Voces desde el campo

Latín América y Caribe – Alianza

Las noches son sagradas para la reunión de mi pueblo Kuna en Panamá, allí nos nutrimos de la historia oral, de las luchas de otros pueblos por su libre-determinación, allí nos abrazamos con el universo y nos organizamos para la Defensa de la Madre Tierra. Nyeleni es la Asamblea de los Pueblos por la soberanía alimentaria, compartimos las luchas globales, nos nutrimos con la fuerza de los pueblos y los abrazos de hermanas y hermanos de otros continentes. Los problemas siguen siendo los mismos desde hace más de 500 años, la lucha por la vida, el agua, el territorio, tienen otros nombres y otras formas, pero sigue siendo los mismos problemas en donde cada generación debe enfrentarlas con nuevas estrategias y tácticas. El proceso de Nyeleni es una oportunidad de articulación entre diversas organizaciones enfocadas a la defensa de la Madre Tierra y de la soberanía alimentaria de los pueblos. Ahora resulta sumamente importante tejer alianzas y el trabajo organizativo ante la amenaza de megaproyectos y proyectos extractivos asimismo para definir rutas para sobrellevar los impactos de la COVID 19.

Como toda noche estrellada con luna o sin luna, con el mar agitado y las tormentas que se aproximan, las aldeas Kunas debaten como solucionar algún problema social, cultural o espiritual, de la misma manera el proceso de Nyeleni es un momento en el tiempo para reunir a las hormigas del mundo, cantar, danzar, soñar, comprender que formamos parte de la Madre Tierra, de la abuela mar, del abuelo sol y nos llaman desde sus caracoles para entablar conversación alrededor del fuego entre movimientos sociales y Pueblos Indígenas para organizarnos en la defensa de la Madre Tierra.

Europa y Asia Central – Nyéléni ECA

Nuestro mundo, incluida Europa y Asia Central, está viéndose afectado por una serie de crisis interrelacionadas: conflictos armados y malestar social relacionados con la crisis humanitaria causada por la guerra y la inestabilidad política en muchas zonas de nuestra región. Se trata de una crisis económica que se manifiesta en el aumento de los precios de los alimentos y la energía, y en una mayor vulnerabilidad provocada por la pérdida de empleo, la dificultad de acceso a alimentos sanos y asequibles, la pandemia de la COVID 19 que no remite y la crisis climática constante. La última crisis, provocada por la guerra en Ucrania, que afecta tanto a las personas como al territorio, y repercute sobre las políticas de seguridad alimentaria en la región y fuera de ella. Esta crisis nos ha mostrado el nivel de resiliencia de las comunidades locales y la importancia de los sistemas alimentarios locales, así como el papel central del espacio Nyéléni, que permite que diferentes grupos se unan en solidaridad y trabajen en políticas relacionadas con nuestras luchas.

Al igual que Nyéléni, la legendaria campesina maliense que trabajaba la tierra y alimentaba a su pueblo, los pequeños productores de alimentos de Ucrania (agricultores, ganaderos y pescadores por igual), luchan con valentía para continuar alimentando en tiempos de guerra a las comunidades de su país, que incluso ha asistido a la destrucción de su banco nacional de semillas. Se escribe muy poco sobre esto, y se les presta muy poco apoyo.

La guerra también contribuye a agravar los problemas a más largo plazo, como el cambio climático. La mayoría de las mujeres y los niños de distintas regiones son desplazados internos o han buscado refugio en países europeos. Al mismo tiempo, en Rusia, se sigue reprimiendo a los defensores de los derechos humanos y de los pueblos indígenas.

 El proceso de Nyéléni implica, por un lado, influir en las políticas públicas a todos los niveles, y por otro, crear movimientos sociales independientes. Los movimientos sociales de las distintas circunscripciones se reúnen a través de este trabajo en apoyo intersectorial. El proceso también incluye un enfoque más amplio, más intersectorial y muy necesario para abordar las profundas y múltiples crisis económicas, sociales y medioambientales en todo el mundo.

CIP – Región de África

Mientras los gobiernos nacionales y el sector privado, a través de la introducción de fertilizantes, plaguicidas, fungicidas y herbicidas químicos, continúan estrechando el espacio de los agricultores familiares para producir lo que comen y comer lo que producen, esto está destruyendo el medio ambiente. Los procesos Nyéléni apoyan la promoción de enfoques agroecológicos que fomentan una producción alimentaria socialmente aceptable, económicamente viable y respetuosa con el medio ambiente, que también protegen el entorno natural. Con esta visión, se fomenta la conservación de la biodiversidad y su protección. El proceso, además, desincentiva que los poderes corporativos puedan inundar nuestros mercados territoriales con alimentos baratos y con comida que pone en riesgo la salud de nuestras familias, además de perjudicar el medio ambiente. La soberanía alimentaria no puede alcanzarse cuando los alimentos, la tierra, las semillas, el pescado y el ganado están en manos de las grandes corporaciones.

El proceso Nyéléni ayuda a evitar la privatización y la mercantilización de las semillas nativas que tiene lugar con la introducción y el uso de OMG, ya sean nuevos o viejos conocidos, en nuestro sistema agrícola y alimentario. Seguimos enfrentándonos al acaparamiento de tierras por parte de grandes corporaciones, a la captura de nuestros mercados territoriales por parte de las empresas y a los desafíos planteados por el cambio climático y otros factores externos como la COVID 19 y otros conflictos.

Creemos que el proceso Nyéléni puede ayudar a los movimientos sociales sobre el terreno a reforzar y fomentar la colaboración y la participación en los diálogos políticos regionales donde se deciden los cambios en las políticas públicas nacionales. Estimular los movimientos y el carácter intersectorial de las luchas puede ayudar a fomentar la justicia agraria, la agroecología y los mercados territoriales. Juntos podemos reforzar la defensa de la tierra, las semillas y el agua para los pequeños productores de alimentos.

CIP Región MENA

En la región del norte de África, la soberanía alimentaria se entiende normalmente como una herramienta de democratización que puede suponer un importante apoyo para la inclusión de las demandas de las poblaciones rurales en relación con las diversas amenazas identificadas. En este caso, la contaminación del agua, la privatización de las tierras rurales y la mercantilización de nuestros alimentos. En cambio, en la región de Oriente Medio, la soberanía alimentaria se ve más desde una perspectiva política, sobre todo por las aspiraciones de los pueblos a la liberación de los territorios ocupados y/o parcialmente ocupados. El nuevo contexto exige hoy, más que nunca, una sinergia entre el discurso y la práctica de la soberanía alimentaria para que los principios se pongan en práctica en el trabajo diario de los actores implicados en la producción, distribución y consumo de alimentos.

Cabe señalar que en las pasadas reuniones de Nyéléni se presentó una visión estratégica en aras de la soberanía alimentaria que reconoce la contribución de las mujeres a la agricultura campesina, pero estos documentos no tienen en cuenta la cuestión de las relaciones de género.

Por otra parte, la soberanía alimentaria debe entenderse como un proyecto político polifacético en constante evolución, cuya sustancia variará probablemente según el tipo de actores colectivos que la reclamen. En este sentido, el proceso Nyéléni puede apoyar a los movimientos sociales de la región MENA para fortalecer la convergencia entre movimientos de diferentes circunscripciones. Esto es clave para garantizar el desarrollo de las capacidades de los movimientos sociales a través de la capacitación de los jóvenes y líderes de los movimientos en torno a la soberanía alimentaria.

CIP Asia y Pacífico

Asia y el Pacífico, donde vive el 60% de la población mundial, se enfrenta a una multitud de problemas en materia de soberanía alimentaria.

En todo el mundo, más de 2.500 millones de pequeños agricultores, pastores, pueblos forestales y pescadores artesanales cultivan, recolectan y cosechan alimentos para el consumo humano. Estos sistemas alimentarios localizados constituyen la base de nuestra nutrición, ingresos, economías y cultura en toda Asia y en el mundo.

La pandemia de la COVID 19 está exacerbando los problemas preexistentes a la seguridad alimentaria, como los impactos del cambio climático, los riesgos de catástrofes, la disminución de los recursos naturales y la degradación del medio ambiente, el uso de OMG, los cambios en los perfiles demográficos y laborales, y el déficit de infraestructuras, entre otros. En el contexto del crecimiento demográfico, la creciente urbanización y los cambios en la cadena de valor de los alimentos y la industria alimentaria, el debate sobre la soberanía alimentaria es crucial.

La pérdida de la capacidad de autonomía y autodeterminación de la población local es una consecuencia directa de la expansión del modelo industrial y heterónomo de desarrollo basado en la producción de mercancías. Nosotros, como CIP, tenemos que afirmar y promover colectivamente los principios y políticas que constituyen la soberanía alimentaria y rechazar los que pretenden insertar aún más los intereses corporativos en nuestros sistemas alimentarios.

La noción de «soberanía alimentaria» quizá se entienda mejor como un proceso de transformación que busca recrear el ámbito democrático y regenerar una diversidad de sistemas alimentarios autónomos basados en la equidad, la justicia social y la sostenibilidad ecológica.

La equidad de género y el respeto a las voces de los más pobres y marginados siguen siendo retos urgentes para el movimiento de la soberanía alimentaria y la sociedad civil en general. El proceso Nyéléni puede fortalecer las organizaciones de mujeres, hombres y jóvenes, de los pueblos indígenas, de los agricultores, de los pastores, de los pueblos forestales, de los migrantes, de los trabajadores rurales y de los pescadores, entre otros.

CIP – Región de Norteamérica  

Los días 5 y 12 de abril de 2022, la Alianza por la Soberanía Alimentaria de Estados Unidos (USFSA) organizó dos consultas en línea para la región de América del Norte (Estados Unidos y Canadá) como parte del proceso Nyéléni. En estas conversaciones participaron voces muy diversas de pequeños productores de alimentos, organizaciones de trabajadores rurales, pueblos indígenas y nativos, activistas académicos y organizaciones de la sociedad civil con e fin de debatir sobre el futuro del movimiento por la soberanía alimentaria y establecer prioridades comunes para hacer frente a las crisis interrelacionadas del sistema alimentario de esta región.

Durante los dos últimos años, la COVID 19 ha puesto al descubierto la fragilidad de las cadenas de valor alimentarias sumamente concentradas de las empresas en Norteamérica, con ganaderos y agricultores que se ven obligados a tirar la leche y destruir las cosechas, trabajadores que enferman por falta de equipos de protección y por la connivencia de las empresas, y el aumento de la inseguridad alimentaria en las comunidades marginadas. Estos problemas, junto con las movilizaciones contra la injusticia racial y el impacto que la crisis climática está teniendo sobre las comunidades rurales, han dado forma a nuevas oportunidades para la solidaridad entre agricultores y trabajadores, la organización sindical, la sensibilización y la inversión en sistemas alimentarios locales resilientes, y la acción política sobre la equidad y la justicia en el sector agrario. En este contexto, los participantes en la consulta hicieron hincapié en la necesidad de organizar el acceso a la tierra, desmantelar los monopolios corporativos, fomentar la agroecología y el derecho a la alimentación, así como reforzar la soberanía de los pueblos indígenas, todo ello desde un enfoque anticapitalista, de justicia racial, antiimperialista y feminista radical.

Desde el primer foro que se celebró en Malí en 2007, las declaraciones políticas y las relaciones surgidas a raíz de Nyéléni han dado forma a la dirección y la fuerza del movimiento por la soberanía alimentaria en Norteamérica, así como a las acciones solidarias fuera de la región. A medida que se desarrolla este trabajo colectivo, el proceso de Nyéléni ofrece un foro dinámico para reforzar el poder rural dentro de nuestras comunidades y con otras distintas, promoviendo los principios de la soberanía alimentaria en nuestros sistemas alimentarios locales y en los espacios políticos internacionales.

Cuadros

Cuadro 1

El derecho a la soberanía alimentaria

El Foro Internacional de la Soberanía Alimentaria celebrado en Sélingué (Malí) en febrero de 2007 fue el inicio del viaje de Nyéléni para construir un movimiento mundial por la soberanía alimentaria. El concepto de soberanía alimentaria fue introducido por La Vía Campesina (LVC) en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, un año después de la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC), con sus infames acuerdos sobre agricultura, derechos de propiedad intelectual, política industrial, normas e inversiones. Los movimientos sociales, los sindicatos, los activistas y el mundo académico sabían que la «seguridad alimentaria» y el «desarrollo» eran cortinas de humo para camuflar la expansión del poder empresarial a cuyo servicio estaban las normas de la OMC.  Por lo tanto, el llamamiento a la soberanía alimentaria, aparte de ser un rechazo a que las corporaciones y el mercado dominaran alimentos, la agricultura y la economía, era también un grito de guerra para que la gente de todo el mundo reclamara su capacidad de acción y autonomía para construir un paradigma de progreso centrado en los derechos humanos, la justicia y el respeto al planeta.

A medida que el concepto ganaba el apoyo de una multiplicidad de actores, incluido el Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación de Naciones Unidas, LVC se unió a otros movimientos sociales y actores de la sociedad civil para convocar un foro autónomo e internacional para debatir sobre la soberanía alimentaria para diferentes circunscripciones y regiones, basándose en diversas experiencias y contextos vividos.

El primer foro Nyéléni reunió a más de 500 representantes de más de 80 países y numerosos grupos de interés para compartir conocimientos y debatir las múltiples dimensiones de la soberanía alimentaria, desde la tierra y el agua hasta las semillas, la cría y el trabajo, reconociendo el papel central de las mujeres. Estas deliberaciones se resumen en la Declaración de Nyéléni y en la Declaración de las Mujeres por la Soberanía Alimentaria. En Nyéléni, en 2007, empezamos a construir un nuevo derecho: el derecho a la soberanía alimentaria.                          

Cuadro 2

Alianza mundial contra el acaparamiento de tierras

En noviembre de 2011, nosotros, campesinos, pastores, pueblos indígenas y sus aliados, nos reunimos en Nyéléni para compartir nuestras experiencias y luchas contra el acaparamiento de tierras. Acudimos a Nyéléni en respuesta al llamamiento de Dakar, que reclama una alianza mundial contra el acaparamiento de tierras, porque estamos decididos a defender la soberanía alimentaria, los bienes comunes y los derechos de los pequeños productores de alimentos a los recursos naturales.

En aquella reunión señalamos claramente que el acaparamiento de tierras es un fenómeno global dirigido por élites e inversores locales, nacionales y transnacionales, y por gobiernos, con el objetivo de controlar los recursos más preciados del mundo. Las crisis financiera, alimentaria y climática mundiales han desencadenado una carrera entre los inversores y los gobiernos ricos para adquirir y captar tierras y recursos naturales, ya que son los únicos «refugios seguros» que quedan y que garantizan beneficios financieros seguros. Los fondos de pensiones y otros fondos de inversión se han convertido en poderosos actores del acaparamiento de tierras, mientras se siguen librando guerras para hacerse con el control de la riqueza natural.

El acaparamiento de tierras va más allá de las estructuras imperialistas tradicionales Norte-Sur; las empresas transnacionales pueden tener su sede en cualquier parte del mundo. También es una crisis que afecta tanto a las zonas rurales como a las urbanas. Se están acaparando tierras en Asia, África, América y Europa para la agricultura industrial, las plantaciones forestales, la minería, los proyectos de infraestructuras, los embalses, el turismo, los parques de conservación, la industria, la expansión urbana y para fines militares.

Pero no hemos sido derrotados. Gracias a la organización, la movilización y la cohesión de las comunidades, hemos podido detener el acaparamiento de tierras en muchos lugares. Además, la sociedad de nuestros países está reconociendo que la producción de alimentos a pequeña escala es el modelo más sostenible desde el punto de vista social, económico y medioambiental para utilizar los recursos y garantizar el derecho a la alimentación para todos.

Recordando el Llamamiento de Dakar, reiteramos nuestro compromiso de resistir al acaparamiento de tierras por todos los medios posibles, de apoyar a todos los que luchan contra el acaparamiento de tierras y de presionar a los gobiernos nacionales y a las instituciones internacionales para que cumplan sus obligaciones de garantizar y defender los derechos de los pueblos.

Cuadro 3

Foro Internacional de Agroecología – Nyéléni 2015

A fines de febrero de 2015, organizaciones y movimientos sociales de productores a pequeña escala, trabajadores, mujeres, Pueblos Indígenas, consumidores, ambientalistas y de derechos humanos, se reunieron en el Centro de Nyéléni, para acordar una visión multisectorial común sobre agroecología y estrategias para defenderla y promoverla.

Se acordó que la agroecología, es una forma de vida, una forma de producir alimentos, una ciencia y un movimiento para transformar los sistemas alimentarios en pos de la soberanía alimentaria y la justicia social, racial, de género, económica, intergeneracional y ambiental. Se basa en principios similares que se implementan de distintas maneras en la amplia diversidad de territorios.

También se acordó que los pilares fundamentales de la agroecología son: la solidaridad; los territorios locales y el derecho de los pueblos y comunidades a conservar los vínculos espirituales y materiales con ellos; los derechos colectivos y el acceso a los bienes comunes; la organización y la acción colectiva; y los distintos conocimientos y formas de conocer de nuestros pueblos, y el Diálogo de saberes como camino para desarrollar, innovar e investigar.

El foro dejó claro que la Agroecología busca transformar las estructuras de poder en la sociedad, para que los pueblos controlen las semillas, la biodiversidad, la tierra y los territorios, el agua, el conocimiento, la cultura y otros bienes comunes, y asegurar un camino colectivo para avanzar y superar las crisis.

El foro es un hito central del movimiento y sus acuerdos un motor de la ampliación de alianzas para promoción y defensa de la agroecología y la soberanía alimentaria. Lea más aquí.

Destacados

Destacados 1

La coyuntura política actual: ¿por qué necesitamos un nuevo Foro Global Nyéléni?

En las dos últimas décadas, el Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CIP) ha trabajado asiduamente junto a las comunidades de pequeños productores de alimentos, pueblos indígenas, consumidores y ciudadanos, garantizando los derechos de los que producen y de los marginados. Hoy en día, los resultados históricos alcanzados por el CIP corren el riesgo de verse eclipsados por la compleja colisión de varias crisis profundas y el consiguiente cambio en el panorama geopolítico que amenaza los principios y valores que el CIP siempre ha defendido y planteado en su búsqueda de la soberanía alimentaria.

La pandemia de la COVID 19 ha puesto de manifiesto las conexiones entre las diferentes luchas por la justicia mundial. Ha exacerbado las desigualdades existentes y ha reforzado los desequilibrios de poder hasta el punto de que muchos países han caído en una profunda crisis social y económica en la que los más vulnerables son los que más sufren. Las voces de las comunidades, que sobre la base de las experiencias existentes de la agroecología y la agricultura familiar campesina, alimentan a la inmensa mayoría del planeta, reclaman un cambio sistémico, deben fortalecerse en una alianza global con los movimientos sociales y los Pueblos Indígenas para abordar esta cuestión urgente, de modo que no quede eclipsada por el problema inmediato de la pandemia de la COVID 19.

En este contexto, el CIP está organizando un nuevo proceso, para que el debate no se produzca solo dentro de los movimientos que luchan por la Soberanía Alimentaria, sino también con una multiplicidad de nuevos movimientos surgidos en diferentes sectores. Este nuevo proceso Nyéléni tiene como objetivo construir respuestas a nivel mundial, regional y local y estrechar alianzas con otros movimientos que comparten la visión y las luchas del CIP, pero que provienen de otros ámbitos: la justicia laboral, la justicia climática, la lucha de las mujeres, por ejemplo. El proceso, en el que el carácter intersectorial es un aspecto clave, recoge las luchas locales sobre el terreno, diferentes pero que se solapan, y las proyecta a nivel mundial, y va a posibilitar la participación de diferentes movimientos a diferentes niveles.

El carácter intersectorial es uno de los aspectos innovadores en el proceso de Nyéléni; el segundo aspecto definitorio es que se centra en el proceso en sí mismo, en lugar de centrarse sólo en el Foro Global final: procura construir todo un proceso que incorpore todo el poder de los movimientos de base. Como fase inicial del proceso, las regiones, los grupos de trabajo y las organizaciones mundiales del CIP realizarán un ejercicio de consulta interna para reflexionar, profundizar y ampliar los principios y conceptos de la soberanía alimentaria en la nueva realidad. Los resultados de estas consultas constituirán la columna vertebral del proceso Nyéléni. Simultáneamente, se buscarán nuevas alianzas con los movimientos sociales que trabajan en diferentes temas: la justicia climática y laboral, los movimientos feministas, los movimientos de los pueblos indígenas, los movimientos negros y los movimientos pacifistas, para crear una convergencia intersectorial hacia propuestas conjuntas dirigidas a un cambio sistémico.

Finalmente, el proceso Nyéléni culminará con el Foro Global Nyéléni, en el que cientos de delegados de todo el mundo debatirán estrategias y soluciones para lograr sistemas alimentarios más justos, inclusivos, sostenibles y diversos, y relanzarán una alianza global capaz de contrarrestar las fuerzas que están empujando al mundo a una crisis más profunda y multidimensional.

Destacados 2

Nyéléni: territorio, proceso y metodología

El Foro Internacional para la Soberanía Alimentaria: Nyéléni 2007 (ver cuadro 1) fue el resultado de un largo proceso regional e internacional de acumulación política intersectorial. Un hito que nos legó principios, un marco político, metodologías y una agenda de acciones para seguir caminando la Soberanía Alimentaria y la defensa de los territorios y de los derechos de los pueblos. Nyéléni también fue el hogar de otros dos procesos internacionales importantes de dicho camino: en 2011, para articular la resistencia al acaparamiento de tierras (ver cuadro 2) y en 2015, para construir una visión multisectorial común sobre agroecología y acordar estrategias para defenderla y promoverla (ver cuadro 3).

Nyéléni es territorio y metodología de nuestro proceso de convergencia multisectorial, que nos ha permitido profundizar análisis y posiciones, visibilizar luchas y resistir su criminalización, fortalecer vínculos de solidaridad, construir acuerdos programáticos y acordar acciones, para transformar los sistemas alimentarios y nuestras sociedades. Un programa común de luchas locales, regionales y globales construido a partir de las experiencias y saberes de los movimientos y organizaciones sociales.

Un proceso cuyo horizonte siempre ha sido acumular fuerzas para fortalecer la movilización popular de resistencia al capitalismo colonial, patriarcal, imperialista y racista, sus falsas soluciones y todas sus formas de explotación, opresión, y mercantilización de la vida, pero también en defensa de los bienes comunes, de la soberanía, derechos y autodeterminación de los pueblos y de la justicia social, racial, de género, económica, intergeneracional y ambiental.

Nuestra metodología tiene en la Solidaridad Internacionalista un principio fundante sobre el que implementar Diálogos de saberes que, basados en la herencia, el patrimonio y la diversidad de pueblos, culturas y luchas, construyan unidad en la acción, a la vez que fortalezcan procesos organizativos territoriales, ya que, sin organizaciones fuertes y articuladas, desde lo local a lo global, no habrá resistencia suficiente al poder del capital y las fuerzas conservadoras, ni trasformaciones sistémicas.

Estos 15 años han sido fundamentales para aumentar la visibilidad de la soberanía alimentaria, la agroecología y la reforma agraria integral, entre otros, en los espacios políticos e instituciones internacionales, regionales y locales, y han motivado a diversos niveles de gobierno a implementar nuestra agenda. También han sido centrales para desenmascarar y denunciar los intentos de cooptación empresarial de nuestras soluciones y para que la Soberanía Alimentaria se haya convertido en objetivo político de diversos movimientos (feminista, por la justicia climática y por la justicia social, entre otros).

Sin embargo, para poder desmantelar el poder del agronegocio y dar una respuesta global al ascenso de las fuerzas de la derecha conservadora, es necesario converger con los pueblos que se enfrentan a diferentes formas de opresión, y con ellos acordar programas y estrategias para la justicia social, racial, de género, económica, intergeneracional y ambiental.

El proceso Nyéléni le ha dado al movimiento por la Soberanía Alimentaria el compromiso para ser un motor fundamental en la construcción de un frente social más amplio con los movimientos feminista, LGBTQI+, sindical, antirracista, de resistencia a la opresión basada en la clase y anticolonialista.

Destacados 3

¡Únase al proceso Nyéléni hacia un nuevo Foro Global Nyéléni para la Soberanía Alimentaria!

El Comité́ Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CIP) es la mayor alianza mundial de productores de alimentos en pequeña escala, que incluye a campesinos, pescadores artesanales, pastores y ganaderos, nómadas, pueblos y organizaciones indígenas, habitantes de los bosques, personas sin tierra, productores urbanos y trabajadores rurales.

El movimiento de soberanía alimentaria ha sido una parte dinámica de la articulación de la transformación y las soluciones; desde su surgimiento como plataforma global de articulación de los movimientos sociales de pequeños productores de alimentos de pequeña escala y de Pueblos Indígenas, ha fortalecido la lucha de los pueblos por el derecho humano a la alimentación, contra el despojo y el acaparamiento de tierras, a logrado incidir en varios procesos internacionales y a dado voz a los pueblos  para la transformación radical de los sistemas alimentarios como fue el histórico foro global por la Soberanía Alimentaria de Nyéléni en 2007.

Hoy en día, nos enfrentamos a crisis superpuestas y profundamente arraigadas: económicas, sociales, democráticas, medioambientales, sanitarias, patriarcales y racistas.

La pandemia de COVID 19 se está convirtiendo en una profunda crisis social y económica en la que los más vulnerables volverán a ser los más perjudicados: sin acceso a la asistencia sanitaria, perdiendo sus empleos e ingresos. En muchas regiones también se avecina una gran crisis alimentaria, ya que la gente no podrá pagar los alimentos.

Las guerras actuales se han convertido en ocasión para las grandes empresas, mediante la especulación aumentan los precios de los insumos para la producción alimentaria; las ETN influyen cada vez más en las instituciones internacionales para recibir políticas públicas y reglamentos favorables, incluidos los órganos y organismos de las Naciones Unidas. A través de la influencia directa del Foro Económico Mundial (FEM) y otros espacios de alto nivel (no gubernamentales) en los procesos políticos, las corporaciones han logrado transformar lentamente los principios y prácticas de gobernanza de instituciones de las Naciones Unidas como la FAO; así como, la aprobación de “áreas naturales protegidas” con el pretexto de la protección de la biodiversidad, para continuar con el despojo de los territorios y recursos y bienes naturales de los Pueblos Indígenas.

Frente a esta situación el CIP propone construir un espacio de intercambio y convergencia entre los movimientos sociales, ya que es un imperativo, en las circunstancias actuales, avanzar en la lucha fortaleciendo alianzas con otros movimientos globales, que propicie la elaboración de estrategias colectivas, la economía solidaria, la protección de los conocimientos indígenas y sus recursos genéticos y,  la acción de   apoyo mutuo para avanzar en nuestra visión de la soberanía alimentaria como pilar del cambio estructural y hacer retroceder al capital global.

Por lo anterior, alentamos a todos nuestros pueblos, movimientos, organizaciones, colectivos, grupos de trabajo, a impulsar los procesos locales y regionales para involucrarse en esta nueva etapa de la lucha por un mundo justo, resiliente, solidario. En esta perspectiva se inscribe el próximo Foro Global Nyéléni para la Soberanía Alimentaria.

Boletín núm. 48 – Editorial

Proceso Nyéléni: Hacia un Foro Global para la Soberanía Alimentaria

Ilustración: Rosanna Morris

Bajo la mirada vigilante de Nyéléni, mujer de África que ha desafiado las reglas discriminatorias, que ha sobresalido por su creatividad y sus rendimientos en materia agrícola, encontraremos la energía para llevar adelante el derecho a la soberanía alimentaria, portador de la esperanza de construir otro mundo. Declaración de las mujeres por la soberanía alimentaria

Mientras el mundo avanza dando tumbos entre una crisis y otra, Nyéléni simboliza la convergencia de nuestras luchas y compromisos para construir un mundo libre de codicia, hambre, explotación, extractivismo, misoginia, racismo, discriminación y violencia. Desde 2007, Nyéléni ha sido un espacio donde nos reunimos para construir estrategias colectivas para avanzar en la soberanía alimentaria, los derechos a la tierra y los territorios, la agroecología y los derechos de todos los pequeños productores de alimentos. Las articulaciones que hemos creadonos handado la fuerza para organizarnos contra el capitalismo, el neoliberalismo, el poder de las empresas, el patriarcado y el ecocidio.

A través de las reuniones de Nyéléni en 2007, 2011 y 2015, el movimiento por la soberanía alimentaria sentó las bases de nuestra postura futura en muchas negociaciones mundiales. Estos eventos y los conceptos nacidos en ellos dieron lugar a las Directrices Voluntarias para una Gobernanza Responsable de la Propiedad de la Tierra, la Pesca y los Bosques, las Directrices Voluntarias para Garantizar la Pesca Artesanal Sostenible en el Contexto de la Seguridad Alimentaria y la Erradicación de la Pobreza, y la aplicación de los Derechos de los Agricultores en el contexto del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura.

Pero en el actual contexto mundial, el movimiento por la soberanía alimentaria no puede lograrlo solo. Para desmantelar el agronegocio y el poder empresarial, así como para dar respuestas integrales a las persistentes crisis sistémicas y al ascenso de las fuerzas de la derecha conservadora, necesitamos converger con las organizaciones populares que se enfrentan a diferentes formas de opresión y amenazas. Colectivamente, podemos proponer verdaderas alternativas para todos y avanzar en la justicia social, de género, racial, económica, intergeneracional y medioambiental. Los encuentros de Nyéléni son, por tanto, esenciales para construir principios, conceptos y estrategias compartidos y reforzados por muchos movimientos de diferentes sectores, al tiempo que defienden a los más vulnerables a nivel local.

CIP por la Soberanía Alimentaria, Focus on the Global South, Amigos de la Tierra Internacional, Crocevia y FIAN

Voces desde el campo

Voces del campo 1

Reflexión de un joven pescador

Tylon Joseph, Red Caribeña de Organizaciones de Pescadores (CNFO), Granada. 

Soy un joven pescador y líder de los pescadores de la comunidad de Gouyave, la capital pesquera de una isla del Caribe llamada Granada. He pescado desde niño, lanzando líneas desde la orilla y desde nuestro embarcadero local. Capturaba jureles (o como localmente lo llamamos jacks), otras especies de Carangidae y pequeños peces de aleta en general. Mi padre es pescador profesional. De él aprendí mucho de lo que sé sobre la pesca y estar en ese entorno. He aprendido a apreciar mi comprensión innata del medio marino, gracias a ser pescador mientras cursaba la carrera de biología de conservación marina y de la vida salvaje en la Universidad de St. George. La pesca es lo que principalmente paga mi matrícula para asistir a la escuela. Al principio, nunca pensé en ir a la universidad, pero después de pasar unos 5 años pescando para ganarme la vida, me di cuenta de que mi país empezaba a retroceder rápidamente a pesar del desarrollo de la industria. Los sistemas y el personal del gobierno son escasos o inexistentes para ayudar a la industria a avanzar, los pescadores no participan en las grandes decisiones políticas y los exportadores locales a los que vendo empezaron a aprovecharse cada vez más de nuestros pescadores. Entonces decidí que, si quería construir un hogar y poder mantener a mi futura familia, tenía que dedicarme a otro campo, así que elegí uno cercano al pescado y la pesca.

Voces del campo 2

Las luchas de los Pescadores artesanales. La perspectiva de una mujer pescadora artesanal en Brasil

Josana Pinto da Costa, Movimiento de Pescadores y Pescadoras Artesanales de Brasil (MPP), WFFP

Soy pescadora y vivo en la comunidad Amador en el municipio de Óbidos en el estado de Pará. Hablo desde la perspectiva de una pequeña pescadora. He sido testigo de las pérdidas en nuestros territorios y las mayores amenazas son la expansión de la agroindustria, las hidroeléctricas, la minería y la privatización de nuestras aguas.  Como una manera de resolver el asunto, los trabajadores del sector pesquero nos hemos organizado colectivamente como Movimiento de Pescadores y Pescadoras Artesanales de Brasil (MPP). También nos hemos integrado al Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP) y actualmente soy miembro del comité coordinador. Tanto en el MPP como en el WFFP hemos asumido el desafío de lanzar el tribunal de los pueblos sobre el acaparamiento de océanos en el 2021. Reconocemos que éste es uno de los principales instrumentos de información y educación en la lucha contra el capitalismo en nuestras aguas. La relevancia del tribunal debe ser reconocida por todas las personas, impulsando nuestras luchas sociales y la conservación del medio ambiente. Nuestro objetivo es tener siempre tierras libres y alimentos sanos.

Voces del campo 3

La perspectiva de alguien que no se dedica a la pesca sobre los pescadores artesanales

Ravindu Gunaratne, Sri Lanka

Vivo en una aldea donde la mayoría de mis vecinos y amigos viven de la pesca, pero yo no tengo nada que ver con la pesca. Vengo de una familia de clase media y estudio en la universidad. Desde mi perspectiva, la pesca a pequeña escala es diversa, dinámica, sujeta al sustento y cultura de las comunidades locales. Defiendo a los y las pescadoras artesanales y les apoyo para que mejoren. La industria pesquera contribuye a menos del 2% del PIB del país, pero la pesca a pequeña escala tiene gran importancia en la provisión de alimentos y también funciones sociales como la de generar empleo en las zonas rurales. La mayoría de la pesca a pequeña escala en Sri Lanka es tradicional. Yo me uno a los Pescadores a pequeña escala y entiendo el sector porque vivo en una aldea pesquera. En cuanto a los jóvenes, veo cómo ellos luchan con la pobreza y la falta de conocimiento. La pesca a pequeña escala es acorde con e medio ambiente, pero la basura y los residuos plásticos cerca de la costa son una gran amenaza. Trabajo con los y las jóvenes promoviendo el bienestar ambiental y sensibilizando a las personas sobre el hecho de que la pesca a pequeña escala produce daños reducidos al mar y al ambiente porque utiliza prácticas pesqueras que respetan la naturaleza. En cuanto a los retos que afronta la comunidad pesquera, pienso en el agotamiento de los recursos, el bajo rendimiento económico, la inseguridad alimentaria y nutricional y el estrés social y cultural entre personas indefensas. La pesca a pequeña escala es una profesión que promueve un sustento sostenible. A partir de mi trabajo con las comunidades de Pescadores artesanales he notado que las pesquerías a pequeña escala han recibido relativamente poca atención y apoyo por parte de nuestro gobierno. Se afirma que tanto la evaluación como el manejo de la pesca artesanal aumentaron sus esfuerzos para entender y desarrollar procesos, mecanismos y métodos adecuados a las problemáticas que afrontan los pescadores a pequeña escala. La promoción de la pesca a pequeña escala es muy importante, sobre la base de los principios de la justicia social, climática y económica, lo que empodera a nuestras comunidades pesqueras. Todas estas justicias forman parte de la soberanía alimentaria. ¡Yo defiendo la soberanía alimentaria!

Cuadros

Cuadro 1

El cambio climático y los océanos – Son las Áreas Marinas Protegidas una solución justa a la crisis ambiental para las comunidades pesqueras?

Las comunidades costeras dedicadas a la pesca forman parte de los grupos más vulnerables a escala mundial, soportando el peso de la crisis climática y las condiciones fluctuantes del clima que alteran el océano y los recursos marinos. Sin embargo, las voces y experiencias de los pescadores y pescadoras artesanales y sus comunidades están en gran parte ausentes   en los procesos de toma de decisión y los debates sobre los impactos y soluciones para los océanos, , y existe poca cabida a la posibilidad de que un sistema pre-existente de derecho consuetudinario o de derechos de pesca consuetudinarios gobierne, gestione o preserve los recursos.

Las negociaciones durante la COP26 en noviembre del 2021 ilustraron la falta de inclusión de las voces de las comunidades marginales. Fueron adoptadas las mismas soluciones falsas a la crisis climática promovidas en el pasado para ayudar a los países a alcanzar sus contribuciones determinadas a nivel nacional y limitar el aumento de temperatura a 1.5 grados centígrados. Una de tales soluciones es impulsar los mercados del carbono como una solución técnica y financiera para lograr la neutralidad climática. A pesar que la COP26 intentó cerrar algunas de las lagunas del mercado de carbono, como lo es la doble contabilidad de emisiones, a través de la instauración de reglas de aplicación, el mercado voluntario continúa sin ser controlado y se asemeja al ‘lavado verde, sin resultados reales y más bien desplazando los créditos de CO2 de un punto del planeta a otro. La compensación de los créditos de carbono a través del mercado del carbono es una solución simplista a una problemática compleja, lo que permite que las naciones desarrolladas y los grandes contaminadores continúen emitiendo carbono y prolongando el impacto sobre las comunidades vulnerables, sin algún beneficio para el medio ambiente.

En los océanos, la financiación y expansión de las Áreas Marinas Protegidas (AMP) se consideran una forma de compensación de las emisiones de carbono y obtención de créditos de carbono (“carbono azul”). Las ONG ambientales, las grandes industrias y las empresas promueven esta narrativa como una solución a los impactos climáticos en los océanos. Sin embargo, las AMP llevan al acaparamiento de los océanos y a la exclusión de las comunidades pesqueras, ya que los Pescadores artesanales están siendo excluidos y se les niega el acceso a los caladeros tradicionales, y son perseguidos por asumir actividades de sustento consuetudinarias y tradicionales en aras de la conservación y la protección de la biodiversidad. La participación democrática de los pescadores a pequeña escala en los procesos de toma de decisiones relacionados con la protección marina debe ser promovida en línea con los principios de la soberanía alimentaria, así como el concepto de ‘Otra Medida Eficaz de Conservación Basada en Áreas (OMEC), incluyendo áreas preferenciales de acceso para los pescadores a pequeña escala. Las OMEC son una designación de conservación para áreas que están alcanzando un grado de conservación de la biodiversidad efectivo in-situ fuera de las áreas protegidas.

Una solución justa y real a la crisis climática en el medio marino debe implicar y priorizar la voz de las comunidades pesqueras a pequeña escala en los procesos de toma de decisiones en su trabajo para alcanzar tanto el desarrollo social como la protección ambiental. Las comunidades pesqueras necesitan tomar parte activa en la gobernanza, la gestión y la conservación de los recursos costeros y marinos. Esta inclusión puede conducir a una mayor resiliencia ante los riesgos relacionados con el cambio climático para las comunidades costeras vulnerables, a una mejor gobernanza, gestión y protección de las AMR y las OMEC, como también a mejores condiciones de sustento y a la soberanía alimentaria. 

Cuadro 2

Masifundise y su trabajo con las comunidades pesqueras de pequeña escala

Masifundise trabaja con las comunidades pesqueras a pequeña escala en Sudáfrica, uno de los grupos más pobres y marginados en el país. Estas comunidades son extremamente vulnerables al cambio climático a pesar de la contribución irrelevante del sector a las emisiones de carbono (en comparación con el turismo, la pesca industrial, etc.). El país tiene una historia compleja de ordenación y conservación territorial de base colonial y racial, que ha configurado los esfuerzos actuales de conservación, desembocando en conflictos entre las comunidades tradicionales y las autoridades de conservación, y poniendo en peligro los derechos humanos, las prácticas de sustento consuetudinarias y los derechos de acceso. En cuanto a la protección de la biodiversidad marina y costera, la priorización y apoyo a los pueblos indígenas pesqueros es casi inexistente, enfatizando la conservación en lugar de los derechos humanos. De las 231 comunidades costeras de pescadores, 60 se encuentran dentro de o a proximidad de una zona marina protegida. La Política en relación con la Pesca a Pequeña Escala de Sudáfrica (2012) desarrollada de la mano con los Pescadores tradicionales, con el principal objetivo de introducir ‘cambios fundamentales en el abordaje gubernamental de los sectores de la pesca a pequeña escala’, enfatizando la ‘gestión conjunta basada en la comunidad’ y la ‘asignación de un sistema de derechos (pesqueros) de base comunitaria’. Sin embargo, en el interior de las AMP y las zonas adyacentes, la implementación de la política no se adecúa a los objetivos y principios, se ignora la gestión conjunta y las autoridades de conservación no reconocen los derechos pesqueros de base comunitaria.

Los pescadores a pequeña escala de la Reserva Natural Dwesa, en la provincial del Cabo Oriental, han expresado que ‘no tienen acceso a pescar o a recolectar leña y juncos para asegurar el sustento’, a pesar de los esfuerzos continuos por entablar una relación directa con las autoridades de la reserva, así como con otros actores relevantes, en la búsqueda de soluciones. Desde el 2010, han sido asesinados por disparos   dentro de las AMP   cuatro pequeños pescadores reconocidos   y tan sólo en noviembre 2021 los guardas del parque Patrimonio Mundial de Isimangaliso, KwaZulu Natal, dispararon a cuatro pescadores. El caso de Sudáfrica resalta la falta de inclusión de las voces y experiencias de las comunidades costeras en el recorrido hacia la protección de los recursos marinos.

Cuadro 3

Pescadores artesanales que se alzan con el océano

Dos años de pandemia han empujado aún más a las comunidades pesqueras hacia los márgenes de la sociedad: Los pescadores luchan por satisfacer sus necesidades, mientras que todos los problemas ‘habituales’ se mantienen o   han empeorado. Somos testigo de la culminación de la exclusión política de los movimientos de pescadores, a través de los innumerables planos y políticas que se despliegan a nivel nacional e internacional sin participación significativa alguna por parte de los pueblos pesqueros o de sus aliados. La nueva palabra de moda son las iniciativas “de múltiples partes interesadas” que élites poderosas como las empresas transnacionales y muchas de las organizaciones de conservación ambiental utilizan para trabajar de la mano de sus gobiernos. La Coalición de la Gran Ambición (High Ambition Coalition) es una de ellas, establecida para eliminar la actividad humana en 30% de la superficie del planeta, y de este modo, acelerar los problemas mencionados en el boletín.

Otro ejemplo de un proceso de múltiples partes interesadas es la Cumbre Mundial de la Alimentación de las Naciones Unidas de 2021, organizada por la ONU junto con el Foro Económico Mundial y una diversidad de empresas y organizaciones. La acuicultura, disfrazada de ‘Alimento Azul’, se presentó como una solución a las crisis múltiples. El Grupo de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible lanzado por el primer ministro conservador noruego en 2017 también es un espacio de múltiples actores interesados. Este grupo promueve la acuicultura como la solución a la inseguridad alimentaria y defiende que la economía oceánica es una triple ventaja (bueno para la naturaleza, la economía y las personas). Estos espacios y procesos, entre otros, contribuyen a moldear la agenda de la Conferencia sobre los Océanos de la ONU que se llevará a cabo en Lisboa en junio de 2022. Los movimientos pesqueros, por otra parte, no han tenido la oportunidad de tener influencia en el programa de la conferencia.

En respuesta a la crisis cada vez más aguda que afecta a los pequeños productores de alimentos y otros trabajadores, un gran número de movimientos de pescadores y sus aliados se embarcan en una estrategia distinta. Siguiendo la puerta abierta por los Tribunales de los Pueblos sobre la Economía de los Océanos que se celebraron en cinco países asiáticos en 2020/2021, los movimientos alrededor del mundo están redoblando  la recolección de testimonios y realizando más tribunales de los pueblos sobre los océanos y las problemáticas de la pesca  para poner de relieve la difícil situación de los pescadores y exigir cuentas  a los actores responsables. El Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales (AIPAA 2022) puede servir como un momento clave.

Cuadro  4

El acaparamiento de océanos: una narrativa política para los pescadores artesanales

En el 2012, el Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP por sus siglas en inglés) y sus aliados se embarcaron en un intento innovador de debatir sobre el acaparamiento de océanos, crear conciencia y construir la resistencia mundial frente a la expropiación creciente de las comunidades pesqueras y la destrucción de la naturaleza. Los resultados de este proceso se recogieron en un informe que también predice el crecimiento y la amenaza del paradigma de la economía azul. Desde entonces, este ‘mantra emergente ha capturado casi todos los espacios e instituciones que tratan de los océanos: un sinnúmero de conferencias ‘azules’, y múltiples gobiernos, ONG, e instituciones académicas están favoreciendo activamente el crecimiento del paradigma ‘azul’.

La pandemia proporcionó también una oportunidad para que estos actores y el mundo empresarial ‘aprovecharan la oportunidad’ y afianzaran la narrativa azul a través de nuevas legislaciones sin proceso democrático alguno. Los espacios mundiales azules, como por ejemplo la Conferencia sobre los Océanos de la ONU en 2022, también han sido ‘capturados’, mientras que el reconocimiento y la representación de los pescadores a pequeña escala y trabajadores de la pesca continúan siendo ampliamente ignorados o excluidos completamente.

Según Naseegh Jaffer, antiguo secretario general del WFFP, “las conversaciones sobre el océano han sido cooptadas por otras personas. Los gobiernos y las empresas están utilizando un lenguaje sobre el ‘océano’ azul que domina hoy día. Muchos de las esferas en las que los movimientos de pescadores consiguieron articular sus interpretaciones están bajo el control de otros. La FAO invita a entidades menos dirigidas a la lucha, pero con un enfoque teórico y académico, para que hablen en nombre de los movimientos, mientras que la representación de los movimientos está siendo suprimida”. Según Nadine Nembhard, secretaria general del WFFP, nos alienta que “haya llegado el momento de revitalizar el acaparamiento de océanos como una narrativa. Estamos en el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales, que también es el año que nos conduce a nuestra próxima asamblea general. Este es un buen momento para reanimar las conversaciones sobre el acaparamiento de los océanos”.

En India, el acaparamiento de los océanos es la narrativa que los movimientos pesqueros usan en su resistencia y exigencia de reparación por las violaciones de los derechos humanos y de restauración de la naturaleza y los territorios. Como lo expresa Jones Spartagus, del Foro Nacional de los Trabajadores de la Pesca (NFF), “el acaparamiento de los océanos debe situarse en el centro del Tribunal de los Pueblos. A través de estos tribunales podemos retomar nuestro lenguaje y reivindicar la soberanía de nuestros pueblos pesqueros”.

Destacados

¿Se debería hablar de sobrepesca?

Durante los últimos 20/30 años, la mayoría de los debates acerca de la pesca marítima han girado en torno a la sobrepesca y se ha debatido especialmente en el hemisferio norte. El Banco Mundial y la FAO destacaron en su informe Sunken Billions (Los miles de millones hundidos) de 2008 la sobreexplotación de los océanos a nivel mundial para justificar una mayor adopción de Sistemas de Gestión de Pesca dirigidos por los Estados a nivel internacional, regional y nacional, como parte de las reformas pesqueras a favor de la sostenibilidad. El Objetivo 14 de Desarrollo Sostenible de la ONU exige acabar con la sobrepesca por la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada con una gestión pesquera basada en datos científicos y pide también reducir los subsidios a la pesca. La Organización Mundial del Comercio ha ido más allá en las negociaciones pesqueras para limitar los subsidios a la pesca, con la utilización más flagrante de argumentos medioambientales para asegurar los mercados de las empresas pesqueras occidentales. Así, el concepto de Sobrepesca y la necesidad de una Reforma Pesquera constituyen un concepto dominante a nivel mundial al que deben hacer frente las comunidades pesqueras tradicionales.

El problema no recae en la pesca tradicional a pequeña escala, sino en la pesca industrial y en la mercantilización del pescado. El gran capital creó grandes cadenas de suministro y de valor de productos pesqueros en los países occidentales, que alimentaron la intensificación tecnológica y se centraron en la explotación de una sola especie como los buques atuneros palangreros, arrastreros camaroneros, etc. Los argumentos en contra de la sobrepesca se basan en gran medida en las evaluaciones de stocks de peces y en los modelos de rendimiento máximo sostenible (RMS) que históricamente han evolucionado en la gestión de los recursos hídricos y forestales[1], con una relevancia cuestionable para la pesca. El uso de RMS para restringir la actividad pesquera también se originó en EE. UU. para asegurar el control de las pesquerías en el océano Pacífico en contra de las flotas[2]  japonesas durante la era posterior a la Segunda Guerra Mundial. Esto sirve para mostrar el trasfondo geopolítico histórico del discurso solapado de la sobrepesca y las reformas pesqueras.

En India la tendencia histórica de las políticas pesqueras desde los años 70 ha sido ampliar y explotar los recursos pesqueros más allá de las 12 millas náuticas (denominada pesca de altura) en la Zona Económica Exclusiva (ZEE)[3], para obtener ingresos por exportación y divisas, lo que se promovió como Desarrollo y Modernización de las Pesquerías. Se importaron barcos pesqueros, se fomentaron las empresas conjuntas de empresas indias y multinacionales en los años 70 y se concedieron licencias de pesca directas a los barcos extranjeros para faenar en la ZEE de India en los años 80, que se desregularon todavía más tras las reformas económicas neoliberales de 1991. India fue testigo de las protestas masivas de las comunidades pesqueras en contra de estas políticas encabezadas por el Foro Nacional de Pescadores (National Fishworkers Forum, NFF por sus siglas en inglés), y el gobierno tuvo que retirar la política de concesión de licencias en 1994. A partir del 2004 las políticas de India empezaron a un lenguaje sobre medioambiente explícito, invocando la necesidad de conservar los recursos pesqueros y reanudando la promoción de la tecnología de la pesquería de altura como “desarrollo sostenible”, y abogando a la vez por las reformas pesqueras. El documento del Banco Mundial del 2011 titulado Transiciones por un Desarrollo Sostenible en la Pesca Marítima India estableció un calendario claro para la implementación de las “reformas pesqueras” por fases. En la última década, el Gobierno indio ha argumentado que existe sobrepesca en los mares hasta las 12 millas náuticas, donde se producen demasiados conflictos entre pescadores y promueve las pesquerías de altura intensivas con mucho capital (más allá de las 12 millas náuticas) como una vía de escape. Ha puesto en marcha planes de pesquerías de altura que incluyen a los palangreros y a los buques de red de enmalle de fondo mecanizados y con subsidios que se centran especialmente en las especies de atún y cuyo coste supera los 140.000 $. El gobierno anima al capital privado a invertir en buques nodriza de alta mar, plantas de procesado de productos pesqueros en tierra, así como a la venta online con envíos a domicilio a través de empresas de nueva creación financiadas por capitalistas de riesgo. Se han invertido fondos públicos en infraestructuras de apoyo, como una red de puertos de pesca de altura, seafood parks, etc. en todos los estados costeros. Las iniciativas políticas basadas en la producción, que India emprendió a partir de la década de 1950 con el camarón marino como materia prima principal, se repiten con el atún en esta era de la Economía Azul. Se trata de un caso donde la historia se repite como una tragedia y una farsa.

Según la Constitución de India, la pesca está catalogada como materia estatal, que depende del gobierno provincial. En la última década, varios estados costeros han modificado sus respectivas leyes estatales de regulación de la pesca marítima. El gobierno indio también ha intentado legislar para regular la pesca marítima en la ZEE de India, la última vez con el proyecto de ley de pesca marítima de India del 2021 durante el confinamiento por la COVID. A esto se opusieron el NFF y la comunidad pesquera en general. Este ha introducido un sistema de gobernanza de registros de embarcaciones, licencias de pesca con normas estrictas y amplios poderes para los funcionarios encargados de aplicar las normas. En general, supone un ataque a las instituciones de gobernanza consuetudinarias no reconocidas, así como a la separación constitucional de poderes entre los gobiernos de la Unión y de los estados, promoviendo a la vez las instituciones de seguridad y defensa marítimas. La «reforma pesquera» en India representa la centralización y la militarización de la gobernanza pesquera, que aleja aún más el poder de la población.

En el contexto de la Economía Azul, el capital terrestre está expandiendo e intensificando cada vez más sus tentáculos sobre los recursos costeros y marinos con diferentes componentes industriales que incluyen los puertos, el transporte marítimo, las zonas económicas costeras, los hidrocarburos en alta mar, el turismo, la desalinización, las energías renovables, etc. En el marco de la gran narrativa de la Economía Azul, la pesca marítima se contempla como un sector industrializado de aguas profundas. Las consecuencias inevitables son la criminalización y la desposesión constante de los pescadores tradicionales de los bienes comunes costeros y oceánicos. El objetivo de la economía azul es, en última instancia, vaciar los mares de los pescadores de captura marina y dejar paso a estos sectores.

En conclusión, el debate sobre la sobrepesca se ha centrado en los recursos pesqueros. Considera los recursos pesqueros como meras mercancías que hay que explotar y regular a través de herramientas tecno-gerenciales dirigidas por el Estado. En cambio, la relación de las comunidades pesqueras tradicionales con la costa y el mar es de hogar y de la pesca como un medio de vida. La lucha contra el debate de la sobrepesca no se limita a reclamar una parte de los recursos pesqueros mundiales para los pescadores. Va más allá del «derecho a pescar», puesto que se trata de reclamar nuestra condición de administradores de las costas y los océanos. Los pescadores no reclaman los mares como un bien suyo, sino que pertenecen al mar. El lema del Foro Mundial de los Pueblos Pescadores, «Nosotros somos el océano», surge de este espíritu de pertenencia. Los pescadores no pueden permitir que se les arrebate esta pertenencia mediante mitologías intelectuales como la sobrepesca.


[1] Naveen Namboothri and Madhuri Ramesh. «Maximum sustainable yield: a myth and its manifold effects.» Economic and Political Weekly 53, no. 41 (2018): 58-63.

[2] Liam and Alejandro Colas.» Capitalism and the sea: the maritime factor in the making of the modern world». Verso Books, 2021.

[3] La zona económica exclusiva (ZEE) es un área donde los Estados soberanos tienen jurisdicción sobre los recursos.

Boletín núm. 47 – Editorial

Pescadores artesanales: Luchas y movilizaciones

Ilustración: Cara Penton, @CaraPenton

Las Naciones Unidas ha declarado el año 2022 como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales (AIPAA 2022) para resaltar la importancia de la pesca y acuicultura artesanal.

Durante los últimos diez años y todavía más desde la pandemia, han proliferado las iniciativas sobre la economía azul. En 2021, la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de la ONU anticipó el concepto de «Alimentos Azules», que hace referencia principalmente a la acuicultura. En 2021 el Comité de Pesca de la FAO adoptó medidas sin precedentes para avanzar en la acuicultura, creando así la «Declaración de Shanghái» redactada por WorldFish, actores de la industria y partes interesadas.

AIPAA también da a conocer la pesca artesanal. Algunas personas prefieren el término pesca a pequeña escala, pero sea cual sea el término utilizado, esta constituye la forma de vida que proporciona alimento e ingresos a más de cien millones de personas en todo el mundo. No obstante, se está produciendo un progresivo acaparamiento de los territorios y los recursos de los pescadores: desde el programa de la economía azul que se extiende desplazando a las personas en nombre de la conservación (Zonas Marinas Protegidas, ZMP) hasta inversiones a gran escala en piscicultura,  la expansión de puertos para favorecer un mayor comercio internacional, hasta las voladuras y perforaciones sin precedentes para extraer petróleo y gas, son ejemplos de desarrollo contemporáneo que sigue despojando a las comunidades pesqueras. Esperamos que AIPAA sea el año para que los pescadores de todo el mundo aumenten su resistencia y movilice a las masas para solicitar la restitución y la regeneración de la naturaleza.

Transnational Institute y FIAN International

Boletín núm. 0 – Editorial

Tierra

Ilustración, Damien Glez para Afronline

¡Buenos vientos para el boletín Nyéléni!
Tras el Foro Internacional por la Soberanía Alimentaria llevado a cabo en Mali en febrero del 2007, los movimientos sociales que dieron luz a esta iniciativa han decidido crear una herramienta de comunicación e intercambio con el objetivo de continuar con la lucha por la soberanía alimentaria y defender los derechos de grupos desfavorecidos como los campesinos y campesinas, pescadores, pueblos indígenas y todos aquellos que viven del pastoreo.
La situación de estos grupos continúa en deterioro debido a las continuas amenazas de un capitalismo cada vez más inhumano. A los ya existentes problemas de la época actual se les puede añadir una nueva ola de acaparamiento de tierras, realidad que el Banco Mundial ha intentado legitimar en su último informe. Es por lo tanto urgente que los movimientos sociales se reagrupen para reforzar alianzas y así poder hacer frente todas aquellas ofensas del neoliberalismo que hasta ahora no han tenido precedentes en la historia de la humanidad.
Este boletín tiene como objetivo aportar un grano de arena al edificio de resistencia que se construirá para poder enfrentarse a las empresas transnacionales, al Banco Mundial y a sus aliados. Instamos a todas las organizaciones y movimientos comprometidos con la lucha por la soberanía alimentaria a que se embarquen con nosotros en este gran viaje.

Ibrahim Coulibali, presidente de CNOP (Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas de Mali) y miembro del Comité Coordinador Internacional de Vía Campesina

Boletín núm. 1 – Editorial

Cambio climático

Ilustración, Anna Loveday-Brow

¡Juntos crearemos miles de Cancún por el cambio!
El diálogo internacional se encuentra paralizado a causa de la incapacidad de los países industrializados para asumir su responsabilidad histórica, pero nuestros movimientos siguen adelante con soluciones reales para el cambio climático. En todo el mundo, campesinos y campesinas, pescadores y pescadoras, pastores, pastoras y pueblos indígenas están articulando y adoptando soluciones: sociedades que no se basan en el alto consumo de combustibles fósiles, que protegen los bosques y que ejercen la soberanía alimentaria. Cada vez se unen a ellos más movimientos de comunidades y trabajadores del mundo industrializado, que reconocen el daño que el consumo excesivo y el control de las corporaciones empresariales han causado a su bienestar. El hecho de que estas cuestiones vayan a ser trasladadas de Cochabamba a Cancún da fe de la fuerza, integridad y cohesión de los movimientos por la justicia
climática y la soberanía alimentaria. Pero también habrá que afrontar verdaderos retos. Se han puesto sobre la mesa propuestas que podrían socavar la capacidad de la gente para realizar los cambios urgentes que se necesitan. Los proyectos de compensación REDD (Reducción de Emisiones de Carbono causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques), el MDL (Mecanismo para un Desarrollo Limpio) y la geoingeniería son soluciones inconsistentes que han surgido a causa de las grandes empresas que se están apropiando del debate climático. Esta edición del boletín pone de relieve la necesidad que tenemos de tomar el futuro de nuestro planeta en nuestras manos. ¡Juntos podemos crear miles de Cancún por el cambio!

Kirtana Chandrasekaran, Coordinadora del programa de Soberanía Alimentaria, Amigos de la Tierra Internacional