Boletín núm. 8 – Editorial

Agua

El ruido del agua
El estanque antiguo
Salta una rana
El ruido del agua
Frog Haiku by Matsuo Bashô, traducción de Octavio Paz

¡Aguas para la vida, no para la muerte!
Grito de lucha de la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales

Ilustración, Anna Loveday-Brow

Durante siglos, en todo el mundo, el agua ha sido un recurso fundamental para la civilización, la cultura y el progreso. Los itinerarios de los nómadas y los viajeros se vieron guiados por la proximidad a fuentes de agua segura y determinaban donde se establecerían los asentamientos de comunidades y naciones. El agua ha inspirado a la poesía, la música, el arte y la literatura y ha dado forma a dietas, tradiciones culinarias y la salud de nuestras familias y sociedades. Al igual que el aire que respiramos, el agua es la esencia fundamental de la vida y, quizás por esta razón, su uso y gobernanza está llena de conflictos e intereses creados. El agua se ha represado, desviado, embotellado, transportado, contaminado, envenenado y purificado y, además de todo esto, ha sido responsable tanto de la vida como de la muerte.

Esta publicación del boletín Nyéléni describe las presiones y las demandas que existen sobre los recursos hídricos de nuestro planeta; los intentos de controlar el acceso a través de privatización y mercantilización y los crecientes intentos que llevan a cabo personas extraordinarias para defender su derecho al agua y para protegerla de la captura elitista. No se puede permitir que los gobiernos den a las empresas y a las clases adineradas acceso preferente para que controlen el agua. Es imperativo y urgente que unamos nuestras fuerzas para defender el agua como bien común, como riqueza colectiva y compartida de la generación presente y las generaciones venideras.

Shalmali Guttal, Focus on the Global South

Boletín núm. 7 – Editorial

Pesca y cambio climático

Ilustración, Anna Loveday-Brown

Pescando por el futuro – las comunidades pesqueras artesanales luchan por su modo de vida.

Generalmente, los países en desarrollo son más vulnerables frente a los efectos del cambio climático que los países más desarrollados, debido a su escasa capacidad para adaptarse al cambio y la variabilidad del clima. El aumento de las temperaturas de superficie en los mares del mundo, el aumento del nivel del mar, los cambios irregulares en las precipitaciones medias anuales y la mayor variabilidad e intensidad de los fenómenos climáticos extremos plantea una amenaza grave para las comunidades costeras e insulares, que dependen fuertemente de los recursos pesqueros para su bienestar – comunidades donde la pobreza está extendida y hay pocos medios alternativos de subsistencia disponibles. En medio de la destrucción que ha provocado la falta de una gobernanza responsable en el uso de la tierra y los recursos naturales, los pescadores artesanales luchan para recuperar sus zonas de pesca; ven que los gobiernos y los responsables de los planes de utilización del suelo están aprovechando la catástrofe como una oportunidad para acabar con las actividades de pesca artesanal en esas zonas y destinarlas al desarrollo de infraestructuras turísticas y a otros usos. La pesca no supone solamente una fuente de empleo, renta y alimentos para el sector pesquero artesanal; es un modo de vida basado en la armonia social y medioambiental que fortalece a las comunidades y proporciona apoyo a las medidas de adaptación especialmente para los más vulnerables, sobre todo las mujeres. Los pescadores artesanales pueden construir y reforzar su capacidad de adaptación si se les ayuda, y no se les obliga a abandonar las aguas en los que pescan.

Margaret Nakato, Co- Presidente del World Forum of Fish Harvesters & Fish Workers

Boletín núm. 6 – Editorial

Mujeres y soberanía alimentaria

Ilustración, Anna Loveday-Brown

¿Cuál es la estrategia necesaria para cambiar la situación de las mujeres en todo el mundo?
Algunas feministas piensan que se tiene que reconocer lo que es propio de las mujeres y que es invisibilizado y/o considerado inferior por una sociedad machista y patriarcal. Otras dicen que hay que luchar por la redistribución de la riqueza entre mujeres y hombres, superando las bases de su desigualdad, que resulta de una división sexual del trabajo y del poder. Pero muchas ya se han dado cuenta de que este es un falso dilema; para seguir adelante es necesario articular acciones aparentemente contradictorias de reconocimiento y al mismo tiempo de redistribución. El principio de la Soberanía Alimentaria cada vez más reconoce la contribución de las mujeres en la producción de alimentos, desde la agricultura hasta la elaboración de comidas para su familia, o en las cantinas escolares y otros locales comunitarios. Contempla asimismo la necesidad de redistribución de tierras y condiciones de producción de manera igualitaria entre mujeres y hombres. Es necesario dar un paso adelante en el reconocimiento de la necesidad de redistribuir el trabajo realizado por las mujeres en el cuidado de toda la familia – incluso en la preparación de los alimentos – entre todos los que conviven. En todo el mundo, sea en el campo o en la ciudad, las mujeres y las niñas realizan jornadas de trabajo más extensas que los hombres, cuando se toma en cuenta la suma de las horas dedicadas por ellas al trabajo remunerado y a las tareas domésticas. Ellas son las primeras en levantarse y las últimas en acostarse. Tener Soberanía Alimentaria implica cambiar no sólo el modelo de producción de alimentos, sino también el de consumo. Eso implica tener tiempo para preparar, comer, compartir y también tener tiempo para sí mismas. Este cambio no puede tener como base el aumento del trabajo de las mujeres. Para tener más tiempo, no necesitamos ni fast-food, ni enlatados, necesitamos sí de políticas públicas de apoyo a la reproducción, como alimentación en las escuelas y restaurantes populares, y… ¡compartir el trabajo entre todas y todos!

Miriam Nobre, Coordinadora del Secretariado Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres