la igualdad social, económica y ecológica. Esto solo se puede conseguir a través de la colectividad, con movimientos, regiones, culturas y géneros aliados entre sí para asegurar la solidaridad global y un cambio efectivo real.

Para construir y llevar a cabo la Soberanía Alimentaria es imperativo trabajar y comprometerse con otros –campesinos, pueblos indígenas, pescadores, mujeres, hombres, investigadores progresistas, consumidores, etc.— para repensar las vías y los medios posibles de la agricultura y de la movilización. Al compartir ideas y generar conocimiento, conseguimos dar forma a una sociedad basada en la justicia y la solidaridad, construir comunidades sanas e inclusivas, y mejorar la integración y la cohesión social. La Via Campesina reconoce la importancia delas alianzas y hemos unido las manos con otros movimientos sociales y organizaciones para empujar la Soberanía Alimentaria en muchos espacios nacionales e internacionales. Como resultado, la Soberanía Alimentaria se incluye en algunas políticas, se plasma en las constituciones de algunos países, mientras en otros se debate todavía qué es lo que se va a adoptar.

Hoy, la Soberanía Alimentaria es un concepto vivo gracias al avance en las alianzas que se producen. Es una lucha por los sistemas alimentarios locales basados en la agroecología, el acceso a mercados locales, el acceso y el control de los recursos productivos como la tierra, el agua, las semillas, etc; es un reconocimiento de los derechos de los campesinos; y la resistencia ante la agricultura industrial, los Tratados de Libre Comercio (TLC) y las Corporaciones Transnacionales (CT).

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El Estado de Palestina: Reconocido Internacionalmente y sin embargo despojado de su Soberanía Alimentaria

Jamal Talab,  Land Research Center, Palestina

Posiblemente la pérdida de la soberanía alimentaria para el pueblo de un Estado ocupado duplique el impacto negativo de la violación de su derecho humano fundamental a una vida digna. El Estado de Palestina, reconocido como Estado miembro de Naciones Unidas, sigue careciendo de soberanía completa, ni siquiera sobre sus recursos naturales. La ocupación israelí controla el 80% de las aguas subterráneas y el 64% del territorio total de Palestina, reservado para la expansión de asentamientos declarados ilegales por la Resolución 2334 de las Naciones Unidas de diciembre de 2017.

Además, la ocupación israelí ha construido un muro del apartheid (774km), ha abierto carreteras reservadas a los colonos (1270km), confiscado el 50% de las tierras palestinas y arrancado más de dos millones de árboles frutales, el 70% de ellos olivos veteranos. En las colinas y montañas de Palestina se han establecido más de 448 colonias y puestos avanzados, que vierten aguas residuales sin tratar y contaminantes prohibidos (plaguicidas y fertilizantes) sobre terreno agrícola palestino, con la consiguiente contaminación de las plantas y degradación del suelo.

El concepto de soberanía alimentaria faculta a los pueblos para controlar sus cadenas y sistemas alimentarios. Sin embargo, no todos los conceptos son de aplicación en Palestina. Además, la ocupación ha supuesto el asedio de la franja de Gaza durante más de diez años, y el ejercicio por parte de Israel de un control absoluto de la tierra, el aire y el agua. Los pescadores solo pueden adentrarse en el mar una cuarta parte de la distancia que permiten sus barcos, lo cual afecta negativamente a su capacidad de pesca y a sus rentas.

La presencia de más de 742 puntos de control israelíes por toda Palestina limita totalmente el movimiento y transporte de mercancías. Sobre todo,  Israel ha impuesto trabas que debilitan los mercados locales, y transformar de este modo a los palestinos de productores en consumidores de los mercados israelíes que están más organizados y son más modernos. Durante una huelga de hambre de más de 41 días[1] de huelga de hambre a favor de la dignidad y la libertad, los prisioneros palestinos instaron a la comunidad internacional a ponerse de su lado para la obtención de plenos derechos y soberanía.

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El movimiento de las mujeres y la Soberanía Alimentaria

Sophie Dowllar, World March of Women

La Marcha Mundial de las Mujeres participó en el Foro Internacional Nyéléni de Soberanía Alimentaria en Mali en 2007 como movimiento feminista, contribuyendo a la expresión de las mujeres como sujetos políticos. Uno de los temas más importantes de la soberanía alimentaria es el acceso de las mujeres a la tierra, al agua, a las semillas y al territorio. La tierra debería estar en manos de los que la trabajan. Al final, los que permanecen en el país para labrar la tierra y producir alimentos son las mujeres campesinas. Las mujeres rurales afrontan en permanencia el rescate y mantenimiento de la biodiversidad, y la salvaguarda de la tierra, que se refleja en su uso de prácticas sostenibles, agroecológicas. El agua debe ser respetada en el marco de la soberanía alimentaria. La privatización y mercantilización del agua como si fuera un bien común es un crimen contra la naturaleza y la humanidad. La protección y la salvaguarda de las semillas es un papel fundamental de las mujeres campesinas, y un modo de contribuir a la soberanía alimentaria.

Con el fin de producir y distribuir alimentos nutritivos para todos, los movimientos de mujeres ya están participando en distintas formas de agricultura apoyada por la comunidad, que ponen en contacto a mujeres rurales y urbanas, y en iniciativas conjuntas que construyen y refuerzan alianzas entre mujeres de distintos sectores, incluyendo a pescadoras, migrantes, campesinas, ecologistas, etc. A pesar de las contradicciones derivadas de la existencia de una sociedad  capitalista y patriarcal, estas iniciativas crean oportunidades para aprender, organizar, desarrollar nuevas formas de  convivencia, forjar alianzas profundas para la producción sostenible de alimentos y resolver problemas conjuntamente. Entre los elementos de esa visión compartida están la salvaguarda de als semillas, la soberanía alimentaria y la relación entre pueblos y territorios.

Una de las mayores esperanzas para el florecimiento de la soberanía alimentaria es la afirmación del conocimiento y contribución de las mujeres en materia de producción,  preparación y distribución de alimentos. Sus conocimientos autóctonos y su contribución a la producción, preparación y distribución de alimentos deben ser reconocidos. La soberanía alimentaria significa el futuro.

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Por qué elegimos la soberanía alimentaria

Zainal Arifin Fuad, Serikat Petani Indonesia (SPI)

El gobierno de Indonesia adoptó por primera vez  la Soberanía Alimentaria como un paradigma alternativo de la Seguridad Alimentaria en 2009, tras una larga lucha de la Unión de Campesinos (Indonesian Peasant Union ,SPI) para contrarrestar la  introducción del Marco Integrado para la Seguridad Alimentaria de la FAO en 1996 para la lucha contra el hambre.

La Soberanía Alimentaria no solo tiene que ver con la falta de alimentos, sino también con la reforma agraria, la biodiversidad, el medio ambiente, la energía, los derechos de los trabajadores, los consumidores, las instituciones económicas, las instituciones financieras, los mercados, el transporte y la política, que son componentes de una geopolítica basada en la alimentación. La aplicación del Marco para la Seguridad Alimentaria reproduce la pobreza, el hambre y los conflictos agrarios porque otorga a las grandes empresas el papel de proporcionar y controlar los alimentos a través de la revolución verde, el acaparamiento de tierras y la libertad de mercado.

Por ello, la SPI toma conciencia de que la soberanía Alimentaria debería recibir el apoyo de todos los componentes de la sociedad civil (académico, estudiantes, ONG, mujeres, trabajadores y otros movimientos  sociales) y del gobierno. El eslogan de La Vía Campesina: “La lucha de los campesinos es la victoria de los pueblos” transmite el mensaje de que la lucha por la soberanía Alimentaria es una lucha de todos.

Actualmente existen muchas leyes en Indonesia en las que figura implícita y explícitamente la Soberanía Alimentaria, como la Ley para la Protección del Suelo para una Agricultura Sostenible basada en la Alimentación (Law of Land Protection for Sustainable Food Based Agriculture, 2009), la Ley sobre los Alimentos (Law of Food, 2012), La ley para la protección y empoderamiento de los agricultores (Lawof Farmer Protection and Empowerment, 2013) y el Programa de Desarrollo de Jokowi (2014-2019). No obstante, queda un arduo camino por andar, y hay paradojas a escala de la aplicación. Hay muchas limitaciones e intervenciones de múltiples actores, tanto a escala nacional como internacional, que siguen queriendo poner en práctica el Marco de Seguridad Alimentaria. La FAO ya abrió una ventana a la Agroecología en 2014 y en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra hay procesos en marcha sobre la Declaración de Derechos de los Campesinos. Así pues, la SPI y La Via Campesina continúan con su lucha en el ámbito comunitario, luchando también por un espacio político público a escala nacional, regional e internacional.

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Las consumidoras y la soberanía alimentaria

Isa Álvarez, Advocacy officer URGENCI  

Desde el punto de vista como personas consumidoras la soberanía alimentaria es un derecho clave para la consecución de una vida digna y plena. Es difícil considerar que se vive dignamente si se ve limitada la autonomía de decisión sobre cómo alimentarnos.

Hoy en día la ciudadanía, para el sistema capitalista es valorada principalmente en dos aspectos: como mano de obra para alimentar el sistema de producción o como nicho de Mercado consumista que lo siga haciendo rentable. A su vez se ha construido con mecanismos de publicidad masiva un imaginario en el que el consumismo es la única puerta de entrada a los derechos, haciendo invisibles los derechos humanos que toda ciudadana tiene por el mero hecho de nacer.

Se hace cada vez más urgente que los pueblos sean quienes puedan decidir sobre sus propias políticas, en todos los ámbitos, pero especialmente el alimentario. Hoy en día el Mercado globalizado, de la mano de las transnacionales, nos invade de productos ultraprocesados que nos enferman, pero que son asociados al progreso y a ser ciudadana del siglo XXI. Todo ello consigue la desaparición e invisibilización de otras formas de alimentarnos más acordes a nuestras necesidades reales así como la desaparición progresiva del campesinado.

En la actualidad, ya son evidentes los efectos perjudiciales que estos productos comestibles, (no alimentos) tienen para nuestra salud. Curiosamente, ante estas evidencias, algunas falsas soluciones pasan por poner el foco en la responsabilidad ciudadana, especialmente las mujeres perpetuando su rol desigual como cuidadoras, como si el acto de decidir qué comer fuese hoy un día un acto libre que se da en un entorno neutro. Por todo ello, no se pueden obviar el peso que las políticas públicas tienen en la capacidad ( o no) de elegir nuestra alimentación así como la necesidad de que esas políticas sean fruto de procesos participados por toda la ciudadanía , no de presiones venidas de intereses de grandes multinacionales que poco o nada tienen que ver con las necesidades humanas.

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El camino hacia la soberanía alimentaria de los pueblos

Diego Montón, Secretaría operativa – CLOC-Vía Campesina

A nuestro entender, es imposible alcanzar la soberanía alimentaria de nuestros pueblos en el marco del sistema capitalista y patriarcal. Por lo tanto, es necesario desarrollar un proyecto popular, basado en la solidaridad, la justicia social, de género, ambiental y en la soberanía alimentaria.

Avanzar hacia la soberanía alimentaria, en el continente con mayor concentración de tierra, requiere defender la función social de la tierra y defender las semillas campesinas contra toda iniciativa de privatizarlas. Por ello la lucha por la reforma agraria integral y la construcción de sistemas locales de producción de semillas son compromisos centrales de la CLOC.

A su vez, precisamos transformar el modelo de producción impuesto por las empresas trasnacionales (ETN) y las clases dominantes nacionales. La producción agrocológica es fundamental para la autonomía campesina, la realización del derecho a la alimentación y la sustentabilidad ambiental. En esto, la educación y formación juegan un papel fundamental y por ello la CLOC ha creado IALAs y escuelas de agroecología en varios países.

Para fortalecer el trabajo campesino y generar oportunidades para la juventud rural, es imprescindible que el estado desempeñe un papel activo a través de políticas públicas que:

  • aseguren el acceso igualitario de las mujeres a recursos y políticas;
  • aseguren la vida digna en el campo, garantizando, entre otros, ingreso mínimo, cobertura de salud  y acceso a la educación;
  • fomenten la agroindustria local de pequeña y mediana escala para que agregue valor a los productos primarios que podrán comercializarse en mercados locales y urbanos;
  • garanticen infraestructura para mercados locales;
  • subsidien logística de traslado de los productos desde las fincas a dichos mercados y ferias;
  • diferencien los controles para que los productos campesinos puedan acceder a los mercados locales; fomenten un ordenamiento territorial que evite la concentración de población en ciudades;
  • fortalezcan las organizaciones campesina;
  • y fomenten las formas de integración entre las organizaciones populares del campo y de la ciudad que permitan debatir y consolidar la Soberanía alimentaria como un derecho de todos.

Para avanzar en este camino, necesitamos: estados democráticos y fuertes, así como instancias de Naciones Unidas, que controlen y penalicen a las ETN, y sus estados de origen, cuando estas violan derechos humanos o intentan monopolizar el mercado de alimentos.

En todo esto estamos caminando junto al campo popular del continente.

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Haciendo avanzar la soberanía alimentaria en Nepal

Balram Banskota, All Nepal Peasants Federation

La Federación All Nepal Peasants’ Federation (ANPF), la mayor organización de campesinos de Nepal, ha hecho de la Soberanía Alimentaria su bandera. El movimiento de campesinos nepalí ha unido fuerzas con sus homólogos a escala nacional e internacional para introducir el debate sobre la soberanía alimentaria en el corazón del nuevo modelo de desarrollo agrario y rural, en oposición al paradigma neoliberal de desarrollo y avanzando hacia el socialismo. El mensaje del movimiento campesino y el concepto de soberanía alimentaria logró penetrar a escala local con motivo del Movimiento de los Pueblos II[2] . Para la gente, la soberanía alimentaria se situaba al mismo nivel que el anhelo de convertir en prioridad política una república federal democrática. Por eso fue posible  incorporar la soberanía alimentaria como derecho fundamental de las personas. La nueva Constitución de Nepal (2015) ha garantizado a las personas el derecho a la soberanía alimentaria tal como establece la norma (artículo 36 en el capítulo derechos relacionados con la alimentación, sub-articulo 3). Aunque estos logros históricos merecen ser mencionados, las leyes para la aplicación de estos derechos aún no se han redactado.

La inestabilidad política persiste en Nepal como reflejo de la hegemonía regional y el capitalismo global. Así, el gobierno actual, con el respaldo de fuerzas neo-liberales y el apoyo técnico de la FAO, está redactando la ley de seguridad alimentaria y derecho a la alimentación en contra del mandato de la Constitución.  Entendemos que se trata de una conspiración de los que se oponen al pueblo y a la soberanía alimentaria y a otros derechos progresivos de los pueblos que persiguen garantizar la progresión de Nepal hacia el socialismo. Estamos bien preparados para la sensibilización política masiva y las manifestaciones necesarias en apoyo de la soberanía alimentaria. La ANPFa también está liderando el proceso de redacción de la ley sobre soberanía alimentaria necesaria para poner en práctica los derechos constitucionales de la gente. Esperamos que a pesar de esos problemas pronto podamos poner en marcha la soberanía alimentaria en Nepal.

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La soberanía alimentaria expresa la intensidad de nuestra lucha

Nettie Wiebe, National Farmers’ Union, Canadá

El término “soberanía alimentaria” se ha convertido en algo utilizado tanto y tan ampliamente (a veces mal utilizado) que resulta difícil recordar una época en al que formaba parte de nuestro léxico.

No estamos del todo seguros de quién acuñó el término “soberanía alimentaria” al principio pero no hay duda de cómo y donde se convirtió en un concepto emblemático de La Via Campesina (LVC) y más allá. Es un tema que define nuestras luchas, nuestro análisis y nuestro movimiento.

La reunion fundacional de LVC en Mons, Bélgica en 1993, se celebró en un contexto en el cual la agenda neo-liberal estaba ganando rápidamente legitimidad y poder a través de acuerdos comerciales regionales y mundiales, especialmente el GATT/OMC. Para abril de 1996, cuando tuvo lugar la primera conferencia de alcaldes en Tlaxcala, México, los miles de representantes de campesinos, pueblos indígenas y organizaciones rurales participantes se oponían de modo unánime a estas políticas y poderes que amenazaban a los campesinos, agricultores artesanales y alas comunidades rurales e indígenas por todas partes.

No fue difícil dar nombre al enemigo a batir – la destrucción de comunidades, entornos, culturas, medios de vida, y mercados locales por parte de las multinacionales de la industria agroalimentaria y de los gobiernos en connivencia con esta destrucción.

Pero resultaba difícil nombrar las alternativas sucintamente. Requirió debates largos, profundos, algunas veces polémicos que se alargaron hasta la madrugada, mientras buscábamos un término que capturara aquello por lo que luchábamos. El término convencional de “seguridad alimentaria” no era adecuado. Se trataba de más que de producir más alimentos y distribuirlos más eficazmente. Lidiábamos con cuestiones fundamentales en torno al poder y la democracia: ¿quien controla los recursos que producen alimentos, como el suelo, el agua, las semillas y la genética y con qué fines? ¿Quién acaba decidiendo l que se cultiva, y donde se cultiva, y para quién? Necesitábamos una forma de expresar las dimensiones políticas de nuestra lucha.

Soberanía Alimentaria es ese término. Provoca el discurso necesario sobre poder, libertad, democracia, igualdad, justicia, sostenibilidad y cultura. Los alimentos dejan de ser una materia prima que se vende, e impregnan a los contextos social, ecológico,  cultural y local como fuente de nutrición, de medios de vida, de sentido y de relaciones.

Unos meses después, en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de Roma, LVC presentó públicamente algunos de los principios básicos de la soberanía alimentaria. Y en las décadas siguientes, se ha convertido en un concepto poderoso, transformador, utilizado ampliamente que enmarca una multitud de luchas diversas para la protección de la vida, para cultivar la esperanza y alcanzar la justicia.

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La soberanía alimentaria en la pesca a pequeña escala

Foro mundial de Pueblos Pescadores

“Nosotros, el pueblo Molo, co-existimos con la naturaleza. Nuestro sustento y nuestras tradiciones están conectadas con la naturaleza y el lago Turkana donde pescamos. En El Molo tenemos un dicho: conservar, proteger y sostener el lago para que sirva a tu familia y tu comunidad. Es la fuente de tu vida; es una relación de ida y vuelta. No hay aspecto comercial, se trata de sobrevivir.”

Christiana Louwa, Foro de Molo, Kenia del Norte.

La importancia de la Soberanía Alimentaria ha sido reconocida hace mucho por los líderes del Foro Mundial de los Pescadores (WFFP): La Soberanía Alimentaria es una agenda política de los productores a pequeña escala en defensa de nuestros ríos, lagos, océanos y tierra. Está en el centro de nuestra lucha contra el sistema alimentario neoliberal dominado por las corporaciones multinacionales quienes, en el contexto de la pesca, buscan consolidar y privatizar los derechos de la pesca en manos de pocos.

La Soberanía Alimentaria nos da un nuevo lenguaje para describir lo que ya forma el alma y corazón de la defensa de nuestros territorios, nuestra herencia y nuestras capacidades de producir alimento saludable, bueno y abundante. Nos provee de un marco para compartir conocimiento y sabiduría indígena, tradicional y nueva y para cultivar el estudio y debatir sobre la Soberanía Alimentaria entre los jóvenes, las mujeres y hombres en todas los distritos de WFFP.

Nuestra visión se construye sobre los “seis pilares” para la Soberanía Alimentaria 1:

1. Enfoca sobre Alimento para la Gente:

Pesca a pequeña escala, ya sea marina o de interior, está en el centro de pesquerías y políticas relacionadas y asegura que la producción de alimentos no está dañando generaciones futuras.

2. Valora los Proveedores de Alimentos

Los derechos humanos de los pueblos de pesca a pequeña escala involucrados en la completa cadena de valor de pesca a pequeña escala, incluyendo los jóvenes, las mujeres, hombres y pescadores indígenas, deben ser respetados y protegidos.

3. Localiza Sistemas Alimentarios

Las comunidades pesqueras deciden de forma independiente sobre su propio sistema de alimentos. Están en el centro de la toma de decisiones en términos de procesamiento de productos de pesca (salar, secar, ahumar, congelar, enlatar, etc.).

4. Pone el Control Localmente:

Las comunidades pescadoras deben tener control sobre los territorios de tierra y agua en pesquerías marinas y de interior. Acceso a lugares de pesca – incluyendo lagos, ríos, salinas, manglares, arrecifes de coral y aguas costeras – es un derecho fundamental de las comunidades pesqueras.

5. Construye Conocimiento y Habilidades:

Los pescadores a pequeña escala han construido su conocimiento tradicional, por costumbre y/o sabiduría Indígena a través de muchas generaciones (transmitido de padres a hijos).

6. Trabaja con la Naturaleza

Las comunidades de pescadores a pequeña escala tienen una larga historia de trabajar con y respetar la naturaleza. La interconectividad entre los pueblos pescadores y la naturaleza está profundamente arraigada en tradiciones y prácticas de costumbres, especialmente para los Pueblos Indígenas, y se expresan a través de nuestro compromiso con la agroecología.

Es sobre la base de la Soberanía Alimentaria que podremos llevar nuestra lucha hacia la próxima década. Con énfasis en la juventud, las mujeres y Pueblos Indígenas, fortaleceremos la solidaridad entre los movimientos de pescadores y otros movimientos sociales de todo el mundo.

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Soberanía Alimentaria y AFSA

La Alianza para la Soberanía Alimentaria en África (AFSA) entiende la soberanía alimentaria como la lucha máxima para proteger aÁfrica del embate del sistema alimentario industrial.

Nunca antes hubo un intento más coordinado y mejor financiado para transformar la agricultura de África basada en campesinos, hacia un emprendimiento comercial. Las políticas de agricultura y alimentos están orientadas hacia intereses corporativos. A través de acuerdos y negocios oscuros, nuestros gobiernos están entregando a las corporaciones la responsabilidad de alimentar a África.

El tipo de producción de alimentos concebido por las corporaciones está fuertemente inclinado hacia la industrialización de la agricultura, dependiendo de semillas híbridas, OGM, y aumento del uso de fertilizante y pesticidas – al igual que a la producción mecanizada a gran escala. Más que ser apoyados, los productores están siendo eliminados de su sistema de producción de alimentos. En lugar de incorporar los conocimientos disponibles y experiencia de productores de alimentos, ellos están dando la impresión que la mayoría de los productores de alimentos ya no son necesarios.

Este proceso también está permitiendo que la herencia genética de África sea privatizada por un puñado de corporaciones multinacionales, mientras que socavan la contribución y el rol de la diversidad local de semillas y redes de intercambio.

La Agricultura se está usando para rasgar nuestra trama cultural y social, destruir nuestro ambiente y subordinarnos a las fuerzas del capitalismo global. El lado luminoso de esto es que estamos haciendo de la soberanía alimentaria y agroecología nuestra historia, nuestra solución, y nuestro futuro.

AFSA ha provisto una plataforma en todo el continente sobre la soberanía alimentaria en muchos lugares, contribuido a la discusión de políticas sobre soberanía y agroecología, ampliado las agendas de soberanía alimentaria para incluir el impacto del Sistema de Alimentos sobre la nutrición y salud y enfrentado exitosamente la Comisión Regional Económica en leyes relacionadas a la semilla y la bioseguridad.

AFSA ha duplicado sus miembros hasta llegar a 30 redes. Ahora cubre 50 de los 56 Países Africanos. Hoy AFSA es reconocida como una de las más grandes, de más fuerte voz de las organizaciones de base en África. Es una alianza de base amplia de los productores regionales, pescadores, consumidores, jóvenes, mujeres, y organizaciones no-gubernamentales basados en la fé, así como con varios otros aliados. La meta es traer una mayor cohesión continental a un movimiento de soberanía alimentaria ya en desarrollo.

[1] En mayo de 2017

[2]  2006 Democracy Movement es el nombre que adoptaron los movimientos que se opusieron al dominio directo y antidemocrático del rey Gyanendra de Nepal. Este movimiento fue denominado también Jana Andolan II  (Movimento de los Pueblos II)

Destacados

Destacados 1

Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y de otras personas que trabajan en las zonas rurales

Introducción
Los campesinos y las personas viviendo en áreas rurales, como los pescadores a pequeña escala, pastores y trabajadores rurales, todavía representan casi la mitad de la población mundial. La gran mayoría de ellos tiene que hacer frente a violaciones masivas y sistemáticas de sus derechos: sufren desproporcionadamente hambre y malnutrición, cada vez se les desposee más de sus tierras, de las extensiones de agua, de las industrias pesqueras, de los bosques, de las semillas, y se les aliena de sus recursos de supervivencia. No pueden mantener y desarrollar sus economías locales y ganar un sueldo que les permita vivir con dignidad. A menudo se les detiene, acosa y criminaliza arbitrariamente, e incluso se les mata por defender sus derechos. Además, las mujeres rurales, quellevan a cabo una cantidad desproporcionada de trabajo no retribuido, a menudo se ven discriminadas a la hora de acceder a los recursos naturales y productivos, a los servicios financieros, a la información, al empleo y a la protección social, y todavía se enfrentan a la violencia que se encarna de numerosas maneras.

El movimiento campesino internacional La Via Campesina (LVC) aboga por el reconocimiento de los derechos de los campesinos dentro del sistema internacional de derechos humanos desde 2001. Tras ocho años de debate interno, LVC presentó en 2009 su propia declaración sobre los derechos de los campesinos – mujeres y hombres– en la que expresaba sucintamente sus aspiraciones y reivindicaciones. Poco después, en 2010, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas pidió a su Comité Asesor que elaborase un estudio sobre las maneras y medios para promover los derechos de los campesinos y otras personas trabajando en zonas rurales [Informe definitivo del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos (sobre la promoción de los derechos de los campesinos y de otras personas que trabajan en las zonas rurales), UN doc. A/HRC/19/75, 24 de febrero de 2012.]. El estudio recomienda «(a) implementar mejor las normas internacionales existentes, (b) abordar los vacíos en la normativa en derecho internacional humanitario, y (c) elaborar un instrumento legal sobre los derechos de las personas que trabajan en zonas rurales» (Párrafo 63). En septiembre de 2012, el Consejo de Derechos Humanos aprobó una resolución que establecía un grupo de trabajo intergubernamental con el mandato de elaborar el borrador de una Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y de otras personas trabajando en zonas rurales.


La importancia de la declaración

El anterior Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier de Schutter, declaró que hay «cuatro razones principales para adoptar un nuevo instrumento internacional para los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en áreas rurales: se necesita en derecho internacional; mejorará la lucha contra el hambre; es una manera de proteger las explotaciones agrícolas familiares de pequeña escala frente a las grandes explotaciones agro-industriales; y aumentará el acceso a los medios de producción en zonas rurales».También subrayó que «la adopción de una declaración sobre los derechos de los campesinos y otras personas trabajando en zonas rurales aumentará la visibilidad de los derechos que ya reconoce actualmente el derecho internacional, y ayudará a reconocer nuevos derechos, como los derechos a la tierra, a las semillas y a la compensación por las pérdidas debidas a los subsidios alimentarios que se da a los agricultores en otros países».

Movilización en favor de los derechos de los campesinos, pescadores artesanales, pastores y otros habitantes de las zonas rurales.
En países como Indonesia o Colombia, los campesinos han sufrido históricamente una profunda y arraigada discriminación y omnipresente violencia. El llamamiento para que se reconozcan los derechos de los campesinos ha podido captar la atención de la gente sobre el terreno en estos países y ha sido vital para ayudarles a hacer valer sus derechos. También ha fortalecido su capacidad de organización y movilización al igual que sus iniciativas a favor de políticas y leyes que protegen y promueven sus derechos. En años recientes se han adoptado en Indonesia varias leyes y políticas que tratan específicamente la situación de los campesinos.. Las movilizaciones y demandas de los campesinos y habitantes rurales han estado en primer plano en Colombia después de décadas de desastroso abandono.

El camino a seguir
El grupo de trabajo intergubernamental que está elaborando el proyecto de declaración mantuvo su cuarta Sesión en mayo de 2017 [Ver la declaración conjunta de La Vía Campesina con el World Forum of Fisher People, el Internacional Indian Treaty Council, la Internacional Union of Food Workers y otras organizaciones de la sociedad civil sobre los resultados de la sesión]. Aparte de la importancia de contar con una declaración de Naciones Unidas que afirma los derechos de los campesinos y otros habitantes rurales, el proceso de redacción posee el potencial intrínseco de convertirse en un vehículo para:
• Profundizar el diálogo y la alianza entre distintos sectores y grupos de personas rurales; y
• Sensibilizar y contribuir a capacitar y a generar movimiento.
El reconocimiento de los derechos de la población rural va más allá del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Puede demandarse a otros organismos de Naciones Unidas y de modo más importante a las autoridades locales, nacionales y regionales. Es tarea de todos los individuos, grupos y organizaciones unirse a esta lucha a sus propias creativas maneras.

Destacados 2

El derecho a resistir

Treinta y cinco agricultores filipinos, entre ellos 10 mujeres, -se arriesgan a una pena de prisión como consecuencia de 19 denuncias por robo interpuestas contra ellos en 2016 por propietarios de una gran finca cocotera. La finca cocotera es un foco de tensión agraria para la distribución de la tierra dentro del programa Filipino de reforma agraria. Ahora los agricultores tienen que recaudar más de 22.000 dólares USA de fianza para conseguir la libertad condicional. La pobreza y un reciente tifón que destruyó sus cultivos, les impiden conseguir esa suma, lo que ha llevado a muchos de ellos a esconderse, con el consiguiente abandono escolar de sus niños el curso próximo. La criminalización es uno de los medios utilizados por los propietarios de tierras y los intereses empresariales para acosar a los campesinos sin tierra y las comunidades rurales, y utilizando el sistema jurídico para oponerse a las reformas agrarias que amenazan sus monopolios de control y propiedad de las tierras. Casos similares pueden observarse en otros países del sur, donde las instituciones y estructuras de la Justicia se están convirtiendo en instrumentos de represión, y los procedimientos judiciales están manipulados por los que poseen en poder económico y político.

La violencia que acompaña a las luchas de los pueblos en favor de la soberanía alimentaria se ha convertido en algo tremendamente frecuente en todo el mundo. Esta adopta la forma de amenazas, , intimidación, fuerza física y abuso de poder por parte de las agencies del Estado, las élites y los actores no estatales. Desde Camboya a Brasil, las comunidades rurales que defienden sus tierras, agua, bosques, recursos, modos de vida y sus derechos están cada vez más en peligro de sufrir violencia por parte de extractivistas y políticas/proyectos destructivos, a menudo en el nombre del «desarrollo». Las mujeres, los jóvenes y los niños son especialmente vulnerables. La incapacidad sistemática de llevar a los autores de violaciones de los derechos humanos ante la justicia profundiza la cultura de impunidad y constituye una negación de los derechos de las víctimas a la justicia y la reparación.

Aunque la violencia, el abuso de poder y la impunidad no sean nada nuevo en la mayor parte del mundo rural, la violación de los derechos de los pueblos y la criminalización de quienes los defienden han crecido a niveles alarmantes en las últimas décadas [Ver el Boletín Nyeleni núm. 14 Derechos y Represión y el volumen III núm. 4 de la Newsletter de agosto de 2016]. Esto puede atribuirse al potente nexo entre los intereses políticos y empresariales, leyes represivas y un modelo de desarrollo que criminaliza a los que se oponen al acaparamiento de tierras, la deforestación, la minería, los embalses, y las injusticias socioeconómicas. Las comunidades locales y los movimientos de los pueblos que están poniendo en práctica y construyendo la soberanía alimentaria son blancos de primer orden, puesto que la soberanía alimentaria desafía directamente las narrativas de crecimiento económico y desarrollo que se basan en inversiones a gran escala, agricultura y sistemas alimentarios industriales, privatización y extractivismo. Un modo práctico y eficaz de menoscabar la soberanía alimentaria es neutralizar a los que la defienden. La violencia legal y física se han convertido en las armas favoritas para silenciar la disidencia y la oposición por parte de empresas, élites y de muchos gobiernos, impidiendo con ello que las personas puedan imaginar otros mundos diferentes del paradigma económico dominante.

No obstante, las comunidades y los movimientos populares en todo el mundo se están organizando para acabar con la criminalización de los pequeños productores de alimentos y con al impunidad de los principales responsables en el sector público y empresarial, incluso en países donde los espacios para una genuina democracia están retrocediendo o son inexistentes, como por ejemplo India, Pakistán, Filipinas, Camboya, Tailandia, Ecuador, Brasil, etc. Estas luchas persiguen defender la dignidad humana y la naturaleza, proteger los derechos y libertades fundamentales, y conseguir que las instituciones, estructuras, y los que ostentan el poder, rindan cuentas. El compromiso inquebrantable de los movimientos populares de defender la soberanía alimentaria pone de manifiesto la importancia de fortalecer y defender alternativas al neoliberalismo y al poder de las grandes empresas, así como de articular el bienestar y el progreso desde las perspectivas de aquellos que han sido víctimas de las diversas formas de injusticia, especialmente las mujeres.

Voces desde el campo

Voces desde el campo 1

Reforzar el papel de las mujeres pescadoras

Rehema Bavumu y Margaret Nakato, del Foro Mundial de Pescadores y de Trabajadores de la Pesca (WFF) y de la Fundación para el Desarrollo de la Mujer de Katosi, Uganda

Entender la pesca únicamente como la actividad de unos hombres yendo a los lagos con barcas, ignora el enorme trabajo hecho por las mujeres en la elaboración, la distribución y la comercialización del pescado. Las responsabilidades para el suministro de comida a los hogares de los pescadores dependen en mucho mayor grado de las mujeres. Ellas tienen que asegurar el abastecimiento de pescado para el consumo doméstico, mientras que los hombres están más bien motivados en pescar para el mercado a fin de reembolsar el crédito de los suministros de pesca y asegurarse un medio de subsistencia. Las mujeres tienen que complementar las necesidades alimentarias con la agricultura además de gestionar los numerosos comedores para alimentar a las comunidades pescadores nómadas. Mientras que los hombres se establecen en los lugares de desembarque, cambiando a menudo de localización según las posibilidades de venta, las mujeres se instalan en sitios de desembarque determinados y se encargan de todas las responsabilidades del hogar.

Desgraciadamente, uno de los desafíos son los conflictos por la tierra y el agua en las comunidades pesqueras que conducen a la pérdida de acceso a las zonas de pesca, así como nuevos propietarios que extienden sus propiedades hacia el lago, restringiendo así el acceso de esas zonas a los pescadores. Como consecuencia, las mujeres pierden el terreno para elaborar el pescado, lo que lleva a pérdidas posteriores de pesca, además disminuye la cantidad de pescado disponible para las comunidades, tanto para la venta como para el consumo. La vida familiar se ve directamente afectada ya que estas tienen que separarse cuando los hombres están arrestados por haber traspasado zonas de pesca prohibidas. La carga de rescatarlos depende de las mujeres.

Posteriormente, la Fundación para el Desarrollo de la Mujer de Katosi (KWDT) empleó a mujeres en los conflictos por los terrenos para asegurarse de su inclusión en los grupos locales de presión para que puedan entender y participar activamente en la lucha contra los desalojos. También se apoya a las mujeres en la adquisición de conocimientos y capacidades necesarias para mejorar su subsistencia, enseñando tecnologías de elaboración de pescado, desarrollando estrategias de comercialización, explicando el acceso a los créditos y trabajando en grupos para abordar las normas sociales y culturales que impiden la autonomía de las mujeres.

Para impulsar un cambio significativo y durable y transformar las vidas, las mujeres tienen que estar involucradas en el desarrollo de iniciativas en las comunidades pesqueras. Sus grandes esfuerzos no solo tienen que estar reconocidos, sino también potenciados.

Voces desde el campo 2

El caso de El Molo

Christiana Saiti Louwa, El Molo Forum y Thibault Josse, Mafifundise – Kenia

El Molo es una comunidad de pesca tradicional que vive alrededor del Lago Turkana en Kenia del Note cerca de la frontera Kenia-Etiopía.
Para El Molo la pesca es la vida, son prácticas culturales, bienestar espiritual y la principal fuente de subsistencia. El Molo practica métodos de pesca tradicionales, tales como redes, anzuelos, arponeo y pesca de canasta. El conocimiento indígena pesquero ha sido preservado y transmitido, a través de la tradición oral y de prácticas, de generación en generación. La pesquería es manejada por los ancianos de la comunidad, aplicando la pesca rotatoria y migratoria. El clima, el viento, la luna y las olas le dicen al El Molo dónde, qué y cómo atrapar peces.

Las políticas de pesca en Kenia fueron formuladas principalmente para la pesca marina, sin la participación ni el involucramiento de pescadores, comunidades pesqueras ni sus organizaciones, fallando por lo tanto en reconocer los derechos, intereses y saber tradicional,tampoco las costumbres para el manejo de la pesca. Luego, la pesca en aguas interiores, simplemente se agregó sin ninguna implicancia sustancial. Además, cuando esa política fue revisada en 2016, la palabra «inland»(«aguas continentales») solo se agregó en forma cosmética en todo el texto. La norma, por ejemplo, aborda la conservación y manejo de zonas de cría en el Lago Navisha, pero el gobierno promueve a la vez el turismo y la industrialización alrededor de los lagos.

Regularmente surgen conflictos entre el gobierno y comunidades pesqueras cuya causa es la falta de focalizar la pesca artesanal en las políticas. Esto, sin embargo, está comenzando a cambiar ahora tras un sostenido apoyo y lobby de parte de pescadores a pequeña escala. Los representantes de El Molo están ahora usando Guías de Pesca a Pequeña Escala (ver box 2) y la Constitución de Keniana para propiciar políticas que verdaderamente reconozcan el manejo tradicional de la pesca.

Voces desde el campo 3

Lucha por tierras tradicionales y consuetudinarias

Herman Kumare, National Fisheries Solidarity Movement (NAFSO) miembro de WFFP, Sri Lanka

«Esta es la tierra donde vivimos, esta es la tierra donde moriremos.»
Miembro de la Comunidad de Lahugala

El 17 de julio de 2010, los pueblos de Paanama de 5aldeas en Lahugala, secretaría divisional en el Distrito de Ampara, fueron desalojados a la fuerza de sus 1200 acre de tierras costeras y lagunas por personas enmascaradas no identificadas, quienes estaban equipadas con ametralladoras. En aldeas cercanas, alrededor de 365 acres de tierra fueron tomados por la Fuerza Aérea y demarcados con un cerco electrificado, mientras que otros 860 acres adicionales de tierra de otras 3 aldeas cercanas fueron capturados por la Marina y también cercados. Luego, los aldeanos fueron testigos del desarrollo de un emprendimiento turístico «PaanamaLagoonCabana» en la tierra que se les quitó. El complejo turístico es administrado por la Marina quienes también embolsan las ganancias. La tierra tomada por la Fuerza Aérea y la Marina estaban conectadas con el LahugalaNationalSanctuary (Santuario Nacional Lahugala) que es un santuario de elefantes, como también es una zona de conservación de bosques. Además la Marina ha restringido y hasta prohibido actividades pesqueras durante el día y en algunos lugares también de noche. El desplazamiento forzado de los Paanamaafectó el sustento de 350 familias que dependen del cultivo del arroz, la pesca y la práctica de una agricultura tradicional conocida como cultivo de Chena.

Los aldeanos perdieron la totalidad de sus ingresos y se cortó su línea de vida. Para hacer campaña contra estos acaparamientos de tierras y demandar el cumplimiento de sus derechos humanos, el pueblo de Paanama estableció la Organización para la Protección de PaanamaPaththu (OPPP) para lo cual el Movimiento Nacional Solidario de Pesca (NAFSO) facilitó la formación del mismo. El 11 de febrero de 2015, el Pueblo de Paanama fue testigo de la primera victoria en la historia de su lucha, los ministros (TheCabinet) emitieron una orden para liberar 340 de los 365 acres de tierra tomada por la Fuerza Aérea. Sin embargo, la decisión no fue ejecutada por las autoridades locales aún tras 13 meses, lo que elevó la ansiedad en la comunidad de Paanama, quienes entonces decidieron ocupar su propia tierra aún sin tener respaldo legal. A la fecha 35 familias han vuelto a ocupar sus tierras por la fuerza desde el 26 de marzo de 2016 y comenzaron a cultivarla.
El desplazamiento forzado del Pueblo Paanama por parte de la Fuerza Aérea y la Marina, los han desposeído de sus tierras tradicionales y de costumbre bajo el pretexto de fines públicos. Sin embargo, la construcción de la Base de la Fuerza Aérea y los hoteles no pueden ser considerados fines públicos. Además, acciones del presente y pasado han confirmado que el acaparamiento de tierras costeras de Paanama está bien organizado y apoyado por oficiales del gobierno y los desalojos forzosos tuvieron lugar con el conocimiento del Secretario Divisional, la Policía, la SpecialTaskForce (Fuerza de Tareas Especial), la Marina y la Fuerza Aérea.

Hoy el OPPP continúa luchando por su tierra perdida lanzando campañas de apoyo y lobby y tomando acciones legales. Se emprenden acciones específicas tales como determinar y afianzar documentos de propiedad de tierras y también expandir la base de partidarios dentro de Sri Lanka e internacionalmente.

Nota: 1 acre es equivalente a 0,404686, o sea menos de media ha.

Cuadros

Cuadro 1

La Conferencia sobre los Océanos de la ONU, ¿conferencia de quién?

Entre el 5 y el 9 de junio de 2017, los gobiernos de Fiji y Suecia fueron anfitriones de la Conferencia sobre los Océanos de la ONU en su sede central de Nueva York. Su objetivo era apoyar la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14, dedicada a la conservación y el uso responsable de los océanos, mares y recursos marinos para el desarrollo sostenible.

Casi en cualquiera de los aspectos que nos paremos a mirar, se ha presentado los resultados como un gran éxito y, si te atreves a cuestionarlo, más vale que estés dispuesto a enfrentarte con la hegemonía. Empecemos a prepararnos.

Delante de la conferencia, el WFF y el WFFP explicaron la falta de intervención democrática en el proceso de creación de los ODS, y concluyeron que “el proceso de redacción, en el mejor de los casos, ha dejado a los movimientos de pescadores [WFFP and WFF]… al margen de la participación, mientras que se ofrecía un importante espacio de influencia al sector empresarial y a las grandes ONGs para informar de los objetivos a lo largo del proceso” (más sobre la declaración en el Cuadro 3). Por tanto, no es sorprendente que el compromiso con los derechos humanos haya estado especialmente ausente en el ODS14, mientras se hacía especial énfasis en la necesidad de más ciencias naturales, tecnología marina, desarrollo macroeconómico y Áreas de Protección Marina.

Por tanto, ¿qué clase de “punto de inflexión” ha sido esta conferencia, como sostenía el Secretario de Asuntos Sociales y Económicos de la ONU, Wu Hongbo? ¿Ha significado un cambio fundamental en la forma en que las élites económicas y políticas gobiernan y controlan los recursos oceánicos? ¿O ha sido una oportunidad para cambiar de marcha y hacer más de lo mismo pero con una determinación más acelerada?

Si atendemos a los dos resultados principales oficiales de la conferencia (la Llamamiento a la Acción[1] y los 1372 Compromisos Voluntarios[2]), encontramos una respuesta muy precisa.

La Llamada contiene en sí misma otras 22 llamadas específicas de las cuales una sola apunta específicamente a las pesqueras de pequeña escala: “(o) Fortalecer la construcción de capacidades y el asesoramiento técnico proporcionado a pescadores artesanales y de pequeña escala para el desarrollar de los países, permitir y apoyar su acceso a los recursos marinos y mercados…”. Sin embargo, no se indica en ningún momento cómo conseguirlo y la selección de palabras deja el campo abierto a cualquier interpretación. Como explicó en otra parte el WFFP[3], esto supone una puerta abierta a la privatización de las pesqueras y el desahucio de las comunidades pesqueras de pequeña escala. Además, esta llamada específica sólo se aplica a países en vías de desarrollo, cosa especialmente problemática considerando que las pequeñas comunidades pesqueras se enfrentan con las mismas amenazas en todo el mundo. La Llamada a la Acción será sometida a aprobación en la sesión 71 de la Asamblea General de la ONU.

En los ni más ni menos que 1372 Compromisos Voluntarios alcanzados sobre todo por gobiernos, empresas y organizaciones conservacionistas internacionales, 240 afirman apuntar al ODS14b: “Ofrecer acceso a los pesadores artesanales de pequeña escala a recursos y mercados marinos”. Aunque estos compromisos se dirigieran en la práctica al 14b, es importante fijarse en cómo. Cabe resaltar que sólo un puñado de ellas tratan de las Directrices Internacionales para lograr la sostenibilidad de la pesca en pequeña escala, el instrumento internacional más accesible de de lejos para las pesqueras de pequeña escala respaldado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en el 2014.

Las retransmisiones y el informe oficial[4] de la conferencia aclaran un poco más la respuesta. En ellos, se hace especial énfasis en las Áreas de Protección Marina, la Economía Azul y la Ordenación del Territorio Marino, por mencionar algunos de los temas claves, todo lo contrario de lo que ocurre con las Directrices PPE y una aproximación a las pesqueras de pequeña escala basada en los Derechos Humanos. Para algunos, esto podría parecer chocante. Para otros, es lo que cabía esperar. Pero podríamos llegar a la conclusión de que los Jefes de Estado y Gobierno y los Representantes de Alto Nivel han acordado otra Llamada a la Acción y han abierto las puertas largo y tendido a actores no concernientes para informar y proveer financiación a los Compromisos Voluntarios que se pretenden implementar con el ODS14.

Así que quizás Wu Hongbo tenía toda la razón cuando decía que la conferencia sería un “punto de inflexión”. El proceso de implementación del ODS14, a través de una vaga llamada a la acción y compromisos voluntarios, se ha entregado a actores no estatales con suficiente capital y recursos humanos. Esta transmisión de soberanía de los cuerpos de las Naciones Unidas a empresas transnacionales empezó hace casi 20 años, pero el ODS sobre Océanos abre un nuevo capítulo en la captura empresarial de la gobernanza de los océanos sin precedentes.

Por esta razón, FMPP y FMPTP lanzaron una Declaración de los ODS y la Conferencia sobre los Océanos de la ONU para exponer el escenario tendencioso que reinó en la Conferencia. Más abajo puedes leer el camino que están emprendiendo sus luchas.

Cuadro 2

Implementación de las directrices internacionales para pesqueras de pequeña escala

Con la adopción de las Directrices para Pesqueras de Pequeña Escala (de aquí en adelante, Directrices PPE) del Comité de Pesqueras de la FAO, se ha reconocido po primera vez la importancia y la contribución de los pescadores de pequeña escala al sustento y la seguridad alimentaria, especialmente en algunas de las comunidades más remotas y pobres del mundo. Las Directrices PPE, basándose en las normas de derechos humanos internacionales, tienen unos propósitos globales y una cobertura holística, además de aplicar las pesqueras de pequeña escala a todos los contextos, poniendo el foco especialmente en las necesidades de las comunidades pesqueras de pequeña escala en países en desarrollo.

Los pescadores de pequeña escala no sólo han contribuido al borrador y al proceso de negociación de las Directrices, sino que también están teniendo un papel clave en encabezar la toma de conciencia y la implementación de estas Directrices. En los últimos 16 meses, los grupos de pescadores pertenecientes a los dos foros internacionales, el Foro Mundial de Pueblos Pescadores (FMPP) y el Foro Mundial de Pescadores y Trabajadores de la Pesca (FMPTP), con el apoyo del Colectivo Internacional de Apoyo al Pescador Artesanal (CIAPA/ICSF), el Transnational Institute (TNI) y el Centro Internazionale Crocevia organizaron 8 talles a nivel nacional y 3 a nivel subregional sobre las Directrices PPE y su implementación. Una de las cuestiones clave fue la sensibilización entre las organizaciones, pescadores de pequeña escala y artesanales y sus comunidades sobre acciones a nivel subregional, nacional y local así como el desarrollo de sus capacidades para aplicar las Directrices PPE en países piloto. De forma similar, el Grupo de Trabajo de Pesqueras del Comité Internacional de Planificación por la Soberanía Alimentaria (CIP) ha trabajado en convertir las Directrices PPE en una herramienta potente para los pescadores de pequeña escala. Las han resumido, simplificado y traducido a varios idiomas como el khmer, vietnamita laosiano, urdu, sindhi y kiswahili (swahili). También se han producido muchos materiales audiovisuales e infografías. Además, con la intención de resaltar la importancia del género en el sector, se encargó a CIAPA el desarrollo de una Guía de Implementación de Género que incluía la participación de la sociedad civil y movimientos sociales.

Las Directrices PPE suponen un hito para millones de mujeres y hombres pescadores que trabajan en el sector a pequeña escala. Tanto las organizaciones de la sociedad civil como los gobiernos deberían implementar las Directrices PPE y contribuir a una puesta en marcha progresiva del derecho a una alimentación adecuada. Un ejemplo positivo es Tanzania. Tomando conciencia de la importancia del sector, el Gobierno de Tanzania se ha comprometido a utilizar las Directrices PPE como una herramienta para luchar contra el hambre y erradicar la pobreza, y se ha comprometido a incluir las Directrices PPE en el marco normativo nacional.

Cuadro 3

Declaración del WFF y WFFP sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Conferencia sobre los Océanos de la ONU[5]

[…] Nuestra solución:

“Extendemos nuestro apoyo a la Organización de las Naciones Unidas, el cual se fundamenta en los valores que forman la base de la Carta de las Naciones Unidas: paz, justicia, respeto, derechos humanos, tolerancia   y   solidaridad.   Para   sustentar   esos   valores,   cada   país debería   sacar   más   provecho   de   sus   parlamentos,   los   gobiernos regionales, la sociedad civil y el poder ejecutivo de sus respectivos gobiernos para apoyar la gobernanza democrática a nivel nacional, sobre la que se fundó la ONU. Las Directrices Internacionales Para Garantizar la Pesca Sostenible En Pequeña   Escala   en   el   contexto   de   la   seguridad   alimentaria   y   la erradicación de la pobreza (Directrices PPE 15 ), fueron aprobadas por el Comité de Pesca de la FAO en 2014. Estas Directrices PPE son el resultado   de  un  proceso  de  desarrollo   participativo  y  ascendente facilitado por la FAO que incluye a más 4,000 representantes de gobiernos, comunidades de pescadores en pequeña escala, el Foro Mundial de Pescadores y Trabajadores de la Pesca (WWF, por sus siglas en inglés) y el Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP, por sus siglas en inglés) y otros actores de 120 países. Su desarrollo se asemeja al proceso legítimo y democrático liderado por cada país miembro que se encuentra expuesto en la Carta de la ONU, y las directrices   se   fundamentan   en   los   principios   de   justicia,   respeto,  derechos humanos, tolerancia y solidaridad y en los estándares y principios de los derechos humanos internacionales en el seno de la ONU. Expresamos nuestro reconocimiento y apreciación a la FAO por su hábil administración del proceso de desarrollo de las Directrices PPE.

En su 32ª sesión en julio de 2016, el Comité de Pesca (COFI, por sus siglas   en   inglés)   de   la   FAO   adoptó   por   unanimidad   el  Marco Estratégico Mundial (MEM) para facilitar la implementación de las Directrices PPE. El MEM tiene por cometido facilitar la interacción entre   los   gobiernos   y   la   sociedad   civil,   al   igual   que   apoyar   la implementación   de   las   Directrices   PPE   a   todos   los   niveles promoviendo una  visión  común  y un enfoque de implementación basado en los principios de las propias directrices PPE. Seguimos comprometidos en trabajar junto con la FAO para seguir desarrollando el MEM, el cual nos permitirá potenciar los principios clave de las Directrices PPE, con especial énfasis en un enfoque basado   en   los   derechos   humanos   que   se   dirija   a   las   industrias pesqueras a pequeña escala; al reconocimiento y a la protección de los derechos de tenencia de las comunidades pesqueras a pequeña escala; a los derechos de las comunidades pesqueras a pequeña escala en mantener el control y la gestión de la cadena de valor incluyendo tanto la comercialización local como la regional; y que promueva   la   participación   activa   y   efectiva   de   los   actores   de   la industria pesquera a pequeña escala en la implementación de las Directrices   PPE,   en   particular   en   las   comunidades   pesqueras   a pequeña escala, incluyendo mujeres, jóvenes y pueblos indígenas.

Nosotros,   representantes   de   cerca   de   20   millones   de   Pescadores alrededor del mundo, vamos a continuar con nuestra cooperación constructiva junto con los gobiernos nacionales y la FAO en nuestro afán de implementar las Directrices PPE y desarrollar aún más el MEM. Instamos a los estados miembros de la ONU a trabajar con nosotros para garantizar de forma progresiva nuestro derecho a una alimentación adecuada y a otros derechos vinculados a este, al igual que a la protección del medioambiente. Mediante el desarrollo del MEM   y   la   implementación   de   las   Directrices   PPE,   es   possible conseguirlo.”


[1] http://www.un.org/ga/search/view_doc.asp?symbol=A/RES/71/312&Lang=S

[2] https://oceanconference.un.org/commitments/

[3] https://www.tni.org/files/article-downloads/human_rights_versus_property_rights_implementation_of_the_ssf_guidelines_es.pdf

[4] http://www.un.org/ga/search/view_doc.asp?symbol=A/CONF.230/14&referer=/english/&Lang=S

[5]  4 de junio de 2017, este es un extracto de la declaración del WFF y del WFFP. Documento completo.

Destacados

Los océanos, la pesca artesanal y el derecho a la alimentación: la resistencia al acaparamiento de océanos

Desde la crisis económica de 2007/8, el mundo académico, las ONG y los movimientos sociales han alertado del surgimiento de una nueva forma de acaparamiento de tierras. Para responder a lo que se ha denominado «convergencia de las crisis» (financiera, alimentaria, climática y energética), las estrategias de acumulación de capital se han ido centrando cada vez más en conseguir el control sobre el uso y los beneficios de los recursos naturales [McMichael, P. 2012. The land grab and corporate food regime restructuing. The
Journal of Peasant Studies. 39 (3-4), 681-701]. En este proceso, todo tipo de actores, desde «empresas y ONG, grupos conservacionistas e industrias mineras, empresas de ecoturismo y el sector militar»[Fairhead et al. 2012. Green Grabbing: a new appropriation of nature? The Journal of Peasant Studies. 39 (2), 237-261, quote from p. 239] han participado de formas distintas en este acaparamiento de recursos. Pese a toda la atención que han captado las dificultades y las luchas de los pueblos campesinos y los pequeños agricultores y agricultoras, hasta no hace mucho las reivindicaciones de los movimientos de pequeños pescadores y pescadoras han pasado desapercibidas, en favor de las principales campañas globales, más centradas en la tierra.

Para ponerle solución a este hecho, en septiembre de 2014 se publicó el informe titulado «El acaparamiento mundial de océanos», firmado por movimientos de pescadores y sus aliados. Según esta publicación, el acaparamiento de los océanos «significa que los potentes actores económicos se han hecho con el control de los procesos de toma de decisiones… y se han adueñado del poder de decidir cómo y con qué fines se deben utilizar, conservar y gestionar los recursos marinos» (p. 3). Desde entonces, el «acaparamiento de océanos» se ha venido empleando como término clave para alertar de las amenazas que penden sobre los pueblos pescadores de todo el mundo. Los dos movimientos internacionales de pescadores, el Foro Mundial de Pescadores y Trabajadores de la Pesca (WFF) y el Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP), han empleado este término para denunciar las presiones que se ejercen a favor de la privatización de los caladeros, las falsas soluciones propuestas a raíz de las negociaciones sobre cambio climático y, más recientemente, los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). El informe inicial sobre acaparamiento de los océanos reflejaba, además, que la influencia de actores de muy diversa índole están provocando el desalojo y el desplazamiento de los pueblos pescadores y sus comunidades en todo el mundo, ya sea desde iniciativas conservacionistas hasta el sector turístico, pasando por la acuicultura a gran escala o por otras industrias extractivas. Además, en reconocimiento a la enorme cantidad de pescadores cuyo modo de vida depende de las masas de agua continentales, los procesos en los que se centra el término «acaparamiento de océanos» incluyen: «aguas continentales, ríos y lagos, deltas, humedales, manglares y arrecifes de coral» (p. 4). El término, según lo emplean estos dos movimientos internacionales de pescadores, pretende hacer hincapié en que «se excluye a los pequeños pescadores del acceso a pesquerías y a otros recursos naturales» (p. 6) de formas muy diversas.

El crecimiento azul

«Cuando se fundaron los movimientos globales de pescadores, la lucha política se centraba sobre todo en el sector pesquero de pequeña escala frente a la industria a gran escala. En la actualidad, los motivos de protesta son mucho más amplios, ya que los pequeños pescadores tienen cada vez menos acceso a los caladeros debido al acaparamiento que las corporaciones están ejerciendo sobre las tierras y las aguas. Los líderes mundiales quieren resolver el cambio climático poniendo en marcha mecanismos que terminan por impedirnos el acceso a los caladeros y que dejan el derecho a la tierra y al agua en manos del mundo empresarial».
– Margaret Nakato, WFF, París COP21

Los movimientos de pescadores y sus aliados han dedicado años a centrar sus esfuerzos en el plano internacional y luchar por la adopción de las Directrices PPE (Directrices Voluntarias para Asegurar la Pesca Sostenible en Pequeña Escala). De forma paralela a este trabajo, que definía visiones alternativas basadas en los derechos humanos, quedaba muy patente que otras fuerzas estaban intentando orientar las cuestiones sobre qué hacer con los caladeros y los recursos pesqueros en una dirección muy distinta [Más información sobre el impacto que ha tenido la implementación de las directrices PPE]. Como se desprende de las palabras de Margaret Nakato, de WFF, con el término «acaparamiento de océanos» los movimientos de pueblos pescadores pretenden visibilizar las múltiples caras de la lucha que están librando. La cuestión ya no se reduce a luchar contra las flotas pesqueras industriales [Sinha, S. 2012. Transnationality and the Indian Fishworkers’ Movement, 1960s-2000. Journal of Agrarian Change. 12 (2-3), 364-389], sino que va mucho más allá.

En el contexto del cambio climático, desde la Conferencia Rio+20 ha ido surgiendo una visión contradictoria del denominado «crecimiento azul». Al igual que la versión «verde» pretende hacer con las tierras, el crecimiento azul pretende convertir el cambio climático y la destrucción creciente del medio marino en nuevas oportunidades para la acumulación de capital. En lugar de atajar los motivos subyacentes a las crisis actuales, las únicas «soluciones» que se plantean con el crecimiento azul son soluciones de mercado donde el requisito fundamental es no entrar en conflicto con los intereses empresariales y el poder corporativo; en su lugar, las soluciones no harán sino reforzarlos, dándoles más control sobre los recursos naturales, supuestamente para poder salvarlos. El argumento es que, si queremos resolver el cambio climático, debemos dar más voz a los intereses corporativos para que nos digan cómo gobernar la naturaleza.

Como resultado, una coalición de actores (similar a la que ya está implicada en el acaparamiento verde de tierras, aguas y recursos naturales) formada por estados, instituciones financieras internacionales, coaliciones de empresas trasnacionales, fundaciones filantrópicas y ONG medioambientales internacionales (aunque ubicadas, sobre todo, en EE. UU.) se ha erigido como defensora del «crecimiento azul». Estos actores se han estado reuniendo en encuentros internacionales exclusivos, entre ellos la Cumbre internacional de los océanos que organiza The Economist de forma bianual [«Captura corporativa», Right to Food and Nutrition Watch], para debatir cómo sacar adelante su visión. Aparte de proponer soluciones neoliberales que desembocan en el acaparamiento de recursos, estos eventos también deben verse como un intento de marginar cualquier tipo de solución real que intente atacar la raíz de la «convergencia de crisis», es decir, «la guerra del capitalismo por la tierra»[Consulta el libro de John Bellamy Foster, Brett Clark y Richard York].

La conferencia de la ONU sobre los océanos: acaparamiento disfrazado de «sostenibilidad»

Uno de los acontecimientos clave más recientes en que se ha presionado a favor de la visión del «crecimiento azul» ha sido la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los océanos, celebrada en junio de 2017. En ella, prácticas claramente insostenibles o soluciones falsas ya criticadas por los movimientos de pueblos pescadores como formas de acaparamiento de los océanos, tales como el carbono azul [Para más información sobre el carbono azul, boletín Nyeleni num. 7 y el informe del TNI y de la Indonesian Fisherfolk Union (KNTI)], las actividades extractivas de gran escala (petróleo, gas), las zonas marinas protegidas e incluso la iniciativa china «One Belt, One Road», tan increíblemente destructiva, se han presentado envueltas en el discurso de la sostenibilidad. Todas ellas se han aceptado como herramientas para garantizar el Objetivo de desarrollo sostenible (ODS) 14, que lo que en realidad pretende es «cómo conservar y utilizar con sostenibilidad los océanos, los mares y los recursos marinos para un desarrollo sostenible». En respuesta a este intento de denominar como «sostenibles» unas prácticas que afectarían de forma muy negativa a los pueblos de pescadores a pequeña escala de todo el mundo, WFF y WFFP lanzaron una potente declaración para denunciar los ODS y la Conferencia sobre los océanos. Los ODS, señalan estas organizaciones, «dan prioridad a los intereses económicos de una minoría elitista al tiempo que marginan las voces de los pueblos a los que representamos», y de esta forma «perpetúan y agudizan aún más las desigualdades e injusticias del orden mundial contemporáneo». Asimismo, ignoran por completo la lucha por los derechos humanos y vuelven a trasladar la responsabilidad a los estados: «analizando los ODS, no existe en ellos un compromiso claro con los derechos humanos, y queda muy patente la ausencia del derecho a la alimentación, el derecho al agua y al saneamiento, así como los derechos de las mujeres. En este nuevo escenario, el papel de los estados es, por encima de todo, facilitar la actuación del sector privado y, como mucho, seducirle con «compromisos voluntarios» en el camino hacia un «desarrollo sostenible» que sigue sin concretarse» [Declaración completa].

Los pescadores por la soberanía alimentaria

Los movimientos de pescadores están empleando el concepto de «acaparamiento» frente a esta diversidad de problemas que no deja de aumentar. En contraposición a las soluciones elitistas que insisten en continuar privatizando y mercantilizando los caladeros y los recursos marinos, los movimientos de pescadores están construyendo con otros movimientos de base un contrapoder que lucha por la justicia climática y la soberanía alimentaria [Sobre cómo ha progresado esta «convergencia» en el COP21 de París]. El objetivo de esta «convergencia» de movimientos distintos es vincular las luchas y la resistencia frente al acaparamiento de tierras, aguas, océanos y recursos naturales que, de hecho, se entrecruzan. Para enfrentarse de forma efectiva a esta multitud de acaparamientos, el movimiento por la soberanía alimentaria debe entenderlos en primer lugar y luego movilizarse, organizarse y levantarse contra ellos en común[[Para más información sobre el modelo de producción que defienden los y las pequeños pescadores, y cómo puede considerarse «agroecología en acción», consulta el Cuadro 1 del boletín Nyeleni num. 27].